Amor y temor

Esta Parashá comienza con las palabras: “Esta es la descendencia de Itzjak el hijo de Abraham, Abraham es el progenitor de Itzjak”. Lo redundante de este versículo es obvio para todos. Entre las diferentes explicaciones, encontramos esta: Abraham representa el AMOR e Itzjak representa el TEMOR. La Torá trata de decirnos que ambos sentimientos aparecen en diferentes circunstancias. Pero ¿por qué son tan importantes estas características?

Para ilustrarlo contaremos un famoso chiste: Una fría noche de invierno, un pobre obrero judío pasó por la puerta de un caro restaurant. Se detuvo unos minutos para mirar a través del vidrio, y observó a un grupo de personas adineradas que charlaba animadamente, mientras comían deliciosos blintzes.

“Blintzes” murmuró y continuó su camino. Al llegar a su hogar, anunció: “Sara, me encantaría que me prepares unos blintzes”

“Por supuesto, Moishe, haré lo mejor que pueda” respondió ella.

Sara tomó su viejo libro de cocina y abrió en la página que decía: blintzes. Entonces comenzó a trabajar: 2 tazas de harina, 2 tazas de agua, “Oh! ¡No!” exclamó Sara, “debo rellenarlo con queso crema. ¡Moishe, no tenemos queso crema en casa!”

“Sabes qué, Sara, olvídate del queso”

“¡Pero también dice que debo agregar nueces, pasas de uva y miel!”

“Olvídate de eso también” dijo Moishe comprensivo.

“¿Y qué hago con respecto a la canela y el azúcar negra?”

“No son importantes. Por favor, prepárame los blintzes que tengo hambre”

Al cabo de un rato, los blintzes estaban servidos en la mesa. Moishe se colocó ceremoniosamente una servilleta en cuello, tomó el cuchillo y el tenedor y comenzó a comer. Después de unos instantes, Sara le preguntó: “Nu… ¿qué me dices? ¿Te gustan?” Él la miró directamente a los ojos y le dijo: “Sabes, no entiendo qué atractivo le encuentran los ricos a los blintzes”

Moraleja: Estudiar Torá y cumplir los Preceptos, sin amor y temor a Di-s, es similar a comer blintzes sin relleno. El ‘relleno’ es lo que Abraham nos dio. Nuestro patriarca fue el primero que amó a Di-s verdaderamente. Otros, antes de Abraham, eran como el señor Goldberg. Cuando el Rabino entró al restaurant, vio que el señor Goldberg devoraba con placerun trozo de pescado. “Rabino, por favor, discúlpeme por la manera en que como, pero es que yo amo el pescado”.

“No señor Goldberg” dijo el Rabino, “usted miente. Si en verdad amase al pescado, dejaría que éste lo comiera a usted. Usted se ama a sí mismo, por eso come pescado”.

El amor es un sentimiento. El temor también lo es. Itzjak, nuestro patriarca, tenía el atributo del temor, o más exactamente guevurá. Guevurá implica fuerza y cambio. Ésa es la característica del miedo, que produce que la persona haga cosas que pueden ser totalmente opuestas a su personalidad. Itzjak deseaba transformar drásticamente al mundo. La Torá relata que él se dedicaba a cavar pozos de agua. Itzjak deseaba transformar el desierto y convertirlo en un oasis.

Por eso ambos son llamados patriarcas. Ya que heredaron a sus hijos, la nación judía, la habilidad de aprovechar ambas emociones en el servicio a Di-s.

(Adaptado de un artículo de Tuvia Bolton)

No perdamos la cabeza

¿Alguna vez  les pasó que perdieron algo y no lo encuentran? ¿O que lo encuentran en los lugares más remotos posibles? ¿O que justo vino aquél que les dio ese algo que terminaron perdiendo?

Bueno, existe una segulá (buen auspicio) para poder encontrar las cosas perdidas, y es poniendo Tzedaká en mérito a Rabí Meir Baal Hanes.

Rabí Meir Baal Hanes era un sabio Judío que vivió en el tiempo de la Mishná. De acuerdo a la leyenda, su padre era descendiente del Emperador Romano Nerón, quien se convirtió al Judaísmo.

Era llamado “Baal Hanes” (“El Maestro de los milagros”) por la siguiente historia:

Rabi Meir estaba casado con Bruria, hija de Rabí Janina ben Teradión, uno de los diez mártires. El gobernador había ordenado la pena de muerte a Rabí Janina y su esposa por enseñar Torá en público. Decretaron que su hija, la hermana de Bruria, viviera una vida de sufrimiento. Bruria le pidió a su marido que salvara a su hermana.

 Rabí Meir tomó una bolsa con monedas de oro y fue a donde su cuñada se encontraba, vestido como un jinete romano. Ofreció al guardia romano que custodiaba el lugar el dinero como soborno. El guardia respondió: “Cuando venga mi supervisor y vea que falta alguien me va a matar” Rabí Meir respondió “Toma la mitad de la plata para ti, y usa la otra mitad para sobornar a los otros oficiales”. Y el guardia continuó: “Y cuando se acabe el dinero, y los supervisores vengan, ¿Qué haré?”: Rabí Meir respondió, “Dí, “Di-s de Meir respóndeme” y serás salvado”. El guardia siguió preguntando “¿Y cómo me puedes garantizar que esto me va a salvar?” Rabí Meir replicó, “Mira, aquí hay perros que atacan y matan a los hombres. Voy a ir hacia ellos, y verás por ti mismo”. 

Rabí Meir fue hacia allí y todos los perros comenzaron a acercarse para morderle, y gritó: “Di-s de Meir, respóndeme” y los perros se fueron para atrás. El guardia se convenció y le entregó a la chica. Cuando llegó el grupo de supervisores, él los sobornó con la plata que Rabí Meir le había dado. Eventualmente, se conoció el delito del guardia. Lo arrestaron y sentenciaron a morir en la horca. Cuando estaba atado con la cuerda alrededor de su cuello, dijo “Di-s de Meir, respóndeme”. La cuerda se rasgó, para sorpresa de todos. El guardia relató el incidente, y todos fueron a visitar a Rabí Meir. El guardia fue perdonado.

Desde ese entonces, se mantuvo la tradición de que cuando un judío se encuentra en cualquier tipo de crisis, da caridad para el beneficio de estudiantes de Torá en Israel, y dedica la caridad en memoria de Rabí Meir Baal Hanes. Luego dice: “Di-s de Rabi Meir, respóndeme” y en ese mérito, si Di-s quiere, saldrá de su crisis. Esta plegaria también es conocida como una ayuda para encontrar objetos perdidos. Rabí Meir proclamó que él personalmente va a interceder en el Cielo en nombre de cualquiera que dé caridad a los pobres de la tierra de Israel en su mérito.

A mí me funcionó…

Hace un par de meses, viajé con mi esposo a Uruguay por un mes para las festividades. Llegamos para Rosh Hashaná, y mi familia se acopló una semana más tarde para Iom Kipur y Sukot. La primera semana nos quedamos en la casa de mis padres, y luego nos fuimos a la casa de unos amigos.

Antes de viajar, mi padre nos dio una bolsita con unas Mezuzot de una señora uruguaya, que se las había dado para que un Rabino en Bs.As. las revisara. Y nos dijo que le avisemos a la señora que nosotros la poseíamos, para que podamos devolvérsela.

Llegamos al aeropuerto. Teníamos varios bolsos, y comenzaron a hacernos problemas por sobrepeso. Así que tuvimos que hacer un arme-desarme en el mostrador del check-in para poder pasar sin tener que pagar el precio desorbitante que cobran por unos pocos kilos extra.

Llegamos a Uruguay. Dejamos los bolsos chicos en mi casa, para que cuando nos vayamos una semana más tarde a la otra casa tengamos sólo una valija.

Obvio que nos olvidamos del paquete de las Mezuzot.

Pasaron los días, Rosh Hashaná, y llegó mi familia. Nosotros, acorde al plan, nos fuimos a la casa de nuestros amigos.

Luego de Iom Kipur, mi papá nos llama y nos pregunta por las mezuzot, que la señora las reclama.

“No hay problema” dijimos. Buscamos en la valija grande…y no estaban.

Pensamos, “seguramente las dejamos en los bolsitos”.

Decidimos ir al otro día a buscarlas.

Llegamos temprano en la mañana, cuando vemos en la entrada de la casa a la señora tocando timbre y preguntando por sus mezuzot. “Ya te las bajamos”, le dijimos con seguridad.

Subimos corriendo, abrimos los placares, sacamos los bolsitos y los revolvimos todos. Nada. “Bueno” dijo mi marido, “No vamos a desesperarnos, pongamos Tzdedaká para Rabi Meir Baal Hanes, no tenemos lo qué perder, máximo le decimos que nos las dejamos olvidadas en Bs.As. con todo el lío de las valijas, que de hecho, seguramente haya sido eso lo que pasó”.

Pusimos Tzedaká.

A los dos segundos (¡¡dos!!) me vino un pensamiento a la mente: “Están en el mueble del comedor”. Fui hasta allí, y evidentemente..ahí estaban, tan tranquilas y ajenas a la locura previa que reinaba en la casa.

Ni me acuerdo cuándo las habíamos puesto ahí, ni quién de nosotros… la cosa es que aparecieron.

¡Menos mal!

autor?

Un comienzo de mes diferente

En Simjat Torá de 1977, en medio de las Hakafot, el Rebe sufrió un infarto. Con denodado esfuerzo terminó sus Hakafot. Durante aquellos días fatídicos de Tishrei de dicho año, en el mundo de Lubavitch y más, reinaba una gran confusión. La única persona que se mantenía calma era el Rebe mismo. Hoy en día, sabemos el final feliz de la historia. 

Conocemos los milagros que llevaron a Rosh Jodesh Kislev, el día en el cual el

Rebe volvió a su casa; un símbolo de recuperación completa. Hoy, se celebra con reuniones jasídicas y por sobre todo con la acción.

El legado del Rebe está en todas partes. En Argentina y el Congo; en Israel y Europa; en Moscú y Nueva York. 

Sus programas tienen lugar en las escuelas y en la calle, en sinagogas y en casas, en oficinas y prisiones, en el ciberespacio y también uno a uno, de manera formal e informal.

¿Qué hay detrás de estos Jasidim, alumnos y seguidores de Lubavitch y qué los motiva?

El Rebe. El Rebe de Lubavitch, Rabí Menajem Mendel Schneerson.

Aún ahora, a más de dos décadas de su fallecimiento, cientos de parejas jóvenes, inspiradospor su visión y su pasión, se sienten privilegiados de dejar hogares y afectos para asumir posiciones permanentes como emisarios del Rebe, shlujim, lejos de su familias, comunidades, raíces espirituales, confort y diversiones.

Cada vez son más los judíos que en todas partes siguen inspirándose en las enseñanzas y la guía del Rebe.

Un flujo constante de personas Jasidim y no Jasidim, hombres y mujeres, niños y niñas y en general gente de toda clase y condición visitan su lugar de descanso, el Ohel.

Ese fuerte legado se intensificó a partir de ese Rosh Jodesh Kislev, el mes de la luz.

Decir la verdad

¿…y cuando está permitido ser menos que honesto?

En el libro de Génesis leemos cómo Iaakov, siguiendo el pedido de su madre, se disfrazó como su hermano mayor Eisav para que pudiera recibir la bendición que su padre Itzjak quería darle a Eisav…a pesar del hecho que Iaakov era un gigante espiritual y el paradigma de la verdad. De hecho, el atributo de la verdad es el que está más asociado con nuestro patriarca Iaakov, como está dicho “Da la verdad a Iaakov”.

Parecería que la presión que se necesitaba para recibir las bendiciones, hizo caso omiso a la prohibición general de engañar. Veremos pues, la importancia de decir la verdad y bajo qué situaciones está permitido engañar.

La virtud de la Verdad

La Torá dice: “Distánciate de las palabras de falsedad” Este es el único pecado sobre el que la Torá nos advierte que nos “distanciemos”.

Al decir la verdad, emulamos a nuestro Creador, sobre Quien está dicho: “El sello de Di-s es la verdad”. El Sefer Jasidim escribe que quien habla la verdad puede cambiar el destino decretando que algo suceda…y sucederá.

En el Talmud, se ve evidente que ser cuidadoso de hablar la verdad es una Segulá (actividad espiritualmente propicia) que le permite a uno completar los años destinados a él por  Di-s.

El Talmud dice que hay cuatro grupos de personas que no son meritorios de recibir la presencia Divina. Uno de ellos son los mentirosos. Este castigo es medida por medida: por medio de la mentira ellos demuestran que quieren caer en gracia en los ojos de las personas, ignorando la presencia del Altísimo. Por ello, no son meritorios de estar frente a Su presencia.

El Talmud también dice que hay tres tipos de personas que Di-s desprecia. Uno de ellos es aquél que dice una cosa, pero piensa algo completamente distinto.

En un nivel muy práctico, está claro que cuando la persona se acostumbra a decir la verdad, la gente confía en él, como dice el versículo: “Una lengua verdadera se establece para siempre”. Por el otro lado, uno que habitualmente es mentiroso, la gente le desconfía, como continúa el versículo, “Pero una lengua mentirosa, sólo por un momento”, o sea, su confiabilidad es muy corta.

Entendiendo el permiso de mentir

A pesar de lo arriba mencionado, encontramos que en ciertas circunstancias está permitido o incluso es recomendable mentir. La razón para esto es que el mandamiento Bíblico contra la mentira sólo incluye una mentira que dañaría otra persona, como dice el versículo: “Distánciate de las palabras de falsedad; no mates a un hombre inocente o justo”. O sea, está prohibido mentir de manera que cause muerte o daño a cualquier persona.

e nos dice que una mentira dicha para promover la paz, no está incluida para nada en la prohibición de decir mentiras. Parece ser que si el propósito final de esta mentira es positivo, entonces no está prohibido.

Ejemplos de mentiras permitidas

Uno puede “cambiar la verdad” por razones de paz. Esto se aprende de una conversación entre Di-s, Sará y Abraham en Génesis. Sará dijo sobre sí misma: “Luego que me he arrugado, recibiré una piel suave, y mi marido es anciano”. Cuando Di-s repitió sus comentarios a Abraham, dijo que Sará había dicho: “Cómo puedo dar a luz cuando he envejecido”. Como explica Rashi, Di-s cambió las palabras de Sará para que Abraham no sepa que Sará había hecho un comentario denigrante sobre él.

Aaron, el Sumo Sacerdote solía emplear este método al intentar hacer las paces entre parejas que discutían y amigos. Solía acercarse a uno y decirle que el otro estaba muy arrepentido y quería reconciliarse. Cuando la persona escuchaba esto, expresaba interés en querer resolver el problema. Aaron iba luego a la otra persona y le decía lo mismo. Así, las cosas se solucionaban. El Rif dijo que mentir para mantener la paz, es una Mitzvá.

Otros ejemplos de mentiras blancas permitidas:

Cambiar la verdad para practicar la humildad. Por ejemplo, uno puede clamar no saber algo de cierto tratado Talmúdico aunque uno sí lo sepa, de esa forma cambia la verdad para preservar la modestia.

Cambiar la verdad para proteger a otro de alguna inconveniencia o peligro. Por ejemplo, si un anfitrión ha sido muy generoso y amable, y luego se le pregunta al huésped sobre dicho anfitrión, él no debe contar todo sobre su amabilidad porque esto causaría que le vengan muchos invitados.

De manera similar, si una persona tiene una enfermedad incurable, y decírselo provocaría que su salud se deteriore aún más, es correcto esconderle dicha información.

Una mentira blanca que se dice para proteger a otro de ser avergonzado. Un ejemplo de esto es que uno puede decir que una novia se ve bella, incluso cuando no es muy linda.

Usar expresiones exageradas cuando está claro que se trata de una exageración. Por ejemplo: “Te ves blanco como un papel”.

Hay algunas circunstancias bajo las cuales uno puede engañar para poder recuperar pérdidas que se le deben. Nuestro patriarca Iaakov empleó este método para proteger sus ganancias obtenidas de forma legal, de ser defraudadas por su suegro y tío Labán.

Si alguien hace algo para sí mismo, pero otro entiende que lo está haciendo para honrarlo, uno no tiene que corregir este malentendido. El Talmud relata que algunos rabinos estaban viajando de una ciudad a otra. Un rabino se acercó a ellos pensando que habían venido a saludarlo. En tal caso, el Talmud concluye, no es necesario corregir este error.

Excepciones a las excepciones

A pesar de todas estas autorizaciones, uno debe siempre intentar no decir una mentira completa, sino más bien, decir mitad de verdad.

Incluso en estos casos, uno debe intentar evitar mentir a los niños, para no entrenarlos a mentir.

También, en dichas circunstancias, uno no debe mentir constantemente.

El Maguen Abraham dice que incluso en las circunstancias arriba mencionadas, uno debe mentir sólo sobre el pasado pero no sobre el futuro. Por ejemplo, uno no debe decir: “No haré esto o aquello”, en aras de la paz. Otros cuestionan dicha sentencia.

Por Aryeh Citron

Las bendiciones de Itzjak

Al llegar a la vejez y quedar ciego, ltzjak sintió que había llegado la hora de bendecir a su hijo mayor…

Le pidió que fuera al campo, cazase un venado, le preparase una sabrosa comida para luego bendecirlo. Rivka, que había escuchado por casualidad la conversación, vistió a laakov con las ropas de Esav. Cubrió sus manos y cuello con pieles de cabrito para simular las manos velludas de Esav y lo envió a lo de Itzjak con un sabroso plato de carne de los mismos cabritos, además de matzá hecha por ella.

La voz de laakov despertó sospechas en su padre, pero éstas se disiparon al sentir “las manos velludas de Esav”. laakov se aproximó y besó a su padre. ltzjak, preparado para otorgar sus bendiciones al hijo, le dijo: “Di-s te dé del rocío del cielo y de las fertilidades (gorduras) de la tierra, y abundante trigo y vino. Que los pueblos te sirvan y se arrodillen a Ti las naciones. Los que te maldijeren serán malditos, y benditos los que te bendijeran’.

laakov partió y pronto retornó Esav y descubrió la verdad.

No obstante, ltzjak no revocó su bendición a laakov. En lugar de ello, bendijo también a Esav y le vaticinó que sus descendientes serían guerreros y servirían a los de laakov, en tanto éste se comportara adecuadamente. Pero, si llegaran a apartarse del camino de la Torá, entonces los descendientes de Esav estarían libres de tal servicio.

Cuando Esav descubrió la maniobra de su hermano, lo odió profundamente y decidió que, una vez muerto el padre, le daría muerte. Para prevenir esta tragedia, Rivka ordenó a laakov que abandonara la casa y permaneciera en Jarán con su hermano Labán.

Siguiendo los pasos de nuestros antepasados

Itzjak le aseguró a Iaakov que sus descendientes reinarían sobre todos los demás pueblos de la tierra. Sin embargo, su bendición se cumpliría en la medida en que el pueblo judío adhiriera a los preceptos de Di-s. Si los judíos abandonaban el camino de la Torá, sus enemigos ganarían en poder y los someterían.

La historia ha confirmado esta predicción.

Cuando los judíos cumplieron la Torá, disfrutaron de la beneficencia de Di-s y contaron con Su Templo Sagrado. Pero cuando extraviaron el camino y rehusaron cumplir Sus advertencias de arrepentirse, sufrieron la pérdida del Templo y fueron reducidos a vivir bajo presión de los gentiles en exilio. Más tarde, trataron de asimilarse y parecerse a los ciudadanos de naciones extranjeras, ya sea en Grecia, Roma, Rusia o Alemania. Y cada intento de asimilación sólo generó opresión, pogroms y guerras. Solamente cuando los judíos tienen presente que son judíos y deben vivir de acuerdo con los preceptos de Hashem, logran vidas exitosas y felices.

Iaakov escapa de Esav

Iaakov fue forzado a huir de su hermano Esav que quería matarlo y se refugió en la casa del hermano de su madre, Labán, en Jarán. Durante el viaje, llegó al monte Moriá y pasó allí la noche. Hashem se le apareció en sueños y le prometió que la tierra en la cual estaba descansando le sería dada a él y a sus descendientes, y volvería al hogar bajo la protección de Hashem. Al despertarse, Iaakov prometió solemnemente que al retornar sano y salvo a la casa paterna, ofrecería a Hashem un décimo de todo lo que recibiría de Él. Este compromiso constituyó con el tiempo la base del diezmo que se separaba para el Templo, el Kohen (sacerdote) y el pobre.

Se supone que todo judío debe donar al menos un décimo de lo que percibe como caridad.

Extraído de Ayer, hoy y siempre Editorial Bnei Sholem

Generaciones

Iaacov, hijo de Itzjak y Rivka, hermano mellizo de Esav y tercer patriarca del Pueblo Judío, nació en el año 2108 desde la Creación y vivió 147 años. Sus doce hijos formaron las doce tribus del Pueblo de Israel.

Rivka estuvo casada por veinte años sin tener hijos. Otras mujeres que tuvieron que esperar muchos años antes de tener hijos fueron: Sara, quien debió esperar 75 años por Itzjak; Rajel, quien debió esperar 14 años, y Janá, quien aguardó 19 años hasta el nacimiento de Shmuel.

Rivka tuvo un embarazo muy molesto. Cuando consultó a Shem – hijo de Noé y tzadik de la época – sobre el particular, éste le comunicó que llevaba mellizos en su vientre y que éstos darían origen a dos naciones: Iaacov a Israel y Esav, Roma.

Estas dos naciones tendrán objetivos diferentes. Una estaría orgullosa de su Torá, la otra, de su riqueza. Ambas generarían grandes emperadores: Israel daría al rey Salomón, quien construiría el Gran Templo de Jerusalem, y Roma, a Adriano, quien lo destuiría.

Esav es nombrado por sus padres; en cambio, Iaacov es nombrado directamente por Di-s.

Hasta los 13 años no existieron diferencias entre Esav y Iaacov; estas se hicieron evidentes luego de esta edad, cuando Iaacov se dedicó al estudio de Torá y Esav a la caza.

Esav hacía creer que observaba las mitzvot, cuando en realidad no las cumplía y además se comportaba como un malvado. El único precepto que cumplía era el de honrar a su padre.

Esav le vendió su primogenitura a Iaacov por un plato de lentejas, pues no le daba importancia al privilegio que tenía el primogénito de cada familia de ser honrado como Cohén y de continuar la tradición de Abraham e Itzjak, como lo hará luego Iaacov.

Esav prefirió el placer temporal a los valores eternos de la Torá. Itzjak bendijo a Iaacov creyendo que era Esav, por su ceguera y por las pieles que Rivka había puesto en el cuerpo de Iaacov, siendo esto parte del Plan Divino.

La bendición por la que Iaacov prevalecería sobre las demás naciones estaba sujeta al cumplimiento y al estudio de la Torá. Si violaba la Torá, serían los descendientes de Esav los que dominarían.

El odio de Esav a Iaacov es una halajá (ley) de la Torá en la que se encuentran los orígenes más remotos del antisemitismo. Ello nos enseña que no es la emulación de la conducta de los demás pueblos, ni la asimilación, ni la adulación a los no judíos, lo que determina las buenas relaciones con los demás pueblos. Sólo existe un método para combatir el antisemitismo y es, tal como está expresado en la bendición de Itzjak, el cumplimiento de la Torá, para impedir que prevalezca la descendencia de Esav.

“El dolor constriñe la mente, eclipsa tus inquietudes, hace que te olvides de tu sagrada misión en la vida. Si el dolor se presenta, recuerda que es sólo una puerta transitoria que necesitas atravesar”.

Según la Cábala, Abraham representa la bondad. Tuvo dos hijos, Ishmael e Itzjak, lo cual demuestra que una bondad excesiva puede ser dañina. Itzjak es la personificación de la severidad, de la fortaleza, también él tuvo dos hijos, Iaacov y Esav. Éste último representa el lado impuro del rigor, el orgullo, el egoísmo, el odio al prójimo. Iaacov representa la combinación armoniosa de bondad y severidad, personificando la “majestuosidad” que, a través de sus doce hijos, da lugar a las doce tribus de Israel.

Vida después de la vida

Nuestra Parashá, en su totalidad, trata sobre sucesos ocurridos posteriormente al fallecimiento de Sará, la matriarca: la adquisición de la Cueva de Majpelá, con el fin de sepultarla allí; el casamiento de Itzjak con Rivka, a través del cual él se consuela por la muerte de su madre; y finalmente se relata sobre el casamiento de Ketura (que era Hagar, la otra esposa de Abraham) y sobre la descendencia de Ishamel. Esto genera gran asombro sobre lo apropiado del nombre de la Parashá- la vida de Sará, que representa todo lo opuesto a lo que la misma relata. Es sabido, que el nombre de una parashá de la Torá es absolutamente exacto, por ende debemos decir que sí existe una profunda relación entre lo relatado en la parashá y el verdadero sentido de “la vida de Sará”.

EL TIPO DE VIDA

La verdadera vida es eterna. No concluye en el instante de la muerte, sino que continúa y encuentra su expresión en la descendencia del fallecido, y en los sucesos que tienen lugar posteriormente en este mundo. Desde esta perspectiva, son justamente los acontecimientos acaecidos post muerte los que dan testimonio del nivel y calidad de la vida de la persona fallecida, puesto que es ahí donde se comprueba la verdadera esencia de esa vida, si realmente era eterna, vida en su sentido más cabal. Nuestros Sabios z”l declararon: “Iaakov el Patriarca no murió”, y explican- “así como su cimiente está con vida, también él está con vida”. Es decir, cuando la descendencia continúa con su camino, sabemos que “también él está con vida”. Así también, es justamente en nuestra Parashá, que relata los sucesos que tuvieron lugar luego del fallecimiento de Sará, la que nos permite apreciar la eternidad de su vida. Vemos a Rivka como continuadora del camino de Sará (en el lenguaje de la Escritura: “y la trajo Itzjak a la carpa (de) Sará su madre”, sobre lo que Rashi comenta “y ella fue cuál Sará su madre”) y generadora nuevamente de los tres milagros que tenían lugar durante su vida. Más aún: todos los sucesos de la parashá dan cuenta de que la línea de pensamiento de Sará es la que se impuso.

SARÁ Y ABRAHAM

Aquí es necesario distinguir entre Sará y AbrahamSará fue la madre de Itzjak específicamente

Desde que él nació, Sará aspiraba a que el flujo Divino se dirija sólo hacia él, siendo Itzjak el símbolo de la santidad. En contraposición a ello, Abraham fue también el padre de otros pueblos (Ishmael y los hijos de Ketura), y brindó de sí a todos sus hijos. Sará quiso echar al “hijo de la sierva”; pero Abraham sufrió su expulsión y rezó también por Ishmael. 

Lo ocurrido en nuestra parashá brinda testimonio sobre lo correcto del camino de Sará concretamente. La parashá abre con el relato de la Cueva de Majpelá

Inicialmente la Cueva era el lugar de sepultura de Adam y Java, padres de toda la especie humana. Vemos que aquí Abraham adquiere la Cueva para sepultar a Sará, y efectivamente ahí fueron sepultados sólo los Patriarcas y las Matriarcas del pueblo de Israel, tal como fue el deseo de Sará, que pretendía que la Divinidad se direccione sólo hacia Itzjak.

LA CONTINUIDAD- EL PUEBLO DE ISRAEL

A eso se agrega el segundo episodio, la misión de Eliézer: Sobre Eliézer, el fiel alumno de Abraham, está escrito que él “extraía y daba para beber a otros de las enseñanzas de su maestro”. 

Fue también merecedor de muchos milagros. Con todo ello, sin embargo, cuando quiso que Itzjak se case con su hija, no fue respondido favorablemente y Abraham le contestó: “Mi hijo es bendito, y tu eres maldito, y un maldito no se apega a un bendito”. 

También el final de la parashá es prueba de ello. La Torá dice: “Y Abraham entregó todo lo suyo a Itzjak”, mientras que a los hijos de las concubinas les dio regalos “y los mandó de Itzjak su hijo”. 

Con esto nos prueba la parshá en su totalidad lo correcto que era el camino de Sará, que vio la continuidad específicamente a través de Itzjak su hijo, y solicitó traspasarle el flujo Divino. Es por ello que la parashá se llama “La vida de Sará”, puesto que precisamente en ella descubrimos la condición eterna de su vida, y la rectitud de su camino.

(Likutei Sijot Tomo 15, pág. 145)

No se olviden de invitarme

Si alguna vez visitan Jerusalem y pasan por Batei Orenstein, querrán saber sobre las buenas acciones realizadas por Berel Orenstein- que construyó las casas que están aún de pie en ese lugar:

Reb Berel y su esposa ya habían cenado. Reb Berel se había sentado a estudiar Torá y su esposa se entretenía con un bordado, cuando golpearon a la puerta. Reb Berel la abrió, pero el visitante lo empujó tan enérgicamente que Reb Berel cayó hacia atrás. Varios jóvenes matones entraron rápidamente a la casa y pidieron que la aterrada pareja quedara en el suelo. Aunque no ofrecieron resistencia, ambos fueron golpeados hasta quedar inconscientes y atados con fuertes sogas.

Cuando esta violencia ocurría dentro, en el exterior de la casa, un grupo de estudiantes de la Ieshiva llegó a esta residencia. “Está completamente oscuro. ¿Piensan que debemos golpear?”, preguntó uno de los estudiantes. “Reb Moshe nos dijo específicamente que nos aseguráramos de llevar a Reb Berel a la boda. ¡Él nos está esperando allí!”, otro contestó. “Tenemos que despertarlos”, un tercero opinó. Y caminaron hacia la puerta y golpearon. El repetido golpeteo no trajo ninguna contestación. “Quizá debemos forzar la puerta; puede ser que algo les ha pasado y no pueden abrir”. Pero violentarla no fue necesario, pues la puerta estaba abierta.

Cuando los jóvenes entraron, vieron una forma oscura en el suelo que resultó ser Reb Berel. Lo desataron a él y a su esposa- quienes ahora habían recobrado la conciencia, y les explicaron que los había enviado Reb Moshe para traerlos al casamiento de su hija. “Gracias a Di-s que vinieron en este momento. Los ladrones habrían saqueado la casa entera y quién sabe lo que podrían haber hecho a mi familia. ¡Éste es de verdad un milagro que fue resultado de mi mitzvá de “Hajnasat Calá” (ayudar a una novia a casarse)!” “¡Por favor, cuéntenos lo que pasó!”, insistieron los estudiantes.

Reb Berel, que estaba recuperando su calma explicó: “Un día estaba paseando calle abajo, y me encontré con Reb Moshe. Él parecía angustiado, por lo que le pregunté: ¿Cómo está todo?’.. “Él me contestó que tenía que casar muy pronto a su hija, y no tenía el dinero necesario. Yo le pregunté cuánto necesitaba, y él contestó: ‘Doscientas monedas de oro’- que era una suma importante. Gracias a Di-s, yo llevaba conmigo más que eso, así que saqué mi billetera y le di el dinero más algo extra. Entonces agregué: ‘¡Sólo no se olvide de invitarme a la boda!’.

“Luego supe que las invitaciones del casamiento habían sido entregadas, y me sentí sorprendido de que se hubiera olvidado de invitarme. Ahora entiendo claramente que detrás de todo está la Providencia Divina. ¡Si ustedes no hubieran venido en este momento podría haber perdido mucho de mi fortuna y, quién sabe, podríamos haber perdido incluso nuestras vidas!” “¿Se siente bien como para venir a la boda?” -le preguntaron los jóvenes a Reb Berel- “¡Pues Reb Moshe seguramente está esperando por usted!”. “No me la perdería por nada del mundo”, exclamó  Reb Berel exclamó. “Gracias al dinero que le di a Reb Moshe, se salvó mi vida y las vidas de mi familia y mi fortuna”.

La mayoría de los convidados ya se había ido, pero Reb Moshe estaba esperando allí al “invitado de honor”- el bienhechor a quien se había olvidado de invitar. Reb Moshe estaba a punto de disculparse, cuando Reb Berel lo abrazó y empezó a relatarle la historia de su rescate.

Entonces Reb Berel dijo que tenía un anuncio para hacer. “Durante muchos años he pensado en mudarme a la Tierra de Israel. Esta noche he decidido que quiero llegar allí en cuanto cierre mi negocio aquí. Allí, construiré casas para los pobres y para los estudiosos de la Torá en Jerusalem. De esta manera, espero reintegrar a Di-s por todo lo bueno que Él ha hecho por mí, y ruego a través de este hecho, traer un poco más cerca la llegada de Mashiaj”.

Este anuncio fue aplaudido por los invitados con un fuerte “¡Amén, Amén!” . Y entonces, el pequeño barrio de Batei Orenstein se levantó en la ciudad santa de Jerusalem para ser una bendición para los necesitados que hallaban alojamiento allí, gracias a la generosidad de Reb Berel.

Jaiei Sará: la vida de Sará 

Sara, la primera de las cuatro matriarcas (Rivka, Rajel y Lea), vivió ciento veintisiete años (1958-2085 desde la Creación). Fue hija de Harán, hermana de Lot, sobrina y esposa de Abraham y madre del segundo de los patriarcas, Itzjak.

A la edad de ochenta y nueve años, Di-s cambió su nombre de Sarai a Sara, para indicar su carácter de “princesa”, madre del Pueblo Judío.

Sara fue una de las siete profetisas del Pueblo Judío, pero fue la única a quien Di-s habló directamente. Las otras seis fueron Miriam, Devora, Janá, Avigail, Juldá y Ester. 

Itzjak nació el 15 de Nisán, el mismo día en que posteriormente se celebraría el éxodo de Egipto.

Itzjak era muy parecido a su padre Abraham y, aún cuando éste estaba viejo, se veía joven, pues hasta el tiempo de Abraham la gente no tenía signos externos de vejez: se veían jóvenes hasta la muerte. 

El valor numérico de las letras del nombre de Itzjak en hebreo es: yud (110), porque la nación que descendería de él recibiría los Diez Mandamientos; tzadik (90), porque Sara lo tuvo milagrosamente a los noventa años; jet (8) porque fue circuncidado a los ocho días de nacido, y kuf (100), porque Abraham tuvo a su hijo a los cien años. 

Para el momento del sacrificio de Itzjak (Akeidá), Abraham tenía ciento treinta y siete años. Abraham e Itzjak demoraron tres días en llegar al Monte Moriá, lugar donde debía celebrarse la akeida en el día de Iom Kipur. 

Abraham visualizó que el sitio donde iba a ser sacrificado Itzjak sería el corazón de la Ciudad Santa, donde se construiría el Templo; por tanto, llamó al lugar Hashem Iré, que significa “Di-s mirará hacia abajo desde este lugar” y dará bondad al mundo. Shem, hijo de Noé, le dio al lugar otro nombre: Shalem. Di-s decidió unir ambos nombres dando origen al toponímico Ierushalaim, la ciudad cuya bondad y santidad ayudaría a las personas a perfeccionarse. 

Cuando el rey Salomón compuso la canción Eshet Jail – que se entona todas las noches de viernes en honor a la mujer para recibir el Shabat – describió las características de la mujer virtuosa aludiendo a Sara. Todos los versos de la canción de alef a tav (de la primera a la última letra) se aplican a ella, ya que cumplió la Torá de principio a fin.

Mientras Sara vivía, las velas de Shabat permanecían encendidas de viernes a viernes; el pan era bendecido y la Shejiná (santidad) se mantenía sobre su tienda en forma de una Nube de Gloria. Esto ocurría porque Sara era meticulosa en el cumplimiento de las mitzvot específicamente encomendadas a las mujeres: encender las velas de Shabat, separar jalá y cumplir con las leyes de pureza familiar (mikvé).

A la muerte de Sara, todas estas señales desaparecieron hasta la llegada de Rebeca (Rivka), ya que ésta observaba las mitzvot con la misma precisión que lo hacía Sara. 

Cada niña de nuestro pueblo es llamada hija de Sara, Rivka, Rajel y Lea, y por tanto, tiene como herencia el maravilloso poder de iluminar su casa toda la semana al encender sus velas de Shabat, tal como lo hizo Rebeca – la esposa de Itzjak, desde los tres años de edad.

Sara fue enterrada en la Cueva de Majpelá, que Abraham le compró a Efrón, rey de los Hititas. 

En esta Parashá, se describe por primera vez un shiduj (arreglo matrimonial), cuando Elazar – por orden de Abraham – le busca esposa a Itzjak y escoge a Rivka, hermana de Laván y pariente de Abraham. 

También es la primera vez que en la Biblia se describe con detalle una boda, la de itzjak y Rivka. 

Abraham se casa de nuevo después de la muerte de Sará. Al morir, es enterrado por sus hijos Itzjak e Ishmael. 

Sara y Abraham representaron una unidad biológico espiritual que dio origen al Pueblo Judío a través de su hijo Itzjak, de quien somos continuadores los judíos de hoy.

Jupá, el casamiento judío

La Jupá

Consiste de cuatro palos cubiertos por un techo de tela. 

Vendría a ser el recinto del novio en el cual recibe a su esposa. La Jupá que cobija a los dos representa la presencia de Di-s que los rodea.

La boda debe realizarse bajo una jupá , un dosel nupcial. Bajo la jupá, el Jatán coloca un anillo de oro en el dedo índice derecho de la Kallah [novia] 

El matrimonio entre el hombre y la mujer refleja el “matrimonio” entre D-os y el pueblo judío en el Sinaí. Hay muchas costumbres que se hacen en la Jupá que reflejan ese casamiento cósmico.

De acuerdo a las enseñanzas místicas judías, cada pareja comparte una sola alma que, al nacer, se divide y se viste en dos cuerpos diferentes. 

Llegar a la Jupá, o palio nupcial, es el momento no tanto de unión como de reunión y reencuentro con la mitad perdida de uno. Uno entra a la Jupá incompleto y sale completo.

Tres socios

El matrimonio judío no consiste de dos socios, sino de tres. El tercer socio es Di-s mismo. Este concepto se expresa en las propias palabras hebreas por hombre y mujer, Ish Ishá. Las dos palabras contienen tres letras, dos de las cuales, la alef y la shin, son iguales y forman la palabra Eish o fuego, mientras que la tercera es diferente en cada una, formando entre ellas, la Iud y la Hei, el nombre de Di-s. Esto nos enseña que si la pareja se comporta como corresponde, Di-s mismo mora entre ellos y si no, quedan dos fuegos, dos pasiones, que se consumen.

 

Se lee la Ketubá  [contrato matrimonial] y la ceremonia concluye rompiendo un vaso bajo su talón, después de lo cual la congregación grita Mazal-Tov.

La rotura del vaso o copa es para recordar la destrucción del Templo y Jerusalém

Uno de los tratados del Talmud es Ketubot, la forma plural de ketubah, que analiza en profundidad las obligaciones maritales de una pareja según la ley judía. 

Semana previa

Se acostumbra que durante la semana anterior al casamiento los novios no se vean. Esto sirve para aumentar su anticipación y evitar conflictos que se pueden generar por la tensión del casamiento.

La noche anterior a la Jupá la novia se sumerge en la Mikve o baño ritual por primera vez para purificarse en preparación a su encuentro con su novio. (Es importante consultar con el rabino antes de fijar la fecha del casamiento para contemplar el ciclo de la novia como también que no sea una fecha en la que no se realizan casamientos.)

Iom Kipur personal

El día del casamiento es como un Iom Kipur personal, ya que Di-s perdona a los novios todo su pasado para que empiecen su vida juntos con una tabula rasa. Es por eso que los novios ayunan el día de su casamiento y dedican gran parte del día a recitar Tehilim o salmos. Es costumbre que el novio se sumerge en la Mikve el día de su casamiento para purificarse. Se acostumbra que tanto los novios como los padres, familiares y amigos aumenten los actos de Tzedaká el día del casamiento, generando así más bendición para la pareja.

Badéken

El novio, antes de entrar a la Jupá, pasa por donde está la novia rodeada de sus familiares y amigas y tapa su cara con un velo. En esta ocasión los padres de los novios bendicen a la novia. Esta instancia se llama Badéken en Idish o Kabalat Panim, en hebreo. Invoca el encuentro bíblico entre Isaac y Rivka quien se tapó la cara como expresión de pudor. Entrar a la Jupá con la cara tapada representa también el hecho que uno se casa con su esposa tal cual es y no basado en su apariencia.

Velas

El novio entra a la jupá primero, acompañado por su padre y suegro o por sus padres. Cada uno de los acompañantes, lleva una vela encendida que representa las almas de los ancestros fallecidos que vienen a acompañar y estar presentes en la Jupá. También representa los fuegos que hubo en el Monte Sinaí en la “Jupá” entre D-os y Su pueblo.

Rey y Reina

El novio se coloca en el centro de la Jupá mirando hacia Jerusalem y espera la llegada de la novia. Siendo que el novio y la novia son considerados rey y reina en el día de su casamiento, tienen una fuerza especial de “decretar” bendiciones. Muy a menudo se verá los novios rezando bajo la Jupá, pidiendo por sus seres queridos.

Siete vueltas

La novia entra acompañada de su madre y suegra o ambos padres quienes también llevan velas encendidas.Al llegar a la Jupá dan siete vueltas alrededor  del novio. Representa los siete días de la creación. Representa la creación de un muro protector alrededor de su familia. Representa el derrumbe —como en Jericó— de los muros interiores que separan y dividen. Una vez terminadas las siete vueltas se para a la izquierda de su novio, mirando en dirección a Jerusalén.

Eirusín y Nisuín

Antiguamente, el casamiento consistía en dos pasos con un intervalo de doce meses entre ellos. El primero paso, Eirusín, consistía en el hombre consagrando a la mujer, dándole un anillo u otro objeto de valor. A partir de ese momento quedó prohibida para todo hombre como también para su propio novio. Luego de doce meses de preparación, se realizaba el segundo paso, Nisuín, que finalizaba el proceso y a partir de ese momento les fue permitido vivir juntos como hombre y mujer. Hoy en día se hacen los dos pasos debajo de la Jupá, cada uno acompañado por una copa de vino distinto y sus respectivas bendiciones, separados por la lectura de la Ketubá, el discurso del Rabino y canciones del Jazán.

El Rabino recita las dos bendiciones de Eirusin sobre una copa de vino y les da un sorbito a los novios.

Invita a los dos testigos exclusivos y excluyentes para que presencien el acto de matrimonio. El novio le pone un anillo en el dedo índice derecho de la novia y declara que por medio de ese anillo la consagra para él como esposa. Es el testimonio de los dos testigos constituyentes lo que convalida el acto y hace que la pareja esté casada.

Se lee la Ketubá o contrato matrimonial en el cual están delineadas las responsabilidades del novio para con su flamante esposa.

Se llena una segunda copa de vino y se recita las siete bendiciones de Nisuín.

Las siete bendiciones

Las siete bendiciones, conocidas como Sheva Berajot, son recitadas bajo la Jupá sobre la segunda copa de vino. Se recitan también durante toda la semana siguiente cada vez que hay una comida en la cual participan los novios, hay un Minián y una “cara nueva”  que no haya estado en alguna de las celebraciones anteriores.

Su Significado

La primera bendición, la que se pronuncia sobre el vino está siempre presente cuando se pronuncian bendiciones en ocasiones de alegría. Esto data desde los tiempos bíblicos, cuando los levitas cantaban en el Tabernáculo mientras se realizaban las libaciones de vino sobre el altar. 

El vino y la alabanza Divina van de la mano. Las otras seis bendiciones hacen referencia a los diversos aspectos y dimensiones presentes en esta ocasión tan especial. Finalmente pedimos a Di-s que bendiga a la pareja con alegría, amor, cariño y compañerismo y que sea un hogar llevado adelante de tal manera que acerque la reunión final y permanente del pueblo de Israel en la Tierra de Israel. Las Siete Bendiciones son como los siete brazos del candelabro que iluminan y guían con su luz espiritual al nuevo hogar a formarse.

Romper la copa
Luego que los novios toman un sorbito y un “tomador designado” toma el resto del vino, se envuelve la copa y el novio la pisa rompiéndola en recuerdo del Templo de Jerusalem que está en ruinas, con la esperanza que el hogar que están por formar ayudará a acelerar su reconstrucción.

Ijud

Terminó la Jupá y los novios se encierran en un cuarto a solas para romper su ayuno y manifestar el hecho que son una pareja casada, ya que está prohibido para un hombre y una mujer no casados entre sí estar a solas en un cuarto cerrado.

Celebración

El casamiento se celebra con una cena y bailes (Kasher, por supuesto) y durante toda la semana se realiza las Sheva Brajot o siete bendiciones en cada comida en la que los novios y alguna “cara nueva” estén presentes.

Cinco Sonidos

Nuestros Sabios señalan el hecho de que la séptima bendición hace referencia a cinco sonidos diferentes, del mismo modo que encontramos mención de cinco sonidos en la descripción bíblica de la entrega de los Diez Mandamientos.

“Todo aquel que disfruta de la celebración del novio y lo alegra, merece tener éxito en su estudio de Torá”, concluyen.

Los cinco sonidos de la Torá, representan las cuatro dimensiones de interpretación de la Torá: Pshat, Rémez, Drush, Sod y la quintaesencia, Jasidut.

Las almas que la flameante pareja traerán, con favor a Di-s al mundo, también se componen de cinco dimensiones: Néfesh (carácter), Rúaj (emoción), Neshamá (intelecto), Jaiá (subconsciente), Iejidá (esencia).

La formación de un nuevo hogar judío implica expresar en el mundo nuevas aristas del infinito mensaje Divino por medio de las almas de los hijos que engendrarán y el vínculo íntimo entre ellas y la Torá que las nutre.