No existe un judio demasiado alejado

“Y pasaré por la tierra de Egipto en esta noche” (Shemot 12:12)

Encontramos en la Torá dos expresiones en lo que respecta a la plaga de los primogénitos. En una, Di-s dice: “como a la medianoche salgo Yo en el seno de Egipto”. En la otra, los términos son: “y pasaré por la tierra de Egipto en esta noche” La diferencia entre ambas es: ‘salgo’ implica una acción específica y dirigida hacia un lugar, mientras que ‘pasaré’ significa una acción casual, al transitar de paso por el lugar con otra intención y objetivo. En ése espíritu, explica Rashi la palabra ‘pasaré’, (basándose en las palabras del Midrash): “cual un rey que va de lugar en lugar, y en una pasada son golpeados todos”. El rey pasa por el lugar con otro objetivo, y de paso castiga a los pecadores.

UNA SALIDA CON EL OBJETIVO DE SALVAR

En aquella noche de Pesaj, tuvieron lugar dos sucesos: el primero, la salida especial por parte del Altísimo a lo más profundo de Egipto, con el objetivo de salvar al Pueblo de Israel. Y el otro, el castigo a los primogénitos egipcios, una acción considerada como de paso en comparación con el primer objetivo.

¿Cuál fue el objetivo de la salida de Hashem a Egipto? Estaba dirigida a salvar a aquellos judíos que estaban tan inmersos en la impureza de Egipto, hasta el punto que incluso en esa noche, cuando los judíos fueron encomendados por Di-s a ofrendar el sacrificio pascual y a no salir de sus casas, fueron éstos a las casas de sus vecinos egipcios, por cuestiones sociales.

A pesar de ello, Di-s descendió allí para marcar la diferencia entre los egipcios y estos judíos y salvar incluso a estos.

EL AMOR DE DI-S A SU PUEBLO

Este acto pone de manifiesto el intenso amor de Hashem al pueblo de Israel. Podemos imaginar cuál era el nivel espiritual de un judío, que a pesar de haber sido testigo de las nueve plagas que sufrieron los egipcios, y habiendo recibido la orden de Di-s de ofrendar el sacrificio pascual y permanecer en su casa esa noche, decide salir e ir a pasar el rato con los egipcios. ¿Existe acaso peor bajeza? Sin embargo, Hashem demuestra Su amor a Su pueblo y baja para salvar incluso a los más bajos del pueblo de Israel. Y lo llevó a cabo Di- s mismo- “Yo y no un ángel, Yo y no un serafín”- y yendo de casa en casa, por así decirlo, para extraer del seno de la impureza de Egipto a los judíos que estaban inmersos en ella.

SALIR Y ACERCAR

Debemos aprender de la acción del Altísimo cómo debe enfocarse la relación con otro judío. Hay quienes están dispuestos a enseñar Torá y acercar al prójimo al cumplimiento de los preceptos, pero siempre y cuando ese judío esté listo a venir al Beit Hamidrash, la Casa de Estudios, a estudiar y escuchar. Pero salir del Bet Hamidrash e ir hacia aquellos judíos que se encuentran en plena “impureza de Egipto”- ¡eso no!.

Nos enseña Hashem, que incluso por judíos como estos, sale Él mismo de su excelso “lugar de Gloria” y va hacia ellos a acercarlos y salvarlos. De la misma manera debemos ir nosotros al encuentro de incluso los judíos que estén en el nivel espiritual más bajo. Debemos llegar a su lugar y al nivel donde se encuentren, y contarles sobre el amor del Altísimo a ellos y acercarlos a la luz de la Torá. De esta misma manera, todos los judíos serán redimidos del exilio diaspórico “y serán recogidos ustedes, uno a uno, hijos de Israel”, cuando tenga lugar la verdadera y completa redención a manos de Mashíaj Tzidkeinu.

Likutei Sijot tomo 36, Pág. 45

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