Nos cuenta el TANAJ que durante la guerra de Barak contra los Cnaanim, juzgaba en ese entonces la profetiza y jueza Devorá.
Por ese entonces, el Rey Cnaaní, Iavín, dispuso como ministro de su ejército al malvado Sisrá, quien ya había conquistado en sangrientas guerras gran parte del mundo.
Fue cuando Devorá, esposa de Lapidot (se dice que era de la familia que preparaba las mechas para la Menorá, de ahí el nombre “antorchas”-Lapidot) profetizó la caída de Sisrá y del dominio Cnaaní.
Y fue cuando salieron a la guerra, que Sisrá, en su intento de huída, fue detenido en la tienda de Iael, quién, nos cuenta el Tanaj, lo adormeció con leche tibia y luego lo mató con una estaca en su frente.
La cabeza de Sisrá fue entregada como trofeo de guerra.
Durante el desarrollo de este episodio, el Tanaj relata que la madre de Sisrá al caer la tarde de ese día se aproximó a la ventana de su casa a esperar la llegada de su hijo que, como era su costumbre, después de cada día de batalla pasaba por la casa de su madre a saludarla. Y ese día… Sisrá no pasó.
Fue en esa angustia que la madre de Sisrá lloraba con un sollozo profundo y desgarrador.
La Guemará en el Tratado de Rosh Hashaná aprende que el sonido quebrado del Shofar es como un llanto o como un sollozo, de ahí los sonidos Shevarím y Teruá y dice que eran como los sollozos de la madre de Sisrá.
La pregunta es: ¿Acaso no hay ningún otro lugar de donde aprender lo que es un llanto, que de la madre de este personaje?
¿Tiene el Talmud que inmortalizar a este malvado y su madre aprendiendo de esta historia cómo son los sonidos del Shofar?
En Rosh Hashaná tocamos el Shofar, para despertar la misericordia Divina, para despertarnos nosotros del letargo y hagamos Teshuvá. ¿Pero por qué con un llanto?
Explican los Sabios que representa el llanto de quien pide sin saber cuál será la respuesta.
La madre de Sisrá lloraba porque no sabía qué pasaba, su angustia era por no saber qué ocurría. Es ese llanto genuino que hay que tener cuando pedimos, y si bien no sabemos cuál será la respuesta, pedimos de todo corazón lo que queremos y lo que necesitamos.
Confiados en que Hashem responderá con bondad todos nuestros pedidos, deseamos que sea la voluntad de Él que responda con abundancia infinita a todos ellos ¡Y que el sonido del Shofar se transforme de llanto, en alegría y risas para dar recibimiento al Mashiaj YA!.
Con deseos de Ketivá ve Jatimá Tová Le Shaná Tová U Metuká.
Rab Nejemia Grodzicki