La bondad verdadera

¿Por qué la vaca roja es llamada “Jukat HaTorá, “el decreto de la Torá”? Es como si la Torá estuviera diciendo: “Este es el quid de toda la Torá”.

Sabemos que la esencia de toda la Torá es el amor al prójimo:

Está la famosa historia del Sabio Hilel y una persona que se quería convertir, a condición de que Hillel le enseñara la Torá mientras estaba parado en un pie. Hillel respondió: “Lo que es odioso a ti, no lo hagas a otro, esto es toda la Torá, todo el resto es comentario…” ¿Qué quiso decir con esta afirmación?.

Él quiso decir que el amor hacia el compañero es la clave de toda la Torá. Eso es lo que Di-s quiere en primer lugar. Y si una persona tiene amor por un compañero Judío, esto lo llevará a la Torá y el amor a Di-s.

El revés no funciona. Si uno sólo tiene amor a Di-s, pero no ama a su prójimo, está cometiendo un terrible error.

¿Cuál es la paradoja de la vaca roja?

Se trataba de que los Judíos se adelantaban y entregaban horas de su tiempo con el fin de prepararse para otra persona. Ellos no lo hacían por sí mismos, sino por los Judíos que se habían convertido espiritualmente impuros. Además, aquellos sacerdotes que preparaban la vaca roja no sólo daban su tiempo para prepararlo (es un proceso largo), sino que también se impurificaban.

Uno se podría preguntar: “¿Por qué debería seguir adelante y dar mi tiempo para ayudar a una persona que ni siquiera conozco? No sé quiénes van a ser los beneficiarios de esta vaca roja. ¿Quién sabe?, tal vez no ocurra hasta dentro de diez años “¿Cree usted que la mezcla de la vaca roja era utilizada todos los días?.

La mantenían en una cierta parte del Templo Sagrado y cada vez que era necesario se utilizaba. No es que era para el vecino de al lado, por tu madre, tu hermano, tal vez para ellos un sacerdote ha gastado su tiempo y pureza haciéndolo. Pero, ¿para un total desconocido? ¿Por qué un Judío haría eso? Acaso una persona normal se haría daño a sí mismo para ayudar a otro Judío?

“Este es el decreto de la Torá.” Una persona no debería sólo desea ayudar a otro Judío a cambio de recibir un premio, o cuando se convierte en Presidente de la cena o el Hombre del Año. Todo el mundo sabría que esta persona hizo una gran hazaña y que saldrá en el periódico. Eso no es necesariamente amor al prójimo. Se parece más a servirse a uno mismo. ¿Quién sabe si en realidad están haciendo una buena acción por los demás, o para que todos los demás sepan que es una buena persona? ¿Cuál es su verdadera intención?

Pero si usted hace algo para el otro, y no sólo que no se ve recompensado ​​por ello, sino que también se impurifica, eso es auto-sacrificio verdadero. Cuando usted se sacrifica por el otro, no sólo no se obtiene un premio, sino que también, en cierto sentido, sufre por ello. Eso es: “el decreto de la Torá”.

Si alguna vez va a un funeral Judío(que nunca tenga que ir a uno), usted podrá notar que en el auto que transporta al fallecido hay cuatro letras hebreas: guimel, jet, shin, alef. Estos son las iniciales de las palabras: “Guemilut Jesed shel emet”, “los actos de verdadera bondad”. ¿Por qué se llama ” verdadera bondad?”, porque cuando usted hace un acto de bondad, alguien le dirá: “Oh, eres muy amable, una buena persona”. Pero si usted va a enterrar a un muerto, nunca le van a decir “Gracias”, simplemente lo está haciendo por el. Se trata de una verdadera bondad.

Por Nejoma Greisman

La vaca y el becerro

El hijo de una sirvienta una vez ensució el Palacio Real. Dijo el Rey: “Que venga la madre y limpie la suciedad de su hijo”. Así mismo, Di-s dijo: “Que venga la vaca (roja) a expiar el pecado del becerro (de oro)” Midrash Tanjuma, Jukat 8.

La Torá define “vida” como un lazo con Di-s. Por ello, los hombres justos son llamados vivos incluso luego de su muerte física, mientras que los transgresores (del deseo Divino), incluso durante sus vidas son considerados muertos. Una vida desconectada de su fuente es una vida falsa, una vida desprovista de su esencia y razón de ser.

Esto explica la conexión entre la “vaca roja”, que está prescrita Divinamente como antídoto para la impureza ritual causada por el contacto con los muertos, y para el pecado del becerro de oro.

Inmediatamente luego de la creación del mundo, Adán, el primer hombre, reconoció este compromiso con Di-s como esencia de su vitalidad. Pero aquél mismo día, una brecha apareció en el lazo entre la criatura y el Creador. El hombre transgredió el deseo Divino (al comer de la fruta del Árbol del Conocimiento); y como resultado, el fenómeno de la muerte se hizo parte de la experiencia humana.

Veintiséis generaciones después; la muerte fue vencida una vez más. Di-s descendió sobre el Monte Sinai, reestableciendo Su original e íntimo lazo con Su creación; el hombre se comprometió inequívocamente a cumplir con el deseo Divino; reestableciendo su original y absoluta conexión con la fuente de su vida y liberándolo de los embragues del ángel de la muerte.

Pero también en esta ocasión, el flujo puro del cielo a la tierra duró poco. Cuarenta días luego de que el pueblo de Israel estuvo parado en el Sinai, transgredieron el Divino decreto “No tendrán otros dioses frente a Mí”, al adorar a un becerro de oro. La pestilencia de la muerte, introducida al mundo por el pecado de Adán y eliminada en el Sinai, fue reintroducida por el pecado del Becerro de Oro.

Tres Niveles de Relación:

Cómo último síntoma de la desconexión del hombre con Di-s, la muerte es el “padre de todos los padres de impurezas”. La Torá trae diferentes formas de impurezas rituales, pero la más severa es generada por un cuerpo muerto. Mientras que otras formas de impureza son transmitidas al tocar o mover un objeto impuro, la impureza de la muerte es única en el sentido que también puede ser transmitida a través de un “toldo”: si una persona se encuentra, ya sea por un momento muy breve, bajo el mismo techo que una persona muerta, se vuelve ritualmente impuro hasta que le salpiquen las cenizas de la Vaca Roja.

Las enseñanzas Jasídicas hablan de tres niveles generales de relación: interno, inmediatamente abarcadoras y distantemente abarcadoras (Pnimí, Makif Hakarov y Makif Harajok).Un ejemplo son las tres necesidades básicas del hombre: comida, vestimenta y refugio. La comida es “interna”, entra en el cuerpo y se convierte en parte de él. La vestimenta es el “abarcador inmediato”, envuelve el cuerpo pero no tiene un relación directa con él (cuanto más grande sea la persona, ropas más grandes necesitará, cuanto más chica sea la persona, precisará vestimentas más chicas). Un hogar en “distantemente abarcador” de la persona, lo rodea de forma que no mantiene una relación directa con él.

En el psiquis humano, éstos corresponden al intelecto, voluntad y deseo. El intelecto es la “comida” de alma: verdades racionales son ingeridas y digeridas por la persona e incorporadas en él como parte de su forma de pensar y ver las cosas. Más “abarcador” es la voluntad, que es esencialmente supra racional, y por lo tanto va “más allá” de la persona, imponiéndose sobre su ser interno y externo. Aún así, la voluntad es un “abarcador inmediato”, adecuándose al ser racional como una vestimenta se adecúa al cuerpo (por ello, una persona dará explicaciones racionales sobre porqué quiere algo; estas “razones” no son la verdadera causa de su voluntad, pero el mismo hecho que puede ser explicado significa que la voluntad no está completamente removida del ser racional). El “abarcador distante” es el deseo, que va más allá de la razón y es inexplicable, portando ninguna relación visible con la composición interna del alma.

Paradójicamente, cuanto más “distante” se encuentre algo, más se integra a la auto definición de la persona. Por ello, la personalidad de una persona se refleja más en sus vestimentas que en lo que come, y su casa es más integral a su identidad que sus ropas. La voluntad de una persona sacrifica más por lo que quiere que por lo que entiende, y sus “deseos” supra racionales lo tocan aún más profundamente y son incluso más esenciales para él. En verdad, esto no es una paradoja: ya que los elementos más “abarcadores” en la vida de una persona son generados en lo más profundo de su esencia, son tan profundos que no pueden ser asimilados por las facultades finitas de su ser conciente.

En esto se encuentra el significado del hecho que la impureza generada por la muerte es conducida a través de un “toldo”, impregnando de impureza el lugar en el que se encuentra y contaminando todo lo que se encuentre bajo su techo. Otras impurezas afectan sólo el aspecto “interno” de la persona, o como mucho, las áreas “inmediatamente abarcadoras” de su ser: correspondientemente, son conducidas por contacto directo o de segunda mano. Es una marca de la primacía de la impureza de la meurte que se inflitra también en los aspectos “distantemente abarcadores” de la persona y correspondientemente se extienden también a través de “abarcadores distantes”: la casa o el “toldo” que lo alberga.

El Antídoto:

Para purificar a alguien que ha sido contaminado al tener contacto con un muerto, la Torá nos ordena que una vaca roja debe ser faenada y quemada, y sus cenizas ser mezcladas con “aguas vivas”, aguas de una fuente que nazca de la tierra. Estas “aguas de purificación” son luego salpicadas a la persona contaminada en el tercer y séptimo día de su perído de siete días de purificación.

Ya que si la muerte es un síntoma de desconexión con Di-s, la mitzvá, o el mandamiento Divino, es la manera que conseguimos conectarnos y unirnos con Él. Y la ley de la vaca roja es la mitzvá ejemplar: el mandamiento que inviste a todos los 613 mandamientos de la Torá.

La ley de la vaca roja es un Jok- un decreto Divino supra racional. El Midrash relata que cuando Di-s le enseñó esta ley a Moshé, el recibidor de la Torá estaba incrédulo. “¡Dueño del Universo”, gritó, “¿Esto es una purificación?. A lo que Di-s respondió: “Moshé, es un jok, un decreto que He decretado, y ninguna criatura puede comprender completamente Mis decretos”.

Aún así, la Torá introduce la ley de la vaca roja con la frase, “Éste es el decreto de la Torá”, implicando que es el prototipo de todos los mandamientos de la Torá. Ya que en esencia, cada mitzvá, incluyendo estas mitzvot supra racionales como “No matar” y “Honra a tu padre y a tu madre”, es un decreto supra racional de Di-s. Las varias razones y explicaciones que pueden darse acerca de una mitzvá no son sino una racionalidad superficial que encierran profundidades supra racionales.

Pero la ley de la vaca roja es más que un ejemplar de la supra racionalidad de las mitzvot. Los detalles de esta mitzvá invisten las variadas formas y funciones que la mitzvá asume, haciéndola un microcosmo de los 613 mandamientos de la Torá.

La ley de la vaca roja está repleta de temáticas contradictorias y provisiones. Las cenizas de la vaca roja remueven la más severa de las impurezas, pero aquellos que se ocuparon de la preparación de la misma (los matarifes de la vaca roja, los encarcados en quemarla y en recolectar las cenizas) se impurifican ritualmente. La cada misma es una paradoja de lo más bajo y lo más elevado: debe ser completamente roja (un color que tiene connotaciones negativas en la Torá y la ley de la Torá); la Torá nos ordena que debe ser faenada fuera de la santa ciudad de Jerusalem (en contraste a otras ofrendas, que debían ser faenadas en el patio del Templo Sagrado); y por el otro lado, debe ser “perfecta” sin ninguna falla; es faenada dentro de la vista del Templo Sagrado y su sangre es salpicada “en dirección al Sancto Sanctórum”, es preparada por un Kohen (sacerdote), y de acuerdo a una opinión por el Kohén Gadol (el Sumo Sacerdote) visitiendo ropas blancas, que son generalmente reservadas para los servicios de Iom Kipur en el Sancto Sanctórum. Y la mezcla purificadora de las cenizas y el agua es una combinación de dos fuerzas contradictorias: fuego, que representa el poder de ascención, y agua, que personifica la cualidad de “asentarse” y saturación.

Esta es la paradoja de la mitzvá, con la que Di-s se nos une descendiendo a este mundo físico para santificarlo, y al mismo tiempo mantienéndose apartado de su materialidad y profanación. En general, esta es la función de las dos categorías de las mitzvot: las 365 “prohibiciones”, con las cuales nos santificamos al rechazar la corporalidad del estado físico, y los 248 “mandamientos positivos”, con los cuales interactuamos y desarrollamos el mundo físico convirtiéndolo en un recipiente para la Divinidad. En particular, cada mitzvá individual es un acto “positivo” y “prohibitivo”: un acto de rechazo y aceptación, de trascendencia y participación, un amalgama de fuego ascendiente y agua descendiente. Una mitzvá es un hombre que vive una vida física, aceptando el estado físico como un medio para conectarse con Di-s, y al mismo tiempo, se mantiene como un ser espiritual, no dejando que el estado físico defina su vida y dictamine sus prioridades.

¿Cómo actúa uno en el mundo físico sin que sea absorvido por él? ¿Cómo uno puede asegurarse que el elemento “agua” de uno no se embarre al descender? La respuesta se encuentra en la estipulación de la Torá que el agua mezclada con las cenizas de la vaca roja debe ser “agua viva”, “agua que se ha filtrado a través de los canales de la tierra…y de esa forma es refinada y rectificada”.

“Tierra” representa la humildad y auto abnegación. Cuando la participación de una persona con lo material se filtra a través de la tierra de la auto abnegación con Di-s (o sea, la ausencia de todos los motivos y aspiraciones salvan el cumplimiento de Su voluntad), sus aguas son “aguas vivas”, no contaminadas por los gravámenes negativos de la vida material. Mezcladas con el fuego de los esfuerzos espirituales, limpia al mundo de los vestigios de la meurte, de la separación y desconexión de Di-s, y reestablece la armonía primordial entre el Creador y la creación.

Basado en una entrada del diario del Rebe, en el año 5700 (1940).

“¿Qué es un Rebe?”

Debido a la proximidad de Guimel Tamuz- día de la desaparición física del Rebe, compartimos con ustedes estos profundos comentarios:

El Gaon (‘genio’) de Rogatchov, Rabi Iosef Rosen, era uno de los estudiosos Talmúdicos más prominentes de la generación anterior. 

Constantemente estudiaba Torá, pero en Shabat invitaba a jóvenes estudiantes de la Ieshivá de Lubavitch a su casa y entablaba una conversación con ellos.

Una vez les preguntó si podían definir lo que es un ‘Rebe’. Ellos contestaron que habían aprendido que ‘Rebe’ son las iniciales de “Rosh Bnei Israel” (la Cabeza de los hijos de Israel)

El Rogachover se quedó callado y luego de unos instantes dio su propia respuesta: “La verdad es que nadie puede saber lo que es un Rebe… es incomprensible. Pero una cosa es con seguridad: Si un judío, cualquier judío en el mundo, está en problemas…el Rebe lo siente”.

——

Antes de que el Lubavitcher Rebe aceptara el liderazgo de Jabad, en cierta ocasión le dijo a otro judío con respecto a su suegro, el Anterior Lubavitcher Rebe:

“Usted no puede imaginar lo que es realmente un Rebe. Su carta no tiene que localizarlo para que él sepa la pregunta, y usted no tiene que recibir una carta de él para obtener una respuesta”.

 En otra ocasión dijo: “Es cierto que con el fallecimiento del Rebe y la elevación de su alma, experimentamos un verdadero ocultamiento de su ‘luz’ (histalkut)

Pero debemos saber que el vínculo (hitkashrut) y el apego (dveikut) que tenían hasta ahora, aquellos que tuvieron el privilegio de ver al Rebe en muchas oportunidades, o una sola vez, e incluso aquellos que sólo recibieron una carta, o escucharon del Rebe por medio de sus enseñanzas y alocuciones- permanece con toda su firmeza, y en este lazo no cabe la posibilidad de debilitamiento.

 (El Rebe lloró, y luego siguió diciendo)

Mi suegro, el Rebe, enseñó que a través del jasidismo se logra que el Rebe no esté solo y que los Jasidim no estén solos, ya que el Rebe se interesa y se involucra en cada detalle de la vida de los jasidim. Más aún, ahora cuando se encuentra en un nivel de mayor elevación, el Rebe continúa observando y cuidando cada detalle de la vida de los jasidim, transmitiendonos las fuerzas para seguir con la misión que él espera de nosotros.

Por el contrario, siendo que este es un momento de ocultamiento, con el fin de llegar a una mayor revelación, debemos entonces dedicarnos a todos los temas que el Rebe exige, con mayor energía y fuerza.

La Reina Cleopatra preguntó a Rabí Meir: “Sé que los muertos revivirán”, pues está escrito: “Y ellos florecerán fuera de la ciudad como el césped de la tierra”; “pero cuándo se levanten, ¿lo harán desnudos o vestidos?” Él contestó: “Usted puede deducir la respuesta observando un grano de trigo. Si un grano de trigo que se entierra desnudo crece envuelto en muchas túnicas, cuánto más así el virtuoso, a quién se entierra con sus vestimentas”

 

(Talmud Sanhedrin, 90b)

(El Lubavitcher Rebe, 19 Sivan, 5751-1991

Lider de la oposicion

Muy poca estima queda por Koraj. Seguro, siempre habrá quienes se quejen, ya sea gente o grupos que, por una razón u otra se encuentran insatisfechos con el orden establecido y no tienen temor de ir al frente y exponer sus puntos de vista. Pero por primera vez en la historia desde el Éxodo, la oposición a Moshé ha sido cristalizada alrededor de un individuo en particular. Por primera vez, los rebeldes y trazadores tenían una figura a la cual podían unirse. 

Koraj sufrió una muerte terrible, sus seguidores fueron exterminados y la rebelión fue aplastada, dejando a los estudiosos y escritores de los siguientes tres milenios sin otra cosa que hacer que unirse a la lista de éxitos y competir en carácter de asesinar a Koraj.  Sabes lo que quiero decir, sólo pon en Google el nombre Koraj, y en 0.13 milésimas de segundo también tú estarás de acuerdo en que será difícil encontrar algo positivo sobre este hombre, entre las 306.000 referencias que hay en la web. Koraj era codicioso, celoso. Koraj fue malicioso, Koraj era presumido. Koraj era el agitador que intentó dominar al mundo. ¡¿Hablamos de una víctima de mala fama?! ¿Qué sucede con la búsqueda de Koraj de iluminación espiritual? Imposible piensas; este hombre atacó a Moshe, y por extensión, desafió a Di-s. ¿Quién puede animarse a salir en su defensa?: Sólo el Rebe de Lubavitch.   

Rescatando lo mejor de las personas 

En un artículo inspirador, el Rebe postula que aunque cuestionemos los métodos e intenciones de Koraj, hay mucho para admirar sobre su propósito. Después de todo, ¿qué fue lo que Koraj demandó? Una oportunidad para intentar llegar al puesto de Sumo Sacerdote. A simple vista, esto parece una oportunidad de ambición, pero desde una perspectiva más sutil, ¿No podría ser éste un ejemplo de un hombre que intenta conectarse con Di-s? Seguro, él perdió el rumbo cuando dejó que este deseo entendible de espiritualidad lo llevara a rebelarse contra Moshé, pero no había nada de malo con su ambición en sí. Debería ser la meta de cada judío servir a Di-s de la manera más fina y significativa posible. Si solo nosotros tuviésemos el deseo de ser Sumos Sacerdotes. Para mí, esta teoría encapsula la única perspectiva del Rebe acerca de los humanos y la humanidad. No se precisa de grandes mentes ni de coraje para unirse a patear a un hombre que está caído, pero no hay muchos afuera que están buscando activamente oportunidades para ayudar a levantar de vuelta a las personas. Desde el punto de vista del Rebe, nadie es verdaderamente malo o insalvable. Nadie está más allá de los límites sin ninguna característica positiva. El truco es enfocarse en lo que es valioso en una persona, construirlo a sus propios ojos, hacer que otros lo estimen, y usar esto como plataforma para construir un nuevo orden mundial. 

El Rebe mandó a sus emisarios a las calles para ayudar a educar y a rescatar a nuestros hermanos y hermanas perdidos, no por trabajo, lástima, o compasión, sino porque él honestamente aprecia a cada judío y a la faceta única de esplendor que cada uno de nosotros trae a nuestro tesoro nacional.

* Por Elisha Greenbaum

Misión imposible

Una historia: Rabí Hirsh Altein sufría de terribles dolores de espalda, y luego de intentar sin éxito varios medicamentos y tratamientos, todos los especialistas que lo visitaban le aconsejaron que la única manera de librarse de ese problema, era operándose. Cuando le pidieron consejo al Rebe, implicó que una operación sería innecesario; debía de haber cierta pomada a la venta que resolvería el problema. Pero los doctores continuaban insistiendo que ellos no conocían de otra alternativa sin ser una ope-ración. Como último recurso, Rabí Altein visitó al Dr. Avraham Seligson (el doctor personal del Rebe, y un devoto Jasíd). El Dr. Seligson, que no era traumatólogo, revisó a Rabí Altein y le recetó un ungüento para su espalda. Obvio que hasta su fallecimiento, veinte años más tarde, el Rabino Altein nunca más tuvo dolores de espalda.

Cuando le preguntaron al Dr. Seligson cómo supo recetar aquella crema, cuando todos los especialistas pensaban que la única opción era una operación, respondió: “Los resultados del pronóstico indicaban que precisaba una operación, pero el Rebe dijo que no era el caso. Me dí cuenta que el Rebe quería crear un “recipiente” para que se manifestara el milagro, así que le receté la crema más simple y barata de todo el mercado”. La reconocida misión de los espías a Canaán, tenía la intención de recopilar información inteligente sobre el enemigo. Les dijeron que explorasen la llanura de la tierra, así como también sus fortalezas construidas por los hombres y las naturales. Tenían que reportar las fuerzas de los enemigos y sus debilidades, y las fuentes naturales que podían contar en tiempos de guerra. Esta información sería utilizada por la base militar Israelita para formular una estrategia apropiada de combate para la inminente batalla para conquistar la Tierra Santa. ¿Es esto un ejemplo de tirar el mensaje porque no te importa el mensaje? Los espías, todos conocidos como gente piadosa con una integridad incuestionable, fueron fielmente a cumplir con su tarea, pero lo que vieron les hizo caer la moral: los Cananitas eran una nación poderosa, gente gigante con una fuerza increíble.

No menos de 31 reyes se encontraban en palacios reales defendiendo a los enemigos militares en la tierra de Canaán. No había forma, concluyeron los espías, para los Israelitas conseguir una victoria natural contra el formidable enemigo Cananita. “No podemos ir en contra de esta gente, ya que son mucho más fuertes que nosotros”, declararon. Y esta honesta conclusión, tuvo resultados desastrosos. Di-s estaba muy desconforme con su reporte y la reacción que generó, y causó la muerte prematura de toda la generación que había salido de Egipto.

¿En qué se equivocaron los espías? ¿Puedes pedirle a alguien que te mande un reporte y luego castigarlo porque no te gustó? ¿No es éste acaso un ejemplo de tirar el mensaje a la borda porque no te interesa el mensaje? 

El Rebe explica que los espías se equivocaron en asumir que habían llegado a una conclusión. Les dijeron que vayan a Canaán y que trajeran hechos concretos: la naturaleza de su tierra y su población, etc. No les pidieron que tomaran una decisión con respecto a la facilidad de conquistar su tierra. Di-s había prometido a los judíos la victoria militar contra los Cananitas, y por lo tanto, no había una cuestión a debatir. La pregunta no era si se podía hacer, sino cómo debería hacerse. Lo mismo sucede con nuestras vidas personales. A todos nosotros se nos “encomendó una misión” en este mundo, de iluminar nuestros alrededores con la luz de la Torá y las mitzvot. Frecuentemente la oposición parece ser muy formidable; los obstáculos para implementarla aparentan ser insuperables. Cuando estos pensamientos entran en nuestras mentes debemos recordar que si Di-s nos encomendó una misión, seguro que la podemos llevar a cabo. Nuestra tarea es descubrir cómo lograrlo.

* Por Naftali Silberberg

Parashá en síntesis: Behaalotjá

Esta parte se inicia con el precepto encomendado a Aharón:  encender las luces de los siete brazos del candelabro ubicado en el Santuario. 

El término utilizado para “encender” es Behaalotjá, que en forma literal significa “cuando hagas subir”, cuando eleves. Aharón tenía que encender las llamadas hasta tanto estas se pudieran mantener encendidas por sí solas. 

Las luces de la Menorá del Santuario son el símbolo del alma judía. “La Luz de Di-s es el alma del hombre”. La misión de Aharón era elevar espiritualmente a los judíos, no sólo encendiendo la llama del Judaísmo, sino engendrando en ellos el amor a Di-s, de modo que pudiera mantenerse por sí solo sin necesidad de depender de una inspiración externa. 

Aharón personificó la paz y el amor al prójimo. Tuvo el mérito de acercar a los judíos a la Torá, en vez de simplificar la Torá para bajarla al nivel en que ellos estaban. Elevó el nivel espiritual de las personas para que vivieran según lo establecido en la Torá. 

Simplificar el cumplimiento de los Preceptos atenta directamente contra la esencia y la existencia del Judaísmo, produciendo un ritual sin significantes y un vacío espiritual.

Aún cuando la instrucción del encendido fue dada a Aharón, es aplicable a todos los judíos en el ámbito espiritual, porque cada uno es miembro del “pueblo de sacerdotes” y le corresponde iluminar su camino y el de los demás con la Luz de la Torá. 

La función de la mujer judía es de gran relevancia, pues se le concedió el privilegio del encendido de las velas de Shabat y de las festividades; ella es el soporte espiritual del hogar y, por tanto, posee las fuerzas necesarias para promover la paz y la armonía, alumbrando tanto a los suyos como al mundo exterior. 

Aharón cumplió con entusiasmo la mitzvá del encendido de la Menorá. Lo hizo personalmente con gran precisión durante toda su vida, aun cuando estaba autorizado para delegar esta función en sus hijos; ello nos demuestra la importancia de la disciplina y la constancia en el Judaísmo. 

Los viajes que tuvieron que hacer los judíos durante su travesía por el desierto eran guiados por la Voluntad Divina, mediante las “Nubes de Gloria” que indicaban su estadía en determinado lugar o el avance hacia otro. A veces llegaban a lugares desagradables como Mará, o a otros con mayores recursos de agua y árboles.

Nunca, durante los 40 años, supieron la duración de su estadía en determinado lugar, demostrando así su aceptación y el deseo de seguir a Di-s, independientemente del lugar en donde se encontraban. 

La salida de un lugar a otro era anunciada por tres señales: la “nube de Gloria” apostada sobre el Tabernáculo se transformaba en una columna recta. Moshé proclamaba “Kuma Hashem” (“levantate”), conminando a la Nube a partir y, finalmente, los Cohanim tocaban las dos trompetas de plata con el sonido correspondiente a la partida. 

Por iniciativa del erev rav (Aquellos que salieron con los judíos de Egipto), los Bnei Israel empezaron a pedir carne, además del maná, que era lo único que recibían. Moshé se lo comunicó a Di-s y Éste, a pesar de su enojo con el pueblo por haber sucumbido al deseo de  comer carne, hizo aparecer las codornices (slav) en abundancia, para que comieran de ellas hasta que se saciaran y les repugnara, y se dieran cuenta de que aún las cosas más hermosas y deseables se convertían en lo contrario, si se tenían en exceso. 

Cheese Cake de @cocinajudiaconriki

Ingredientes

Base:

-200 gramos de galletitas dulces

-5 cucharadas de manteca

-1/4 vaso de azúcar

-pizca de sal

Procesar todos los ingredientes en la procesadora.

Verter en un molde presionando para que todo quede bien compacto y parejo, llevar al horno a 175 grados por 10 minutos.

Relleno:

-4 claras

-1 crema de leche (180 ml)

-500 gramos de queso crema

-150 gramos de ricota

-1  1/2 vaso de azúcar 

-1 chorrito de esencia de vainilla

-jugo de medio limon 

-pizca de sal

-4 yemas

-2 cucharadas de maizena 

Batir a máximo las claras con la crema de leche hasta que quede bien cremosa.

bajar a mínimo y agregar el resto de los ingredientes.

Verter la mezcla sobre la base ya horneada y llevar al horno a 175 grados por 1 hora aproximadamente.

Dejar enfriar y decorar con dulce de leche, chocolate, frutos rojos, maracuya o simplemente solo.

Dejar reposar en la heladera la noche anterior así se concentran los sabores..

Festejando la espiritualidad

El judaísmo ofrece muchas oportunidades para regocijo, alegría y deleite, principalmente las tres Festividades de Peregrinación (Pesaj, Shavuot y Sucot). En lo relativo a estos días festivos Di-s nos ordena: “Vosotros os regocijaréis en vuestra festividad.

Pésaj conmemora el éxodo físico de los judíos de Egipto; Shavuot – la entrega de la Tora; Sucot – la protección en el desierto del calor chamuscante del sol por las Nubes de Gloria. De las tres festividades, Shavuot es obviamente la más espiritual en naturaleza, conmemorando un evento enteramente espiritual.

Las tres Festividades de Peregrinación se supone que serán celebradas no sólo con plegarias y estudio, sino también con fino alimento y bebida.

En ciertas circunstancias, sin embargo, el deleite de Pésaj y Sucot puede ser expresado de una manera totalmente espiritual, renunciando a comida y bebida. Tal sería el caso cuando uno ayuna durante estas fiestas a causa de un sueño aflictivo.

Esto no es así con respecto a Shavuot. En esta fiesta estamos obligados a “comer y regocijarnos, demostrando que los judíos están complacidos y gratificados con el día en el cual la Torá fue entregada”. Ayunar en Shavuot a causa de un sueño perturbador está prohibido.

Parece paradójico que Pésaj y Sucot, las dos festividades que conmemoran primariamente eventos físicos, puedan ser celebradas de una manera totalmente espiritual, mientras Shavuot, que conmemora un evento que es completamente espiritual, debe ser celebrada no sólo espiritualmente, sino también físicamente.

¿Por qué debe ser celebrada así Shavuot?

Shavuot es la revelación de la Divinidad que acompañó la Entrega de la Torá y penetró toda la creación. En las palabras de nuestros Sabios: “El sonido de la entrega de la Torá por parte de Di-s llegó de las cuatro direcciones así como también de arriba y abajo”. Tan temible y todo-abarcador fue este evento que “ningún pájaro gorjeó; ..ninguna vaca mugió; …el mundo estuvo silencioso y mantuvo su paz”.

Además, el sonido de la Entrega de la Torá imbuyó a todo, aún lo inanimado. Por lo tanto, dicen nuestros Sabios, este sonido no produjo eco. Un eco resulta cuando ondas de sonido no son absorbidas por un objeto, sino rebotan fuera de él. Dado que el sonido de la entrega de la Torá por parte de Di-s penetró toda materia, fue imposible para el sonido producir eco.

Esto fue así porque cuando la Torá fue entregada, la esencia depuradísima de Di-s fue revelada, pues Di-s imbuyó a la Torá de Su Esencia. Ya que Di-s es la única entidad que es verdaderamente infinita, el tiempo en que la Torá fue entregada – cuando Su Esencia fue revelada – nada fue impermeable a esta revelación; penetró e imbuyó a toda la creación, aún a la más tosca de las materias corpóreas.

Una fiesta que celebra lo último en revelación espiritual y que también imbuye a toda la creación sin limitación, debe ser celebrada de una manera verdaderamente revelada y sin limitación, incluyendo un modo físico, es decir, a través de comer y beber.

Si ayunar a causa de un sueño aflictivo fuera permitido en Shavuot, esto indicaría que quedó un nivel en el universo que fue impermeable al júbilo de Shavuot. Esto sería contrarío al espíritu de la festividad como un todo, la que proclama que aún el nivel más bajo está “complacido y gratificado” dé recibir la Torá.

Así, Shavuot afecta aún a un individuo que está tan afligido que en cualquier otro tiempo del año sería imposible para él derivar placer de alimento. Shavuot y su júbilo transforman aún a este individuo perturbado, pues él, también, está “complacido y gratificado” de recibir la Torá.

 

Basado en Likutéi Sijot, Vol. IV, págs. 1092-1096; Vol. XXIII, págs. 27-32.

¿Hamantashen para Shavuot?

En 1967, un joven jasid de Lubavitch de Australia viajó a Nueva York para pasar Shavuot con el Lubavitcher Rebe en Brooklyn. Llegó unos días antes de la fiesta- después del estallido de la Guerra de los Seis Días- cuando el Rebe comenzó la campaña de colocar Tefilín a todo varón judío mayor de Bar Mitzvá.

Un día acompañó a sus pares en la nueva campaña. Antes de entrar en el automóvil, fue a la tienda de comestibles cercana para llevarse algo de comer. Tomó una bandeja al azar del primer estante, pagó y retornó al coche.

Mientras viajaban sacó su bolsa para comer y les ofreció también a sus compañeros. De repente, todos se rieron. ¡Entre las masitas había hamantashen- masita típica de Purim! “¡Ahora! ¿En víspera de Shavuot?”

Los pasteles y galletas desaparecieron rápidamente. Sólo quedaron los hamantaschen.

Después llegaron a su destino: un gran hospital en Manhattan. Allí, se separaron en grupos y se asignaron diferentes pacientes para visitar. Había muchos judíos. Invitaron a cada hombre judío a colocar Tefilín y la mayoría aceptó.

A último momento entraron al cuarto de dos hombres judíos. Uno de ellos accedió a colocarlos en seguida, pero el otro se negó firmemente. Con rabia, exclamó: “¡yo estoy conectado a Di-s como ustedes!”

Los estudiantes intentaron calmar al hombre con palabras dulces, pero él se negaba. De hecho, parecía más enfadado. Su feroz objeción a la idea de realizar la Mitzvá de Tefilín despertó su curiosidad. Incluso su compañero de cuarto intentó persuadirlo, pero él no escuchaba.

Después de un rato, estaban listos para rendirse. Entonces, uno de ellos le ofreció un pedazo de fruta. “Coma esto. Por lo menos recite una bendición.”

El hombre volvió su cara a la pared, ignorándolos. Luego giró en su dirección y dijo sarcásticamente: “¿Fruta me ofreces? ¡Tráiganme un hamentash y entonces colocaré Tefilín!”

No podían creer lo oído. Tres pares de ojos giraron hacia el visitante de Australia. Con una ancha sonrisa, mirando tiernamente al paciente, dijo: “Si para ponerse el Tefilín usted requiere hamentashen, le daremos hamentashen!”

El hombre dijo incrédulamente. “¿Hamantashen ahora? ¡No lo creo!”

Entretanto, el australiano salió del cuarto y corrió al estacionamiento del hospital.

El joven sacó el paquete de hamentashen de su bolsa, que sólo un rato antes había sido desdeñado por todos.

En el cuarto, le extendió la bandeja. Los ojos del anciano se llenaron de lágrimas. “Increíble. Absolutamente increíble. ¿Hamantashen después de Pesaj? ¿Antes de Shavuot?” Y cautelosamente alzó uno a su boca. Uno de los muchachos de la Ieshivá lo ayudó a recitar la bendición. Cerró sus ojos y masticó despacio.

Después, enrolló la manga de su brazo izquierdo para cumplir el trato que, extrañamente, “propuso”. Con los Tefilín en su brazo, lloró silenciosamente. No era el único – todos lloraban en el cuarto.

Cuando regresaron a 770, en Brooklyn, estaban maravillados por la combinación extraordinaria de eventos. ¡Claramente todo había sido colocado directamente del Cielo!

Antes de volver a Australia, el joven tuvo una audiencia privada con el Lubavitcher Rebe y le contó la historia. El Rebe sonrió y contestó: “¡Nu, si eso es lo que pide, que alguien le traiga hamentashen todos los días!”

De Sijat HaShavua

Cuatro tipos de enfoque

“Hay cuatro tipos de enfoques: Fácilmente irascible y fácilmente aplacable – su pérdida termina en ganancia; duro para enojarse y duro para aplacarse – su ganancia se convierte en pérdida; duro de enojarse y fácil de aplacar, es un jasid; fácilmente irascible y duro de ser aplacado, es un malvado”.

El Taná (quien enseñó la Mishná) adjudica estas características al intelecto de la persona. “Según su madurez intelectual es su paciencia” (Midrash Shmuel)

El niño pequeño, que tiene su intelecto poco desarrollado, se enoja y encoleriza y hasta llora por pequeñeces, si contradicen su voluntad.

Esto sucede debido a que su juicio es pequeño aún. No puede dominarse, y no dejarse llevar por sus emociones. Por otro lado el adulto, que ya tiene desarrollado su intelecto, puede abarcar en su mente incluso elementos antagónicos a su voluntad. Debido a que domina sus emociones, no se enoja. En estos aspectos existen diferentes niveles, y “quien incrementa su conocimiento es menos propenso a encolerizarse” (Likutei Torá)

DIFERENTES CARACTERES

La Mishná nos habla de cuatro personas que en lo que hace a la conducta práctica actúan correctamente. Se alejan del enojo, y se apresuran a perdonar a quien peca en su contra. Pero Pirkei Avot son enseñanzas para los piadosos- Mili de Jasiduta. Los adjetivos que le otorga la Mishná se refieren al carácter, no a la conducta. La diferencia entre ellos radica en la naturaleza de cada uno de ellos.

Malvado es llamado también quien lo es en su carácter, aunque no en su proceder- debe ocuparse y cambiar su naturaleza hasta convertirse en “duro de enojarse y fácil de aplacar”

Quien es “fácilmente irascible y fácil de aplacar”– debe saber que, aunque “su pérdida se convierte en ganancia”, no debe contentarse con ello, sino corregirse y llegar a ser “duro de enojarse”.

Y quien naturalmente se inclina a ser “duro de enojarse y difícil de aplacar” le conviene saber que aunque “su ganancia se convierte en pérdida” puede revertir totalmente su tendencia, hasta lograr que sea “fácil de aplacar”.

(Beyond the letter of the Law)