El hogar comienza en la caridad

Como preparación para Purim y Pesaj, comenzamos un régimen de superación personal de 4 pasos, cuando leemos una sección adicional de la Torá en Shabat.
Estas son:
Shekalim: Sobre el mandamiento de donar anualmente medio siclo a las arcas del Templo.
Zajor: Sobre nuestra obligación de aniquilar la malvada
nación de Amalek.
Pará: Sobre la purificación ritual que se logra mediante
la aspersión de las cenizas de la novilla roja.
HaJodesh: Sobre la mitzvá de santificar la luna nueva y el requisito de comer Matzá y hierbas amargas en el Seder
de Pesaj.
Esta semana leemos Shekalim, el primer paso necesario para lograr la redención personal: caridad.
El proceso de redención personal comienza ayudando a los demás. ¿No es más importante limpiar la propia casa
antes que ayudar a los demás?

La persona va a trabajar todos los días y se esfuerza por obtener un ingreso cómodo. La mayoría de las veces, esto da como resultado que se sumerja y absorba por completo en la búsqueda de riqueza, y que cada fibra de su ser esté involucrada en la carrera de la vida.
Por eso el sueldo es tan valioso; después de todo, la sangre se pone en cada centavo que ganamos.
Cuando tomamos parte de esto y lo donamos a organizaciones benéficas, aportamos significado a toda nuestra semana laboral.
Estamos demostrando que estamos dispuestos a darle a Di‐s nuestra esencia.

Nuestros Sabios ensalzan la virtud de la caridad, llegando incluso a decir que es “igual a todas las demás mitzvot combinadas”!
Rabi Schneur Zalman de Liadi (fundador del jasidismo de Jabad, 1745–1812) explica que si bien cada mitzvá está diseñada para introducir santidad en una parte específica de nuestro ser (el miembro particular que realiza la mitzvá), la caridad es la única excepción a esta regla.

Lo que uno pone en caridad, o el cheque que escribe a una organización caritativa, tienen la capacidad de santificar todo el ser.
En este aspecto, la caridad monetaria es mucho mayor que ofrecer tiempo como voluntario para una causa benéfica.
El voluntariado implica donar una cierta cantidad de tiempo a Di‐s, al prójimo o a ambos.
Cuando concluyen una o dos horas, uno regresa a su rutina diaria normal y ensimismada.

La caridad eleva todo el trabajo que generó las ganancias y a todo el individuo que trabajó —física y mentalmente— para ganarse la vida.
Para iniciar el proceso de redención, primero es necesario dar el paso más importante de infundir todo el día con un aura de santidad.
Sólo entonces podrá afrontar con éxito todas las luchas y tribulaciones que encontrará en este desafiante pero gratificante viaje.
La caridad tiene la capacidad de infundir un propósito santo en la reunión de negocios más mundana.

Y tengamos presente que nunca se pierde dando caridad. En palabras del profeta Malají (3:10):
“Traed todos los diezmos al tesoro para que haya alimento en Mi Casa.
Pruébame, si quieres, con esto, dice Hashem de los ejércitos: [mira] si no te abriré las ventanas de los cielos y derramaré sobre ti bendiciones hasta que no haya lugar suficiente para ellas”.

Soltero vs Casado

¿Que es mejor, casarse y tomar todas las obligaciones y responsabilidades que ello requiere (mantener la familia, educar a los hijos) y tener el contorno familiar o estar soltero, libre de responsabilidades pero solo?

La respuesta a este interrogante la encontramos en las palabras de la Torá: “No es bueno que esté el hombre solo, Le haré una ayuda frente a él”. Inmediatamente Di-s dividió a Adam en dos, cubriendo el corte con piel y con la otra mitad hizo a la mujer y se la presentó a Adam. Dijo Adam, “ella es hueso de mi hueso, carne de mi carne, por eso la llamaré ISHÁ (mujer) por que del hombre ella fue tomada. Por ello un hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer y serán una sola carne” (bereshit 2:18 a 24).

Queda claro entonces que la intención Divina es que el hombre debe estar casado.

Respecto a este versículo: “No es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda frente a él” podemos observar un hecho curioso; por un lado el versículo utiliza la palabra ayuda (compañía) a la vez que utiliza el término frente a él (en su contra). explican nuestros sabios que en el matrimonio existen ambas posibilidades: si el comportamiento de ambos es como corresponde, es una ayuda, pero si el comportamiento de uno no es correcto, se transforma en su oposición. Un buen matrimonio es el mejor estado para el hombre, mientras que uno malo puede llevar al hombre a la máxima tristeza. El éxito o fracaso del matrimonio sólo depende de nosotros, así como con todas las cosas del mundo, nosotros podemos utilizarlo para el bien o no. La Torá nos da la guía de como lograr formar un matrimonio feliz hasta la vejez.

Mismo así debemos entender, que ganamos con el matrimonio y que perdemos no estando casados.

* Por Rav Iosef Feigelstock

Cuatro razones pora estar contento

Porque es una buena manera de hacer las cosas

Para citar el clásico jasídico Tania, de Rabi Schneur Zalman de Liadi (1745-1812): “Al igual que en el caso de dos personas  luchando, cada una tratando

de derribar al otro, si uno de ellos se mueve con pereza y letargo, será fácilmente derrotado y derribado, aunque sea más fuerte que su compañero. Así también, en la lucha contra la inclinación del mal, uno puede prevalecer sobre ella… sólo con la ligereza que viene de la alegría, y de un corazón que es libre y limpio de cualquier rastro de preocupación y tristeza” Se aplica a la lucha libre, batallas morales y todo lo demás.

Porque es algo bueno

¿Por qué el gozo debe ser sólo una herramienta, un medio para un fin? Es una buena cosa en su propio derecho, una mejor manera de ser. Y no es tan difícil de lograr. Sólo debemos centrarnos en todas las cosas buenas que tenemos y cuánto más reales y duraderas son que las cosas no tan buenas.

Porque es un tiempo feliz.

Ser feliz a veces requiere de esfuerzo, como en la razón anterior. Pero hay momentos en que la felicidad está en el aire, y todo lo que se necesita hacer es abrirse a ella y permitir que entre en nuestro alma. Ahora estamos en ese momento. Nuestros Sabios nos dicen que “cuando el mes de Adar comienza, la alegría aumenta”. Como Haman descubrió desgraciadamente (para él), es un momento en que suceden cosas  buenas  al  pueblo judío. No tenemos que hacer nada para experimentarlo, sólo incorporarla.

Porque es lo que somos

Esta no es realmente una “razón”, así que supongo que significa que hay realmente tres razones, no cuatro.

Los maestros jasídicos nos dicen que nuestra alma es “literalmente una parte de Di-s”. Por lo tanto, la alegría, en última instancia, no es una técnica para dominar, ni un objetivo a alcanzar, ni siquiera un estado al que rendirse. Es lo que somos, en virtud de nuestro vínculo con Aquel que “la fuerza y la alegría están en Su lugar” (I Crónicas 16:27).

¿Por qué escondernos de lo que somos?

El tiempo

El concepto de tiempo, lo que constituye un corto periodo de tiempo, nuestra percepción de un largo tiempo, cuán rápido es rápido, se ha redefinido gracias a los constantes avances de la tecnología.

Y, sin embargo, con todos los nuevos dispositivos de ahorro de tiempo, parecería que no hay tiempo para todo lo que queremos encajar en nuestros días llenos de acción, estrés.

A pesar de que no hay tiempo para todo, para todo hay un tiempo.

De hecho, en las palabras del rey Salomón (en el libro de Eclesiastés):

“Para todo hay un tiempo y un tiempo para cada propósito bajo el cielo”

“Un tiempo para nacer y un tiempo para morir;

Tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;

Un tiempo de destruir, y tiempo de edificar;

Tiempo de llorar y tiempo de reír;

Un tiempo para llorar y un tiempo para bailar;

Un tiempo para esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras;

Tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de abrazar;

Tiempo de buscar, y tiempo de perder;

Tiempo de guardar, y tiempo de desechar;

Un tiempo para rasgar, y un tiempo para coser;

Un tiempo para callar, y tiempo de hablar;

Un tiempo para amar y un tiempo para odiar;

Un tiempo de guerra y tiempo de paz”

Estas 22 expresiones de tiempo abarcar todos los aspectos de nuestras vidas.

El judaísmo tiene un concepto único de tiempo.

En lugar de considerar el tiempo como una progresión lineal, una secuencia de momentos sucesivos, las enseñanzas judías hablan de ciclos de tiempo. A medida que cada nueva semana comienza, el ciclo de la creación comienza de nuevo.

De manera similar, hay un ciclo anual que incluye toda la serie de cambios y desarrollos que suceden en el transcurso de un año. Por lo tanto, la palabra hebrea año, “shaná”, alude a este concepto ya que también significa “repetición”.

El Pensamiento Jasídico enseña que cada instancia abarca todo el pasado y el futuro. Para explicar este concepto: Di-s creó el mundo de la nada absoluta. A diferencia de un artesano que modela un artículo de materia prima, o un pensador que desarrolla una idea de lo potencial, Di-s trajo a la existencia la nada total y absoluta. Por lo tanto, el primer momento de la existencia que Él creó incluido dentro de ella cada momento que vendría a continuación.

El Baal Shem Tov enseña que la creación es un fenómeno continuo. El mundo no tiene existencia independiente y en cada momento, Di-s da origen a la totalidad de la existencia.

Por lo tanto, cada momento incluye todos los anteriores y todos los momentos posteriores de la existencia sólo como el primer momento de la creación incluye todos los tiempos.

Sí, hay un tiempo para todo, y todo tiene su tiempo. Pero, para ser capaz de encontrar tiempo para todo, si miramos las palabras del rey Salomón, mientras trabajaba en su tratado sobre el tiempo en Eclesiastés, nos encontraremos con un consejo: “El fin de la cuestión, cuando todo está dicho y hecho: teme a Di-s, y cuida sus Mandamientos, porque esta es toda la obligación del hombre “.

Dedicado especialmente a la Rebetzin Jaia Mushka Schneerson, cuyo Iortzait es el  22 de Shevat.

El valor numérico de las letras hebreas de su nombre coincide con las letras de la palabra hebrea “et” – tiempo.

Artifices de la revolución de nuestra generación

…Recuerdo perfectamente el rostro del Rebe cuando descendió del barco a orillas de los estados unidos de Norteamérica. Sus ojos se destacaban, su mirada penetraba hasta el corazón. Creímos que descansaría unos días luego del viaje, pero al llegar nos aclaró la razón de su llegada aquí: “no he venido a descansar, sino a trabajar, y muy duro, para darle renovada vida al judaísmo de américa”… Así describe el Rabino Tzvi Iehuda Foguelman, hoy enviado del rebe en Worcester – Massachusets- acerca de la llegada de Rabí Iosef Itzjak Schneerson, el sexto Rebe de Jabad a Nueva York, el 19 de marzo (9 de Adar II) de 1940.

En ese entonces el Rabino Foguelman, era un joven alumno de la Ieshivá “Torá Vadaat”, y recuerda la sorpresa con que fueron recibidas las palabras del Rebe entre el público, sobre sus intenciones de convertir a América en un lugar de Torá como lo había sido Europa. “el Rebe nos pidió que no nos avergoncemos de caminar por las calles con barba y peot, pero eso se veía peor que circular con sombreros típicos de Turquía. Gracias al Rebe comenzaron a verse judíos con barba en las afueras de Nueva York, y con el pasar de los años esto se popularizó en todos los círculos en donde se estudiaba la Torá”.

Dos días después de su llegada dijo Rabí Iosef Itzjak: “ya hace 48 hs que llegué aquí y todavía no se fundó la Ieshivá Tomjei Tmimin (de lubavitch)”. Y ciertamente el Rebe instituyó la Ieshivá, y luego decenas de ellas se extendieron a lo largo de todo Estados Unidos.- Rabinos y personalidades judías vinieron a convencerlo de que sus planes eran irrealizables.

El Rebe les contestó “¡América no es diferente!”. 

En medio de esta revolución falleció, el 10 de shvat de 5710 (1950). Su alma se elevó a los cielos, y la tarea quedó en manos de su yerno, Rabí Menajem Mendel Schneerson, séptimo Rebe de la dinastía de jabad, conocido simplemente como “el Rebe”. El Rebe realzó y difundió el estudio y el cumplimiento de la torá de una manera increíble, hasta lograr que la luz del judaísmo brille en cada rincón del planeta.

El Rabino Foguelman recuerda la llegada del Rebe a América: “no lo conocíamos de antes; pero inmediatamente reconocimos su grandeza. Había sobre él un halo de santidad. Desde el primer instante el Rebe Rabí Iosef Itzjak le entregó la dirección de todas las instituciones que convertirían a América en un lugar de Torá”.

A pesar de su extremada modestia, el Rebe Anterior lo obligó a “revelar un poco de su grandeza”.

Una vez dijo el Rebe Iosef Itzjak de su yerno: “mi yerno nunca duerme a las 4 de la mañana; ó que recién se levanta o que todavía no se fue a dormir”.

Y se cumplió lo que está escrito: “se ocultó el sol y salió el sol”. El 10 de shvat de 5711 (1951) comenzó a brillar el sol del Rebe, y en su luz se refugian miles de judíos, en todo el mundo.

Luego de 70 años de liderazgo podemos decir: “dichosa la generación del Rebe”. ¡que pronto Di-s nos permita marchar hacia la redención verdadera y completa!

Una lección de liderazgo

Cuando Moshé pastoreaba un rebaño de ovejas de su suegro, un corderito se le escapó…

Moshé lo siguió y lo encontró bebiendo de una pileta de agua. Dijo, “veo que te escapaste porque estabas sediento. Ahora, si corriste todo este trecho, debes estar cansado”. Entonces lo cargó a su hombro y lo llevó de vuelta hasta el rebaño.

Dijo Di-s, “Tú (Moshé), que cuidaste al corderito con tanta misericordia, serás un líder compasivo para Israel, mi rebaño”. Más temprano en la vida de Moshé, la Torá nos cuenta que mientras él era aún un príncipe en el palacio del Faraón, vio a un compañero judío en problemas e inmediatamente intervino para salvarlo.

Del antedicho Midrash podemos observar las características de un verdadero líder judío. Como Moshé, no solo debe preocuparse por el destino de la nación como un todo, sino también por cada Judío como individuo. Cuando un Iehudí se extravía, el líder no ve a un rebelde, sino a una persona que está sedienta de Torá y lo provee con los medios que apaguen esa sed.

Más adelante, Moshé podría haber continuado su vida confortable, mas abandonó el palacio para ayudar a otros judíos. Similarmente, un verdadero líder judío no se contenta con encerrarse en el confortable medio ambiente de su propia comunidad. En lugar de esto, se expande hacia todos los judíos, incluidos los corderitos perdidos. .

¿Jasidim en Katmandú? Mark no podía creer lo que veía. Él llegó a éste en el Himalaya para “encontrarse a sí mismo”. En este reino Hindú y Budista entre la India y el Tibet, esperaba “encontrar su alma”. Sorpresivamente, se encontró a sí mismo cara a cara con dos jóvenes, barbados: Jasidim.

En Katmandú, sin sinagoga, con una población judía permanente de cuatro familias, los Lubavitchers organizaron un Seder para 500 judíos. Allí, Mark encontró su alma. Así sucedió con otros en lejanos lugares como Bangkok, Singapur, Guayaquil, Cochabamba, Pueblo Cazes. ¿Qué es lo que los hace a los Lubavitcher aunque sea pensar en esos recónditos lugares?

¿Jóvenes judíos que se muden a la ex Unión Soviética? Con la llegada de la Perestroika, el único movimiento clandestino que mantuvo intacta la llama del judaísmo bajo las circunstancias más adversas, salió ahora a la superficie. Cientos de  instituciones educativas se establecieron allí y docenas de emisarios se han radicado allí. ¿Por qué han abandonado el confort de occidente para mudarse a Rusia?

¿Miles de  centros alrededor del mundo? ¿Cuál es la fuerza inspiradora detrás de estos establecimientos?

Esa fuerza es Rabí Menajem Mendel Schneerson, llamado simplemente el “Rebe” por sus decenas de miles de jasidim y por sus centenas de miles de admiradores. Su genio se muestra en cada aspecto de la Torá, y su formidable inteligencia en matemáticas y ciencias ha asombrado incluso a los expertos en esos campos.

Por decenas de años el Rebe ha enviado a jóvenes a establecer centros de Torá y actividades judías. De este modo, la influencia del Rebe se ha extendido más allá de la comunidad de Lubavitch hacia la corriente principal de la vida judía. Para estos incansables hombres y mujeres, reforzados por su fuerza e inspirados en su fe, nada ha sido muy dificultoso por alcanzar.

Que todos tengamos el mérito que se complete su mayor aspiración: ¡la llegada del Mashiaj pronto en nuestros días!

Por Rabi S.Wilschansky

Aborto: ¿Cuándo comienza la vida?

Este artículo presenta un somero análisis de la posición judía, basado en una serie de conferencias dictadas durante el Seminario Judicial Judío de Detroit.

Aclaración: cada caso es particular y debe ser consultado con un rabino ortodoxo. 

Determinación de la vida:

Antes de analizar la interrupción de la vida, debemos establecer primero cuándo ésta comienza. Cierta vez se realizó un debate público con la presencia de tres panelistas: un médico, un filósofo y un rabino. La discusión era: “¿Cuándo comienza la vida?”.

El médico se puso de pie y expuso que la ciencia médica ha demostrado inequívocamente que la vida comienza una vez que el óvulo ha sido fertilizado. El filósofo, extremadamente pragmático, propuso que la vida no puede ser considerada como tal hasta tanto el niño no fuera una entidad viable por sí misma, es decir, una vez retirado de la madre.

El rabino se acercó lentamente al podio y, muy confiado, dijo: “Señores, ¡la vida comienza cuando los niños han crecido y se mudan a otra casa!”

Risas aparte, la verdadera posición del judaísmo en cuanto al aborto es un enfoque que combina la opinión del médico y el filósofo: bajo circunstancias normales, es decir, cuando la fertilización tuvo lugar tal como lo fue en el curso de los últimos 5780 años, la vida comienza con la concepción.

A ello se debe que la ley judía jamás autorizará el uso de un dispositivo intrauterino como forma de contracepción. Este dispositivo impide que el óvulo, fertilizado en las Trompas de Falopio, pueda implantarse en el útero. Esto, por definición, no es contracepción sino anticoncepción.

La ciencia moderna ha posibilitado que aquellas parejas desafortunadas que durante años desearon infructuosamente tener hijos puedan recurrir a la “fertilización in vitro” (FIV). Y entonces, surge la pregunta: “Esta cosa que está en el platillo del laboratorio,¿es un organismo viviente?

La ley judía responderá: “Si”; la vida comienza con la concepción.

El procedimiento usual en FIV es que se toman varios óvulos de la madre, de manera que la mayor cantidad de ellos sean fertilizados e implantados. Si, por ejemplo, se han fertilizado diez de estos óvulos, resultaría contraproducente implantar los diez. Probablemente morirían todos. Lo más probable es que el médico implante tres o más, con la esperanza de que uno “prenda”.

Entonces, surge el problema en cuanto al correcto modo de proceder con los óvulos restantes. La ley judía dirá que no podemos matarlos, pero tampoco, tenemos la obligación de implantarlos. Entonces, deberán ser preservados por un proceso de congelamiento profundo hasta que venza su propia vida, unos tres años.

Restricciones:

Hace unos años se preguntó al ex-presidente de los Estados Unidos, Ronald Reagan, cuál era su opinión acerca del aborto. Respondió que se oponía, salvo en casos de violación, incesto, o amenaza a la vida de la madre.

En el judaísmo no hay pregunta. Puesto que la vida se inicia con la concepción, no podemos permitir el aborto simplemente porque no nos gusta el padre. Es cierto que la situación ocurrida es desafortunada, pero no podemos tomar nuestra venganza en el feto.

En el caso de una mujer que fue sometida a amniocentesis, y se ha descubierto que el feto que lleva en su vientre sufre del Síndrome de Down, Tay Sachs, o alguna enfermedad debilitante, nos veremos nuevamente forzados a decir que la vida comienza con la concepción, y el aborto no es viable.

Si una mujer que tiene diez hijos enfrenta dificultades para manejar la situación y se encuentra con que está esperando a su hijo número once, ella del mismo modo, tiene prohibido someterse a un aborto.

El punto central detrás de estas restricciones, y detrás de toda la ética judía, es nuestra poderosa creencia y fe en Di-s. Como judíos, estamos convencidos de que Di-s tiene el control de todo. El nacimiento de cada hijo responde a la Providencia Divina y éste tiene su lugar en el mundo. Para aquellos que se quejan de cuán superpoblado y súper estresado está el mundo, respondo que estaba superpoblado cuando yo era un niño y había tres mil millones de habitantes, estaba superpoblado en mi adolescencia con cuatro mil millones, y lo está ahora con cinco mil millones, y lo seguirá estando con seis mil millones. Parecería que Di-s siempre tiene lugar para uno más.

Circunstancias permisibles:

El judaísmo se diferencia de las éticas cristianas, entre otras cosas, por el hecho de que si sólo tenemos una única posibilidad de salvar a la madre o al feto, la vida de la madre tiene prioridad. La madre es una entidad viva y viable que, con la ayuda de Di-s, tendrá otros hijos y llevará una vida productiva. El feto, por su parte, es un ente incierto. No sabemos si vivirá o morirá. Si como hemos propuesto, la vida comienza con la concepción,¿cómo podemos medir la importancia de una vida por sobre otra?

El Talmud cita dos respuestas lógicas:

1) Si una persona es perseguida por un asesino, no sólo tenemos permitido matar al perseguidor sino que estamos obligados a hacerlo. El feto que pone en peligro la vida de la madre, es considerado un perseguidor y debe ser eliminado.

2) La persona tiene prohibido mutilar su propio cuerpo. En recientes épocas de guerra se hizo hábito común entre los hombres cercenar un pequeño trozo del dedo índice para evitar así el reclutamiento. Semejante práctica, sin lugar a dudas, está prohibida.

Di-s ha prestado a cada uno de nosotros un cuerpo del que debemos cuidar. Tal como sucede con el alquiler de un automóvil, cuando la empresa espera recibirlo de vuelta en perfectas condiciones. Sin embargo, si Di-s libre, una persona tiene una pierna engangrenada, no sólo tiene permitido ver que ésta sea amputada, sino que está obligado a hacerlo para salvar su vida.

Hay una historia del primer Rebe de Lubavitch, Rabí Shneur Zalman de Liadí, que enfatiza cuán crítica es la preservación de la vida. Cierta vez, mientras estaba entregado a sus oraciones de Iom Kipur, el Rebe se quitó el Talit, salió de la Sinagoga y se dirigió al extremo del pueblo. Allí cortó leña, encendió un fuego, y cocinó una sopa con la que alimentó a una mujer que acababa de tener familia.

La preservación de la vida supera a la ley.

El Shabat, Iom Kipur, e incluso una parte del propio cuerpo, pueden ser sacrificados para salvar la vida. Nuestros Sabios nos dicen: “profaná un Shabat para salvar una vida, para que puedan preservarse muchos Shabat”. En este caso, el feto será observado como un órgano enfermo de la madre y, en consecuencia, puede ser amputado para salvar la vida de la madre.

Conclusión:

Si la óptica del judaísmo parece tan próxima a la de los que defienden el “derecho a la vida”, ¿por qué no se ve a ningún rabino estacionándose en protesta frente a las clínicas dedicadas a abortos en los Estados Unidos y otros países? ¿por qué no hay demostraciones masivas de judíos frente a los edificios gubernamentales? ¿por qué no hay marchas auspiciadas por las Ligas Ortodoxas?

En verdad, la visión del judaísmo respecto del aborto es la exacta antítesis del Movimiento “Derecho a la Vida”.

Los judíos creen en la Maternidad. Cada hijo nacido es una bendición única, una que traerá sólo la mayor de las alegrías a la madre. Los judíos no desalientan el aborto, sino que alientan a cada mujer a realizar su sueño, sea éste declarado o latente, de criar una familia.

Con mucha frecuencia, cuando ya es demasiado tarde, una mujer mayor se arrepentirá de no haber tenido aquel niño. Pero una mujer a la que se convenció para que no hiciera el aborto, jamás se arrepentirá por tener ahora aquel niño.

La cara oculta de la luna

El siguiente ensayo está basado en dos comentarios del Rebe en un Encuentro Jasídico (farbrenguen) luego de que la misión Apolo 8 de la NASA marcara un hito en la historia aeroespacial (Dic. de 1968). 

Toda las mitzvot se dieron en Sinaí… sus generalidades y sus detallados pormenores. — Rashi a Levítico 25:1

Ayer tuvo lugar un suceso que no conoce precedentes en la historia humana: una nave espacial tripulada por seres humanos se acercó a la luna, la orbitó varias veces, fotografió tanto su “cara iluminada” como su “cara oscura”, y regresó sana y salva a la Tierra al sitio y tiempo exactos que fue programado.

El Baal Shem Tov enseñó que “de todo lo que la persona ve u oye debe derivar una lección en el servicio a su Creador”.

De hecho, este suceso, y cada uno de sus aspectos y detalles, están colmados de instructivas reflexiones en cuanto a nuestra misión en la vida.

Unas veinticuatro horas antes de la conclusión de la misión espacial, tuvo lugar otro suceso: se presentó una pregunta en una sesión del “Encuentro”, una pregunta que dicha misión espacial puede ayudar a esclarecer.

Un participante en el “Encuentro” desafió a uno de los oradores:

“Según sé, bajo la ley de la Torá, si una persona come alimento no-kasher, la pena es de treinta y nueve azotes. Pienso que lo que la persona come es su problema personal. Las leyes deberían prohibir y penalizar aquellas acciones que resultan nocivas a otros y a la sociedad, pero deberían mantenerse fuera de la vida privada del hombre”.

El Rabino que conducía la sesión se vio bastante aturdido por la pregunta. ¿Cómo explicar a una sala llena de gente joven, criada en la América democrática y libre, el hecho de que para un acto tan “inofensivo” y “personal” como dar un mordisco a cierta comida, la Torá instruye que la persona sea atada y se apliquen con un látigo 39 azotes a su torso descubierto?.

Tras toser y mascullar, ofreció la habitual respuesta de disculpa: a fin de que una trasgresión sea castigable con azotes debe cometerse en presencia dedos testigos; estos dos testigos deben primero advertir al infractor de la criminalidad de su acto y de la pena que conlleva; el infractor debe cometer el acto en el lapso de pocos segundos de la citada advertencia; así, debido a éstas y un sinfín de otras estipulaciones, esta pena era rara vez aplicada realmente, si es que alguna.

Por lo tanto, podría decirse que el castigo de azotes ordenado por la Torá es más un indicador de la severidad de la trasgresión que un procedimiento penal operativo.

Todo esto es muy cierto, pero no responde realmente la pregunta.

Aun si la pena de azotes se aplicara siquiera una vez en cien años, ¿el acto cometido merece semejante castigo? ¿Y por qué legisla la Torá tamaña brutal intrusión a la vida privada del individuo? Pero nuestros Sabios nos dicen que: La persona tiene el deber de decir: “El mundo entero fue creado para mí”. En palabras de Maimónides: “La persona siempre debe verse a sí misma medio meritoria y medio culpable, y al mundo entero medio meritorio y medio culpable — de modo que cuando comete una trasgresión, inclina la balanza para sí, y para el mundo entero, hacia el lado de la culpabilidad, y provoca su destrucción, y cuando realiza una única mitzvá, inclina la balanza para sí, y para el mundo entero, hacia el lado del mérito”.

Ingerir un alimento espiritualmente tóxico no es un acto inofensivo, ni es personal: toda la creación se ve hondamente afectada por cada uno de nuestros pensamientos, palabras y acciones, para mejor o, Di-s libre, para peor. ¿Qué crimen mayor puede haber que el que una persona ponga deliberadamente en peligro su propio bienestar, y el de su familia, comunidad y el mundo entero, porque su paladar prefiere una lonja de carne no-kasher a una kasher? Esto es lo que está escrito en los libros. La naturaleza del hombre, sin embargo, es que entiende y acepta más fácilmente las cosas cuando ve un ejemplo tangible de ellas.

Por Providencia Divina, tenemos un ejemplo tal en la misión espacial que concluyó ayer. A tres hombres adultos se les dijo que dejaran de lado toda preferencia personal y acataran un conjunto de instrucciones que dictaban cada una de sus conductas, incluyendo sus hábitos más íntimos. Se les dijo exactamente qué, cuánto y cuándo comer, cuándo y en qué posición dormir, y qué zapatos vestir. Si alguno de ellos hubiera desafiado este régimen “dictatorial”, se le habría recordado que mil millones de dólares fueron invertidos en su tarea.

Ahora bien, mil millones de dólares generan mucho respeto. No importa que no sean sus millones; con todo, cuando a una persona se le dice que mil millones de dólares están en juego, ésta se ajustará a todas las directivas e instrucciones.

Por supuesto, no tiene idea de cómo la mayoría de estas instrucciones se relacionan con el éxito de su misión.

Ello ha sido determinado por científicos canosos luego de muchos años de investigación. Pero creerá en sus palabras, y con gusto aceptará la colosal intromisión en sus asuntos privados.

¿Y qué si en juego no está un proyecto científico de unos miles de millones de dólares, sino el propósito Divino de la Creación?

Basado en una Sijá del 10 de tevet 5729.

El sepelio de Maimónides

El 2 de enero de 2024 se cumplirá un nuevo aniversario de fallecimiento del Rambam, Rabí Moshe ben Maimon.

El Rambam, Maimónides, fue uno de los más grandes Sabios judíos de todas las épocas.

Durante su vida, escribió numerosos libros en los que explicó las leyes y filosofía de la Torá. También era conocido y respetado como médico, filósofo y científico.

El Rambam nació en Córdova, España, y se mudó cuando aún era joven con su familia a Egipto. Como no deseaba aceptar remuneración monetaria por su trabajo como estudioso de la Torá, se consagró a la medicina para mantener a su familia. El Rambam alcanzó la cúspide de su reputación profesional como doctor cuando fue nombrado médico personal de la corte de Saladín.

Cuando el Rambam sintió que su fin se acercaba, dijo a su familia que lo enterraran en la Tierra de Israel. El 20 de Tevet, a la edad de 69, el Rambam falleció. En Egipto, donde había sido Gran Rabino, fue llorado por judíos y musulmanes por igual, durante tres días. En la Tierra Santa y el resto del mundo, dónde el Rambam había actuado como guía y mentor de la judería mundial, se lo conmemoró con servicios especiales y ayunos.

Personas de lugares lejanos acudieron a Egipto para asistir al entierro del gran Rambam. Entonces, estalló una gran discusión acerca de dónde enterrarlo. La petición del Rambam sólo había sido de enterrarlo en la Tierra de Israel. No había hecho ninguna mención acerca de qué ciudad o sitio debería ser su lugar de descanso final.

Como no llegaron a ninguna conclusión al respecto, todos estuvieron de acuerdo en tomar el ataúd hacia la frontera de Israel, y hallar una guía acerca de dónde enterrarlo. El ataúd fue colocado sobre un gran camello y cientos se unieron a la caravana. Una de las partes más difíciles y peligrosas del viaje del desierto eran las bandas de ladrones que atacaban a los viajeros. Al anochecer apresuraron el paso. Esperaban hallar un lugar seguro para acampar. Sus miedos no fueron infundados. “¡Nos atacan!” gritó el líder de la caravana. Muchos se esparcieron en diferentes direcciones. Unos pocos permanecieron con el ataúd para cuidarlo.

Los bandidos se acercaron al camello con una gran caja. Era obvio que debía contener un tesoro, pues todos estaban cuidándolo. Intentaron, pero la caja no podría bajarse del camello.

“¡Tomen las riendas del camello!” gritó el líder de la banda. “Lo llevaremos con nosotros”.

Sus esfuerzos no tuvieron éxito. El camello no se movió.

“Abran la caja” ordenó al líder. Uno de los gángsters se paró encima de a la caja y trató de sacar la tapa. “¡Hay un cuerpo en esta caja!” chilló, y se echó a correr. Todos lo otros se asustaron, pensando en un cuerpo muerto en el medio del oscuro desierto y se fueron. Para sorpresa de los acompañantes, el camello empezó a moverse, como si tuviera un destino específico en mente.

El líder de la caravana ordenó ir tras el camello. “Nos permitirá ver qué dirección tomar”. Era obvio que el camello se dirigía hacia la frontera de Israel. Todos lo siguieron. Ahora, todos sabrían dónde enterrar al Rambam.

Después de llegar a las fronteras de Israel, el camello continuó viajando. El camello entró a la ciudad de Tiberia, en la parte Norte del país. Continuó a través de las estrechas calles de la ciudad hasta que se detuvo de repente y se arrodilló en la tierra. Todos entendieron que éste era el lugar dónde debían enterrar al Rambam. Cuidadosamente, quitaron el ataud del camello y lo pusieron en la tierra. Inmediatamente empezaron a excavar la tumba. Todos dieron testimonio de este extraño evento, y el milagro que tuvo lugar ante de sus propios ojos.

La gente de la ciudad de Tiberia construyó una bonita estructura sobre el lugar dónde el Rambam fue enterrado. Y todos los años, en el aniversario de su fallecimiento, miles de personas de todas partes del mundo vienen a visitar su sagrada tumba. El Talmud nos dice que “Quién ora en la tumba de una persona virtuosa es igual a quien ha rezado en el Sagrado Templo.”

Doble cariño

La Torá no se conforma con contar la cantidad de personas que llegaron a Egipto, sino que nos repite nuevamente sus nombres. ¿Por qué?.

La Parshá de Shemot comienza relatando la esclavitud en Egipto. Cuenta que sólo llegaron allí “setenta almas” y luego “los hijos de Israel crecieron, proliferaron, aumentaron y se fortalecieron mucho, muchísimo, y la tierra se llenó de ellos”, hasta que los egipcios comenzaron a atormentarlos y esclavizarlos.

La Torá no se conforma con contar la cantidad de personas que llegaron a Egipto, sino que nos repite nuevamente sus nombres, ¿por qué?.

Explica sobre esto Rashi: “Aunque ya los contó con sus nombres cuando estaban con vida, vuelve a hacerlo después de fallecidos, para mostrarnos el cariño que les prodiga. Han sido comparados (los hijos de Israel) a las estrellas, que al ponerlas y sacarlas del firmamento son contadas y llamadas por su nombre (por Hashem)”. Lo que se aprecia y se quiere, se vuelve a contar y llamar por su nombre.

Puntos de vista opuestos

Si bien, tanto el recontar como el nombrar repetidamente a alguien implica amor, en realidad expresan dos aspectos opuestos: el número destaca el punto en común de los elementos contados. Por ejemplo, al contar personas, la enumeración no hace diferencia entre uno y otro. El más grande no vale más que uno, y el más pequeño no vale menos que eso. En cambio el nombre refleja el aspecto singular que diferencia a esa persona del resto, el nombre está vinculado con lo que él es y sus cualidades específicas.

Debemos unir

En el judío están ambos aspectos: la esencia del judío, es esa chispa del alma que es “una parte propiamente dicha de Di-s”. Ésta es una característica común a todos los iehudim. El cariño que Di-s nos prodiga desde esta perspectiva se expresa en que Di-s nos cuenta, en el número, ahí cada judío es igual al otro. Además cada judío posee sus facultades específicas, su intelecto, sus emociones, su nivel de estudio de la Torá, su nivel de cumplimiento de los preceptos que se ponen de manifiesto y se destacan al llamar a cada uno con su nombre. El cariño que Hashem nos tiene por los logros específicos de cada uno, se expresa porque Hashem vuelve a llamar a cada uno por su nombre.

La verdadera perfección se alcanza cuando ambas virtudes se unen entre sí; cuando la “chispa judía” ilumina el alma del iehudí, penetrando también en sus facultades personales. Cuando se logra que el intelecto, las emociones y la conducta en la práctica se correspondan con la fuerza y la santidad de la esencia de la chispa judía, el “pintele id”. Y este es el sentido más profundo de las palabras de Rashi: “los contó con sus nombres…” Di-s unió la fuerza de la cuenta – la esencia del alma – con el nombre – las facultades conscientes y concretas de los judíos.

La fuerza para sobrellevar

Expresar cariño, significa también dar fuerzas. Di-s dio a conocer su cariño por los judíos, justamente al ingresar a la esclavitud de Egipto. Cuando el judío debe “medirse” con los obstáculos y dificultades de Mitzraim (Egipto) Di-s le da a conocer Su cariño especial y le da fuerzas para no dejarse impresionar por los conflictos que el cuerpo y el alma “animal” le presentan. Y que, al contrario, pueda completar su cometido y misión de refinar su cuerpo y alma animal a través de una vida de Torá y práctica de las Mitzvot, hasta, finalmente, salir de “Egipto”.

Y cuando la esencia de la “chispa judía” brilla en la persona, en su intelecto y en su conducta, ésta tiene la fortaleza para sobrellevar todos los obstáculos.

Likutei Sijot, tomo 6, pág 6.