La revolución judaica
Uno de los primeros desafíos que se alzó ante el Rebe, no bien asumió como tal, era el de reconstruir el Movimiento Jabad.
Rusia fue la cuna y el centro desde donde se extendió Jabad. Contaba con decenas de miles de familias. La revolución soviética, sin embargo, puso fin a la vida pública judía; muchos jasidím de Jabad fueron encarcelados, enviados a exilio y asesinados por el régimen comunista.
También las filiales del movimiento en otros países, principalmente Polonia y aledaños, fueron cercenadas durante el Holocausto.
Cuando el anterior Rebe de Lubavitch logró llegar, quebrantado y abatido, a los Estados Unidos, no quedaban de Jabad más que recuerdos y un puñado de supervivientes. El Rebe inició la titánica tarea de reconstruir las ruinas y erigir un edificio de judaísmo raigal en una tierra que era el símbolo de la indiferencia a la vida judía tradicional.
Estos esfuerzos, iniciados por el Rebe anterior, se cristalizaron durante la época del liderazgo de su yerno y sucesor. El Rebe reunió a los jasidím que aislados estaban diseminados por el mundo, y de ellos construyó una semilla sólida de la cual floreció nuevamente el glorioso y gran movimiento Jabad.
Pero el Rebe se negó a aguardar a que la reorganización interna estuviera concluida. La urgente problemática de la existencia judía perturbaba su tranquilidad. Y así, en medio de la reconstrucción de Jabad, movilizó al puñado de jasidím con que disponía convirtiéndolo en un ejército de vanguardia activista y realizador. Envió a sus jasidím a adormecidas comunidades judías para despertarlas e insuflarles nueva vida judía. Muy pronto, éstas se convirtieron en dinámicos centros judaicos. El Rebe no dudó en sacrificar los intereses del propio movimiento en aras de los del pueblo judío en general. Cuando sus jasidím en Israel quisieron fundar instituciones modelo para niños de elite, el Rebe respondió que estos niños serían absorbidos gustosamente por otras entidades. “Jabad”, dijo, “debe hacer lo que otros no pueden, ni quieren, hacer”.
Bajo su directa orientación, sus emisarios arribaron a los más apartados parajes del mundo. Nada los intimidaba. Ni las dificultades idiomáticas o de idiosincrasia, la falta de una sociedad alentadora, o la carencia de dinero. Había una única fuerza central que prevalecía por todas éstas: el Rebe. El emisario de Jabad está dispuesto a sufrir y a sacrificar sin límite, al tiempo que abreva su estímulo del hecho de que está produciendo satisfacción y alegría al Rebe.
Hoy en día, cuarenta y cinco años después, puede verse lo colosal de la revolución que provocó el Rebe. Sus jasidím están diseminados en unos 2000(!) centros del globo. De Tailandia a Honolulu, de Hong Kong a Zaire, de Buenos Aires a Marruecos y Túnez. En cada uno de estos lugares, son como `la levadura de la masa’; llevan a ebullición y animan la vida judía. Difunden fe y bondad, alegría y tradición judía, y alzan un muro contra la asimilación.
Así, el Rebe convirtió al puñado de jasidím que recibiera bajo su liderazgo en un colosal imperio que atraviesa fronteras y continentes. Esta obra de su vida evidencia, más que cualquier otra cosa, el ímpetu de su liderazgo, su visión y su compromiso, que abarca a todo judío, en cualquier punto del mundo.
Sus emisarios un ejército
Su inspiradora imagen continúa acompañándonos también ahora — Su camino y enseñanza son la antorcha de fuego que ilumina nuestra vida, hasta la inminente Redención
El Rebe de Lubavitch es una personalidad cautivante. A simple vista, nada más que un Rebe de jasidím; sin embargo, su influencia trascendió ampliamente las fronteras de Jabad. Otros Rebes y Grandes de la Torá lo reverenciaron. Políticos y militares se sintieron hechizados por él. Presidentes y ministros mantenían correspondencia con él. Científicos y artistas se ligaron a él, y multitudes de judíos, de toda procedencia étnica, medio ambiente y estilo de vida, ven en él una personalidad única.
Se puede hablar de una combinación peculiar de cualidades, cada una de ellas digna de énfasis en mérito propio. Un genio formidable en todas las áreas de la Torá, prolífico pensador que revela novedosas dimensiones en el tesoro del pensamiento judío. Un hombre talentosamente perspicaz, que demuestra estar familiarizado con todas las disciplinas de la ciencia moderna. Un excepcional don de liderazgo, capaz de traer a flote en decenas de miles de personas todo el potencial que poseen. Visionario, que sabe evaluar con precisión los procesos de la vida social y mundial. Un amor inmenso por cada judío, y la capacidad de entregarse a los pequeños problemas del hombre simple.
Pero por encima de todo esto hay algo más profundo que dotó al Rebe de su peculiar condición. El hecho de que la personalidad del Rebe `habló’ a cada judío, sea quien fuere, evidencia la existencia de un vínculo íntimo, de alma, entre nuestras almas y la del Rebe. Como un alma inmensa que ilumina y brinda calidez a todas nuestras pequeñas almas.
No en toda generación existen individuos de su talla. Di-s implantó esta alma inmensa precisamente en nuestra golpeada generación pos-Holocausto, para poder hacer frente a los desafíos de la época, para reencender la llama judía y llevar a todo el pueblo judío hacia su Redención.
Su inspiradora estampa continúa acompañando al pueblo judío también ahora. Su senda y legado espiritual son la antorcha que ilumina nuestro camino, hasta llegar juntos al anhelado destino: la genuina y completa Redención.
Hombre de espíritu
Hay quienes ven la grandeza del Rebe precisamente en la atención que supo brindar al hombre común — La monumental responsabilidad que cargaba sobre sus espaldas y la dirección de un empresa gigante internacional, no le impidieron consagrarse por entero a la persona sufriente o al niño judío.
Para el Rebe no había contradicción alguna entre la dirección de emprendimientos globales, movilizar emisarios e instituciones en todo el mundo, dedicarse a los problemas existenciales del pueblo judío todo… y entregarse con alma y vida, de todo corazón, a las dificultades de un simple hombre, a la penas de una mujer, o siquiera a los conflictos de un niño. Este es un fenómeno incomprensible en términos humanos convencionales. ¿Cómo puede un hombre solo leer centenares de cartas al día y responder a decenas de ellas? ¿Cómo puede un ser de carne y hueso emitir de sí mismo tanto estímulo y consuelo, esperanza y fe? ¿Cómo puede un humano analizar en segundos situaciones complejas en áreas de la medicina, la vida familiar, la educación, el comercio, y dar una respuesta clara y acertada?
El Rabino Natán Gouraie, emisario de Jabad en Buffalo, NY, sostenía el teléfono, trastornado. “O me demuestras ya mismo que Dios existe, o me suicido”, le dijo la voz del otro lado de la línea. Se trataba de un joven estudiante al que el Gouraie conocía bien. El joven había caído recientemente en una profunda crisis depresiva, sumergiéndose en el mundo de la droga. Gourarie temía que de no satisfacer su exigencia, aquél cumpliría su amenaza. Se le ocurrió una idea. “Tú te encuentras en Nueva York”, dijo. “Acércate a 770 Eastern Parkway y extiende tus preguntas al Rebe”. Era en horas de la noche. El Rebe había concluido el trabajo en su oficina y se dirigía a casa. Al salir, el joven apareció delante de éste e hizo su pregunta. El Rebe se detuvo y le respondió en detalle. Nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que le dijo el Rebe, pero es un hecho que sus palabras dieron en el blanco, llegando al alma del joven. Hoy, Eli Lasky, el joven desorientado de aquellos días, es uno de los miembros de la comunidad de Jabad en Buffalo.
Arie (Luba) Eliav reveló hace poco los detalles de un encuentro secreto que tuvo con el Rebe hace treinta años. Por aquel entonces ocupaba el cargo de primer secretario de la Embajada de Israel en Moscú, y mantenía contacto con decenas de activistas clandestinos que trabajaban bajo las directivas del Rebe a lo ancho de la URSS. Así describió las horas que pasó con el Rebe, desde las 11 de la noche hasta las 6 de la mañana: “El Rebe me guió en una viaje por el mapa de la URSS, a lo ancho y a lo largo. Con su singular estilo, sin revelar detalles que quizás yo no supiera o no debería saber, me manejó todo el tiempo de modo que contara cada vez más. Me guió en mis palabras, y así me llevó a hablar de cierto bedel sinagogal en determinada aldea, el zapatero de tal ciudad, el cuidador de la sinagoga de esta ciudad, y el judío de barba roja de tal otra. Sentí que el hombre cargaba sobre sus espaldas toda la responsabilidad del resguardo de las brasas del judaísmo detrás de la Cortina de Hierro”. Hay quienes ven precisamente en este aspecto la más profunda expresión de su ser como un genuino líder de Israel.
NO HUBO COMO EL -Rabino Israel Meír Lau Superior Rabino de Israel-
“El mundo judío no tuvo en el último siglo otro líder que inscribiera semejantes páginas de oro en la historia de nuestro pueblo, en su éxito en el impedimento de la asimilación y la preservación de la llama del judaísmo en los parajes más remotos y bajo las condiciones más adversas. Gran parte del judaísmo de lo que otrora fuera la Unión Soviética, Sudáfrica, Australia y los Estados Unidos, le debe su existencia misma como pueblo judío a este gigante”.
El Tazdik decreta
UN PEDIDO CUMPLIDO
La historia detrás de la foto: Un hombre y su esposa, acomodados judíos americanos, formulan al Rebe un pedido: sólo tienen una hija y desean mucho otro hijo. El Rebe se vuelve a la hija y le pregunta: “¿Qué pides, un hermano o una hermana?” La niña responde: “Un hermano”. El Rebe da su bendición, y un año después la niña ya tiene un hermanito.
MILAGROS Y MARAVILLAS
¿Quién no oyó relatos maravillosos producto de las bendiciones del Rebe? — Estas historias llegan de todos los estratos del pueblo, intelectuales y hombres simples, creyentes y escépticos — “No se puede discutir contra evidencias”
Por la comunidad circulan innumerables relatos de salvación y maravillas que tuvieron lugar merced a las bendiciones y consejos del Rebe. Pese a que el Rebe se condujo con una simplicidad enorme y también sus bendiciones se expresaron en términos sencillos, muchos vieron de hecho fenómenos increíbles luego de recibir su bendición. Es posible escuchar estos relatos de intelectuales que `no creen en la mística’, médicos, periodistas y científicos de renombre. Casi todo jasid de Jabad tuvo ante sí a alguien que le contara historias de esta naturaleza, mientras se `disculpaba’: “Yo soy una persona racional, pero no puedo discutir con hechos”.
EL REBE SABIA QUE ELLA ERA JUDÍA
Bryan Korsha es un abogado de Vancouver, Canadá. Cierto día se presentó en el Beit Jabad Local, con rostro entristecido: “Mi esposa está gravemente enferma, y me dijeron que quizás la bendición del Rebe de Lubavitch podría ayudar”. La conversación con el hombre dejó traslucir que su esposa no era judía. El emisario de Jabad, el Rabino Itzjak Wineberg, trasmitió el pedido al Rebe, señalando que la mujer no era judía. Dos días después, Korsha recibió una carta del Rebe deseándole plena curación para su mujer y pidiendo su nombre y el de su madre. Había en ello algo extraño. La costumbre de orar por un enfermo mencionando el nombre de la madre es aplicable sólo a judíos. No pasó mucho tiempo y la mujer se curó. El Rabino Wineberg y Korsha comenzaron a rastrear su pasado, y así descubrieron que, de hecho, ella era una judía que durante el Holocausto fue entregada a una familia católica. La familia guardó celosamente el secreto y la mujer creyó toda su vida que era católica. Sólo el Rebe sintió que se trataba de un alma judía.
EL REBE DIJO: “NO CONVIENE”
Shlomó Kleinman es un conocido abogado judío de Amherst, Massachusets. Era parte del equipo de cercanos asesores del presidente Richard Nixon, y también manejaba negocios internacionales. Cierto día le ofrecieron un gran negocio en un país fuera de los Estados Unidos, con una inversión de 15 millones de dólares. El negocio rendiría importantes dividendos y se veía bastante seguro. Pero el hombre decidió que antes de estampar la última firma al contrato, solicitaría la bendición del Rebe. La respuesta fue: “En cuanto al negocio — no conviene”. El país donde debía llevarse a cabo la operación era Nicaragua. Poco después tuvo lugar allí la revolución, y ni falta hace explicar cuál hubiera sido el destino de su dinero de haber hecho la inversión allí…
¡CUALQUIERA PUEDE!
”Un grupo de estudiantes judíos entró cierta vez a la oficina del Rebe para escuchar su opinión acerca de diferentes áreas de su ocupación. Hacia el final de la entrevista uno de ellos preguntó: “¿Es cierto lo que dicen, que el Rebe tiene poderes sobrenaturales?” El Rebe respondió con simplicidad: “En cada judío está el potencial de dominar la naturaleza. Tiene un alma divina que está ligada al Creador infinito. Por intermedio de la Torá y las mitzvot, el hombre puede unirse a Di-s, elevarse por encima de la naturaleza y realizar cosas consideradas maravillosas. La pregunta es sólo en qué medida concreta este potencial que tiene dentro de sí”.
Visión y Redención
Profetizó, Sabiendo Qué Profetizaba
Durante todos los años de
liderazgo del Rebe se evidenció
que sus vaticinios y profecías
siempre se concretaron hasta el último detalle
Muchas veces sus palabras fueron
vistas como irrealistas,pero los hechos
demostraron que siempre tuvo razón
La Guerra de Los Seis Días
En vísperas de la guerra el Rebe envió un telegrama de estímulo y apoyo, y escribió: “Indudablemente no duerme ni dormita el Guardián de Israel, y portarán buenas noticias”. A los alumnos extranjeros de una Ieshivá de Israel instruyó que permanecieran allí: “No hay que temer no sembrar miedo”. Cuatro días antes de que estallara la guerra habló ante decenas de miles de niños y aseguró la salvación de los habitantes de Israel.
La Guerra de Iom Kipur
En cambio, durante los meses previos a la Guerra de Iom Kipur, el Rebe dio muestras de tensión y preocupación. Varias veces ordenó sorpresivamente convocar a niños judíos junto al Muro de los Lamentos y habló acerca de su fuerza para “acallar al enemigo y vengador”. Pero inmediatamente al romper la guerra, el Rebe vaticinó que en esta oportunidad las naciones árabes sufrirían una derrota mayor que la anterior.
La Inmigración desde Rusia
En el año 1987 el Rebe exhortó al gobierno israelí a prepararse para una enorme ola inmigratoria desde la Unión Soviética. De viva voz recalcó la necesidad de construir viviendas y preparar puestos de trabajo. El Rebe también propulsó la construcción de un barrio especial en Jerusalén, y junto a éste un parque industrial “para los inmigrantes que vendrían”. Nadie comprendió de qué estaba hablando, pues la opinión de todos los expertos era a la inversa.
La Caída de la Unión Soviética
En vísperas del año 5750 (1990), el Rebe habló de la necesidad de aprestarse para los grandes milagros que sucederían en el mundo. Explicó que las siglas de ese año, eran iniciales de las palabras “será un año de milagros”. Incluso expresó que “serían milagros que todo el mundo vería”. Cuando comenzaron los insólitos eventos señaló que, a diferencia de acontecimientos de naturaleza similar en el pasado, esta vez las cosas sucederían sin derramamiento de sangre.
La Guerra del Golfo
El Rebe sentenció que no habría necesidad de emplear las máscaras antigás. Rechazó la huida de Israel y pidió a los turistas judíos que siguieran viajando a Israel. Declaró que Israel era el lugar más seguro para los judíos. Próximo al comienzo de la confrontación bélica dijo que ésta traería gran salvación para el pueblo judío. En efecto, los sorprendentes milagros acontecidos durante esta guerra y la eliminación del poderío iraquí demostraron la veracidad de las profecías del Rebe.
PREPARASE PARA LA REDENCION
El Rebe, cuyas profecías, todas, se concretaron plenamente, es quien anunció al pueblo judío y al mundo entero que la Redención prometida por los profetas de Israel es inminente, y que la venida del Mashíaj está muy próxima. Lo hizo como un hecho real, concreto, actual. El Rebe hizo un llamado a cada judío a prepararse para la inminente Redención por intermedio del estudio de la Torá y el conocimiento del tema, la oración por su aceleramiento y por la reducción de los “dolores de parto de la venida del Mashíaj”, la toma de conciencia del hecho de que nos encontramos en los días de vísperas de la Redención y, lo más importante, incrementar esfuerzos en las áreas de Torá, mitzvot y buenas acciones. Si el Rebe estuvo en lo cierto en todas sus predicciones y profecías, indudablemente sabía qué estaba vaticinando cuando preparó todos nuestros corazones para la venida del Mashíaj. ¡Creamos y preparémonos!
PRECISAMENTE AHORA EL REBE ESTA MAS CERCA DE NOSOTROS QUE ANTES
En 1950, tras el deceso del Rebe anterior, el Rebe dijo que había que seguir escribiéndole y pedir sus bendiciones, “y él ya encontrará el camino para responder”. De esa manera nos conducimos también hoy. Quien se encuentra cerca, acude personalmente a leer su pedido de bendición ante la sepultura del Rebe. Desde la distancia, envían sus pedidos a la dirección usual. Los secretarios del Rebe los llevan a la tumba del Rebe. El fundamento de esta actitud radica en lo explicado en la literatura cabalística y jasídica, que precisamente ahora el Rebe está más cerca de nosotros que antes. Si cuando vivía entre nosotros su insigne sagrada alma se encontraba investida en un cuerpo material, pues ahora esta limitación ha desaparecido y el vínculo con el Rebe ha sido liberado de las restricciones de tiempo y espacio. Todos nosotros, quienes tuvimos el privilegio de conocer al Rebe y disfrutar de su ilustre luz, contamos con el potencial para continuar vinculados a él y de ese modo tener el mérito de que el Rebe nos bendiga, guíe nuestros pasos, y nos asista en la tarea de cumplir la voluntad de Di-s y el destino de nuestra creación en el mundo.?
Presidentes y políticos lo visitaron
No sólo jasidím golpearon a la puerta del Rebe, sino también multitud de judíos, de toda comunidad étnica, corriente y círculo. Rebes y Rabinos, hombres de espíritu y de artes, científicos y empresarios, y también políticos y representantes de la sociedad. Todos se interesaron por su visión de mundo, y acudieron a recibir su bendición, estímulo y consejo. Muchos tuvieron el privilegio de pasar a solas un tiempo con el Rebe, en audiencia privada. Muchos salieron admirados por el fulgor de su rostro, la mirada de sus ojos que simultáneamente acariciaba y penetraba, sus conocimientos de amplio espectro, la suavidad de su lenguaje y lo tajante de sus ideas, su maravillosa capacidad para escuchar y su sorprendente perspicacia.
Gueulá Cohen, ex miembro de la Knesset, describió así su encuentro con el Rebe: “Cuando detrás de mí se cerró la puerta y yo quedé a solas con el Rebe, era cerca de la medianoche, pero el Rebe se levantó de su sitio detrás del escritorio para recibirme, con una sonrisa digna de las doce del mediodía. Comencé a presentarme, pero no era necesario. Sabía más de mí. Me contó no sólo lo que hice, sino también qué es lo que en su opinión debo hacer. No sólo lo que hago en el presente, sino aquello que a su juicio no hago. Es cierto que sus alumnos me habían dicho que lee día a día los periódicos de Israel, pero esto asusta un poco”.
Gad Iaacovi, embajador de Israel ante las Naciones Unidas, y ex ministro del gobierno israelí, describió su encuentro con el Rebe: “Vi ante mí a un anciano, un rostro sonriente, ojos azules. Un hombre en apariencia anciano, pero con gracia juvenil en el rostro, abierto y lozano, pese a lo avanzado de la hora. Se lo ve como un hombre con la cabeza en el cielo, pero sus pies están firmes en la tierra, con conocimientos bien actualizados. Tuvimos una charla sobre la construcción de la Israel. Su comunidad hace allí cosas maravillosas, un grupo muy constructivo — y él es la fuente de su inspiración”.
El general Ran Peker se encontró con el Rebe en 1975, cuando era oficial de la base aérea Tel Nof. Luego del encuentro, escribió: “Fue ésta una experiencia espiritual impresionante, que sólo puede compararse a la experiencia de vuelo sobre un F-16 (claro que en otra esfera). Resultó interesante encontrarse un lapso de tiempo junto a una personalidad tan ilustre y ciertamente extraordinaria, que irradia de su luz y te arrastra detrás de ella. En los ojos de mi espíritu se dibujó una imagen diferente del Rebe de Lubavitch, y quizás por eso me impresioné profundamente de su destreza en áreas diversas y variadas (inclusive laicas) y de su simpatía natural y sincera”.