La Recompensa

Esta historia ocurrió en Hoshaná Rabá, el séptimo día de Sucot. Sucot es la alegre Festividad que celebramos, en este hemisferio sur, en la primavera. Como seguramente saben, queridos lectores, duran…

Esta historia ocurrió en Hoshaná Rabá, el séptimo día de Sucot. Sucot es la alegre Festividad que celebramos, en este hemisferio sur, en la primavera.

Como seguramente saben, queridos lectores, durante los siete días que dura la Festividad comemos en la Sucá. La Sucá nos recuerda el cuidado y la protección que Di-s dio al pueblo judío en su viaje de Egipto a la Tierra Prometida.

Recordarán también que en Sucot pronunciamos una bendición sobre las cuatro Especies de Plantas: el lulav —una rama de palmera datilera—, el etrog —un tipo de fruta cítrica—, el haddas — tres ramitas de mirto— y la aravá —dos ramitas de sauce—. De este modo agradecemos a Di-s por todas las cosas que crecen en los campos y en los huertos. Porque Sucot es también una importante celebración de la cosecha en Eretz Israel, y se lo conoce como ‘Festival de la Recolección’.

Hace muchos años, antes de que hubiera tiendas como las que tenemos hoy, el mercado bullía de actividad en esa época del año. Los granjeros traían sus frutas y verduras maduras para vender. Los pescadores pasaban largos días trabajando para tener suficiente pescado para llevar al mercado. Los agricultores que tenían granjas lecheras llevaban leche, queso y huevos. Las mujeres recogían bayas. Algunas preparaban frascos de encurtidos de pepinos. Había manteles bordados y cosas tejidas. En un mercado se podía comprar prácticamente de todo. Podían encontrarse cosas para comer y beber, animales de granja vivos, medicamentos, platos, vasijas, tela para ropas y todo lo que a uno se le ocurriera.

A este mercado llegó un hombre un Hoshaná Rabá hace mucho, mucho tiempo. Se llamaba Iaacov. En su bolsillo tenía diez shékels. Camino al mercado, Iaacov pensaba en todas las cosas que podría comprar para sus hijos con ese dinero. Se sentía muy feliz porque sabía qué contentos se pondrían los niños cuando regresara del mercado. No le había resultado nada fácil ahorrar los shékels, y a menudo se ponía la mano en el bolsillo para asegurarse de que el dinero aún estaba allí. No era frecuente que tuviera dinero para comprarle cosas a sus hijos, de manera que se trataba de una ocasión muy especial.

Cuando Iaacov llegó al mercado, miró a su alrededor. De pronto vio que alguien estaba pidiendo a la gente dinero para una pobre muchacha huérfana que se estaba por casar. Se puso la mano en el bolsillo. Pensó en sus hijos que estaban en casa, esperando que él les trajera cosas bonitas del mercado. Pobres niños, no recibían regalos a menudo. Luego pensó en la pobre niña que se estaba por casar. Realmente necesitaba dinero para comprar cosas para su nuevo hogar. Entonces se decidió. Sacó los diez shékels de su bolsillo y los entregó para la colecta para la pobre huérfana.

De regreso a su casa, Iaacov pensaba en sus hijos y estaba muy triste. Se sentirían desilusionados de que hubiera regalado todo su dinero. No le quedaba nada de dinero para comprarles algo.

Estaba oscureciendo, y era hora de rezar Minjá. Decidió detenerse en una sinagoga que quedaba en el camino. Allí vio un grupo de niños jugando con un montón de etroguím, porque ya estaban en Hoshaná Rabá y estos no se necesitaban más.

¿Qué es un etrog? Es una fruta amarilla y arrugada, que se parece al limón. Todos los años, cada padre trata de comprar para Sucot el etrog más hermoso y perfecto posible. En Sucot se toma el lulav (al que se unen tres ramitas de mirto y dos ramitas de sauce) en la mano derecha, se toma el etrog en la izquierda, y se dice una berajá —bendición— especial. Hay que tratar al etrog con cuidado. El padre lo guarda en una caja especial y el etrog se envuelve en una especie de algodón suave. Cuando termina Sucot, el etrog no se necesita más. Es por eso que los niños que estaban en la sinagoga jugaban con los etroguím en Hoshaná Rabá.

Iaacov pensó que a sus hijos les gustaría jugar con los etroguím. Era mejor llevar a casa una bolsa de etroguím que llegar con las manos vacías. De modo que juntó una bolsa entera y continuó su camino a casa.

Iaacov estaba muy cansado y afuera estaba oscuro, de manera que tomó el camino equivocado. Continuó caminando durante largo rato, pero cuando vio que aún no llegaba a casa, decidió detenerse y descansar. Se acostó a un costado del camino y utilizó la bolsa de etroguím como almohada.

Cuando despertó, vio que se encontraba en un lugar extraño. No sabía qué hacer. No sabía cómo encontrar el camino a casa.

De pronto vio unos hombres en uniforme montados sobre hermosos caballos. Eran mensajeros del rey. Iaacov se hallaba en un país nuevo y extraño, cuyo rey estaba muy enfermo. Se le había dicho al rey que sólo podía salvarlo la fruta que usaban los judíos en el festival de Sucot. Los soldados del rey viajaban por todo el país en busca de etroguím para poder curar al rey. Estaban muy tristes porque el rey se ponía más débil cada día y temían que muriera. Buscaban por todas partes y preguntaban a todos, pero nadie sabía cómo ayudar.

Detuvieron sus caballos frente a Iaacov y le preguntaron qué tenía en su bolsa. Quizá les sirviera. El pobre Iaacov se sintió atemorizado. Los hombres de uniforme lo asustaban.

“Nada importante”, les dijo Iaacov. “Nada valioso. Sólo tengo unos etroguím que quedaron de Sucot”.

“¡Etroguím! Es precisamente lo que necesitamos. Ven con nosotros”.

Los soldados tomaron a Iaacov y a su bolsa de etroguím y se dirigieron al palacio del rey lo más rápido que pudieron.

Iaacov no comprendía qué ocurría. Pensaba en su pobre mujer y sus hijos. Quizás no los vería nunca más. ¿Qué sucedía? ¿Qué sería de él ahora?

Cuando llegaron al palacio, los soldados saltaron de los caballos, tomaron la bolsa de etroguím y corrieron al dormitorio privado del rey.

La feliz noticia de que se habían encontrado etroguím corrió rápidamente por el palacio. Los sirvientes interrumpieron sus tareas para comentar la buena noticia.

Todos querían saber si la salud del rey mejoraba.

Afuera, Iaacov estaba sentado en los escalones del palacio, esperando. Quería irse a casa, pero no sabía para qué lado correr. Temía que los soldados del rey vinieran en sus caballos para llevarlo de vuelta al palacio, y eso podía significar nuevos problemas. Pensó en su mujer y en sus hijos amados, y sus ojos se llenaron de lágrimas.

“¡El rey se ha salvado! ¡El rey está bien! ¡Viva el rey! ¡Hurra, hurra!”, gritaron los soldados y los sirvientes del rey desde las ventanas del palacio. Todos estaban felices y excitados. De pronto, Iaacov vio a los soldados del rey que se acercaban.

“Ven con nosotros”, le dijeron. “El rey quiere conocerte”. Iaacov temblaba de miedo. ¿Por qué querría conocerlo el rey?

Con temor, subió los escalones del palacio. Se abrieron las pesadas y labradas puertas de madera y entró a un gran vestíbulo. Nunca en su vida había estado en una habitación tan grande y hermosa. Lo guiaron a través de largos corredores y pasaron por decenas de habitaciones hasta que finalmente llegaron al dormitorio privado del rey. Este estaba sentado en la gran cama, y su espalda descansaba sobre almohadones muy cómodos. Su colcha color púrpura era de seda suave y brillosa. Lucía un pijama azul, adornado hermosamente. Sobre su cabeza lucía un gorro de noche, también azul, terminado en una suave bola de armiño que hacía juego con el pijama. Era un espectáculo imponente. Pero lo mejor de todo era que el rey se veía contento y sonreía bondadosamente a Iaacov.

“Muchas gracias”, dijo el rey. “Gracias por los etroguím que salvaron mi vida”.

Luego le contó a Iaacov que había creído que moriría porque necesitaba los etroguím para curarse y nadie había podido ayudarle. “Recibirás una recompensa”, dijo el rey. Ordenó a sus sirvientes que llenaran la bolsa de Iaacov con dinares de oro. Luego, ordenó a otro sirviente que preparara los caballos y la carroza real para conducir a Iaacov de vuelta a su hogar con su mujer e hijos.

Ustedes ya podrán imaginar qué ocurrió luego. Todos se alegraron al ver que Iaacov volvía sano y salvo…

Amor, matrimonios y Simjat Torá

No es común que los hombres se sienten en el café para hablar de sus matrimonios. Es por eso que una conversación particular entre tres hombres quedó grabada en mi mente – discutíamos a cerca de las alegrías de la vida conyugal:

– “Amo a mi esposa” – dijo Berl – “es por eso que hago todo lo que me pide. Ella me dice:- Berl, por favor, sacá la basura, entonces yo enseguida la saco”

Todos estuvimos de acuerdo en que Berl realmente ama a su esposa.

Para no ser menos, agregué: – “también yo hago todo lo que mi esposa me pide. Es más, ella ni siquiera tiene que decirme lo que desea. ¡Basta con que diga: “Uf! ¡El olor de ésta basura está apestando la cocina”!’ para que yo comprenda que ella quiere que la saque… y eso es lo que hago, por supuesto!

Todos estuvieron de acuerdo en que mi amor era aun más grande que el de Berl.

Pero finalmente llegamos a la conclusión de que la unión de Shmerl era la más cariñosa de todos. La esposa de Shmerl no tiene que pedir que su marido haga las cosas. Ella incluso no tiene que utilizar indirectas. – “Me despierto por la mañana” – explica Shmerl, “y ya sé que ella quiere que saque la basura. Que seque los platos o guarde la vajilla… O que le compre una joya! Ella ni siquiera tiene que mencionar el anillo que su prima Sara recibió para su cumpleaños… Yo siempre sé lo que ella quiere y siempre lo hago.”

El mes de Tishrei esta repleto de mitzvot – lleno de oportunidades para cumplir con la voluntad de Di-s. Por más de tres semanas, nuestros días se llenan de plegarias, arrepentimientos, ayuno, banquetes y bailes, construimos una sucá, adquirimos las “cuatro especies” o paquete de hoshanot, y decenas de preceptos, costumbres y otras observancias.

Las observancias de Tishrei se pueden clasificar en tres categorías generales.

Estan los “preceptos bíblicos” que se ordenan explícitamente en la Torá, tal como hacer sonar el shofar en Rosh HaShanah, el ayuno en Iom Kipur o comer en la sucá en Sucot. Hay también un número de “mitzvot rabínicas” – preceptos instituidos por los profetas y los sabios con la autoridad concedida a ellos por la Tora. Por ejemplo, los cinco servicios del rezo llevados a cabo en Iom Kippur y el tomar las cuatro especies en todos los días de Sucot, (ya que la ley biblica se refiere solo al primer día).

Finalmente, el mes de Tishrei tiene mucho el minhagim o “costumbres” por ejemplo comer una manzana sumergida en miel la primera noche de Rosh HaShanah o realizar las kaparot en las tempranas horas de la mañana el día anterior a Iom Kippur. Los minhagim no son designados por mandato de la ley bíblica o rabínica, sino por la fuerza de la costumbre: éstas son cosas en las que los judíos nos hemos iniciado como manera de realzar nuestro servicio hacia Nuestro Creador.

Lo más asombroso, el clímax del mes de Tishrei – el punto en el cual la celebración de nuestro enlace con Di-s logra el mismo pináculo de la alegría – es durante las hakafot de Simjat Tora, cuando tomamos los rollos de la Tora en nuestros brazos y danzamos con ellos alrededor de la mesa de la lectura en la sinagoga – una práctica que no es ni un precepto bíblico ni rabínico, es “simplemente” un costumbre.

Con nuestra observancia de los minhaguim expresamos la profundidad de nuestro amor por Di-s. Los mandamientos bíblicos se pueden comparar a los deseos explícitamente expresados entre dos personas casadas. Las mitzvot rabínicas, las cuales Di-s no nos mandó directamente, y sin embargo constituyen la expresión de la Voluntad Divina, se asemejan a las peticiones implicitas entre los esposos. Pero los minhaguim representan esas áreas en las cuales intuitivamente detectamos cómo podemos causarle placer a Di-s. Y en estos se establece nuestra alegría más grande.

Por Yanky Tauber; de acuerdo con las enseñanzas del Lubavitcher Rebbe

Bailando con lo divino

Las octavas y novenas entradas

Shminí Atzeret y Simjat Torá (que significan respectivamente ” el octavo día de la reunión” y “la alegría de la Torá”), son días en los cuales judíos de todo el mundo cantan y bailan con los Rollos de la Torá en sus manos.

Esta festividad, celebrada en Israel sólo un día, le sigue inmediatamente a los siete días de la festividad de Sucot, en donde nos sentamos  en cabañas para celebrar la protección de Di-s a Su pueblo.

Un fascinante pasaje en el Midrash, una antología de tradiciones rabínicas orales que se transmitieron de generación en generación, captura el tópico de esta festividad, cuya función y propósito -contrariamente a cualquier otra festividad-no está establecido en la Biblia. El Midrash entiende el significado de esta festividad de Shmini Atzeret como la Divina respuesta del problema del antisemitismo (¿Qué más es nuevo, verdad?)

La Torá instruye al pueblo judío a ofrecer 70 toros durante la festividad de Sucot. El primer día-13 toros; el segundo día-12; el tercer día-11; el cuarto día-10; el quinto día-9; el sexto día-8; el séptimo día-siete. Sumando todos, obtenemos un total de 70.

Siguiendo estos siete días festivos, viene la festividad del octavo día, Shminí Atzeret. Basado en el patrón expuesto anteriormente, esperaríamos que la Torá nos instruya ofrecer este día seis toros. Pero, asombrosamente, la Torá nos da instrucciones muy diferentes: “El octavo día (siguiendo a los siete días de Sucot) debe ser un día de reunión para ustedes; no deben hacer ningún tipo de labor. Y deberán traer una ofrenda, un aroma placentero para Di-s, un toro…”

¿Por qué, de repente, este cambio drástico de siete toros el día anterior, en el séptimo día de la festividad, a un toro en el octavo y último día de la festividad? ¿Por qué el salto de siete a uno?

Esta es la pregunta que perturba al Midrash mencionado arriba.

Respetando a todas las personas

Para responder esta pregunta, el Midrash primero se enfoca en por qué el pueblo judío fue instruido a ofrendar 70 toros durante los 7 días festivos de Sucot. ¿Por qué el número 70?

Es nuestra forma, explican los Sabios, de dar honor y tributo a las otras 70 naciones del mundo. Como recordamos en Génesis, que Noaj tuvo 70 hijos y nietos quienes, luego del gran diluvio, se dispersaron sobre la tierra y recrearon la civilización. Estos 70 “padres fundadores” se convirtieron en los progenitores de todas las naciones, culturas, y civilizaciones existentes hasta el día de hoy. En la festividad de Sucot, los Judíos son llamados para enfocarse en todas las naciones del mundo, para orarles, para pedirle a Di-s que reestablezca la paz, seguridad y alegría sobre todas las personas del globo.

El Judaísmo nunca creyó en que “no hay salvación fuera del Judaísmo”. Por el contrario, la Torá no alienta la conversión y de hecho prohíbe a los judíos casarse con gentiles. ¿Por qué?

Porque el Judaísmo cree sinceramente que un gentil no necesita ser judío para maximizar su potencial y encontrar una genuina realización en su vida. “Los piadosos de entre las naciones en el mundo tienen una porción en el mundo venidero” declara el Talmud. Maimónides escribe que cada ser humano-sea Judío o gentil–puede convertirse en “el sagrado de los sagrados”.

Así que en la festividad de Sucot, es nuestra tarea extendernos en nuestras plegarias, enfocarnos en nuestras meditaciones y ofrendar sacrificios para todas las naciones esparcidas en el planeta.

Cada día de Sucot, judíos ofrendan un número particular de animales, focalizando sus pensamientos y plegarias en naciones particulares. Luego de siete días, las “70 bases” están cubiertas.

¿Por qué nos odian?

El Midrash ahora procede a contarnos acerca de conversaciones entre el Pueblo Judío y Di-s:

“Durante la festividad de Sucot, el pueblo Judío ofrenda 70 toros, dedicados al bienestar de las 70 naciones. Dijeron los Judíos a Di-s: “¡Amo del Universo: Nosotros ofrendamos 70 toros para el beneficio de las 70 naciones. Naturalmente esperaríamos que nos aprecien. Pero en realidad, ¡Nos aborrecen! Como el Salmista dice “Ellos sustituyen mi amor con odio”.

Esta no es una pregunta insignificante. Es el lamento que el pueblo judío viene teniendo por más de 3.000 años. ¡¿Por qué tanta gente parece despreciarlos?! ¡¿Qué han hecho para merecer desprecio y burla?!

Los judíos, en lo más profundo de su corazón, saben que nunca desearon conquistar el mundo; que nunca envenenaron pozos, ni nunca maldijeron a no judíos, ni nunca usaron sangre cristiana o musulmana para las Matzot de Pesaj. Todo lo que querían era tener una vida pacífica, dedicada a la familia y a la comunidad. Lo que es más, durante casi toda su historia, pelearon por los desvalidos, por la justicia civil, por los derechos humanos. Cuando sea que tenían una oportunidad, servían a sus países lealmente y estiraban sus manos para ayudar a los gentiles necesitados.

Así que ¿Por qué, en vez de ganar simpatía, entendimiento y aprecio por parte del mundo no Judío, tienen que, la mayor parte de su historia, ser premiados con un odio extraordinario, desconfianza y envidia? ¿Por qué hay en casi todos los país que albergaron judíos terminaron expulsándolos y dirigiéndolos a la tortura o completa aniquilación?

“¿Somos realmente tan malos?” Niños judíos han estado preguntándoles a sus padres por milenios. “¿Somos realmente la reencarnación del demonio?”

Antisemitismo hoy en día

Esta es la gran pregunta que judíos, tristemente se están otra vez preguntando en el Siglo XXI. En las décadas siguientes al Holocausto, nos ha parecido, que el antisemitismo se convertía cada vez menos popular. Creíamos que el mundo, se estaba haciendo más liberal y tolerante y viendo lo que la Alemania Nazi había hecho, habían comenzado a apreciar más a los Judíos por lo que eran y son: civiles respetuosos de la ley que desean vivir en paz, estudiar carreras, construir familias y comunidades. El Sueño Americano de la verdadera igualdad se estaba materializando frente a nuestros ojos.

Pero, de repente, con el estallido de la segunda Intifada, el antisemitismo surgió otra vez en todo el mundo, especialmente en Europa, el continente que silenciosamente absorbió infinitos ríos de sangre Judía. En editoriales, dibujos animados, Clubs y en mesas de cenas, la “paliza a los judíos” se convirtió en la nueva norma. En años recientes, judíos han sido pegados y matados y sinagogas han sido incendiadas. La mayoría del mundo árabe, si es que tomamos sus testimonios seriamente, anhela la destrucción de Israel y la exterminación de los judíos. La mayoría del Oriente está unido contra el único Estado Judío del mundo.

He aquí, una vez más, que los judíos preguntan esta simple pregunta: ¿Qué hemos hecho para merecer esto? El Estado de Israel estuvo buscando todo el tiempo oportunidades para hacer las paces con los vecinos árabes. De tiempo en tiempo otra vez, Israel estaba preparado para hacer dolorosas concesiones a los árabes por el bien de la mutua coexistencia y en paz. En Oslo, Itzjak Rabin resucitó el OLP, le dio autonomía en la mayoría de la margen oriental y Gaza, y ayudó a construir la fuerza policial, dándole municiones y ayuda financiera. En Septiembre del 2000, Ehud Barak ofreció a Yasir Arafat un estado Palestino, con su capital en el Jerusalem Este, así como también el 100 por ciento de Gaza y el 98 por ciento de la margen oriental.

Luego, en el mismo mes, la segunda Intifada estalló. Israel sostuvo a cientos de civiles muertos, entre ellos muchos niños. Y de todas formas respondió levemente. Tomó un año y medio de miles de judíos siendo asesinados y mutilados, ataques terroristas en los negocios de pizza y cafés de su Tierra natal y en Marzo de 2002, la masacre de Pesaj en Netanya, matando sobrevivientes de Auschwitz, hasta que Israel finalmente mandó sus tropas a territorios que habían concedido años atrás para parar el mini holocausto contra los Judíos.

Aún así, el mundo condena a Israel. En Agosto del 2005, Ariel Sharon le dio a los árabes todo Gaza, evacuando a todos los judíos del territorio entero. ¿Y qué recibió Israel a cambio? Miles de cohetes lanzados a todas sus ciudades, escuelas y hogares, y una Gaza convertida en un estado de terror. Y sin embargo, el mundo continúa culpando a Israel por su ocupación.

Así que nos paramos ahí y nos preguntamos, ¿Es que el mundo tiene una memoria tan corta? ¿Por qué estamos para siempre condenados como el Satán? ¿Por qué somos burlados incondicionalmente, aún cuando hemos “estirado nuestros cuellos” por la paz?

Esto, el Midrash sugiere, es la pregunta que los Judíos le preguntan a Di-s. Nosotros, el llanto de los judíos, estamos constantemente haciendo sacrificios por nuestras naciones compañeras; ponemos a nuestros hijos en el altar sólo para darle a la paz otra oportunidad.  Intentamos ayudarlos de su propia miseria. Y aún así, constantemente nos responden con un odio vil y cruel. ¿Cómo debemos lidiar con esto?

Parándonos con orgullo.

Ahora, continuemos con el estudio del Midrash, para encontrar la respuesta Divina al grito Judío.

“Y le dijo Di-s al pueblo judío: “Ahora es el tiempo de hacer una ofrenda sólo para ustedes” ” Esto, dice el Midrash, es el significado del versículo bíblico ” El octavo día será un día de reunión para ustedes, no harán ningún tipo de labor. Y ofrecerán un sacrificio, un aroma placentero para Di-s, un toro”. “Celebremos y dancemos juntos, Ustedes y Yo”, Di-s le dice a Su pueblo. No más de 70 toros por el bien de las 70 naciones, como hicieron durante toda la festividad de Sucot.Ahora es el momento de ofrenda sólo un toro por una nación- la nación de Israel.

¿Cuál es el significado detrás de estas palabras? ¿Acaso Di-s está sugiriendo que nos olvidemos de toda la “opinión internacional” y nos defendamos por nosotros mismos, porque por más buenos que aparentemos ser, vamos a ser rechazados de todos modos?

Quizá ésta es la parte del mensaje. Es ciertamente verdad que si Israel, por ejemplo, seguiría las instrucciones de las Naciones Unidas y “mostrara moderación”, habría alrededor de 5.000 judíos muertos en Israel cada semana. Aquí viene un punto en donde debes tomar el coraje para hacer lo que es moralmente correcto, no lo que es aceptable para las personas que no les importa si otro millón de judíos muere, así como no les importa si un millón de Sudaneses mueren y no hicieron nada para parar el genocidio de 800.000 Rwadaneses inocentes muertos en 100 días.

De todos modos,  pienso, hay un mensaje más profundo y optimista contenido en estas palabras.Di-s no está explicando a Israel la razón del antisemitismo. El odio al judío es una enfermedad, universal y multi-cultural, generada por la existencia de la maldad en muchos seres humanos. Lo que Di-s está diciendo a los judíos es:

En presencia del antisemitismo, asegúrate de pararte en alto y con orgullo. Asegúrate de enseñarles a tus hijos que ser odiado es testimonio a su virtud, y no al revés. “Ahora es el momento de hacer una ofrenda para ti mismo”. Un toro por nación. Es momento de fortalecer tu propia identidad, de entender que eres burlado por creer tu eterno pacto con un Di-s de moralidad, de bondad y de compasión. No es momento de que dudes; es un momento de levantarte por ti mismo y tu fe.

El origen del odio judío

Uno de los efectos secundarios más trágicos del antisemitismo ha sido el judío se odie y se tenga vergüenza. Muchos de nuestros hermanos, especialmente durante los últimos 200 años desde que la emancipación haya “barrido” Europa, han comenzado a creer que nuestros más grandes aborrecedores no eran tan malos como parecían, que algo debía estar muy mal con los Judíos, justificando así parte del odio contra el pueblo del Libro. Después de todo, pensaban, si tu hijo es burlado en cada escuela a la que asiste, es castigado por los directores y despreciado por la mayoría de sus compañeros, ¿no tendría el terapeuta de la familia que culpar al chico en vez de culpar a todas las escuelas y al resto de todos los niños?

¿Acaso estas lógicas no son válidas en relación al antisemitismo también? Si casi cada cultura y civilización han estado viendo al Judío como la imagen del demonio, ¿no nos deberíamos mirar en el espejo y descubrir los defectos nuestros que causan tanta “animación” entre la gente?

Así fue que el fenómeno del autor odio del Judío nació. Aunque, en sus mentes, es sólo un mero ejercicio de una extrema introspección, esta evaluación de este tipo de Judíos generalmente llega a proporciones muy racionales, en donde comienzan a ver a su gente, su país y su legado como la causa de toda la maldad y horror en el mundo. Cuando lees a Noam Chomsky te preguntas cómo un judío puede escribir tales cosas sobre un pueblo que supuestamente conoce tan íntimamente. Lees a  Norman Finkelstein y te asombras de las palabras que un judío usa para hablar del Holocausto. Lees a los columnistas judíos del New York Times y de Los Angeles Times, escuchas a los periodistas judíos de NPR o CNN, reflexionas en charlas dictadas por académicos judíos, y te preguntas: ¿Cómo pueden judíos ser tan descaradamente “objetivos” al ver a Israel y a sus vecinos como si fueran moralmente equivalentes, cuando Israel nunca mató a un sólo civil árabe intencionalmente, y los árabes proclaman claramente que su meta es exterminar a cada civil Israelí vivo?

Ser más  judío

Este es pues, el mensaje de Di-s al pueblo Judío para Shminí Atzeret.En un momento de furia antisemita, no hay que estar inseguros, compungidos y defensivos. No te veas a ti mismo como tu enemigo te ve. Asegúrate de que sabes quien eres por dentro; estudia lo que significa ser un judío, no de la gente que te odia. Estudia lo que es ser judío de tus propios textos, de tu propio legado, de tus propios abuelos, de tu propia Torá.En el momento de explosivo odio Judío, Di-s te dice: Debes hacer una cosa-¡Ser más judío!No podemos curar la plaga antisemita. Los antisemitas lo tienen que hacer. Podemos y debemos monitorear el antisemitismo, advertir en contra de él y pelearlo, pero no podemos librar al mundo de él. Lo que tenemos y debemos hacer es nunca permitirnos ser definidos por esto.

Bailando con Di-s

Así que durante estos dos días de Shminí Atzeret y Simjat Torá, nos fijamos muy bien en los países musulmanes, en las Naciones Unidas, en el Departamento de Estado, en la Corte de la Haya, en los EEUU, y decimos:

“Estaremos allí para ti y contigo en el momento en el que desembriagues y estés listo para la paz genuina. Israel es un país de paz y está dispuesto a hacer paz cuando el momento lo requiera. Ansiamos la vida, paz y bienestar. Pero hasta que Ustedes junten todos sus actos morales, hasta que empiecen a odiar a la mala gente y a proteger a los Buenos, no vamos a desesperar ni nos vamos a culpar por la maldad que aún existe en el mundo.

“En vez, vamos, en las próximas 48 horas, a tomar la Torá y a bailar con lo Divino. Vamos a “danzar” con Di-s, celebrando un pueblo y una tradición dedicada a perseverar la paz, amor, moralidad y bondad. Vamos a celebrar con el entendimiento de que la maldad será derrotada y prevalecerá el bien. Vamos a darnos un nuevo impulso con la fe de que la redención está a sólo un paso”

Y aún así, paradójicamente, la respuesta de Di-s a nosotros tiene mucho que ver, aunque no del todo, con la cura para el antisemitismo. Para que el mundo pueda finalmente sólo amar a la gente que se ama.  Cuando los judíos comiencen a respetarse entre ellos, van a conseguir la admiración de todo el mundo.

Por Yosef Y. Jacobson

¿Puedo creer en el poder de la Tefilá cuando, en mi experiencia, no ha funcionado?

Pregunta:

Llego a un momento excelso de Iom Kipur. Estoy conmovido por las plegarias y los cantos. Pero el pequeño escéptico dentro de mí tiene una pregunta persistente. Hay algo muy importante por lo que he estado orando durante muchos años, y todavía no se ha materializado. ¿Mis lágrimas se pierden? ¿Puedo creer en el poder de la Tefilá cuando, en mi experiencia, no ha funcionado?

Respuesta:

Ninguna plegaria es ignorada y ningún corazón desgarrado pasa desapercibido. Pero la respuesta no siempre está en la forma que esperamos que sea.

En el punto más alto de Iom Kipur, hacia el final del día, en la Tefilá de Neilá, nos dirigimos a Di-s con la siguiente declaración: “Tú que oyes el sonido del llanto, almacena nuestras lágrimas en Tu frasco, y líbranos de todo decreto cruel”.

Esta parece ser una extraña expresión. ¿Por qué Di-s almacena nuestras lágrimas? No parece de ninguna utilidad mantener nuestras lágrimas en un frasco.

El significado de esto es profundo. No siempre nuestras plegarias son contestadas en la forma que queremos que lo sean. A veces, en Su infinita sabiduría, Di-s no nos concede nuestros deseos en el momento que los demandamos. En cambio, almacena nuestras lágrimas y las archiva junto a nuestras oraciones, que serán sacadas y respondidas en otro momento.

No estamos al tanto del calendario de Di-s, y no comprendemos su sistema. Sin embargo, cada palabra y cada lágrima se contabilizan, y hacen un impacto. ¿Cuándo y cómo ese impacto es percibido por nosotros, depende de Di-s. Una Tefilá dicha hoy por la salud de una persona puede tener efecto sólo muchos años después. Estamos depositando nuestra solicitud, pero no sabemos cuándo va a ser respondida.

En física, la ley de conservación de la energía establece que la energía no puede ser destruida, sólo cambia de una forma a otra. Hay una ley similar en la metafísica. Ninguna plegaria se pierde; ninguna lágrima se desperdicia. Se acepta su solicitud; que sólo puede ser respondida en forma inesperada. Así que siga rezando, porque cada palabra se almacena a distancia. Repercutirá nuevamente hacia usted cuando más lo necesite.

Por Aron Moss

La revelación

Una vez tuve una revelación Divina.

Estaba en el día sagrado de Rosh Hashaná, pero no estaba en el shul (Sinagoga). Estaba en un hospital- en una mañana muy húmeda- en un estéril y deprimente departamento de rehabilitación de geriatría, dónde unas bobes (abuelas) viejitas se habían reunido para oír el sonido del Shofar.

Todos los años hago esto- hago sonar el Shofar en los hospitales. Todos los años por lo menos una persona llora.

Este año había una bobe que no parecía tan anciana. El sólo hecho de ver un Shofar la llenó de excitación. Ella vertió en mí los recuerdos de su niñez. Parecía que el pasado se había despertado en ella. Había crecido rodeada del calor y el espíritu del Jasidut, e incluso aquí en Vancouver éste nunca la había dejado.

Ella recitó la bendición y yo empecé a soplar el Shofar, suave pero claramente. Las lágrimas empezaron a salir. Estoy acostumbrado a ello. Pero cuando terminé, era obvio que Di-s estaba allí en el cuarto. Porque ella estaba hablando con él.

“¡Oy, ziser G-t! ¡Taire, ziser G-t! ¡ Main zizer G-t!” 

Estaba llorando y estaba sosteniendo a Di-s en sus manos. Las manos de una bobe anciana que sostiene a un infinito y eterno Di-s.

Ella lo llamó “zis”. Yo nunca había oído algo semejante. Había oído “Zis” aplicado a los postres y a los nietos. Los Salmos de Rey David y el Cantar de los Cantares hablaban sobre el Omnipotente de esa manera. Pero ésta era una anciana bobe. Su voz tenía ese tono de amor y compasión, y sin embargo estaba llena con temor. Ella lloraba con aflicción, con alegría, con dolor, con anhelo y sus palabras eran dulcemente exultantes.

No puedo traducir las palabras que dijo. No funciona en español: “Mi estimado dulce Di-s”. No sucede nada.

Porque en español usted no habla con Di-s de la manera que una esposa habla con su amado esposo, un marido que se marchó en un largo viaje y que nunca supo si volvería, y usted ahora está de repente en sus brazos. Como una madre habla con sus pequeños y dulces hijos. Como la charla de una hija con su padre, que sabe que nunca la abandonará. Todos en uno.

En español no hay tal cosa. Pero en el idish de su niñez, ella podía decirlo.

Para mí, sus lamentos quebraron las más profundas exploraciones de los filósofos, haciéndolos estallar como un niño hace estallar las burbujas en el aire, como las sombras desaparecen en la solana. No tenían ningún significado aquí. Son sólo ideas. Éste es Di-s. La cosa real. Ésta fue la revelación. Algo que las ancianas bobes recuperaban. Algo que habíamos perdido. Casi.

Tenía que irme al shul. Ella todavía estaba empapada en lágrimas. Descubrí que yo estaba sonriendo. Usted pensará que soy insensible, pero estaba indefenso ante esta pro

funda y estimulante alegría que brotaba desde adentro.

Ella lloraba. Yo estaba lleno de alegría. ¿Por qué no? Yo había visto a Di-s cara a cara.

Al Unzer 

zisser G-t.

De Tzví Freeman

El clamor del corazón judío

El Baal Shem Tov da un ejemplo explicatorio del significado del toque del Shofar en Rosh Hashaná. Un príncipe abandonó el palacio real hacia un lugar distante, donde permaneció durante muchos años. Cuando regresó, desordenado y con las ropas desgarradas, nadie reconoció al noble desaparecido. Cuando quiso ingresar al palacio real, ni siquiera recordaba el idioma de su patria para hacerse entender. Entonces, estalló en un llanto desde lo profundo de su corazón clamando: “Papá, papá ¡sálvame!”. El rey reconoció la voz de su hijo, y su llamado le tocó las fibras más íntimas, y con rapidez procedió a reencontrarse con su hijo.

De la misma manera sucede con las almas judías. Se alejaron de “la mesa paterna”, descendieron del Trono Celestial para investirse en un cuerpo material, donde además se corrompieron a través de los pecados. En Rosh Hashaná, el alma judía añora retornar al Creador y exclama con un clamor interno desde las profundidades de su corazón: “Papá, nuestro Padre del Cielo, ¡sálvanos!” Ese es el signifi- cado del sonar del Shofar: el clamor del corazón del alma judía.

CLAMAR EN SI

Se explica en las enseñanzas jasídicas que lo principal de este clamor no es el contenido (las palabras que se gritan), sino el hecho del clamor en sí. Cuando alguien grita, hay aquí dos aspectos: el hecho de clamar y el contenido que se desea expresar con este llamado. Y a esto se refiere, que lo fundamental no es el contenido del gemido, sino que el judío grite.

En lo que hace a contenidos, hay diferencias entre un judío y otro. Cada uno tiene sus palabras, sus pensamientos y sus pedidos y aspiraciones. Pero con respecto al clamor en sí- todos los iehudím son iguales: todo judío clama a Di-s y ansía conectarse y volver a El. Uno grita con voz audible y el otro con una voz interior que no se percibe, pero todos llaman a Di-s.

LA BENDICIÓN NO ES EN VANO

Este clamor expresado en el toque del Shofar se eleva a las esferas espirituales siendo recibido y aceptado por el Altísimo. Prueba de ello es la bendición que recitamos en la plegaria de Rosh Hashaná: “Bendito …Di-s…que escucha la voz del Shofar de Su pueblo Israel – con piedad”. En relación a las bendiciones a Di-s tenemos la regla: se recitan sólo sobre algo seguro y real. Si existe duda, la ley es que “debe actuarse de manera blanda” y no se recita la bendición. Siendo que proclamamos la bendición de que Hashem escucha el sonido del Shofar de Su pueblo Israel, se desprende que es seguro que el sonar del Shofar es escuchado y recibido por Di-s.

Sobre esto dijo Rab Leivi Berdichov el ejemplo de un niño que deseaba una manzana de su padre y éste no quería dársela. ¿Qué hizo el hijo? Se apresuró a bendecir: “Bendito…el Creador del fruto del árbol” y el padre estuvo obligado a entregarle la manzana, para que la bendición recitada no sea en vano. Así también, cuando los judíos bendicen que: “Di-s escucha el sonido del Shofar de Su pueblo Israel con piedad”, el Altísimo está obligado, por así decirlo, a actuar como lo recita- do, para que la bendición no sea en vano.

EL DESEO ES DAR

Si así se conduce un padre de carne y hueso, que no está interesado en entre- gar la manzana a su hijo, cuánto más aún al tratarse del Altísimo que, con toda seguridad desea dar y brindar al pueblo de Israel de Su mano rebosante y amplia, sólo que ansía que los judíos se lo pidan.

De aquí tenemos la seguridad de que cuando los judíos tocan el Shofar en Rosh Hashaná, este sonido llega al Creador mismo, y es recibido por El con piedad, y El confiere a cada uno y todos los judíos una Shaná Tová uMetuká- un año bueno y dulce.

El niño y su héroe

“¿En las vestimentas de quién se viste mi hijo?”… “¿Quién se está convirtiendo en el héroe tras cuyas pisadas es muy probable que mi hijo transite?”…

La crianza del niño asume dos responsabilidades primarias: proteger a nuestros niños de lo que es malo y darles lo que es bueno. En estas épocas de turbulencia la responsabilidad puede parecer gigantesca a causa de los numerosos obstáculos. En tanto la ciencia médica mejora drásticamente la salud de nuestros niños, la excesiva decadencia moral de la sociedad de hoy amenaza su salud emocional y mental. A fin de bosquejar algunos conceptos de una sólida educación judía, podemos comenzar con una mirada a las necesidades psicológicas del pequeño niño y el modo en que éstas se logran.

 

El estudio de la psicología infantil es el estudio de un fenómeno ya existente en cada niño. 

Pero éste es subestimado por muchos educadores pues es por demás intangible y difícil de medir. Sin embargo, puede iluminar el cómo y el por qué de la conducta y actitudes del niño — cómo estudia, cómo practica las mitzvot y cómo hace frente a los problemas de la vida cotidiana.

Dentro de cada niño hay una “habitación secreta”. Allí, él guarda una personalidad especialmente animada — su héroe y modelo en la vida. El juega con su héroe, se viste como su héroe, y se comporta como su héroe. A veces, un nuevo héroe ocupa el lugar de otro anterior, o ambos se sientan uno junto al otro. Es nuestra obligación asegurar que estas “habitaciones secretas” sean llenadas con héroes e ideales judíos.

Los niños se ven fascinados por “figuras heroicas”. Estas actividades y logros de sus héroes los marcan como tan sobresalientes y los hacen aparecer cuasi mágicos, más aún que simples seres humanos. Ellos parecen avanzar hacia sus metas propuestas con saltos; el peso de su personalidad y el de su carácter son en sí suficientes para ocasionar que los obstáculos se disipen. El héroe es cultivado por el niño hasta convertirse en un poderoso gigante que puede desafiar y superar toda restricción. Ser capaz de tales proezas no exige gran brinco de fe para el joven niño, pues él considera la frontera entre lo real y la fantasía como artificial y de fácil remoción.

A veces él vive con su héroe, imitándolo en cada detalle. Juega con entusiasmo igual que su héroe, especialmente en Purím.

Su carácter infantil lo hace convertirse en el mismísimo personaje a quien está imitando. Si observamos a los niños durante sus juegos, vemos con cuánta facilidad pretenden ser ‘alguien’.

Esta actuación externa de ellos tiene una poderosa influencia sobre su conducta. Cuanto más frecuente un niño se comporta durante el juego con cierta modalidad de conducta, es más probable que él habrá de actuar de la misma manera incluso cuando no está jugando. El hábito se convierte en una segunda naturaleza.

Es debido a su propia necesidad psicológica que el niño busca una figura—héroe. En un mundo orientado hacia el adulto, los niños se sienten insignificantes muchas veces. En algunas familias, pueden sentirse aislados o “puestos bajo la sombra” por hijos mayores o más dominantes. Algunas veces se sienten ignorados a causa de la atención que recibe un niño menor que él. En tanto la familia crece, un hijo no puede quedar siempre ante el blanco de enfoque, recibiendo la atención indivisible del padre y la madre simultáneamente. Tarde o temprano, sus hermanos mayores o menores lo empujan a una posición posterior. El niño se siente negado: ¿qué he hecho para merecer semejante trato?

Hay otras frustraciones que el niño experimenta en su crecimiento. Cuando pequeño, su madre lo hace todo por él, calmando todas sus necesidades. Mientras crece, sin embargo, y se van desarrollando sus habilidades, su madre demanda apropiadamente que él asuma cada vez mayores responsabilidades por sus necesidades y bienestar. Pero el niño no entiende, necesariamente, todavía, por qué su madre está haciendo menos por él. Él puede comenzar a preocuparse por esta pérdida de ayuda maternal y su aparente falta de atención. Por supuesto está contento y orgulloso de sus nuevas habilidades adquiridas. Pero é1 no las asocia con la simultánea pérdida de la atención materna. Y naturalmente, siente la falta de atención como la falta de afecto.

Es cierto, ahora es capaz de hacer mucho más que antes. Pero él todavía está concientizado de sus propias inhabilidades. Alrededor de él, todos son gente mayor que él, que hacen más que él y mejor que él. Su tamaño convierte en imposible incluso tareas simples como la de encender la luz, abrir la puerta, o cruzar solo la vía pública.

Estas limitaciones son aceptadas, forzadamente, por los niños. No tienen otra opción. Pero no están contentos con ellas. Vemos como un niño muestra a cualquier adulto interesado incluso sus logros más triviales: ponerse solo los zapatos, o colgarse, sin asistencia, de la rama de un árbol. Para el niño, éstos son éxitos importantes: “¡Mira lo que yo puedo hacer!”.

¡Cuán derrotado se siente el niño ante las más simples actividades cotidianas que él aún no puede realizar!

A fin de ablandar el impacto psicológico de estas dificultades naturales del crecimiento, para compensarlo e infundirlo de optimismo y ánimo, el niño da rienda suelta a su imaginación. Él redibuja al mundo del modo en que él quiere que sea. Y es su héroe el que mejor ejemplifica qué es lo que le gustaría ser a él mismo.

Mediante su héroe, él abandona sus propias vestimentas y se introduce en las de su propio hombre poderoso favorito, quien es capaz de lograr todas aquellas maravillosas cosas que él no puede lograr aún. Puede ser que aún ignore cómo atar sus propios zapatos o en qué día de la semana se encuentra, pero su héroe puede saltar encima de edificios altos, vencer inmensos ejércitos, o mostrar a cualquiera quién es el que manda.

Educación

La figura del héroe ayuda al niño a llenar una necesidad psicológica, asistiéndole a mitigar sus propios dolores de crecimiento. A través de su héroe se siente estimulado a alcanzar más allá de sus sentimientos de ineptitud.


Empero, e1 niño es aún inmaduro. Aún no puede distinguir qué héroes son recomendables como modelos funcionales y cuáles no. En nuestra compleja sociedad, donde un vasto número de individuos de variadas culturas, preparaciones y filosofías de vida conviven en largos conglomerados, existe un verdadero peligro de que el niño se vea atraído a imitar a individuos de cuestionable o bajo carácter, a quien él podría buscar emular.


Los padres cargan la responsabilidad de hacer el máximo esfuerzo para proteger a sus hijos de los excesos de la sociedad moderna, los que son evidentes incluso para aquellos que prefieren no mirar. El crimen violento, las drogas, y otros tipos de escapismo, todos vientos fatales que transportan la semilla de la autodestrucción, se han tomado más y más prevalecientes.

Un niño que vive en nuestra “sociedad libre y abierta” está constantemente bombardeado con ideas y oportunidades destructivas y degradantes.
Los niños deben verse protegidos de toda esta calamidad. Así como ninguna madre que se autoestime permite a su hijo cl libre dominio de la selección de qué alimentos comer (de otro modo se alimentaría solo de caramelos…), del mismo modo debe ser al seleccionar alimento. para la nutrición psicológica y espiritual.

Debemos asegurar que la escala de valores y su stimuli, la información que penetra a través de sus ojos y a través de sus oídos sea lo suficientemente nutritiva en el sentido espiritual, a fin de asegurar su bienestar mental y emocional. Pues son estas percepciones las que se convierten en cimientos de los pensamientos y emociones del niño respecto de sí y del mundo exterior.


Los filósofos de antaño solían comparar la mente del niño a una pizarra limpia. Todo lo que el niño oye o ve se registra en su mente y conforma la suma total de su conocimiento. Su conducta corresponderá naturalmente a su conocimiento puesto que ello es la imagen global, para él del mundo. Lo que él ve es, probablemente, lo que hará.

Un alma nueva

Baruj era un seguidor del Baal Shem Tov. Su esposa, Rivka, era una estudiosa de la Torá, inusual para las mujeres de aquellos días. Rivka y Baruj fueron a ver el Baal Shem Tov, para pedir su bendición para tener un hijo.

El cumpleaños del Baal Shem Tov era el 18 de Elul. En la seudá de ese día auspicioso, el Baal Shem Tov bendijo a Baruj y Rivka y les prometió que, exactamente un año más tarde, serían padres de un niño.
Ellos pasaron las Altas Fiestas con el Baal Shem Tov en Medzibosz. Antes de partir, el Baal Shem Tov les repitió su bendición, y Rivka prometió que iba a consagrar a su hijo a la difusión de la Torá y el jasidut. Rivka decidió intensificar sus estudios de Torá, y le pidió a su cuñada, Devora Lea, orientación respecto a la oración y el estudio durante su embarazo previsto.

Seis meses más tarde, Baruj fue a Medzibosz, para informar al Baal Shem Tov que su esposa estaba embarazada. El Baal Shem Tov le deseó “Mazal Tov” y le dio ciertas instrucciones para transmitir a su esposa.

El día 18 de Elul (ese año un miércoles), en su cumpleaños, el Baal Shem Tov mostró una alegría extraordinaria. Dirigió personalmente las oraciones con melodías alegres. Estaba claro que el Baal Shem Tov estaba observando aquel día como un día especial de fiesta. Durante la comida que siguió a la oración, el Baal Shem Tov dijo a sus discípulos:
Hoy, una nueva alma descendió a la tierra, un alma que iluminará el mundo con la parte revelada y las enseñanzas esotéricas de la Torá, y con éxito difundirá el camino del jasídut con dedicación desinteresada, preparando el camino para la llegada del Mashíaj.

El día 25 de Elul (cuando la circuncisión del hijo de Baruj y Rivka tuvo lugar en Liozna), el Baal Shem Tov organizó una fiesta. Tres días después, el Shabat volvió a dar un discurso y fue en un marco claramente eufórico. Todo esto representaba un misterio para sus discípulos y seguidores.
Lo que los discípulos del Baal Shem Tov vieron en aquellos días no era más que su maestro celebraba el nacimiento de Shneur Zalman, su circuncisión, y el tercer día después de la circuncisión. Los discursos que el Baal Shem Tov pronunció en esas ocasiones estaban relacionados con el recién nacido.

Para Iom Kipur de ese año, Baruj llegó a Medzibosz para estar con el Baal Shem Tov.Había sido advertido de no contar a nadie sobre el nacimiento de su hijo, ni el nombre que le había dado. Una vez más, antes de salir para su casa, recibió del Baal Shem Tov un conjunto de instrucciones en cuanto a la disciplina que rodeaba al niño, y la cuidadosa vigilancia que debía mantenerse en todo momento.

Al año siguiente, Baruj, como de costumbre, llegó a lo del Baal Shem Tov para las Altas Fiestas. El Baal Shem Tov preguntó por el pequeño con gran detalle, y repitió su advertencia de tener especial cuidado del niño.
Después de Sukot, cuando Baruj estaba listo para irse, el Baal Shem Tov le advirtió nuevamente acerca del niño, y de no repetir ninguno de sus actos o dichos ingeniosos, como a algunos padres les gusta jactarse de sus hijos.
Otro año pasó. Una vez más Baruj hizo su peregrinaje anual a Medzibosz. Al regresar a casa después de Sukot, su esposa le dijo que hubo un cambio notable en el niño en su segundo cumpleaños. Su vocabulario había mejorado considerablemente. Los padres descubrieron que el muchacho tenía una memoria extraordinaria.

El Baal Shem Tov dio instrucciones complementarias en relación con el niño. Baruj pidió permiso para traer al niño al Baal Shem Tov en su tercer cumpleaños para el tradicional “corte de cabello”, y el Baal Shem Tov le dijo que el niño debía ser traído por su madre y su tía Devora Lea, el 18 de Elul, después de la oración de la mañana. Shneur Zalman ya podía recitar muchos Salmos de memoria, y su comprensión era asombrosa.\Según el plan, Rivka y su cuñada, llevaron al niño, en su tercer cumpleaños al Baal Shem Tov. 

Este cortó unos cuantos mechones de pelo, dejando las peot (rizos laterales) según la costumbre, y lo bendijo. Luego mandó a los visitantes de regreso a su casa, con su bendición para un viaje seguro. Durante todo el camino, Shneur Zalman preguntó a su madre quién era el anciano Judío que le había cortado el pelo. “Es el Zeide”, fue su respuesta.

Entonces no sabía que un día llegaría a considerar al Baal Shem Tov como su “abuelo” espiritual en un sentido muy real, es decir, como el Rebe de su Rebe, el Maguid de Mezritch, a quien le debía su plenitud espiritual.

DE “RABI SHNEUR ZALMAN DE LIADI”, KEHOT

Usted y yo bailaremos…

Rabi Iosef I. Biston y su esposa Beila Rajel son emisarios del Rebe en Florida, USA, hace más de dos décadas.…

Hace unos años, su hija mayor se comprometió. La boda sería en Florida y muchas personas que conocieron en su labor comunitaria, así como familia y amigos, asistirían al casamiento.

El día de la boda, estando de pie bajo la jupá (palio nupcial) de su hija, el Rabino Biston notó la presencia de un viejo amigo de Brooklyn, entre los invitados.

El Rabino Biston estaba sorprendido al verlo, ya que no había respondido que concurriría. Se conocían hacía más de treinta años, cuando ambos asistieron al Campamento Gan Israel, en Nueva York. La amistad creció cuando ambos estudiaron en la Ieshivá Central de Lubavitch en 770 Eastern Parkway. Aunque separados durante años por la distancia, guardaron contacto y se “ponían al día” cuando se veían.

Después de la jupá, el invitado vino a desearle “mazal tov” al Rabino Biston y dijo: “Después te diré por qué estoy asistiendo a la boda”.

Más tarde, el hombre procedió a contarle la asombrosa historia a su viejo amigo:

“Antes debo decirte algo que pasó hace 23 años. Tu padre y yo hablábamos seguido. Supe que estabas casado durante varios años y todavía no tenían hijos. Decidí ir al Rebe y pedirle una bendición para ustedes. Supe la hora en que el Rebe saldría de ”770” para ir a su casa, y planeé acercármele cuando caminara a su automóvil. Efectivamente, cuando el Rebe salió de 770, me aproximé y le pedí una bendición para hijos para Iosef Itzjak ben Zvetel Guitel y su esposa Beila Rajel bat Devora. Cuando el Rebe me oyó, dijo inmediatamente “Devora Lea” corrigiéndome, y entonces agregó: “ya les di una bendición”.

Pero le dije al Rebe: “Quiero una garantía”. A esto el Rebe dijo: “Usted y yo bailaremos en la boda”.

Le pregunté al Rebe: “¿El Rebe bailará? El Rebe no asiste a las bodas”.

El Rebe me miró y dijo: “No te preocupes, los dos bailaremos en la boda de sus hijos”.

Pregunté otra vez: “¿Quién es -nosotros- el Rebe y yo?” El Rebe repitió esta frase dos veces más. Y fue el final de la conversación. Después de la desaparición física del Rebe, no pude comprender sus palabras.

“Esta última noche del viernes, unos días antes de la boda de tu hija, tuve un sueño. El Rebe y tu padre vinieron a mí. El Rebe me preguntó: “¿Por qué no vas a la boda?”. Al principio no respondí y el Rebe me preguntó de nuevo: “¿Por qué no vas? Hicimos un trato: que bailaríamos en la boda”. No respondí y me desperté. No presté atención al sueño.

“La noche siguiente, el Rebe vino de nuevo a mí en un sueño, esta vez sin tu padre. Una vez más me preguntó por qué no viajaba a la boda. Respondí que no tenía el dinero para viajar. A esto el Rebe dijo: “Un jasid nunca tiene problema con el dinero”.

Le dije al Rebe: ””Pero yo no soy un jasid” El Rebe contestó: “Sí, lo eres”. Y el sueño acabó. Tampoco presté atención esta vez.

“La tercer noche, el Rebe vino y preguntó: “¿Nu, por qué no vas a la boda?”. Respondí: “es un momento financiero difícil” ”El Rebe contestó: ” Tendrás el dinero”. Y desperté.

Ese día, lunes por la mañana, fui a trabajar y me encontré a un amigo. Él me dijo: “Pareces angustiado”. Le dije que no había dormido unas noches. Mi amigo me dijo: “Quiero darte $400 para que vayas a Florida y tomes una vacación”. Respondí que no tenía el tiempo para ir. Pero mi amigo insistió: “Puedes viajar por un día”.

Esa tarde, cuando vine a casa, mi esposa sugirió que te llamara para desearles “mazal tov”. Después de todo, tu hija se casaba en dos días. Dije a mi esposa: “Quizá debo ir a la boda en lugar de llamarlos”. Llamé a mi amigo y le pregunté si su oferta estaba en pie. “Claro”, dijo. Llamé a la aerolínea, reservé un boleto y un hotel en Florida por una noche. El precio total era de $300. Volví a llamar a mi amigo y le dije que necesitaría sólo $300. Su contestación fue: “¿Cómo puedes ir a una boda y no traer un regalo? Dale los cien dólares extra al novio”.

“Y aquí yo estoy,” concluyó.

El Rabino Biston estaba conmovido por esta historia. Sabía que el Rebe guarda su palabra de verdad. Así que durante la danza, Rabi Biston se aseguró de bailar con su viejo amigo varias veces. Él sentía de verdad que estaba bailando con su padre y el Rebe.

De: Miracles in our Times

Receta: pollo con canela

¡Una receta original para empezar el mes de Elul! La combinación de la canela, la manzana y el pollo es fantástica. 

Ingredientes:

1 pollo de 2 kg

sal y pimienta a gusto

1 cucharita de canela

1 cebolla cortada en cuadrados

1 taza de caldo de pollo

1 1/3 de taza de vino blanco

3 manzanas verdes, sin corazón y cortadas en 4 trozos horizontalmente

2 cucharas de azúcar

Precalentar el horno a 180 grados.

Procedimiento:

Sazonar el pollo con la sal, pimienta y media cucharadita de canela. 

Poner en la fuente para horno el pollo condimentado con la cebolla. 

Agregar el caldo de pollo y el vino blanco. Cocinar durante 45 minutos.

Una vez transcurridos los 45 minutos de cocción del pollo agregar al derredor las manzanas la canela restante y el azúcar. 

Cocinar durante 45 minutos más, o hasta que las manzanas estén blandas y el pollo cocido.