Jeshván es el segundo mes del año contando a partir de Tishrei, y el octavo desde Nisán.
En las Escrituras se lo denomina Bul, como declara el versículo (1 Reyes 6:38): “Y en el undécimo año, en el mes de Bul, que es el octavo mes, la Casa [Templo] estaba terminada“.
Rashi comenta que se lo llamó Bul pues en este mes la hierba se marchita [balé] en los campos y se mezcla [bolelin] el grano para el ganado doméstico.
El Radak (Rabí David Kimji) relaciona el término Bul con la palabra iebul –producción-, ya que durante este mes comienza el arado y la siembra en la Tierra de Israel.
Algunos comentaristas explican que Bul deriva de la palabra mabúl –diluvio-, ya que en este mes comienzan en Israel las lluvias copiosas. El Midrash señala que para el mes de Jeshván se decretó una abundancia de lluvias debido a que en él comenzó el diluvio en la época de Noaj.
Sin embargo, el nombre comúnmente aceptado para este mes es “Jeshván” porque ése fue el que emplearon los judíos al regresar de Babilonia“. [Nuestros Sabios señalan que los judíos trajeron consigo nuevos nombres para los meses cuando retornaron del exilio babilónico].
El mes también se denomina Mar-Jeshván, por dos razones:
Mar, en hebreo, significa “amargo“, y denota el hecho de que el mes de Jeshván no contiene Festividades ni días de alegría. Por el contrario, muchas tribulaciones y sufrimientos se abatieron sobre nuestro pueblo durante este mes. En el día 15 de Jeshván, Iarovám ben Nevat organizó en el Reino de Isráel una fiesta que despertó la ira de Di-s contra el pueblo. El 5 de Jeshván, los caldeos asesinaron a los hijos del rey Tzidkiahu en su presencia, para luego dejarlo ciego, y encadenado se lo llevaron cautivo. Durante el mes de Jeshván Di-s castigó a la generación del Diluvio e inundó el mundo entero. El mes se denomina, por ende, Mar-Jeshván: un mes amargo.
Una segunda razón, más esencial, es que mar también significa “una gota de agua“, como expresa el versículo (Isaías 40:15): Las naciones son como una gota de un cubo [“Kemar midelí”], y el mes está bendecido con abundantes lluvias, que todos aguardan ansiosos y sedientos.
Aunque en Jeshván no hay días festivos, hubiera correspondido que se estableciera uno en la época del Rey Salomón, pues fue en este mes cuando se terminó el Beit HaMikdash, tras siete años de construcción (véase 1 Reyes 6:1). Todo el pueblo de Israel ansiaba la inauguración y Salomón aguardaba la orden de Di-s para consagrarlo, pero no la recibió. El Beit HaMikdash permaneció cerrado durante doce meses, hasta la llegada de Tishrei, y fue entonces que Di-s dio la orden de celebrar la inauguración del Gran Templo. Así, podemos decir que Jeshván perdió su Festividad y Tishrei la ganó.
Sin embargo, Jeshván conservó el mérito de que el Beit HaMikdash fuera concluido en ese mes. Durante todos los años que transcurrieron desde la época del Diluvio hasta entonces, el mundo entero permanecía azorado desde el 7 de Jeshván hasta el 27 de Kislev -los cuarenta días del Diluvio-. Pero cuando se completó el BeitHaMikdash en el mes de Jeshván, aquellos cuarenta días dejaron de infundir temor sobre la humanidad. Por este motivo se dice que la letra mem [cuyo valor numérico es 40] fue removida de la palabra mabúl [Diluvio], y el nombre del mes pasó a ser Bul.
Ialkut Shimoni (Reyes 184) señala que Jeshván está destinado a ser recompensado por Di-s en el futuro por la pérdida de su Festividad, como lo fue Kislev, que en cierta época no tenía ninguna Festividad y luego recibió una [Janucá].