“Ve, he puesto ante ti hoy la bendición y la maldición. La bendición, si prestarás atención a los mandamientos del Señor tu Di-s…Y la maldición, si no prestarás atención a los mandamientos…” Deuteronomio, 11:26-28
La Libertad de Elección es uno de los núcleos principales de nuestra religión, y de hecho cada sistema judicial se basa en esta idea. Un robot o una computadora, no son premiados por ejecutar una misión noble, ni merecen castigo por realizar algún acto inmoral. No tenemos prisiones para almacenar computadoras que han difundido virus… Todo el crédito o la culpa es de los programadores. Si los hombres fuésemos robots sin habilidad de poder elegir libremente, entonces tampoco mereceríamos castigo. Ciertamente, los elementos más violentos de la sociedad todavía deberán ser retenidos en algún tipo de facilidad correccional, no por-que se los culpa por su comportamiento, sino para proteger al resto de la población, así como los depredadores salvajes deben ser retenidos lejos de la sociedad, pero nadie puede culparlos por sus actos, así como no podemos condenar al león o al águila por su naturaleza depredadora, o darle crédito a los delfines por su disposición amistosa.
El hecho que penalizamos a los criminales (y esto ha sido un método aceptado para poder lidiar con los criminales, por todas las civilizaciones a lo largo de la historia), muestra que la sociedad siempre ha reconocido que el ser humano posee una intuición de distinción entre lo correcto y lo incorrecto, y tiene la habilidad de elegir entre los dos, y por ende, es responsable por cualquier decisión que toma.
¿Pero es correcta esta facultad? ¿Disfruta de verdad el ser humano de la Libertad de elección? ¿Hay alguna diferencia entre el ser humano y las otras criaturas que Di-s creó que se comportan según la naturaleza que Di-s les otorgó, ya sea para bien o para mal?
Hoy en día, se nos dice que casi todos los comportamientos dañinos pueden ser a causa de problemas genéticos. La persona que es un cleptomaníaco, o un individuo que es obeso, impulsivo, depresivo, etc, es porque tiene alguna falla genética. Si no es un tema de genes, entonces debe tratarse de alguna experiencia traumática de la niñez. Quizá perdió a un ser querido cuando era joven, fue abusado por sus padres, proviene de una familia disfuncional, o no ha recibido la suficiente atención de su maestro. Si ninguno de estos factores pueden explicar el comportamiento destructivo de la persona, entonces significa que no puede afrontar el pago de un psicólogo competente, uno que puede hacer un mejor diagnóstico, y que explique por qué no se lo debe culpar…
Es por eso que Di-s declara: “Ve, he puesto hoy ante ti la bendición y la maldición”. De hecho, la Libertad de Elección no es una cualidad original del ser humano; naturalmente, la persona debe ser obligada a comportarse de acuerdo a su naturaleza, una naturaleza que es formada por una combinación de genética y experiencias de vida. Pero Di-s le dice a cada persona: “no importa tu naturaleza, crecimiento, e inteligencia, no importa qué golpes has experimentado, Yo te garantizo la habilidad de ser santo como Moshé”. Y lo mismo es cierto al revés: incluso alguien que ha sido criado por padres rectos, y tiene la disposición natural de hacer lo que es correcto, tiene la habilidad de elegir también el mal y alejarse de los caminos de Di-s.
Uno nunca debe pensar que nunca será una persona espiritual: “no está dentro de mi naturaleza”. La naturaleza de la persona es meramente un desafío que Di-s garantiza que podemos sobrellevar.