Leemos en Génesis (17:7-27), cómo Di-s se presenta ante Abraham y le da instrucciones para circuncidarse él mismo y todos los hombres. Di-s luego ordena que cada varón nacido sea circuncidado en el octavo día de vida, como señal del “pacto eterno” entre Di-s y Abraham.
Luego Di-s le informa a Abraham que en un año, él y Sara tendrían un hijo, Itzjak. Abraham estaba llegando a los cien años en ese momento, y Sara a los noventa. Ambos habían estado casado por 75 años sin tener hijos, y Sara estaba físicamente incapacitada para tenerlos. Abraham ya tenía un hijo, Ishmael, que había nacido trece años atrás, luego de que Sara haya discutido con él para que se casara con su sirvienta Hagar, y que pudiera ser padre de un niño a través de ella.
La reacción de Abraham a la promesa Divina fue: “Si solo Ishmael viviera ante Ti”. Parecería que Abraham estaba diciendo que estaría perfectamente contento de ver a Ishmael como su heredero, aquel quien continuará su trabajo de vida y perpetuado su relación especial con Di-s.
Di-s rechaza la propuesta de Abraham. Le asegura que Ishmael se convertirá en un gran pueblo, “pero mi pacto lo debo establecer con Itzjak”. Sólo Itzjak, el hijo que tendrás con Sara, puede ser tu verdadero heredero”.
Esto es más que una elección técnica. La insistencia de Di-s para que Itzjak sea el progenitor de Su pueblo elegido nos muestra algo fundamental en la naturaleza de nuestra relación con El.
Ishmael e Itzjak diferían en dos aspectos significativos:
Ishamel vino al mundo en forma natural, mientras que el nacimiento de Itzjak fue algo sobrenatural.
Ishmael fue circuncidado a los trece años, el año del “daat” (conciencia), mientras que Itzjak lo hizo a los ocho días de vida, una edad en la que la persona no tiene conciencia de lo que está ocurriendo.
En otras palabras, Ishmael representa una relación racional con Di-s, basada en el entendimiento humano. Itzjak representa un enlace sobrenatural.
Abraham discernió varias cualidades positivas en Ishamel, y estaba preparado en verlo como su heredero. Sin embargo, Di-s insistió que su pacto con Abraham sería perpetuo específicamente a través de Itzjak y sus descendientes, un pueblo cuyo compromiso con Di-s trascendería lo natural y racional.
Basado en las enseñanzas del Rebe de Lubavitch