El Padre de la Novia

¿Por qué es más fácil desarrollar nuestro potencial espiritual que lograr maestría sobre nuestro ser físico?…

Uno de los misterios de la vida es que son las cosas ordinarias, mundanas, las que constituyen nuestra ruina.

La enseñanza jasídica explica este fenómeno como cuestión de cronología. Los impulsos físicos son suyos desde la matriz, mientras que sus facultades espirituales se desarrollan sólo más tarde en la vida.

Lo mismo es cierto en el nivel cósmico: la vitalidad espiritual de nuestro mundo, tal como también nuestras propias almas, descienden del mundo de Tikún, que es la fase más “reciente” de la creación de Di-s, mientras que la substancia física del universo es el residuo del mundo primordial de Tohu, el volátil mundo que se autodestruyó cuando su vitalidad demostró ser demasiado potente para sus propios parámetros definitorios.

Así, el cultivo de lo espiritual puede compararse al desarrollo del dúctil talento joven, mientras que el sometimiento de la materia por parte del espíritu es más como destronar una posesión.

Dos Grados de Relación

En el capítulo 30 de Números, la Torá discute las leyes que hacen a la anulación de las promesas. Una de las maneras con que una promesa puede invalidarse es el veto de un esposo, quien tiene la autoridad para declarar nulas las promesas de su mujer.

La Torá diferencia entre dos clases de marido: un arús, o prometido, y un baal, o esposo pleno.

Bajo la ley de la Torá, el matrimonio consiste de dos etapas distintas. Primero viene el compromiso (erusinhi), con el cual la novia se torna “prohibida al resto del mundo”. Desde este momento, si otro hombre mantiene relaciones con ella equivale a adulterio, y la disolución del compromiso requiere un guet (Acta de Divorcio), como con un casamiento pleno. El compromiso, sin embargo, sólo establece el lado prohibitivo del casamiento (la exclusión de todo otro hombre en la relación), pero no la substancia de la relación misma; los dos todavía no pueden vivir juntos como marido y mujer. Esto se logra con la segunda etapa del casamiento, nisuín, que hace de marido y mujer “una sola carne.

En épocas bíblicas y talmúdicas, erusín y nisuín tenían lugar en dos ocasiones separadas, por lo que durante un cierto período de tiempo (comúnmente un año) novio y novia estaban sujetos a las prohibiciones del casamiento pero aún no habían comenzado su vida juntos. En este período, el novio es llamado arús; luego del nisuín, asume la condición de baal.

En cuanto a la anulación de promesas, el arús y el baal difieren en dos aspectos. El baal tiene la autoridad de anular las promesas de su esposa él solo, mientras que el arús sólo puede hacerlo en conjunto con el padre de su novia.

Por otra parte, hay también un área en la que la autoridad del arús es mayor que la del baal: el baal sólo puede anular las promesas hechas por su esposa después de su boda (nisuimhi), en tanto que él puede revocar promesas anteriores, incluso las formuladas por su novia antes de su compromiso.

El Talmud explica que estas dos leyes son interdependientes: dado que la capacidad del baal para anular las promesas de su esposa deriva únicamente de la relación entre ambos, no tiene autoridad sobre las hechas antes de producida esta relación. Y dado que la autoridad del arús es en sociedad con la del padre, se remonta tan lejos como la de éste.

Vida negativa

No hay dos seres humanos que lleven la misma vida. Como lo expresa el Talmud: “Tal como sus rostros difieren, así también difieren sus mentes”. No obstante, nuestros Sabios describen dos tipos básicos de individuo y declaran que cada hombre cae bajo una de estas dos categorías generales.

Maimónides se refiere a ellos como “el perfectamente piadoso” y “el que conquista sus inclinaciones”. En su Tania, Rabí Shneur Zalman de Liadí habla de ellos como el tzadík y el beinoní. Nosotros podríamos llamarlos “la personalidad baal” y “la personalidad arús”.

La “personalidad arús” es la de aquel cuya vida está colmada con la lucha contra el mal. Porque lucha permanentemente contra lo negativo en sí y en el mundo, tiene escasa oportunidad de cultivar lo bueno. Es como el arús y su novia, cuya relación se define únicamente por aquello que debe desaprobarse y resistirse.

La “personalidad baal” está más allá de todo eso. El lado oscuro de la naturaleza humana no lo acosa y las insinuaciones del mal no lo tientan. En cambio, él dedica su vida al desarrollo de la perfección y bondad Divina implícitas en la creación de Di-s. El es como el baal y su esposa, cuyo matrimonio ha progresado más allá de meramente excluir todo lo que es perjudicial a su relación, llegando a la concreción de su unión y la generación de progenie.

Moral y espiritualmente, el baal se para sobre sus propios pies, con firmeza, inmune a las fuerzas que amenazan la integridad del arús. El arús, por el otro lado, sabe que no puede lograrlo por sus propios medios, que “de no ser porque Di-s lo ayuda, no podría derrotar la inclinación al mal”. Todo lo que logra es “en sociedad con el padre”; él precisa permanentemente la fortaleza recibida de su Padre Celestial para librar la batalla de la vida.

Pero en la limitación del arús radica su fortaleza. El baal podría ser soberano en su mundo espiritual, pero carece de la capacidad para tratar con aquello que le precedió — su alcance no se extiende al volátil mundo de Tohu. Es el arús quien, abrevando su autoridad del Padre, afronta la cruda fuente primordial de energía atrapada en la realidad física. Quizás nunca gane la batalla, pero su compromiso mismo con su adversario trae a luz un estrato más profundo y potente del propósito Divino en la creación.

Un precepto que cumplimos cada instante

En el comienzo de Tazria encontramos el versículo acerca de lo que el judío debe hacer cuando le nace un hijo varón.:

“y en el octavo día circuncidará la carne de su prepucio”.


A pesar de que ya habíamos sido ordenados sobre la circuncisión en tiempos de Abraham, cuando el Altísimo le ordenó circuncidarse, “tú y tu descendencia que te sigue, para todas sus generaciones”, la circuncisión que realizamos no se debe a aquel mandato a Abraham, sino al mandamiento dicho en nuestra Parshá.

La superioridad de este mandamiento por sobre la orden a Abraham radica en que aquella fue personal, transmitida por profecía a un individuo, mientras que el mandato en nuestra Parshá es parte de los 613 preceptos dados al Pueblo de Israel en el Monte Sinaí, y el pueblo todo fue testigo de ello. El precepto de la circuncisión es uno de los más importantes. Son muchos los motivos dados a este precepto: El momento principal del ingreso del alma sagrada al cuerpo tiene lugar con la circuncisión.

Previo a la misma, todavía no se completó la unión entre el alma Divina del iehudí y el cuerpo. Es sólo a través de la circuncisión que se genera entre ambos una unificación completa.

Una virtud adicional de la circuncisión es que se trata de un precepto grabado en la carne del cuerpo. 

Todo otro precepto está relacionado fundamentalmente con el alma (aunque se utilizan los órganos del cuerpo para cumplirla), y este precepto genera un cambio visible en la carne del cuerpo, y el ojo físico ve el vínculo entre el judío y Di‐s. Por eso, se practica la circuncisión a un bebé que no está en condiciones de entender lo que ocurre. 

Si sería un pacto del alma, la pregunta tendría lugar. Pero como se trata de un pacto que se sella en la carne del cuerpo, no hay diferencia entre un bebé y un adulto. 

Por lo tanto, en la primera oportunidad que es posible circuncidar al bebé (puesto que ya tiene ocho días) se sella el pacto eterno entre él y Hashem.

Maimónides escribe que uno de los motivos de este precepto es el refinamiento logrado a través del mismo. La circuncisión debilita uno de los deseos más fuertes del hombre y da la fuerza para superarlo y manejarlo correctamente. El Brit‐ Pacto, constituye la señal del Pacto entre Hashem y el Pueblo Judío, una señal eterna sellada sobre la carne que refleja el profundo vínculo entre el Altísimo y el Pueblo de Israel.

La singularidad de este precepto consiste en su condición de precepto constante. El Talmud relata que el rey David entró en cierta oportunidad a bañarse y cuando se vio sin ropas exclamó: “pobre de mí que estoy desnudo sin precepto alguno”.

Pero cuando se recordó de la circuncisión que estaba sellada sobre su carne, se tranquilizó. Aprendemos que este es un precepto permanente, que continúa hasta la eternidad.

Nacimiento y el renacimiento

El nacimiento y el renacimiento son los temas de este Shabat.

Esto se debe tanto al contenido de la lectura de la Torá como a la época del año en el calendario judío.

La Parashá comienza con las leyes relativas a la mujer que concibe y tiene un hijo.

Se explican las ceremonias que rodean el gran evento y la idea del Brit Milá, el pacto de la circuncisión, que acerca al niño judío a su vínculo especial con Di‐s.

Los Sabios nos dicen que se considera que una niña nace circuncidada. Así, cada judío entra al mundo con un vínculo y una responsabilidad Divinos especiales.

La alegría del nacimiento se expresa por el hecho de que en los tiempos del Templo, la madre feliz traía una ofrenda al Templo como acción de gracias a Di‐s, como se describe en la Parashá.
Es apropiado que esta lectura de la Torá se lea en o cerca del mes de Nisán, un mes alegre inextricablemente vinculado con Pesaj y la redención de Egipto.
Este evento fue el nacimiento real del pueblo judío.

El Éxodo lo describe en estos términos el profeta Iejezkel.
Utiliza la alegoría del nacimiento para describir toda la experiencia del pueblo judío al salir de Egipto, vagando por el desierto mientras confiaba sólo en Di‐s, y luego su posterior desarrollo hasta convertirse en una nación madura que sirve a Di‐s a través de la Torá y sus mandamientos.

También encontramos enseñanzas de la Torá que comparan nuestra experiencia del exilio con un estado de embarazo.
El feto está completamente formado, pero aún no funciona como un ser humano normal.

 

Tiene ojos y oídos, pero no puede ver ni oír. De la misma manera nosotros, el pueblo judío, no somos capaces de funcionar adecuadamente con toda nuestra estatura y sensibilidad espiritual.
Mientras estemos en el exilio, es de esperar que cumplamos las Mitzvot, pero en realidad no somos conscientes de su importancia.
Por esta razón, muchas personas aún no cumplen todas las Mitzvot que deberían.

El duelo

Ni hablar que la experiencia más traumática que un ser humano puede experimentar es la de perder un familiar o un ser querido. Deja un vacío imposible de llenar. Quizás las sensaciones más presentes son las de la impotencia y sentimiento de culpa. No se puede traer de vuelta al fallecido. No se le puede decir lo que no se le dijo en vida.

Son dolores muy profundos.

Veamos algo de las leyes y costumbres judías relevantes y la sabiduría que contienen y cómo sirven de herramientas por medio de las cuales poder lidiar mejor con la experiencia.

Hay varias sensibilidades que se respetan en las acciones que se realizan en el entierro y en los períodos previos y posteriores: 1) La vida del fallecido; 2) el vacío que deja; 3) la responsabilidad que ahora cae sobre los familiares.

Fórmula de consuelo

La fórmula tradicional con la que se consuela a los dolientes es: Hamakom Ienajem Etjem bejot Shear Aveilei Tzión V´Íerushalaim, o sea: Que el Omnipresente los consuele entre los que están de duelo por Sión y Jerusalén. 

El Rebe, zi´´a, en una carta de consuelo enviada a Ariel Sharon al fallecer su hijo en un accidente, pregunta, ¿qué sentido tiene consolar a alguien que perdió a un ser querido con incluirlo entre los que están de duelo por la destrucción del Templo de Jerusalén? ¿Cómo se compara la muerte de un ser humano con la destrucción de un edificio, por más sagrado que sea?

Responde que hay tres puntos de comparación que hace la base del consuelo.

La muerte, igual que la destrucción del Templo, afecta nada más que la dimensión física y externa, ya que la esencia sigue existiendo en el plano espiritual;

Aun la desaparición física es nada más que temporaria, ya que creemos en la resurrección de los muertos y tal como se reconstruirá el Templo físicamente, los cuerpos volverán a vivir. 

Así como la destrucción del Templo es una tragedia que afecta y es lamentada por todo el pueblo judío, del mismo modo la muerte de cada integrante de nuestro pueblo afecta a todos y es más que simplemente un duelo personal. 

Las tres consideraciones mencionadas ayudan a aliviar el dolor producido por lo que parecería ser una pérdida permanente y puramente personal.

Dicho concepto es expresado también en la costumbre de romper la ropa y pronunciar la bendición correspondiente antes de salir al entierro. El romper la ropa expresa la idea de que lo que se afectó es nada más que la “vestimenta” del fallecido, ya que su esencia sigue existiendo. La bendición que se pronuncia declara a Di-s como el “Juez de la Verdad”, quien lleva a cada uno en el momento justo. No pretendemos entender Sus caminos; simplemente reconocemos nuestras limitaciones y, humildemente, los aceptamos como justos. 

La muerte como estado provisorio

Lo transitorio de la muerte está expresado también en las preparaciones que la Jevra Kadisha (Sociedad Sagrada) le hace al cuerpo previo al entierro, lavando y vistiéndolo, preparándolo así para reencontrarse con su Creador y eventualmente para el día que vuelva a revivir. Se entierra al muerto en mortajas de lino blanco y cajones de madera simple ya que la muerte no es un estado permanente, también para no distinguir entre los ricos y los pobres. No se lleva nada de este mundo, salvo los méritos generados por las buenas acciones. 

Seudat Havraá

En realidad, cualquier tipo de “digestión” de la pérdida puede ocurrir recién después de un tiempo. La reacción inicial natural es una de Shock total, sin capacidad de respuesta. 

Dicha condición es reflejada en la primera comida que los dolientes deben comer luego de volver del entierro, conocida como Seudat Havraá, o comida de curación: Huevo duro o lentejas con pan. Tal como el huevo duro y la lenteja no tiene “boca”, así el doliente no tiene lo que decir ante su pérdida. La etapa inicial de tres días es de silencio y lágrimas. No se inicia conversaciones con el doliente. No se le invade su espacio. 

Shivá

La siguiente etapa es el duelo que termina a los siete días, contando a partir del entierro. La neblina se levanta un poquito. Durante la semana de duelo, denominada “Shivá”, los dolientes no salen de la casa, se sientan en el piso o en sillas bajas. El golpe es duro. Los amigos vienen a la casa para los rezos y así hacen posible la recitación del Kadish. Es un favor para el alma del fallecido que se realicen los rezos en su casa, si es posible. Es recomendable asumir, en la semana de Shivá, la fundación de algún proyecto de beneficencia en mérito del fallecido.  

Al terminar la semana de Shivá, los dolientes vuelven a la rutina de la vida. Hay ciertas costumbres que se aplican hasta completarse el mes, conocido como el Shloishim, y otras que siguen hasta completarse once meses y otras que siguen hasta completarse un año. 

Matzeivá

Se acostumbra colocar una lápida para marcar el lugar de sepultura.

Tiene una doble función:

1) honrar el lugar de descanso del fallecido.

2) inspirar a quien pasa por ahí y se acuerda de la vida vivida.

Las letras talladas en la misma deben contener el nombre hebreo del fallecido y el de su padre. Hay quienes agregan versículos de la Torá o textos que expresan lo resaltable de la vida de quien yace allí.

Visitas al Cementerio

Aunque se va desprendiendo cada vez más, el alma sigue siempre ligada a su cuerpo. Se acostumbra visitar al cementerio en ocasiones especiales para pedir a las almas de quienes yacen ahí para que intervengan ante el Trono celestial a favor de uno, su familia, comunidad o pueblo. Se acostumbra también a invitar a los ancestros a los casamientos de sus descendientes. 

Hay quienes tienen la costumbre de dejar una piedrita en la tumba como un acto de presencia y señal de respeto. No es una costumbre judía dejar flores ni en el entierro ni en visitas posteriores. 

Concluyó con el deseo de que merezcamos pronto la llegada del Mashiaj y el posterior reencuentro con todos aquellos seres queridos que hoy no están con nosotros físicamente.

El requisito previo al matrimonio

“Itzjak tenía cuarenta años cuando se casó con Rivka, la hija de Betuel” (Génesis 25:20)

A los noventa años, luego de varias décadas sin tener hijos, Sara dio a luz a un sólo hijo, Itzjak. Su felicidad era enorme. Sara, la primera “Ydishe mame”, seguramente hubiera tenido el placer de mostrar a su bebé a todas sus amigas, y además de todos los Najes que un abuelo tiene de su nieto, Sara también hubiera tenido gran satisfacción espiritual de ver a sus nietos crecer, mientras que Izjak representaba a la futura nación judía. Sara y Abraham trabajaron toda su vida para proclamar la importancia de creer en un sólo Di-s. Los hijos de Itzjak serían los que asegurarían que este legado continuara y floreciera.

Pero Sara nunca vivó para ver a sus nietos. Falleció cuando Itzjak tenía 37 años, tres años antes de casarse con Rivka. ¿Por qué demoró tanto en casarse? ¿Por qué Abraham no consideró enviar a su sirviente para que encontrara a una esposa antes?

El mayor acontecimiento que ocurrió poco antes del casamiento de Itzjak y Rivka, fue la prueba del sacrificio de Itzjak en el Monte Moria. El crédito de poder sobrepasar esta prueba generalmente es atribuido a Abraham. Pero Itzjak tenía 37 años en ese momento, y sabía muy bien las intenciones de su padre, y estaba completamente entregado a ser sacrificado por orden de Di-s. Debido a que los planes de casamiento de Itzjak comenzaron inmediatamente después de volver de este evento “traumático”, seguro significa que hay una correlación entre estos dos. El hecho de que el primer casamiento en la Tora es precedido por un tremendo sacrificio, es un mensaje para cada pareja judía en todos los tiempos.

Por naturaleza, las personas nos centramos en nosotros mismos. Nuestro desarrollo físico y espiritual están en nuestras mentes. Esto no es necesariamente malo, de hecho, la ley judía reconoce que lo primordial para la persona debe ser preocuparse por uno mismo, más que cualquier otra preocupación, incluyendo los intereses de los demás. 

Esta preocupación por uno mismo, se “estrella” cuando la persona se casa. En cierto momento, el novio y la novia se comprometen uno con el otro. Cuando una persona se encuentra en un bote que se está hundiendo, nadie lo culpará si corre hacia lo botes salvavidas para salvarse, incluso si su amigo se encuentra durmiendo en la cabina. Pero tal acto es impensable para una pareja casada, cuyo cónyuge necesita de su ayuda. Además de comprometerse uno con el otro, marido y mujer también comparten un mismo ideal, como ser el establecimiento de un hogar judío, una casa llena de Santidad en donde la Presencia Divina esté siempre invitada. En este momento, incluso el desarrollo espiritual personal del novio y la novia pasa a ser secundario ante el “sacrificio” de llegar a su meta en común. El acto mundano de cambiar lo pañales de pronto tiene prioridad ante las plegarias de la madre y el estudio del padre.

 

 

Itzjak no estaba preparado para casarse hasta haber experimentado el concepto de auto-sacrificio total. Sólo entonces fue capaz de apreciar el matrimonio como lo que realmente es, y crear un matrimonio que sea el paradigma el cual todos sus descendientes intenten copiar.

 

Por:Naftali Silberberg

Jupá, el casamiento judío

La Jupá

Consiste de cuatro palos cubiertos por un techo de tela. 

Vendría a ser el recinto del novio en el cual recibe a su esposa. La Jupá que cobija a los dos representa la presencia de Di-s que los rodea.

La boda debe realizarse bajo una jupá , un dosel nupcial. Bajo la jupá, el Jatán coloca un anillo de oro en el dedo índice derecho de la Kallah [novia] 

El matrimonio entre el hombre y la mujer refleja el “matrimonio” entre D-os y el pueblo judío en el Sinaí. Hay muchas costumbres que se hacen en la Jupá que reflejan ese casamiento cósmico.

De acuerdo a las enseñanzas místicas judías, cada pareja comparte una sola alma que, al nacer, se divide y se viste en dos cuerpos diferentes. 

Llegar a la Jupá, o palio nupcial, es el momento no tanto de unión como de reunión y reencuentro con la mitad perdida de uno. Uno entra a la Jupá incompleto y sale completo.

Tres socios

El matrimonio judío no consiste de dos socios, sino de tres. El tercer socio es Di-s mismo. Este concepto se expresa en las propias palabras hebreas por hombre y mujer, Ish Ishá. Las dos palabras contienen tres letras, dos de las cuales, la alef y la shin, son iguales y forman la palabra Eish o fuego, mientras que la tercera es diferente en cada una, formando entre ellas, la Iud y la Hei, el nombre de Di-s. Esto nos enseña que si la pareja se comporta como corresponde, Di-s mismo mora entre ellos y si no, quedan dos fuegos, dos pasiones, que se consumen.

 

Se lee la Ketubá  [contrato matrimonial] y la ceremonia concluye rompiendo un vaso bajo su talón, después de lo cual la congregación grita Mazal-Tov.

La rotura del vaso o copa es para recordar la destrucción del Templo y Jerusalém

Uno de los tratados del Talmud es Ketubot, la forma plural de ketubah, que analiza en profundidad las obligaciones maritales de una pareja según la ley judía. 

Semana previa

Se acostumbra que durante la semana anterior al casamiento los novios no se vean. Esto sirve para aumentar su anticipación y evitar conflictos que se pueden generar por la tensión del casamiento.

La noche anterior a la Jupá la novia se sumerge en la Mikve o baño ritual por primera vez para purificarse en preparación a su encuentro con su novio. (Es importante consultar con el rabino antes de fijar la fecha del casamiento para contemplar el ciclo de la novia como también que no sea una fecha en la que no se realizan casamientos.)

Iom Kipur personal

El día del casamiento es como un Iom Kipur personal, ya que Di-s perdona a los novios todo su pasado para que empiecen su vida juntos con una tabula rasa. Es por eso que los novios ayunan el día de su casamiento y dedican gran parte del día a recitar Tehilim o salmos. Es costumbre que el novio se sumerge en la Mikve el día de su casamiento para purificarse. Se acostumbra que tanto los novios como los padres, familiares y amigos aumenten los actos de Tzedaká el día del casamiento, generando así más bendición para la pareja.

Badéken

El novio, antes de entrar a la Jupá, pasa por donde está la novia rodeada de sus familiares y amigas y tapa su cara con un velo. En esta ocasión los padres de los novios bendicen a la novia. Esta instancia se llama Badéken en Idish o Kabalat Panim, en hebreo. Invoca el encuentro bíblico entre Isaac y Rivka quien se tapó la cara como expresión de pudor. Entrar a la Jupá con la cara tapada representa también el hecho que uno se casa con su esposa tal cual es y no basado en su apariencia.

Velas

El novio entra a la jupá primero, acompañado por su padre y suegro o por sus padres. Cada uno de los acompañantes, lleva una vela encendida que representa las almas de los ancestros fallecidos que vienen a acompañar y estar presentes en la Jupá. También representa los fuegos que hubo en el Monte Sinaí en la “Jupá” entre D-os y Su pueblo.

Rey y Reina

El novio se coloca en el centro de la Jupá mirando hacia Jerusalem y espera la llegada de la novia. Siendo que el novio y la novia son considerados rey y reina en el día de su casamiento, tienen una fuerza especial de “decretar” bendiciones. Muy a menudo se verá los novios rezando bajo la Jupá, pidiendo por sus seres queridos.

Siete vueltas

La novia entra acompañada de su madre y suegra o ambos padres quienes también llevan velas encendidas.Al llegar a la Jupá dan siete vueltas alrededor  del novio. Representa los siete días de la creación. Representa la creación de un muro protector alrededor de su familia. Representa el derrumbe —como en Jericó— de los muros interiores que separan y dividen. Una vez terminadas las siete vueltas se para a la izquierda de su novio, mirando en dirección a Jerusalén.

Eirusín y Nisuín

Antiguamente, el casamiento consistía en dos pasos con un intervalo de doce meses entre ellos. El primero paso, Eirusín, consistía en el hombre consagrando a la mujer, dándole un anillo u otro objeto de valor. A partir de ese momento quedó prohibida para todo hombre como también para su propio novio. Luego de doce meses de preparación, se realizaba el segundo paso, Nisuín, que finalizaba el proceso y a partir de ese momento les fue permitido vivir juntos como hombre y mujer. Hoy en día se hacen los dos pasos debajo de la Jupá, cada uno acompañado por una copa de vino distinto y sus respectivas bendiciones, separados por la lectura de la Ketubá, el discurso del Rabino y canciones del Jazán.

El Rabino recita las dos bendiciones de Eirusin sobre una copa de vino y les da un sorbito a los novios.

Invita a los dos testigos exclusivos y excluyentes para que presencien el acto de matrimonio. El novio le pone un anillo en el dedo índice derecho de la novia y declara que por medio de ese anillo la consagra para él como esposa. Es el testimonio de los dos testigos constituyentes lo que convalida el acto y hace que la pareja esté casada.

Se lee la Ketubá o contrato matrimonial en el cual están delineadas las responsabilidades del novio para con su flamante esposa.

Se llena una segunda copa de vino y se recita las siete bendiciones de Nisuín.

Las siete bendiciones

Las siete bendiciones, conocidas como Sheva Berajot, son recitadas bajo la Jupá sobre la segunda copa de vino. Se recitan también durante toda la semana siguiente cada vez que hay una comida en la cual participan los novios, hay un Minián y una “cara nueva”  que no haya estado en alguna de las celebraciones anteriores.

Su Significado

La primera bendición, la que se pronuncia sobre el vino está siempre presente cuando se pronuncian bendiciones en ocasiones de alegría. Esto data desde los tiempos bíblicos, cuando los levitas cantaban en el Tabernáculo mientras se realizaban las libaciones de vino sobre el altar. 

El vino y la alabanza Divina van de la mano. Las otras seis bendiciones hacen referencia a los diversos aspectos y dimensiones presentes en esta ocasión tan especial. Finalmente pedimos a Di-s que bendiga a la pareja con alegría, amor, cariño y compañerismo y que sea un hogar llevado adelante de tal manera que acerque la reunión final y permanente del pueblo de Israel en la Tierra de Israel. Las Siete Bendiciones son como los siete brazos del candelabro que iluminan y guían con su luz espiritual al nuevo hogar a formarse.

Romper la copa
Luego que los novios toman un sorbito y un “tomador designado” toma el resto del vino, se envuelve la copa y el novio la pisa rompiéndola en recuerdo del Templo de Jerusalem que está en ruinas, con la esperanza que el hogar que están por formar ayudará a acelerar su reconstrucción.

Ijud

Terminó la Jupá y los novios se encierran en un cuarto a solas para romper su ayuno y manifestar el hecho que son una pareja casada, ya que está prohibido para un hombre y una mujer no casados entre sí estar a solas en un cuarto cerrado.

Celebración

El casamiento se celebra con una cena y bailes (Kasher, por supuesto) y durante toda la semana se realiza las Sheva Brajot o siete bendiciones en cada comida en la que los novios y alguna “cara nueva” estén presentes.

Cinco Sonidos

Nuestros Sabios señalan el hecho de que la séptima bendición hace referencia a cinco sonidos diferentes, del mismo modo que encontramos mención de cinco sonidos en la descripción bíblica de la entrega de los Diez Mandamientos.

“Todo aquel que disfruta de la celebración del novio y lo alegra, merece tener éxito en su estudio de Torá”, concluyen.

Los cinco sonidos de la Torá, representan las cuatro dimensiones de interpretación de la Torá: Pshat, Rémez, Drush, Sod y la quintaesencia, Jasidut.

Las almas que la flameante pareja traerán, con favor a Di-s al mundo, también se componen de cinco dimensiones: Néfesh (carácter), Rúaj (emoción), Neshamá (intelecto), Jaiá (subconsciente), Iejidá (esencia).

La formación de un nuevo hogar judío implica expresar en el mundo nuevas aristas del infinito mensaje Divino por medio de las almas de los hijos que engendrarán y el vínculo íntimo entre ellas y la Torá que las nutre. 

¿Qué es la Ketubá?

La Ketubá es el contrato matrimonial que establece las obligaciones del hombre sobre su mujer. El punto central de este documento es la compensación financiera que le corresponde a la mujer en el caso en el que el matrimonio se disuelva a través del divorcio o del fallecimiento. 

El documento es firmado por testigos Kasher, pero no necesariamente por los mismos que han observado el compromiso bajo la Jupa.

De acuerdo a la mayoría de las autoridades Halájicas, la Ketubá es de decreto rabínico. Los Sabios estaban preocupados por la posibilidad de que un hombre pudiera divorciarse de su mujer. Por ello, instituyeron que ningún hombre podía casarse con una mujer, a menos que se obligase a sí mismo a pagar una suma importante en el desafortunado evento en el que él la divorcie.

Cuando un hombre judío se casa con una mujer judía, automáticamente se está obligando a su mujer en diez áreas 

Hoy en día, el formato de la Ketubá  es un formulario impreso, en donde hay que completar la fecha y los nombres de los novios y sus testigos. Antes de la boda, el rabino que oficia la ceremonia, debe llenar estos espacios y supervisar las firmas de los testigos en el documento. También hay disponibles Ketubot que son verdaderas obras de arte.

Está prohibido que una pareja viva junta, incluso temporalmente, sin una Ketubá . En el caso en el que el documento se pierda o sea destruido, o si se ha encontrado un serio error en su texto, la pareja debe inmediatamente obtener otra Ketuvá de un rabino. Esta regla se aplica durante el período de matrimonio. Por ello, es prudente guardar la Ketubá  en un lugar seguro.

Por Naftali Silberberg

Bar Mitzvá

Bar y Bat Mitzvah

Un niño en su cumpleaños número 13 y una niña en su cumpleaños número 12 alcanzan la mayoría de edad y están obligados a cumplir todas las mitzvot.

Bar Mitzvá es la palabra hebrea que significa “hijo del mandamiento” 

Cuando un niño judío cumple 13 años, tiene todos los derechos y obligaciones de un adulto judío, incluidos los mandamientos de la Torá.

A partir de esa fecha, usará tefilín a diario, participará en los servicios de la sinagoga y ocupará su lugar en la comunidad judía. Este hito, llamado Bar Mitzvá, a menudo se celebra con una ceremonia en la sinagoga, el uso de tefilín y fiestas.

Desde tiempos inmemoriales, la costumbre judía ha sido marcar este hito con una ceremonia en la sinagoga que da la bienvenida al niño Bar Mitzvá al mundo de la adultez judía e iniciarlo en las oportunidades y responsabilidades que vienen junto con su nuevo estatus.

La ceremonia del Bar Mitzvá varía un poco entre comunidades, pero los componentes básicos siguen siendo los mismos. 

Es una mitzvá organizar un banquete el día del Bar o Bat Mitzvá, 
para celebrar la nueva obligación del niño de cumplir con todas las mitzvot
Un niño no se pone los tefilín hasta que se acerca a los trece años.
Por esta razón, más que cualquier otra práctica, los tefilín siempre han servido como la marca de honor que un niño recibe en su Bar Mitzvá.
La definición de madurez espiritual es la capacidad de experimentar la profundidad y complejidad de la vida.
Con la madurez llega la capacidad de percibir la sutileza y los matices. Nuestra mente se expande para poder apreciar que, aunque algo parezca doloroso, hay un bien más profundo. 

 

 

A partir de los trece años en adelante, un niño es considerado un hombre y, por lo tanto, está obligado a cumplir todas las mitzvot

Los nuevos derechos del niño que celebra el Bar Mitzvá


Como resultado de ser considerado adulto, el niño está habilitado para realizar y/o participar en los siguientes rituales:

Dirigir los servicios de oración.
Ser considerado miembro de un minián 
Bendecir a la congregación con la Bendición Sacerdotal si es un Kohen.
Servir como lector de la Torá en las lecturas públicas de la Torá.
Para recibir una aliá.
Dirigir la oración después de las comidas (conocida como zimun ) y contar como una de las tres personas requeridas para realizar un zimun.

Como adulto, un joven se vuelve responsable no solo de sus propias acciones, sino también de las acciones de todos sus compañeros judíos.
Este concepto se llama arvut , o responsabilidad compartida.

Lo que el divorcio enseña acerca del matrimonio

¿Por qué Di-s nos enseña cómo divorciarnos, si Él cree en el matrimonio? No sólo que Di-s cree en el matrimonio, cree que debés casarte, y desea que permanezcas casado con la persona con la que estás casado. ¿Por qué, entonces, Él nos permite divorciarnos? No sólo lo permite, nos enseña cómo debemos hacerlo. Como todas las instrucciones de Di-s en la Torá, divorciarse es una Mitzvá, un precepto Divino. En realidad, sus instrucciones acerca del divorcio son muy explícitas, ¿por qué?

Porque luego de haberte entregado las instrucciones para el matrimonio, Di-s no te abandona cuando estás en problemas. Pues Él es misericordioso y compasivo, delicado y considerado, Él te entrega una segunda alternativa de instrucciones si te es imposible seguir la primera. Es como un libro de cocina que te indica qué debés hacer en caso de que se arruine la receta.

Dos de mis hijos seguían en una oportunidad las instrucciones de un paquete de polvo para galletitas. Uno de ellos leía las explicaciones en voz alta, mientras que el otro preparaba la mezcla. El niño que leía dijo, “Ahora se supone que debemos revolver la masa 50 veces” El otro exclamó: “”¡Pero yo ya la he revuelto casi 100!” ¿Qué hacemos ahora?” El primero de los niños dijo: “No lo sé, volveré a leer para saber qué debemos hacer” Revisó la caja, pero las instrucciones no decían nada acerca de revolver la masa tantas veces. Vinieron ambos a mí y me preguntaron qué debían hacer. “¿Debemos tirarla?”.

¿Comenzamos de nuevo? 

Las instrucciones no nos indican qué hacer en caso de arruinar las cosas”. Di-s no es así. No es así como la Torá- Su set de instrucciones- está escrita. La Torá pide que no mezclemos carne con leche. ¿Qué sucede si lo hicimos? “Bueno” nos dice, “depende de cuánta leche había, y de cuánta carne se trataba. ¿Lo has hecho a propósito; o ha sido un accidente? Si se trata de un accidente, así es como puedes corregirlo. Si ha sido con intención, trata de que no vuelva a suceder”. Di-s espera de ti que permanezcas casado. Y con la persona que Él ha elegido para ti. Pero Él es compasivo y comprensivo cuando tú le dices que te es muy difícil.

¿Quizás Su intención fue que te casaras y luego salieras de ello; quizás las leyes de divorcio son tu “cláusula de escape”?. No.

Di-s tiene la intención de que permanezcas casado. Pero si no podés, si es demasiado difícil para vos, Él lo comprende, y Él te ayudará a salir de esto. ¿Esto significa que el matrimonio ha sido un error? ¿Apostaste, perdiste, ahora lo admites y sales de ello? ¿Has cometido un error, y entonces Di-s te dice cómo corregirlo?

Error otra vez.

Tu matrimonio no ha sido un error. Ha sido planificado desde el comienzo de los tiempos. Cuando Di-s creó tu alma, hace seis mil años atrás, Él creó tu “pareja” junto a ti.

Decir que estás casado con la persona equivocada es como decir que diste a luz al bebé equivocado. ¿Puedes dar a luz al bebé de otro? Cierta vez una mujer me dijo algo parecido. “¿Usted tiene tantos hijos?”-me preguntó incrédula. (No recuerdo si entonces ya teníamos 12 o 13 hijos). “¿Acaso no sabés que hay mucha gente que no puede tener hijos?” dijo indignada. Es como si quisiera decirme: “Dale una oportunidad a otros. Compartí con los demás. No tengás tantos hijos, y permití que otros los tengan”. No es así como sucede. Vos no das a luz a los hijos de otros. Los niños que tienes son los que debían ser tuyos. Como dijo Einstein: “Di-s no juega a los dados con el universo” Si Di-s no juega a los dados con las moléculas y los átomos, menos aún lo hace con las mentes, los corazones o las almas.

Estás casado con la persona correcta. Di-s lo arregló así. Él lo ordenó; Lo predestinó desde un principio. Así Él lo desea.

¿Vos no lo querés así? Bien, como Él está casado contigo, dice: “”Lo que vos quieras”.

¿Esto arruinará “algo del vasto Plan eterno”, como pregunta Tevie en ‘El violinista en el tejado’? La respuesta es sí. Si te divorcias, arruinarás mucho del vasto Plan eterno, el Plan de Di-s. ¿Y Él te lo permitirá? ¿Te ayudará?. Si, Él te lo permitirá, y te ayudará. La razón por la cual Di-s permite el divorcio, es porque haciéndolo, Él nos enseña cómo mantenernos casados. Porque a pesar de que Di-s tiene reglas, y además leyes e incluso Preceptos Divinos, cuando pecás, Él te dice: “¿Arruinaste las cosas? Tratá nuevamente. ¿Cometiste un error y lo admitís? No te preocupes, lo harás mejor la próxima vez. ¿Has cometido la misma falta diez veces? Pedí perdón, y Te perdonaré diez veces”.

Exactamente así debes estar casado- tratando a tu cónyuge de la misma forma que Di-s te trata a vos. Con la misma misericordia y compasión; idéntica delicadeza y consideración. ¿Tu mujer te lo ha hecho nuevamente? Perdónala otra vez. ¿Ya lo ha hecho diez veces? Perdónala diez veces. Comprometete a hacer que tu relación sea tan duradera como Di-s está comprometido a hacer que Su relación con vos sea duradera. La moraleja es que ofreciéndote ayuda para divorciarte, Di-s te ayuda a permanecer casado por siempre. De la misma forma que Él ha permanecido casado siempre con vos.

La boda Judía, vínculo de santidad

El 15 de Av es considerado el “día del matrimonio judío”. En honor a esta fecha, compartimos estas líneas sobre cómo prepararse para la Jupá como comienzo de una vida de amor y santidad.
Y lo más importante, que sea con ¡Mazal Tov!

Una de las cosas que visualmente distingue la boda judía, es que se realiza bajo una conopia matrimonial (que recibe el nombre de jupá), bien sea realizada bajo el cielo, al aire libre o en el interior de un recinto como la sinagoga.

Jupá en hebreo significa cubrir, acoger o proteger, y por lo tanto representa el enlace de la pareja en todos los aspectos que son compartidos en el matrimonio.

Alude a los sentimientos de amor, cariño, compañerismo, amistad y comprensión. Es el sentido de compartir una sola vida y un destino único; es el convertirse “en una sola carne”.

Se lo compara con el recibimiento de la Torá en el monte Sinaí, donde las nubes celestiales formaron una jupá para el pueblo judío.

Por lo general consiste en un manto o pedazo de tela y cuatro varas que lo sostienen, es como una casa abierta por todos los costados, como la del Patriarca Abraham, que según la tradición, tenía entrada por los cuatro costados, para recibir a los visitantes que vinieran de cualquier dirección.

También simboliza la luz Divina que rodea toda la creación; así como la jupá cubre a la pareja que se casa, esa luz rodea a todo lo que Di-s creó. En términos místicos, es la luz de la sabiduría, raíz de todo lo existente. Esta es la jojmá, la cubierta de la Merkavá.

Como la jupá pretende simbolizar una casa, en la costumbre AshkenazíAzquenazí es preferible que sea realizada al aire libre, bajo el cielo, como un símbolo y recuerdo de la promesa del Eterno a Abraham:

“Observa los cielos y cuenta las estrellas, así será tu descendencia”

Fijar la fecha de la boda

El casamiento marca el inicio de la vida en común de la pareja, y por lo tanto es conveniente realizarlo en las fechas más propicias.

Según una costumbre remota, la fecha debe fijarse, siempre que sea posible, dentro de la primera mitad del ciclo lunar, cuando crece la luna nueva, pues ello simboliza el deseo de que se incrementen la felicidad y la fortuna de la pareja, así como crece la luna. Se sostiene que no hay que cumplir con esta norma en los meses de Elul, Tishrei y Adar.

Otra de las consideraciones que hay que tomar en cuenta, es que la novia pueda sumergirse en la Mikve o Baño Ritual antes de la consumación del matrimonio; por lo tanto debe cuidar en fijar la fecha por lo menos siete días después de finalizado el período. La costumbre es que la novia vaya a la Mikve en cualquiera de los cuatro días anteriores a la boda, puede ser durante el día o por la noche.

Al sumergirse, la novia renace como una persona nueva, es como si por un momento hubiera vuelto al útero para volver a nacer.

Al decidir el lugar donde se va a realizar la boda, es conveniente tener en cuenta las reglas relacionadas con el kashrut. El matrimonio es la base de la futura vida matrimonial y para que éste tenga el aura de santidad y significación que desea la pareja, la comida a servir debe ser casher. Aún cuando las familias no observen regularmente estas reglas dietéticas, no tiene nada de hipócrita hacer un casamiento kasher, ya que este es un momento de bendición especial para los novios y hay que mantener la tradición en todo lo posible.

Al elegir el modelo del vestido de la novia, como de las madres de los novios y las damas de honor, hay que tomar en cuenta en el diseño algunos requisitos de recato mínimo establecidos por la Ley Judía. Las mangas deben llegar por lo menos hasta los codos, la tela no debe ser transparente; no se deben tener escotes y las faldas deben tapar las rodillas.

Hay ciertas fechas en las que no se pueden realizar matrimonios:

En Shabat o en festividades como Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sheminí Atzeret, Simjat Torá, Pesaj o Shavuot, ni en los días intermedios (Jol Hamoed), de Pesaj y Sucot.

En los días de ayuno o duelo como el 3 de Tishrei, 10 de Tevet, 17 de Tamuz, 9 de Av y el Ayuno de Ester.

En los días de la Cuenta del Omer (Sefirá), el lapso que va desde Pesaj hasta Shavuot, que es un tiempo de duelo nacional por la muerte de los discípulos de Rabí Akiva. En Lag Baomer se permiten matrimonios y también en Rosh Jodesh Iyar. Según la costumbre sefaradí se pueden realizar bodas a partir del 19 de Iyar.

En las “Tres Semanas” que es el período que va del 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, se considera tiempo de luto nacional por la invasión a Jerusalem y la destrucción del Primer y Segundo Templo.

Tampoco se acostumbra fijar la fecha de la boda en el lapso que va de Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, denominado “Diez Días de Arrepentimiento”.

La música juega un papel importante en el ambiente de la fiesta. Como el casamiento tiene un carácter sagrado, se debe cuidar que la música sea la apropiada. Debe ser expresión del profundo compromiso espiritual entre los novios y por lo tanto debe ser adecuada para la ocasión.

Hay que establecer, aún dentro de los parámetros de lujo de los casamientos tradicionales, un equilibrio entre lo festivo y lo sagrado; eso hace que la celebración sea más alegre y también más significativa. No hay nada más hermoso que una auténtica boda judía, con música judía que por su estilo es profunda, de gran riqueza espiritual, alegre y a la vez muy moderna.

La Ceremonia. Esponsales, Kidushim o Erusin

El matrimonio, que recibe el nombre en hebreo de Kidushim – santificación, se realiza mediante una ceremonia que se compone por dos actos diferentes y sucesivos: los esponsales Erusin o Kidushim y las nupcias -Nesuin-. La primera incluye las bendiciones respectivas y la entrega del anillo en presencia de dos testigos. 

Para separar entre las dos ceremonias se lee la Ketubá o contrato matrimonial, dando comienzo luego al Nisuim, que consiste en las Siete Bendiciones seguidas por el rompimiento del vaso y finalmente por el Ijud, algunos momentos de privacidad del novio y la novia después de la jupá.

¿Por qué el novio llega primero?

Adámn fue el primer ser humano del mundo, el primero en estar bajo la jupá que hizo Di-s en el Jardín del Edén, y Java (Eva) fue conducida allí.

Del mismo modo, en la actualidad es el novio el primero en estar bajo la jupá y la novia es conducida hacia él.

La jupá es considerada el dominio del hombre, toma posesión de ella primero y luego trae a la novia.

Los seres fueron creados de lo más simple a lo más complejo. Adám fue creado primero y Java Eva después. Se considera que es una forma de vida más elevada y su esencia de mayor refinamiento, porque tiene la capacidad de concebir una nueva vida. 

Romper una copa

Para concluir la ceremonia se acostumbra que el novio rompa un vaso de vidrio pisandolopisándolo con el pie derecho.

Esta costumbre que se origina en el Talmud, se sigue por diversas razones:

Para recordar la destrucción del Templo de Jerusalem. En el momento en el cual se está edificando un hogar, se hace la identificación y relación con el hogar judío nacional representado por el Beit Hamikdash o Templo Sagrado, que aún sigue destruido y el pueblo judío en exilio.

Para recordar que existe mucha tristeza y desazón en el mundo.

Para rememorar el rompimiento de las primeras Tablas de la Ley.

Para atemperar la alegría, porque el exceso de alegría puede hacer que la persona olvide a Di-s e ignore sus responsabilidades espirituales.

Cuando se rompe la copa, la gente dice ¡Mazal Tov!, que significa buena suerte.

El anillo: ¿Por qué en el dedo índice?

La primera parte de la ceremonia se realiza a través de la entrega del anillo o algún objeto de valor en presencia de dos testigos que deben ser judíos observantes de las leyes del Judaísmo, no estar emparentados con el novio o la novia, ni tampoco ser familiares entre sí. 

Un matrimonio puede ser válido aún cuando no hay ningún Rabino presente, pero si no hay dos testigos como corresponde, el matrimonio es inexistente.

El anillo se le pone a la novia en el dedo índice porque el matrimonio representa la unificación del nombre impronunciable de Di-s, e. nombre de mayor sanidad formado por cuatro letras: Iud; Hei; Vav; Hei. El anillo simboliza la sabiduría de la creación que es tan cerrada como el anillo.