Saber elegir el momento

Educar a los hijos es algo que requiere una importante inversión de nuestro tiempo.

Con respecto a eso, no tenemos elección. Pero podemos elegir cuándo usar ese tiempo.

Podemos escoger usar ese tiempo a una edad temprana, cuando podemos formar en nuestros niños carácteres positivos y actitudes que les servirán en su vida adulta. O podemos invertirlo después- para salvarlos de los problemas y travesuras en las que puedan meterse cuando son ya mayores. Definitivamente, usaremos el tiempo. Lo que depende de nosotros es cuando lo pasaremos mejor.

Una pareja me relató que su hija de nueve años vino un día a casa de la escuela bañada en lágrimas. “No regresaré a la escuela”, dijo. “Mi maestra me odia. Ella me castigó porque no hice mi tarea”.

Como padres ocupados que viven en el siglo 21 y teniendo muchas demandas en nuestro tiempo, podemos escoger empujar lejos el problema. “Comienza a hacer su tarea desde hoy en adelante”. “No te preocupes, el próximo año tendrás una maestra buena”. “Haz tu tarea, o si no…” Algunos padres dirán cualquier cosa con tal de sacar este problema del camino para poder enfocar lo que perciben que son cosas más importantes.

La pareja con la que yo estaba hablando había escogido detener todo lo que estaban haciendo y comprometerse en una discusión con su hija. Eligieron utilizar ese tiempo en este instante.

“Parecés muy disgustada” el padre le dijo a su hija. “Por favor explicame, ¿cómo te sentís?. Cuándo decís que tu maestra te odia, ¿qué significa exactamente para vos? ¿Pensás que ella te odia todo el tiempo, o sólo cuándo hiciste algo contra las reglas escolares?. Pensás que la maestra estaba disgustada con vos como persona, o estaba disgustada con lo que hiciste o no hiciste?”. La ayudaron a separar la historia del significado y la interpretación que ella le dio.

Después de una hora y media de preguntas y conversación, la niña de nueve años llegó a la propia conclusión. “Eran mis acciones a las que detestó, no a mi, y yo tengo que asumir la responsabilidad por mis acciones”. La niña había tomado una decisión firme de hacer su tarea a tiempo.

Los padres estaban muy emocionados a la mañana siguiente al encontrar una carta de disculpa de la niña dirigida a la maestra, diciendo que, de hoy en adelante, ella haría su tarea y obedecería las reglas escolares. La madre continuó, “me sentí obligada a compartir esta experiencia con la maestra de mi niña, y a agradecerle por mostrar interés por mi hija. Ella apreció mi apoyo y estímulo, y ambas sentimos que estábamos en el mismo equipo”.

Al elegir usar el tiempo ahora, tomando la iniciativa, en lugar de optar por una salida rápida, estos padres lograron implantar en su niña cinco valores importantes:

1) RESPONSABILIDAD – “Si ha de ser, depende de mí”. Insistieron en que su hija tomara la responsabilidad de su propia acción. No culpés a otros; hacete cargo de tu vida.

2) AUTOESTIMA POSITIVA – Le dieron el sentimiento a su hija de que ella es muy importante para ambos padres, ya que detuvieron todo para escucharla y dedicarse a ella.

3) DISCRIMINACIÓN DE HISTORIA/INTERPRETACION – Le enseñaron a su hija a entender la diferencia entre la historia real- lo que pasó, y la interpretación que ella había dado a lo sucedido. Muy a menudo, nuestra interpretación nos afecta más que la propia historia.

4) TRATAR UN PROBLEMA – La niña aprendió que es importante tratar con un problema cuando es pequeño, en lugar de permitir que se convierta en algo que ya está fuera del alcance de nuestras manos.

5) CONFIANZA – La niña aprendió que, cuando se comporta mal, puede confiar en sus padres y convertirlos en sus confidentes. Estaba tranquila porque sabía que no se la juzgaría, y a pesar de lo que pasó entre ella y su maestra, el amor de sus padres por ella es incondicional. Aprendió que no necesita ir a buscar ese apoyo en otra parte.

Probalo. ¡Funciona!

De Rabí Iaakov Lieder

Lo que el divorcio enseña acerca del matrimonio

¿Por qué Di-s nos enseña cómo divorciarnos, si Él cree en el matrimonio? No sólo que Di-s cree en el matrimonio, cree que debés casarte, y desea que permanezcas casado con la persona con la que estás casado. ¿Por qué, entonces, Él nos permite divorciarnos? No sólo lo permite, nos enseña cómo debemos hacerlo. Como todas las instrucciones de Di-s en la Torá, divorciarse es una Mitzvá, un precepto Divino. En realidad, sus instrucciones acerca del divorcio son muy explícitas, ¿por qué?

Porque luego de haberte entregado las instrucciones para el matrimonio, Di-s no te abandona cuando estás en problemas. Pues Él es misericordioso y compasivo, delicado y considerado, Él te entrega una segunda alternativa de instrucciones si te es imposible seguir la primera. Es como un libro de cocina que te indica qué debés hacer en caso de que se arruine la receta.

Dos de mis hijos seguían en una oportunidad las instrucciones de un paquete de polvo para galletitas. Uno de ellos leía las explicaciones en voz alta, mientras que el otro preparaba la mezcla. El niño que leía dijo, “Ahora se supone que debemos revolver la masa 50 veces” El otro exclamó: “”¡Pero yo ya la he revuelto casi 100!” ¿Qué hacemos ahora?” El primero de los niños dijo: “No lo sé, volveré a leer para saber qué debemos hacer” Revisó la caja, pero las instrucciones no decían nada acerca de revolver la masa tantas veces. Vinieron ambos a mí y me preguntaron qué debían hacer. “¿Debemos tirarla?”.

¿Comenzamos de nuevo? 

Las instrucciones no nos indican qué hacer en caso de arruinar las cosas”. Di-s no es así. No es así como la Torá- Su set de instrucciones- está escrita. La Torá pide que no mezclemos carne con leche. ¿Qué sucede si lo hicimos? “Bueno” nos dice, “depende de cuánta leche había, y de cuánta carne se trataba. ¿Lo has hecho a propósito; o ha sido un accidente? Si se trata de un accidente, así es como puedes corregirlo. Si ha sido con intención, trata de que no vuelva a suceder”. Di-s espera de ti que permanezcas casado. Y con la persona que Él ha elegido para ti. Pero Él es compasivo y comprensivo cuando tú le dices que te es muy difícil.

¿Quizás Su intención fue que te casaras y luego salieras de ello; quizás las leyes de divorcio son tu “cláusula de escape”?. No.

Di-s tiene la intención de que permanezcas casado. Pero si no podés, si es demasiado difícil para vos, Él lo comprende, y Él te ayudará a salir de esto. ¿Esto significa que el matrimonio ha sido un error? ¿Apostaste, perdiste, ahora lo admites y sales de ello? ¿Has cometido un error, y entonces Di-s te dice cómo corregirlo?

Error otra vez.

Tu matrimonio no ha sido un error. Ha sido planificado desde el comienzo de los tiempos. Cuando Di-s creó tu alma, hace seis mil años atrás, Él creó tu “pareja” junto a ti.

Decir que estás casado con la persona equivocada es como decir que diste a luz al bebé equivocado. ¿Puedes dar a luz al bebé de otro? Cierta vez una mujer me dijo algo parecido. “¿Usted tiene tantos hijos?”-me preguntó incrédula. (No recuerdo si entonces ya teníamos 12 o 13 hijos). “¿Acaso no sabés que hay mucha gente que no puede tener hijos?” dijo indignada. Es como si quisiera decirme: “Dale una oportunidad a otros. Compartí con los demás. No tengás tantos hijos, y permití que otros los tengan”. No es así como sucede. Vos no das a luz a los hijos de otros. Los niños que tienes son los que debían ser tuyos. Como dijo Einstein: “Di-s no juega a los dados con el universo” Si Di-s no juega a los dados con las moléculas y los átomos, menos aún lo hace con las mentes, los corazones o las almas.

Estás casado con la persona correcta. Di-s lo arregló así. Él lo ordenó; Lo predestinó desde un principio. Así Él lo desea.

¿Vos no lo querés así? Bien, como Él está casado contigo, dice: “”Lo que vos quieras”.

¿Esto arruinará “algo del vasto Plan eterno”, como pregunta Tevie en ‘El violinista en el tejado’? La respuesta es sí. Si te divorcias, arruinarás mucho del vasto Plan eterno, el Plan de Di-s. ¿Y Él te lo permitirá? ¿Te ayudará?. Si, Él te lo permitirá, y te ayudará. La razón por la cual Di-s permite el divorcio, es porque haciéndolo, Él nos enseña cómo mantenernos casados. Porque a pesar de que Di-s tiene reglas, y además leyes e incluso Preceptos Divinos, cuando pecás, Él te dice: “¿Arruinaste las cosas? Tratá nuevamente. ¿Cometiste un error y lo admitís? No te preocupes, lo harás mejor la próxima vez. ¿Has cometido la misma falta diez veces? Pedí perdón, y Te perdonaré diez veces”.

Exactamente así debes estar casado- tratando a tu cónyuge de la misma forma que Di-s te trata a vos. Con la misma misericordia y compasión; idéntica delicadeza y consideración. ¿Tu mujer te lo ha hecho nuevamente? Perdónala otra vez. ¿Ya lo ha hecho diez veces? Perdónala diez veces. Comprometete a hacer que tu relación sea tan duradera como Di-s está comprometido a hacer que Su relación con vos sea duradera. La moraleja es que ofreciéndote ayuda para divorciarte, Di-s te ayuda a permanecer casado por siempre. De la misma forma que Él ha permanecido casado siempre con vos.

¿Cuándo divorciarse?

Hace algunos meses me topé con uno de esos “tests de auto-conocimiento”, era uno para evaluar el nivel de stress…

Si usted está atravesando un divorcio y/o por casarse, dése 30 puntos. ¿Cambiando de trabajo? 30 puntos; mudarse a una nueva casa, 30 puntos; un nacimiento, 20 puntos; y así sucesivamente, hasta las “tensiones pequeñas” de 5 y 3 puntos. Luego se supone que hay que sumar los puntos y consultar una escala del 0 al 100 que le contabiliza el nivel de tensión que está experimentando en ese momento.

La razón de que esto me haya llamado la atención era que, en ese preciso momento, yo había cambiado de trabajo, me había mudado, y nuestra hija acababa de nacer –todo dentro de un período de seis semanas. (Me alegra informarle, que este escritor estresado y su paciente esposa están todavía unidos en dichoso matrimonio). Lo que también me resultó curioso fue la ecuación de divorcio, por un lado, y cambios de empleo y casa por el otro.

El paralelismo está allí. En su casa y en la comunidad usted invierte una parte de sí mismo; en su trabajo deja una parte de su identidad; su relación con su empleador, compañeros, vecinos y círculo social; las metas a las que se compromete, la dependencia mutua de uno con el otro. Pero hay también agravios y descontentos. 

Quizás se encuentre en situaciones emocional o éticamente estresantes. Quizás se sienta privado de la oportunidad de expandir su verdadero potencial. O simplemente existe quizá la promesa -o deseo- de un mejor trabajo o entorno en otra parte. Así que usted se pregunta: ¿estas consideraciones justifican abandonar los compromisos actuales y separarme de la relación ya existente?

De acuerdo a las enseñanzas jasídicas, estas consideraciones van más profundo aún. Los maestros jasídicos enseñan que a cada alma se le da su propia “porción del mundo”. El hecho de que usted viva en un lugar específico y trabaje según una vocación particular no es por casualidad o chiripa. 

El abanico de razones que lo llevaron allí -empezando por sus talentos innatos e inclinaciones, hasta las llamadas “coincidencias” que le dan ese sabor al día a día- están dirigidas por la Providencia Divina, que lo ponen en contacto con esas “chispas de Divinidad” suyas, particulares, las cuales usted es el encargado de “captar”. De usted depende “revelar” estas chispas de potencial espiritual, las cuales necesitará para su pleno desarrollo espiritual. Así como el Cielo asigna un cuerpo a cada alma y un compañero/a a cada hombre y mujer, de la misma manera a cada uno se le asigna una porción de la creación para desarrollar y elevar.

Pero ésa no es toda la historia. Nuestro Creador nos ha concedido el más preciado y peligroso de los regalos: el libre albedrío. Nosotros tenemos el poder de mejorar aquello con lo que fuimos agraciados, y el poder para destruirlo. Podemos hacer tal revoltijo de cosas que nos despertamos una mañana con la creencia de que nuestra relación actual es insalvable y que lo único que nos queda es empezar algo nuevo en alguna otra parte.

¿Cuándo es el momento de divorciarse? El Talmud cita tres opiniones:

La Escuela de Shamai decreta: Un hombre no debe divorciar a su esposa a menos que él descubra en ella algo inmoral.

La Escuela de Hilel sostiene: [Él puede divorciarla] aun cuando ella hubiera quemado su comida.

Rabi Akiva dice: Aun cuando él haya encontrado alguien más linda que ella.

(Las tres opiniones derivan del mismo verso en la Torá –Deuteronomio 24:1–en la sección que trata las leyes de divorcio, dependiendo de cómo se interpreta una frase importante de ese verso).

La halajá (última decisión legal) sigue la opinión de los Sabios de Hilel. Pero una conducta piadosa (característica del jasidismo) la cual se atiene a un standard “más allá de la ley”, acepta el criterio más estricto propuesto por los discípulos de Shamai.

En otros términos, un “divorcio” está justificado si hay daño real al bienestar y privación de sus necesidades. Si usted siente que se encuentra “casado” a una vida donde cada noche es una cena quemada, una privación de su nutrición material o espiritual, un maltrato constante, la Torá entiende y perdona su decisión para desunir esa relación y buscar un “matrimonio” mejor.

Eso es al “pie de la halajá”. Pero un acercamiento más altruista considera que a menos que su situación actual en la vida sea de una violación a sus valores éticos, morales y religiosos (que en ese caso los Sabios de Shamai permiten, incluso, de hecho obligan una disolución del matrimonio) el lugar para estar es el lugar donde usted está actualmente. Su Creador lo ha puesto allí; Él también le ha dado los recursos y fortalezas para hacer que funcione. 

Salirse no es la idea, sino aceptar el desafío mayor de descubrir esos recursos y revelar “las chispas de Divinidad” que le fueron confiadas a su cuidado.

Yanki Tauber

Una historia de amor judía

Me paré en la puerta de nuestra cocina. Habían solo dos personas allí, sin embargo sentí que no debería entrar. La escena habitual después de la cena: mi madre lavando los platos, mientras que mi padre estaba en la mesa, leyendo las páginas abiertas del Talmud. Mi padre solía hacer comentarios o preguntas, mientras leía en voz alta los textos y los comentarios. Mi madre escuchaba, añadiendo de vez en cuando sus propias preguntas o comentarios. Eran socios en el estudio, ya que era el fundamento de su vida y dirección.

Ninguno de los padres parecía darse cuenta de la presencia de su hija en la puerta de entrada. Yo sólo tenía diez años en el momento, pero mi naturaleza sensible detectó que la habitación estaba llena de amor del uno por el otro.

Tan llena que llenó la sala y yo no quería entrar y molestar.

Hollywood no podría producir o incluso concebir tal escena. ¿Por qué? Porque hoy en día, los elementos hedonistas seculares de la civilización occidental son el factor dominante en esta sociedad. La belleza física,placer y perfección se ensalzan.

La intimidad es un juego, un deporte, una indulgencia egoísta. La civilización judía, sin embargo, tiene sus raíces en la creencia en Aquel Que Es el conocedor, el conocimiento y lo conocido. Por consiguiente, era la Voluntad Divina crear un mundo material donde la espiritualidad se oculta. Fue la Voluntad Divina crear a la humanidad para cuidar el Jardín del Edén y nutrir su espiritualidad. A una nación, un grupo de todo tipo de personas, se le dio la responsabilidad de descubrir la esencia de la calidad de vida. Los Judíos fueron esclavos en el antiguo Imperio Egipcio cuando Di-s los liberó y los llevó al monte Sinaí. Allí, sobre una pequeña montaña, a un pequeño pueblo se les dio una enorme responsabilidad, para hacer del mundo una morada para Di-s.Para lograr esto, les dio la Torá, una enseñanza para la vida. Allí estaban todas las leyes relativas a las tareas rutinarias diarias de la existencia,económico, social, político, religioso, ritual, educativo, nutricional, y sobre todo para ser un pueblo Santo para “Yo tu Di-s soy Santo”. La santidad de las personas no se desarrolla a través de la filosofía o la teología, sino a través la aplicación práctica de las leyes de la Torá. Ser Santo significa estar separado y dedicado a un propósito especial. Un pueblo Santo para seguir las enseñanzas de Di-s debe actuar con respecto con todas sus creaciones. Es así como la presencia de Di-s es reconocida como fundamento para la vida y la vida de todo lo que existe. Actuar con respeto significa actuar con consideración ante las necesidades del otro y sus circunstancias.

La humildad es fundamental para un sano respeto. La verdadera humildad viene de reconocer a Di-s en la vida. El Rebe de Kotzk enseñó que cuando estamos absortos en nosotros mismos, no hay lugar para que Di-s entre. Respetar la privacidad del otro está en la raíz tanto de una sana autoestima como en una relación sana con el otro, especialmente con el sexo opuesto. La ley judía es la expresión activa de su alma interior. Jugar o experimentar con otra persona se considera intolerable. Sólo a una pareja casada se le permite tener contacto físico. El matrimonio es una unión monógama desconfianza entre dos personas en la presencia de Di-s. Este vínculo se fortalece con la privacidad de sus relaciones íntimas. Señales públicas de afecto son restringidas. Esta norma moral muy alta nos ha ayudado a sobrevivir 3.500 años de diversos peligros, culturales, económicos y políticos. El hogar judío nunca fue una fortaleza, sino un Templo.

Aunque mis padres procedían de Europa del Este, trajeron a sus costumbres matrimoniales enfoques diferentes. Sin embargo, debido a que estaban concentrados en hacer feliz a su cónyuge, se las arreglaron para tolerar o evitar las idiosincrasias de otros. Para mis padres el amor era un tema muy personal, privado y Santo. Su cuidado y preocupación por el otro hicieron el amor verdadero en nuestra casa. Los desacuerdos no eran campos de batalla, sino momentos de llegar a un mejor entendimiento y apreciación hacia el otro. Aunque ni siquiera sus hijos los vieron tocarse físicamente entre sí, sus interacciones reflejaban una unión interna profunda.Cuando mi padre quería corregir mis modales en la mesa decía: “Mira que bien come tu madre”. Había una cálida sensación en su tono de voz que transmitía sus sentimientos. Cuando mi hermana le preguntaba a mi padre una pregunta sobre un tema que estaba estudiando, él le decía: “Ve y pregúntale a tu madre, ella entiende mejor que yo” El respeto y la consideración que mostraban el uno hacia el otro se extendió a sus hijos, amigos, vecinos, desconocidos y a los niños y adultos que enseñaban. El verdadero amor no es sólo su expresión externa visible, sino la unión más profunda de la simple reflexión. Por lo tanto, cuando estaba en la puerta, comprendí que una escena de amor judía no tiene por qué mostrar en público su componente privado, físico, cuando su esencia espiritual es tan potente.

Por Ester Serebryanski

La boda Judía, vínculo de santidad

El 15 de Av es considerado el “día del matrimonio judío”. En honor a esta fecha, compartimos estas líneas sobre cómo prepararse para la Jupá como comienzo de una vida de amor y santidad.
Y lo más importante, que sea con ¡Mazal Tov!

Una de las cosas que visualmente distingue la boda judía, es que se realiza bajo una conopia matrimonial (que recibe el nombre de jupá), bien sea realizada bajo el cielo, al aire libre o en el interior de un recinto como la sinagoga.

Jupá en hebreo significa cubrir, acoger o proteger, y por lo tanto representa el enlace de la pareja en todos los aspectos que son compartidos en el matrimonio.

Alude a los sentimientos de amor, cariño, compañerismo, amistad y comprensión. Es el sentido de compartir una sola vida y un destino único; es el convertirse “en una sola carne”.

Se lo compara con el recibimiento de la Torá en el monte Sinaí, donde las nubes celestiales formaron una jupá para el pueblo judío.

Por lo general consiste en un manto o pedazo de tela y cuatro varas que lo sostienen, es como una casa abierta por todos los costados, como la del Patriarca Abraham, que según la tradición, tenía entrada por los cuatro costados, para recibir a los visitantes que vinieran de cualquier dirección.

También simboliza la luz Divina que rodea toda la creación; así como la jupá cubre a la pareja que se casa, esa luz rodea a todo lo que Di-s creó. En términos místicos, es la luz de la sabiduría, raíz de todo lo existente. Esta es la jojmá, la cubierta de la Merkavá.

Como la jupá pretende simbolizar una casa, en la costumbre AshkenazíAzquenazí es preferible que sea realizada al aire libre, bajo el cielo, como un símbolo y recuerdo de la promesa del Eterno a Abraham:

“Observa los cielos y cuenta las estrellas, así será tu descendencia”

Fijar la fecha de la boda

El casamiento marca el inicio de la vida en común de la pareja, y por lo tanto es conveniente realizarlo en las fechas más propicias.

Según una costumbre remota, la fecha debe fijarse, siempre que sea posible, dentro de la primera mitad del ciclo lunar, cuando crece la luna nueva, pues ello simboliza el deseo de que se incrementen la felicidad y la fortuna de la pareja, así como crece la luna. Se sostiene que no hay que cumplir con esta norma en los meses de Elul, Tishrei y Adar.

Otra de las consideraciones que hay que tomar en cuenta, es que la novia pueda sumergirse en la Mikve o Baño Ritual antes de la consumación del matrimonio; por lo tanto debe cuidar en fijar la fecha por lo menos siete días después de finalizado el período. La costumbre es que la novia vaya a la Mikve en cualquiera de los cuatro días anteriores a la boda, puede ser durante el día o por la noche.

Al sumergirse, la novia renace como una persona nueva, es como si por un momento hubiera vuelto al útero para volver a nacer.

Al decidir el lugar donde se va a realizar la boda, es conveniente tener en cuenta las reglas relacionadas con el kashrut. El matrimonio es la base de la futura vida matrimonial y para que éste tenga el aura de santidad y significación que desea la pareja, la comida a servir debe ser casher. Aún cuando las familias no observen regularmente estas reglas dietéticas, no tiene nada de hipócrita hacer un casamiento kasher, ya que este es un momento de bendición especial para los novios y hay que mantener la tradición en todo lo posible.

Al elegir el modelo del vestido de la novia, como de las madres de los novios y las damas de honor, hay que tomar en cuenta en el diseño algunos requisitos de recato mínimo establecidos por la Ley Judía. Las mangas deben llegar por lo menos hasta los codos, la tela no debe ser transparente; no se deben tener escotes y las faldas deben tapar las rodillas.

Hay ciertas fechas en las que no se pueden realizar matrimonios:

En Shabat o en festividades como Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sheminí Atzeret, Simjat Torá, Pesaj o Shavuot, ni en los días intermedios (Jol Hamoed), de Pesaj y Sucot.

En los días de ayuno o duelo como el 3 de Tishrei, 10 de Tevet, 17 de Tamuz, 9 de Av y el Ayuno de Ester.

En los días de la Cuenta del Omer (Sefirá), el lapso que va desde Pesaj hasta Shavuot, que es un tiempo de duelo nacional por la muerte de los discípulos de Rabí Akiva. En Lag Baomer se permiten matrimonios y también en Rosh Jodesh Iyar. Según la costumbre sefaradí se pueden realizar bodas a partir del 19 de Iyar.

En las “Tres Semanas” que es el período que va del 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, se considera tiempo de luto nacional por la invasión a Jerusalem y la destrucción del Primer y Segundo Templo.

Tampoco se acostumbra fijar la fecha de la boda en el lapso que va de Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, denominado “Diez Días de Arrepentimiento”.

La música juega un papel importante en el ambiente de la fiesta. Como el casamiento tiene un carácter sagrado, se debe cuidar que la música sea la apropiada. Debe ser expresión del profundo compromiso espiritual entre los novios y por lo tanto debe ser adecuada para la ocasión.

Hay que establecer, aún dentro de los parámetros de lujo de los casamientos tradicionales, un equilibrio entre lo festivo y lo sagrado; eso hace que la celebración sea más alegre y también más significativa. No hay nada más hermoso que una auténtica boda judía, con música judía que por su estilo es profunda, de gran riqueza espiritual, alegre y a la vez muy moderna.

La Ceremonia. Esponsales, Kidushim o Erusin

El matrimonio, que recibe el nombre en hebreo de Kidushim – santificación, se realiza mediante una ceremonia que se compone por dos actos diferentes y sucesivos: los esponsales Erusin o Kidushim y las nupcias -Nesuin-. La primera incluye las bendiciones respectivas y la entrega del anillo en presencia de dos testigos. 

Para separar entre las dos ceremonias se lee la Ketubá o contrato matrimonial, dando comienzo luego al Nisuim, que consiste en las Siete Bendiciones seguidas por el rompimiento del vaso y finalmente por el Ijud, algunos momentos de privacidad del novio y la novia después de la jupá.

¿Por qué el novio llega primero?

Adámn fue el primer ser humano del mundo, el primero en estar bajo la jupá que hizo Di-s en el Jardín del Edén, y Java (Eva) fue conducida allí.

Del mismo modo, en la actualidad es el novio el primero en estar bajo la jupá y la novia es conducida hacia él.

La jupá es considerada el dominio del hombre, toma posesión de ella primero y luego trae a la novia.

Los seres fueron creados de lo más simple a lo más complejo. Adám fue creado primero y Java Eva después. Se considera que es una forma de vida más elevada y su esencia de mayor refinamiento, porque tiene la capacidad de concebir una nueva vida. 

Romper una copa

Para concluir la ceremonia se acostumbra que el novio rompa un vaso de vidrio pisandolopisándolo con el pie derecho.

Esta costumbre que se origina en el Talmud, se sigue por diversas razones:

Para recordar la destrucción del Templo de Jerusalem. En el momento en el cual se está edificando un hogar, se hace la identificación y relación con el hogar judío nacional representado por el Beit Hamikdash o Templo Sagrado, que aún sigue destruido y el pueblo judío en exilio.

Para recordar que existe mucha tristeza y desazón en el mundo.

Para rememorar el rompimiento de las primeras Tablas de la Ley.

Para atemperar la alegría, porque el exceso de alegría puede hacer que la persona olvide a Di-s e ignore sus responsabilidades espirituales.

Cuando se rompe la copa, la gente dice ¡Mazal Tov!, que significa buena suerte.

El anillo: ¿Por qué en el dedo índice?

La primera parte de la ceremonia se realiza a través de la entrega del anillo o algún objeto de valor en presencia de dos testigos que deben ser judíos observantes de las leyes del Judaísmo, no estar emparentados con el novio o la novia, ni tampoco ser familiares entre sí. 

Un matrimonio puede ser válido aún cuando no hay ningún Rabino presente, pero si no hay dos testigos como corresponde, el matrimonio es inexistente.

El anillo se le pone a la novia en el dedo índice porque el matrimonio representa la unificación del nombre impronunciable de Di-s, e. nombre de mayor sanidad formado por cuatro letras: Iud; Hei; Vav; Hei. El anillo simboliza la sabiduría de la creación que es tan cerrada como el anillo.

¿Por qué las mujeres no son consideradas herederas de acuerdo con la ley de la Torá?

HISTORIA JUDÍA- LAS HIJAS DE TZELOFJAD Y SU AMOR POR LA TIERRA DE ISRAEL

Un hombre llamado Tzelofjad falleció en el desierto, dejando cinco hijas – Majlá, Joglá, Noáh, Milká, y Tirtzá. Las cinco eran rectas, inteligentes, y cultas. En el tiempo de la muerte de Aharón, después de la cual sucedieron los eventos relatados aquí, ellas no estaban casadas, dado que no pudieron encontrar esposos dignos.

Cuando oyeron a Moshé explicar que Eretz Israel sería distribuida de acuerdo con el número de varones, discutieron la materia entre sí.

“El nombre de nuestro padre será olvidado,” se dijeron una a la otra, “porque ningún heredero varón recibirá una porción en Eretz Israel asociada con su nombre. Dado que nosotras no tenemos hermanos, reclamemos la porción de nuestro padre en la Tierra, de tal modo su nombre será perpetuado.”

Las hijas de Tzelofjad eran descendientes de Majir, una familia de la Tribu de Menashé que había pedido permiso a Moshé para asentarse en el lado oriental del Jordán. Así ellas sabían que podrían obtener territorio fácilmente en aquel lado, dado que la tierra allí no era distribuida por la suerte Divina sino por Moshé personalmente. No obstante, amaban Eretz Israel, no estaban satisfechos con una porción en el lado oriental del Jordán, sino que decidieron pedir una parte apropiada en Eretz Israel.

Ellas se aproximaron a los jueces designados por cada diez personas y presentaron su petición. Dado que ésta era una cuestión legal sin precedentes, los jueces no pudieron decidirse. Ellos remitieron a las hijas de Tzelofjad a los jueces designados sobre cincuenta.

“Nosotros dejamos la decisión a más grandes,” dijeron también estas autoridades. Las hijas de Tzelofjad entonces abordaron a los jueces designados sobre cien, pero de allí fueron enviadas a los jueces de mil. Ningún juez se sintió competente para decidir la materia, hasta que finalmente las hijas de Tzelofjad fueron referidas a Moshé mismo.

Las hijas de Tzelofjad esperaron en presentar su caso hasta que Moshé comenzó a explicar las leyes de ibúm (matrimonio de levirato) en el Beit Hamidrash. En aquel punto ellas entraron y dirigieron la palabra a Moshé, Elazar (quien oficiaba después de la muerte de su padre Aharón), y los Ancianos.

A pesar de ser renuentes a presentarse en público, las hijas de Tzelofjad vencieron su natural modestia porque su cuestión era fundamental. Ellas la presentaron en un estilo culto.

La hija mayor comenzó, “Nuestro padre falleció en el desierto (y no en Egipto. Dado que él pertenece a la generación que abandonó Egipto, él tiene derecho a una porción en Eretz Israel)”.

La segunda hija continuó, “El no estuvo entre los querelladores o la malvada congregación de Koraj (quienes perdieron el derecho a sus partes en la Tierra)”.

La tercera resumió, “El no indujo a otros a pecar, (lo cual le causaría perder su porción), sino murió a causa de su propio pecado”.

La cuarta hija concluyó, “¿Por qué debería el nombre de nuestro padre ser olvidado de la familia porque él no dejó ningún hijo? ¡Permitídnos a nosotras, sus hijas, heredar todas las porciones que le eran debidas a él!”

Replicó Moshé, “Vosotras no tenéis derecho a la herencia de vuestro padre.”

¿Por qué?” ellas inquirieron.

“Porque las mujeres no son consideradas herederos de acuerdo con la ley de la Torá,” declaró Moshé.

Las hijas de Tzelofjad entonces argumentaron, “Si muchachas no son consideradas herederos, nuestra madre debe volver a casarse con uno de los hermanos de nuestro padre, de acuerdo con las leyes de ibum. Quizá ella tendrá entonces un hijo quien heredará la porción de nuestro padre.”

“Una vez que hay hijas,” replicó Moshé, “ibum no se aplica. Ella no puede casarse con uno de los hermanos de vuestro padre.”

“¿Qué razonamiento es éste, Moshé Rabeinu?” preguntaron estas cultas mujeres. “Si nuestro estatus es igual a hijos en cuanto concierne a ibum, ¿no debería la misma regla aplicarse en relación a la herencia de la Tierra?”.

De acuerdo con un parecer (Shabat 96), Tzelofjad era el mekoshesh, el hombre que recolectó leña en Shabat (15:32); de acuerdo con otra opinión él estaba entre los maapilim (quienes intentaron entrar a Eretz Israel sin permiso (14:44)).

Inmediatamente, Moshé se volvió para preguntar a Hashem para confirmar el reclamo de las hijas de Tzelofjad.

¿Por qué no reconoció Moshé la verdad de su argumento, prefiriendo esperar la decisión de Hashem?

Hay varias opiniones:

1.La ley de la Torá en esta materia fue ocultada de Moshé.

Dos tzadikim se alabaron a sí mismos de que ellos eran bien versados en Torá y Di-s les causó olvidar una ley.

El Rey David proclamó, “Tus leyes eran mis cantos en la casa donde yo era un extraño” (Tehilim 119:54). David implicaba que aún mientras él estaba en huida y en exilio, la Torá estaba constantemente sobre sus labios. A pesar de que en aquellos penosos tiempos él no podía concentrarse tan profundamente como cuando estaba en paz, incesantemente repetía las palabras de la Torá como quien lleva un canto sobre sus labios. Dijo Hashem, “David, no compares la Torá a un canto, alabándote tú mismo de que sus palabras son tan familiares para ti como un canto! Tú errarás todavía concerniente a una ley conocida incluso por niños pequeños.”

Cuando David trajo el Arón (arca) a Ierushalaim, no se lo cargó sobre los hombros de sus portadores, sino él ordenó que fuera colocado sobre una carreta. Hashem se enojó y causó a los bueyes que empujaban la carreta temblar. Un hombre llamado Uzá, quien estaba parado muy cerca, pensó que el Arón estaba a punto de caer y lo tomó. Di-s mató a Uzá por este acto (porque él debía haber entendido que el Arón que transporta a sus portadores, ciertamente se transporta a sí mismo). David se dio cuenta tristemente que esta tragedia había sido causada por su error, porque él había errado en colocar el Arón sobre una carreta. El Arón sólo podía ser cargado sobre los hombros de los portadores.

Cuando Moshé designó jueces sobre el pueblo, él anunció, “Cualquier materia que es demasiado difícil para vosotros, traedla ante mí” (Devarim 1:17). Él debería haber dicho, “En cualquier materia difícil, yo inquiriré sobre la ley a la Shejiná.”

Consecuentemente, Hashem ocultó de él una halajá la cual aún las mujeres sabían.

2. De acuerdo con un parecer diferente, Moshé sabía la correcta decisión halájica. No obstante, cuando él escuchó que los jueces sobre diez habían diferido el caso a una autoridad más alta, y todo Beit Din de turno se había abstenido de pronunciar una decisión, Moshé pensó, “Permitídme actuar de la misma manera. Hay Uno más grande que yo. Permitídme preguntarle a Él.”

Moshé con eso enseñó a los jueces de todas las generaciones venideras a no vacilar para consultar a una más grande autoridad si es necesario.

De acuerdo con este parecer, Moshé conscientemente corrigió su previa declaración presuntuosa de que él decidiría materias difíciles por sí mismo. Su teshuvá (arrepentimiento) consistió en presentar públicamente su pregunta a Hashem.

3.Moshé sabía que las hijas heredan las posesiones de su padre si no hay descendencia masculina. No obstante, él estaba inseguro acerca de si Tzelofjad, quien era un primogénito, tenía derecho a una doble porción en este caso. La ley de la porción doble podría no aplicarse aquí, dado que Eretz Israel no estaba todavía en la posesión de Benei Israel.

4.De acuerdo con el Zohar, Moshé no estaba seguro acerca de si el pecado de Tzelofjad, (el mekoshesh) había sido completamente perdonado en el Cielo. Él pensó que Hashem podría no querer conceder a las hijas de este hombre una porción en la Tierra. La réplica positiva del Todopoderoso indicó que el pecado de Tzelofjad había sido expiado. Hashem replicó a la pregunta de Moshé, “Las hijas de Tzelofjad argumentaron correctamente. Esta fue la ley apuntada ante Mí en lo Alto.

¡Cuidado! Mucha ciencia puede volverlo creyente

Durante el embarazo, el bebé reposa en la placenta de su madre, rodeado de agua. No respira. Sus pulmones están colapsados, plegados entre las dos cámaras superiores del corazón aún abierto, así que la sangre circula y hay un tubo que conecta la aorta a la arteria pulmonar…

El testimonio de un notable investigador y la increíble respuesta del Rebe de Lubavitch

Durante los diez minutos posteriores al parto, sus pulmones se tienen que expandir, el orificio de su corazón, cerrar, y el tubo, sellarse. En verdad, deben desarrollarse 67 diversas secuencias para que el bebé comience a respirar oxígeno. Esto ocurre milagrosa y cotidianamente y sabemos que ningún ser humano pudo haber desarrollado o programado esta secuencia. Si una compañía tratara de construirlo, no funcionaría. 

En mi profesión, todas las complejas investigaciones científicas realizadas en los últimos cien años demuestran el concepto de “causa y consecuencia”, y “acción y reacción”, y en mi opinión, el de un Creador. La ciencia y la Torá no se contradicen, sino que se complementan. La ciencia nos enseña que cuando Di-s nos asegura que “Yo he Creado el mundo”, “Yo cuidaré de ustedes”, “Yo los sanaré” y “Yo proveeré”. Él tiene razón.

Teóricamente a nadie le debería faltar alimentación y en los Salmos se asegura que: “Tú abres tus manos y resarces las necesidades de los vivientes”. Di-s ha provisto. Y exactamente eso afirma la ciencia, pues en el año 1998, por primera vez en la historia de la humanidad se produjo suficiente comida para alimentar a cada persona viviente del planeta.

Cuando nace un bebé, ¿saben qué? Él tiene razón. Cuando la ciencia demuestra que un médico sana a un paciente, ¿saben qué? Él tiene razón. Di-s ha provisto. Nunca hubo un Rabino que haya dicho jamás a un científico “deja de investigar” o “basta de buscar”. Porque toda la naturaleza es fiel reflejo de la gloria de Di-s

Cuando era joven, trabajé en el programa de la NASA y buscaba vida en Marte. Gastamos cientos de millones de dólares investigando la posibilidad de vida en Marte. En aquellos días le pregunté al Rebe. “¿Es correcto? ¿Puedo realmente hacer esto, porque otras religiones advierten que no se debe investigar? Y la Torá no demuestra que haya vida en Marte”.

El Rebe me contestó en Idish: “Profesor Greene: usted puede y debe buscar vida en Marte, y si no la encuentra ahí, puede buscar en otro lado, y en otro, y en otro. Porque afirmar contundentemente que Di-s no creó vida en otro lado es limitar Su capacidad Creadora, y nadie está en condiciones de hacer eso”.

Velvl Greene (Profesor de Epidemiología y Salud Pública en la universidad Ben Gurión y dirige el Centro Lor Jacobovitz de Ética Médica Judía. Participó del programa de Exobiología de la NASA.

Extraído de la revista Aieka

Cuidá tu alma

¿Quién es un hombre sano? ¿El que hace ejercicios corporales? ¿El que cuida su alimentación sana y se preocupa por su higiene?…

Esos son organismos que funcionan bien, tienen un cuerpo sano, pero no es igual a ser un hombre sano.

Es muy importante tener un cuerpo sano, alimentarse bien, descansar, realizar actividades físicas, tomar sol. Esta es nuestra responsabilidad. Pero el hombre también vive otra realidad, con sus sentimientos, sensaciones, nostalgia, amor, esperanza y su fe.

Estas dos cosas: cuerpo y alma se interrelacionan. Un hombre no puede tener un cuerpo sano, si tiene un alma enferma y no puede tener un alma sana, si tiene un cuerpo que no lo cuida. El hombre está compuesto por un cuerpo vital, es lo que se ve a simple vista ó por medio de estudios médicos y por lo que no se puede ver, lo oculto que es “el alma”.

Así como hay enfermedades físicas, hay medicamentos que las curan. Existen enfermedades del alma que debilitan alguna parte del cuerpo y para evitar su enfermedad debemos diariamente tener un momento de meditación, dejando de lado lo material, para así poder valorar nuestra vida, a nuestros seres queridos, agradeciéndole a Di-s por todo lo que nos está dando, es parte de la medicación para nuestra alma.

El estado de salud del cuerpo depende del constante flujo de sangre que se irradia a todo el cuerpo, por medio del permanente e incesante trabajo del corazón. Cuando esta circulación es correcta, el hombre se encuentra en perfecto estado de salud, ya que sus órganos están unidos entre sí y reciben su vitalidad del corazón.

Tenemos que cuidar nuestro cuerpo, pero buena salud es un cuerpo sano y un alma sana.

Hoy en día la medicina ha descubierto el efecto que tiene el espíritu de una persona para la cura de su enfermedad. Un hombre con espíritu saludable y optimista tiene un sistema inmunitario mayor.

Una debilidad en el espíritu puede provocar un mal en el cuerpo. Así como ciertos alimentos nutren al cuerpo, el alma necesita nutrición espiritual. Esta nutrición incluye un conocimiento de la propia misión en la vida y un reconocimiento a Di-s, que nos ha dado la capacidad de cumplir con esa misión. Un alma saludable se conecta con Di-s mediante el estudio, el rezo, y los actos de benevolencia; Es muy importante transmitir a una persona enferma confianza y esperanza en su recuperación.

Los médicos que tratamos de curar a un enfermo, sólo somos el medio entre Di-s y el enfermo, es por eso que cada vez que estoy intentando salvar una vida, me encomiendo a ÉL, y es muy importante que la persona enferma también confíe en Di-s, pues es la mejor medicina para luchar contra la desmoralización que acompaña la enfermedad. Di-s dio al médico una gran responsabilidad, el médico tiene que poseer la humildad de reconocer que el poder de curar viene de Di-s.

Un médico debe ser sensible, no ser arrogante, pues él es sólo el medio, como está escrito “Di-s es el que sana”. Si bien Di-s nos ha dado a los médicos la responsabilidad de curar el cuerpo, el hombre debe procurar cuidar de su alma.

Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo, reconocer sus síntomas, cuidarlo, pues éste pertenece a Di-s y nosotros somos su portador a lo largo de la vida…Como dice el Código de Ley Judía: “Uno no tiene el derecho de lastimar su cuerpo, pues no es propiedad suya, sino de Di-s”.

Dr.Abraham Obrelan

Especialista en Cardiología (Basado en las Enseñanzas del Rebe de Lubavitch)

¿Buscando en las novelas un amor perfecto?

Sucedió hace mucho tiempo. Recuerdo exactamente cuándo, ya que fue el año de nuestra gran tragedia. Habíamos estado en los Estados Unidos por tan sólo cinco años, después de haber llegado de Estocolmo, Suecia, donde mi padre, el Rabino Israel Yaakov Zuber, de bendita memoria, fue como emisario de Lubavitch por casi dos décadas.

Adaptarse había sido muy difícil, pero a esa altura, todo se estaba poniendo en su lugar. Mi padre era el decano de la Ieshivá de Lubavitch, en Boston. Era miembro importante de la corte Rabínica de la ciudad, y había pasado de ser Rabino en una sinagoga pequeña en Dorchester a una congregación más grande en Roxbury. Mi madre, Rebetzin Zlata Zuber, de bendita memoria, tomaba clases de inglés en la noche, participando en organizaciones de mujeres y socialización en la nueva comunidad.

Y luego, la tragedia.

Fui una estudiante inocente, sin preocupaciones, y después, una joven devastada y desconcertada. Hubo un cambio abrupto de la infancia al mundo feo y horrible de la realidad adulta.

En el mundo actual, donde el crimen y la violencia se han convertido en una parte de la vida cotidiana, podemos reaccionar con menor intensidad a los actos brutales, pero en 1953 el mundo era más seguro y estable, por lo que la noticia de nuestra gran pérdida fue publicada no sólo a nivel local y nacional, sino en todo el mundo.

Una tarde de invierno, cuando el año nuevo secular comenzó, mi padre perdió la vida en manos de asaltantes desconocidos, y nuestras vidas cambiaron para siempre.

Y aquí es donde mi historia en realidad comienza. Unos meses más tarde, mi madre decidió que debíamos irnos a Nueva York para tener una audiencia privada con el Rebe, Rabí Menajem Mendl Schneerson, de Santa memoria.

Yo había estado en una audiencia con el sexto Rebe de Jabad, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, de Santa memoria, dos veces. Una vez, cuando era una niña muy pequeña, lo visitamos en el Grand Hotel en Estocolmo, cuando se dirigía a Estados Unidos. Inmediatamente después de nuestra llegada a los Estados Unidos había sido la segunda vez. Pero esta vez sería muy diferente. Rabí Iosef Itzjak, ahora conocido como el Rebe Anterior, había fallecido unos tres años antes, e íbamos a tener una audiencia con el nuevo Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel.

Mis recuerdos del Rebe Anterior eran muy claros, un hombre digno, grande, de una persona de mirada muy seria. Me sentía intimidada por él.

Mi vida había cambiado, ya no era una niña dentro de una familia, sino un adulto joven y responsable. Pensé que la audiencia sería una experiencia interesante, y por supuesto, quería cumplir con los deseos de mi madre de acompañarla, pero no tenía ni idea de qué esperar.

Las citas para la audiencia se hacían con semanas de anticipación, los nombres fueron escritos y se asignaron los horarios. Los tiempos eran arbitrarios, porque era imposible saber el período exacto de cada audiencia antes de nosotros. Con frecuencia, había cambios de última hora para los dignatarios, los visitantes de lugares lejanos y las emergencias. Nos dijeron que nos mantengamos en contacto con uno de los ayudantes del Rebe, el Rabino Leibel Groner, durante esa noche para que no tuviéramos que esperar en el vestíbulo por un largo período de tiempo.

Había un profundo silencio en el interior de 770 (el Centro de Jabad Lubavitch Mundial) cuando llegamos. Algunas personas esperaban afuera de la oficina del Rebe, algunos en el pasillo exterior. No estaba muy lleno. Las audiencias comenzaban en la noche, y con frecuencia continuaban hasta las primeras horas de la mañana.

El Rabino Groner llevaba la cuenta del tiempo y tocaba a la puerta de la oficina del Rebe, o incluso abría la puerta, para indicar que había acabado el tiempo. Si el Rebe estaba absorto en la conversación, entonces no tenía en cuenta la interrupción. Por la lista que el Rabino Groner tenía, sabíamos cuándo sería nuestro turno.

Mi madre estaba visiblemente angustiada. Ahora era la jefa de nuestra familia, una posición para la cual no estaba preparada. Ella se sentía abrumada por la pérdida, el extraño idioma y la novedad del país.

La tensión se acumulaba mientras esperábamos. El silencio se hizo sofocante. Y, finalmente, llegó nuestro turno. Fuimos rápidamente introducidas a la habitación. El Rebe estaba sentado detrás de un gran escritorio de caoba, frente a la puerta. Dos sillas vacías se enfrentaban a la mesa, pero nos quedamos detrás de las sillas como era la costumbre. Alrededor de la habitación había estanterías llenas de libros de enseñanza judía y creo que había pilas de libros de estudio cerca de las estanterías también.

Mi madre lloraba en voz baja mientras yo miraba al Rebe. Nos miró con compasión y preocupación: había conocido a mi padre, y también participado con nosotros en la tragedia. Luego sonrió suavemente y nos invitó a sentarnos. Parecía tan humano, me sentí inmediatamente a gusto. Habló con mi madre durante un tiempo acerca de sus planes para el futuro, de sus actividades diarias, de mi padre, y todo lo que tenía que ver con nuestra vida.

Luego el Rebe me miró y me preguntó acerca de mis cursos, mis planes para el futuro, mis intereses y preocupaciones. Respondí sin dificultad. Parecía tan genuinamente interesado en todo lo que dije, y de sus respuestas e interjecciones, sabía que estaba escuchando con atención. Sonó el timbre, el tiempo había terminado, y nos retiramos sintiéndonos consoladas y tranquilas.

Recuerdo claramente a mi madre señalando que se sorprendió de mi interacción con el Rebe, que me notaba tan cómoda y a gusto, como si se tratara de un miembro de la familia, alguien a quien conocía de toda mi vida. Y de hecho, así es como me sentí.

Unos meses más tarde, cuando fui de visita a Nueva York con unos amigos, decidí ir a ver al Rebe de nuevo. La audiencia fue pedida desde Boston, y en la fecha especificada llegué a 770. Me sentí un poco incómoda esperando sola. No conocía a mucha gente de la zona, y a nadie en el vestíbulo aquella noche. Llegó mi turno, y estaba muy emocionada de tener la oportunidad de reunirme nuevamente con el Rebe. Ahora que sabía lo que esperaba, mi entusiasmo era desbordante.

Al principio hablamos de mis estudios. El Rebe preguntó en detalle acerca de mis cursos, mis profesores, mis intereses y los planes para el futuro. Luego, para mi gran sorpresa, me preguntó por mis planes muy personales, acerca de mis citas para casarme. Le dije que había conocido a varios jóvenes, pero a ninguno como para casarme.

El Rebe sonrió y me preguntó mi opinión sobre un estudiante en particular.

Tragué saliva, no lo podía creer, la pregunta era sobre un joven que había conocido recientemente.

El Rebe luego preguntó sobre otro estudiante, después de un tercero. Yo estaba totalmente abrumada.

Al parecer, sabía todo acerca de mi vida, sin duda en este aspecto. Sacudí la cabeza y enrojecida expliqué por qué cada uno de ellos no era la persona correcta para mí.

Entonces el Rebe sonrió levemente y me dijo que yo había leído demasiados libros. ¿Cómo lo sabía?. Amor, me explicó, no es lo que hay en las novelas románticas. No es esa emoción abrumadora, cegadora que se retrata en una novela. Estos libros no retratan la vida real, dijo. Es un mundo de fantasía, de emociones inventadas. La ficción es sólo ficción, pero la realidad es diferente.

Y entonces, como un padre a una hija, comenzó a explicarme el significado del amor verdadero.

El amor, me dijo, es una emoción que aumenta con fuerza durante toda la vida. Es compartir, preocuparse y respetarse uno al otro. Es construir una vida juntos, una unidad de familia y hogar. El amor que se siente como una esposa joven, continuó, es sólo el comienzo del verdadero amor. Es a través de los pequeños actos cotidianos de la vida que el amor florece y crece.

Y así, continuó, el amor que se siente después de cinco o diez años, es un fortalecimiento gradual. Cuando dos vidas se unen para formar una, con el tiempo, se llega a un punto en el que cada pareja se siente parte del otro, donde cada uno ya no se puede visualizar la vida sin su compañero a su lado.

Sonriendo me dijo que dejara de lado las nociones románticas desarrolladas por mi actividad literaria, y que viera el amor y el matrimonio de una manera significativa.

Salí de la oficina del Rebe con una gran sonrisa en mi cara. El Rebe sabía cómo comunicarse con una joven soñadora. Él sabía qué decir y cómo decirlo. Sus palabras, pronunciadas desde el corazón, resonaron en mi corazón. Ese es mi Rebe.

De todas partes del mundo, Rabinos, empresarios, líderes comunitarios y políticos buscaron el consejo del Rebe, con frecuencia sobre temas de trascendental importancia, afectando a una gran cantidad de personas. Sin embargo, en el caso de una joven parada en el umbral de la vida, preparándose para tomar la decisión más crucial de su existencia, a esta jovencita le dio a su atención. Con amor paternal y compasión, paciencia y preocupación, le explicó el significado del amor, el matrimonio, el hogar y la familia.

Por: Chana Sharfstein

Otra tradición de Shavuot es disfrutar comidas lácteas, ya que la leche se compara con la Torá que alimenta y nutre.
¡Jag Saméaj para todos!

La esposa el “Hogar” de uno

Al describir el servicio del Sumo Sacerdote en Iom Kipur, la porción de la Torá Ajarei nos dice que el Cohén Gadol “expiará por él mismo y por su casa”. Nuestros Sabios explican que “su casa” significa su esposa.

Al declarar que el Cohén Gadol está por expiar tanto por el mismo como por su esposa, el versículo implica que el Sumo Sacerdote debía estar casado.

Sin embargo, el requerimiento de que el Cohén Gadol fuera casado es pertinente solo a Iom Kipur, durante el resto del año, un Cohén Gadol podía servir aún si era soltero.

Iom Kipur representa la cima del servicio espiritual, cuando el más santo del pueblo judío —el Cohén Gadol -servía en el lugar más santo —el Santo de los Santos —en el día más santo del año.

¿Por qué era necesario que el Cohén Gadol fuera casado para poder cumplir su servicio más sagrado? Esto es aún más asombroso a la luz del hecho que era necesario para el Cohén Gadol separarse de su esposa durante la semana precedente a Iom Kipur.

El hecho de que la Torá se refiera a la esposa del Cohén Gadol como “su casa” antes que simplemente como “su esposa” muestra que no solamente debía ser casado el Cohén Gadol, sino que también en el momento de su servicio en Iom Kipur también debía tener una esposa que es su casa .

¿Qué cualidad superior hace a la esposa la “casa” de uno? Además, ¿qué significa exactamente que la esposa del Cohén Gadol era su “casa”?

El gran Sabio Rabí Iosi dijo una vez: “Nunca me he referido a mi esposa como ‘mi esposa’ sino como ‘mi casa'”. La declaración de Rabí Iosi acerca de cómo se refería a su esposa es una de las numerosas declaraciones referidas a cuán cuidadosamente se conducía de un modo ejemplar. ¿Qué era tan especial que siempre se refiriera a su esposa como “su casa”?

Al referirse a su esposa de esa manera Rabí Iosi buscaba indicar su toma de conciencia de que el propósito final del matrimonio es cumplir el mandamiento “se fructífero y multiplícate” —para establecer una casa judía llena de hijos. Por lo tanto, él vio a su mujer no como “su esposa” sino como “su casa”.

La conducta de Rabí Iosi difería de la conducta de los otros Rabs, quienes se referían a sus mujeres como sus esposas. Los otros Sabios no se referían a sus esposas solo como “sus casas” pues ellos se dieron cuenta que tener una esposa —aún sin hijos para hacerla “la casa de uno” —es un fin deseable en sí mismo.

Así encontramos que durante el primer año de matrimonio —cuando no hay hijos —un esposo está exceptuado del servicio militar así puede “alegrar a su esposa”. Así también un esposo está libre de ciertas obligaciones durante las festividades así podrá “alegrar a su esposa”.

Claramente la Torá reconoce el valor de la relación entre marido y mujer en sí misma.

El grado de santidad de Rabí Iosi, sin embargo, era tal que su visión de la vida de casado se centraba alrededor del hecho de que el matrimonio le posibilitará tener hijos. Por ellos, cuando pensaba en su mujer, él avizoraba el resultado de su matrimonio —un hogar judío repleto de hijos.

En Iom Kipur, el Cohén Gadol estaba cargado con la aterradora responsabilidad de lograr la expiación no sólo en su beneficio y en beneficio de su “casa”, sino —lo más importante —en beneficio de todo Israel.

Comprensiblemente, para cumplir esto, tenía que elevarse a las más grandes alturas espirituales. Parte de este proceso estriba en santificarse él mismo hasta el grado que él —igual que Rabí Iosi —viera a su esposa solamente como “su casa”.

(Likutei Sijot, Vol. XVII, págs. 172-176)