¿Quiénes son las Matriarcas?

Por Shlomo Nudelman

Las matriarcas judías, también conocidas como “ imahot ” (hebreo: אִמָּהוֹת), son las cuatro mujeres fundadoras del pueblo judío:

Sara
Rivka (Rebeca)
Rajel (Raquel)
Lea

Sus vidas y acciones están registradas en la Biblia, específicamente en el Libro del Génesis, donde jugaron un papel crucial en la formación de la nación de Israel, junto con sus maridos, los tres patriarcas, Abraham , Isaac y Jacob. Sara , que estaba casada con Abraham, fue la primera de las cuatro madres del pueblo judío. Rebeca era la esposa del hijo de Sara, Isaac. Y Lea y Raquel estaban casadas con el hijo de Rebeca, Jacob .

¿Qué hicieron las Matriarcas?
Cada una de las matriarcas judías tuvo un profundo impacto en la formación y la base espiritual del pueblo judío.

Sara, a través de su fe y del nacimiento milagroso de Isaac, aseguró la continuidad del pacto de Abraham con Di-s. Después de que nació su hijo, supervisó celosamente su crianza, incluso tomando la difícil decisión (aprobada por Di-s ) de despedir a su hijastro, Ismael.

Rebeca, cuya bondad innata la convirtió en la pareja perfecta para Isaac, consiguió la bendición de primogenitura de su esposo para su hijo, Jacob.

Raquel, tras sufrir infertilidad, murió al dar a luz a su segundo hijo. Por ello, Raquel es personificada como la quintaesencia de la maternidad, que se sacrificaría por sus hijos a lo largo de los siglos.

Lea, a pesar de las pruebas personales y de no ser amada por Jacob tanto como su hermana Raquel, engendró seis de las 12 tribus de Israel, dando forma significativa a la nación.

¿Cuál es la fuente de las cuatro Matriarcas?
Según el Talmud , hay tres Patriarcas y cuatro Matriarcas. El número de Patriarcas tiene sentido, porque son tres hombres que son los antepasados de todos los segmentos del Pueblo Judío, a diferencia de los hijos de Jacob, los progenitores de 12 tribus únicas.

Pero las matriarcas son diferentes. Tanto Raquel como Lea dieron a luz a sólo algunas de las 12 tribus, siendo Lea la madre de seis y Raquel la madre de dos. Hay cuatro tribus adicionales que descienden de las concubinas de Jacob, Bilha y Zilpa.

Entonces, ¿por qué hay cuatro matriarcas? ¿No deberían ser dos (Sara y Rebeca) o seis (Sara, Rebeca, Raquel, Lea, Bilha y Zilpa)?

El Talmud responde que la designación de Patriarca o Matriarca no se basa (estrictamente) en la ascendencia sino en la prominencia. Fueron estas cuatro grandes mujeres las que formaron la base espiritual sobre la que se construyó nuestra nación.

Noaj, Abraham, Moshé y David

“Noaj era un hombre justo, era íntegro en sus generaciones” (BERESHIT 6:9)

Cuando la Torá describe la conducta piadosa de Noaj, enfatiza: “Noaj era un hombre justo, era íntegro en sus generaciones”. Nuestros Sabios Z”L deducen de aquí, que sólo en su generación era considerado un justo, pero no en comparación con otras generaciones. El Zohar detalla tres generaciones de piadosos en relación a quienes Noaj “era considerado como nada”: la generación de Abraham, la generación de Moshé y la generación de David. ¿Cuál es el motivo que se compara a Noaj específicamente con estas tres generaciones y no con las generaciones de otros piadosos?

UN MUNDO NUEVO
La explicación radica en que cada uno de estos tres Justos (Abraham, Moshé y David) comenzó una nueva etapa en la construcción del mundo. Abraham, el primer judío, abrió la etapa donde aparece en el mundo el pueblo de Israel, y comienza a cumplir con su función. Moshé trajo al mundo a la Torá, y a partir de él en adelante se dio la fuerza para santificar y refinar al mundo a través de la Torá. El rey David abrió la era del reinado cuyo objetivo fundamental es coronar a Hashem como Rey sobre la Tierra.

También Noaj abre una nueva era en la creación – el mundo posterior al diluvio. El Midrash dice que cuando Noaj salió del arca “vio un nuevo mundo”, con él comenzó en la práctica la consolidación de un mundo corregido. Sin embargo, el trabajo de Noaj era sólo en un nivel de principio, y se lo considera “como nada” frente al trabajo de Abraham, Moshé y David (y por eso también la primera letra de la palabras Abraham, David y Moshé forman la palabra “Adam”, puesto que a través de estos tres tzadikim la creación del hombre alcanza la perfección).

EL OBJETIVO -LA SANTIDAD

La piedad de Noaj tenía lugar, fundamentalmente, en ese mismo campo donde actuaron con maldad y pecaron los hombres del diluvio. Estos eran corruptos en temas de la conducta para con el prójimo, y en ese campo Noaj era un justo íntegro. Pero la perfección en la conducta entre los hombres no es suficiente para llevar al mundo a la concreción de su objetivo Divino, y es tan sólo la prevención del desorden y la protección de la vida civilizada.

Por eso, este trabajo no se considera “nada” en comparación al trabajo de Abraham, Moshé y David, cuya perfección no se limitaba tan sólo a temas de las relaciones humanas sino principalmente con amalgamar al mundo con la santidad Divina: Abraham difundió en el mundo con la santidad Divina: Abraham difundió en el mundo la fe en el único Di-s; Moshé recibió la Torá, cuyo objetivo es santificar al mundo, y David preparó la base para el sagrado Templo, donde moraba la Presencia Divina.

SERVICIO A PARTIR DE LA CONCIENCIA
La diferencia entre Noaj, Abraham, Moshé y David, se expresó también desde otro enfoque. El servicio de Noaj surgía fundamentalmente a partir del temor. Su advertencia a sus contemporáneos estaba basada principalmente en el temor al diluvio. Incluso sobre el propio Noaj, nos relata el midrash : 

“Noaj era falto de fe, si no fuera las aguas la llegaron a los tobillos no hubiera ingresado al arca”.
En contraposición con esto, el trabajo de Abraham, Moshé y David, surgió del profundo reconocimiento interno en la grandeza de Hashem, y este conocimiento y conciencia fue difundido por ellos al mundo entero.


Por eso, fue su trabajo específicamente el que estableció las bases para la verdadera corrección del mundo y su ser llevado hacia su objetivo.
La perfección más cabal de este trabajo tendrá lugar en manos del “Rey de la Casa de David”, Mashíaj Tzidkeinu, que corregirá y arreglará al mundo todo para servir a Hashem en unión, hasta que incluso las naciones del mundo habrán de proclamar: “Id y subamos al monte de Di-s, a la Casa del Di-s de Iaakov, y que nos instruya de Sus caminos y, caminaremos por Sus senderos”

(LIKUTEI SIJOT TOMO 35, Pág. 15)

Demolición constructiva

En la Torá, reflejamos en la tierra lo que Di-s realiza en cada plano de la realidad.

Si es así, dado que la Torá prohíbe mover incluso una sola piedra del Sagrado Templo de Jerusalem, ¿cómo pudo ser que Di-s trajera toda la estructura a ruinas?

Porque ciertamente sería absurdo imaginar que los asirios o los romanos tuvieran el poder de prender fuego a la casa de Di-s.

Debe ser que no se trató de un acto de destrucción, sino más bien de la fase inicial de una construcción mucho mayor, que sería eternamente indestructible.

Y para que eso ocurriera, el Templo tuvo que ser arrasado temporalmente hasta sus cimientos y el pueblo de Di-s tuvo que ser dispersado hasta los lugares más lejanos de la habitación humana.

¿Por qué? Porque mientras exista algún lugar en este mundo que se considere fuera del ámbito de la santidad, seguirá existiendo un lugar para la destrucción del Templo de Di-s.

Pero en nuestro exilio nos encontramos cara a cara con todo aquello que se considera ajeno a lo divino. Agarramos sus riendas, extraemos su veneno y canalizamos su poder.

Este tercer y último Templo, pues, será construido del exterior vuelto hacia el interior, de la oscuridad enseñada a brillar, del otro convertido en el Uno, del enemigo más siniestro transformado en fiel aliado.

No quedará oposición en el universo, y así durará para siempre.

Entonces veremos que en verdad nunca hubo destrucción, solo reconstrucción, crecimiento y amor eterno y profundo.

 

Tzvi Freeman

Ramas y palos

En la Torá, se usan dos vocablos diferentes para referirse a las tribus de Israel: “shevatim” y “matot” “Shevet”, es un bastón y “Maté”, una vara o tallo, ambos denotan las ramas de un árbol. La diferencia es que un shevet es una rama flexible, unida a un árbol, mientras que un maté es un palo endurecido ya cortado del tronco.

Los dos nombres que se usan para denotar las tribus judías tienen un significado espiritual y se refieren al tipo de conexión que cada judío tiene con Di‐s. 

Cuando la conexión entre el alma judía y su fuente Divina está revelada, se usa la palabra shevet. Sin embargo, cuando el vínculo entre el judío y Di‐s se oculta, la palabra matot se usa para describir al pueblo judío.

La primera descripción se refiere al alma judía tal como existe antes de descender al mundo físico. El alma, unida a Di‐s, está conectada a su fuente, al igual que la rama todavía está conectada a su fuente de vida, el árbol.

Pero, después de que el alma desciende a un cuerpo físico, se asemeja más al palo que ha sido separado del tronco. La conexión vital a su fuente, a Di‐s, ya no se percibe con facilidad, tanto que el alma puede sentirse como si hubiera sido totalmente cortada, Di‐s no lo permita. Las aflicciones del cuerpo físico y las demandas del mundo material endurecen el alma tierna, haciéndola menos sensible a la espiritualidad.

Sin embargo, a pesar de que el shevet todavía está conectado a su fuente, no es tan fuerte y rígido como el curtido maté, que ha sido atemperado por su experiencia. La rama, cuando está unida al árbol, es verde y flexible. Solo después de que se corta se convierte en una varilla resistente y confiable.
Este es el propósito por el cual el alma es enviada a este mundo y se separa de su fuente Divina, para descubrir sus fortalezas ocultas y permitirle alcanzar un nivel aún más alto de cercanía espiritual con Di‐s. Cuando el alma supera los desafíos de la inclinación al mal y las dificultades de una existencia física, su vínculo con Di‐s se vuelve más fuerte y más profundo.

La distinción entre shevet y maté también existe en otro nivel.
Cuando el Templo Sagrado existía y la Divinidad iluminaba abiertamente el mundo, el pueblo judío estaba en el nivel de Shevet. 

Después de la destrucción y el advenimiento del oscuro y amargo exilio, nos encontramos en el nivel de maté. Durante casi 2.000 años, el pueblo judío ha tenido que desarrollar sus recursos ocultos y mantenerse firme ante el sufrimiento. Cuando el Mashíaj venga y se revele la Divinidad que se oculta en toda la creación, el pueblo judío, al haber descubierto el “maté” en sus almas, disfrutará de una relación
más estrecha con Di‐s, el verdadero propósito de todo el exilio.

Adaptado de las obras del Rebe de Lubavitch

Cinco hermanas: La historia de las hijas de Tzelafjad

Un grupo de cinco hermanas se acercaron a Moisés delante de toda la nación Judía. Eran las hijas de Tzelafjad, las mujeres que fueron privilegiadas en tener un capítulo agregado en la Torá por ellas: Majla, Noah, Joglah, Milka y Tirtza. Aquí la historia.

La división de la Tierra

Era el año número cuarenta desde el éxodo de Egipto, poco tiempo antes de que pueblo judío entrara a la Tierra Prometida. Di-s le había informado a Moisés que el territorio de cada tribu sería determinado por sorteo. Cada hombre en la tribu recibía una parte de tierra en el territorio de su tribu. Si un hombre fallecía, sus hijos heredaban su propiedad, asegurando de tal manera que esa porción permaneciera en la familia que originalmente le fue asignada.

Un hombre, Tzelafjad, de la tribu de Menashe, tenía sólo hijas mujeres. Él había fallecido en el desierto, y sus hijas estaban preocupadas de no recibir una parte en la Tierra de Israel. Por eso, le pidieron a Moisés que les diera la tierra que le hubieran dado a su padre.

La Torá describe la escena:

Se pararon delante de Moisés, Elazar, el Sumo Sacerdote, los líderes y la congregación, en la entrada de la Tienda de Encuentros, y dijeron: “Nuestro padre falleció en el desierto. Él no estuvo en el grupo de Koraj que estaban en contra de Di-s, de hecho, falleció por su propio pecado, y no tuvo hijos varones.

 

¿Por qué el nombre de nuestro padre debe ser eliminado de su familia por no haber tenido hijos varones? Dénos una parte de tierra entre los hermanos de nuestro padre”

Moisés llevó el caso delante de Di-s. Di-s le dijo a Moisés lo siguiente: “Las hijas de Tzelafjad hablaron correctamente. Seguro debes darles una porción de tierra entre los hermanos de su padre, y transferirles la herencia de su padre a ellas” (Números 27:2-7)

De hecho, en su mérito, las leyes de herencia siguen este precedente. Desde ese momento, uno que fallece sin hijos varones, las hijas heredan sus pertenencias.

El pecado de Tzelafjad

Las hijas describen que la muerte de su padre fue “por su propio pecado”. El Talmud trae dos opiniones sobre cuál fue ese pecado, igualmente los dos están de acuerdo en que fue hecho con buenas intenciones.

Una visión es de que Tzelafjad estaba entre los Maapilim, los Judíos que después de que Hashem haya decretado los cuarenta años en el desierto, volvieron a guerrear para entrar a la Tierra de Israel. Éstos fueron matados por los Amalekitas y Cnaanitas, pero sus intenciones fueron buenas.

La segunda opinión es que Tzelafjad fue el hombre ejecutado por violar el Shabat juntando madera. Aquí también, el Midrash atribuye intenciones positivas a su acto.

Según este Midrash, Tzelafjad había escuchado a algunos Israelitas decir que su sentencia de deambular significaba que tampoco tenían que cumplir con los mandamientos. Para mostrarles que estaban equivocados, violó el Shabat, dando una lección que le costaría su propia vida.

Cualquiera haya sido el pecado de Tzelafjad, no era tan severo como para que su nombre fuera eliminado de las páginas de la historia Judía. Al contrario, gracias a sus hijas, su nombre tiene connotaciones positivas.

Las hijas de Tzelafjad

A pesar de que no fueron dados muchos detalles sobre ellas, una lectura cuidadosa de las fuentes nos provee una imagen de inteligencia

La inteligencia de las hermanas era evidente de su clara presentación de su caso. De hecho, Di-s mismo aprobó sus argumentos diciendo: “Las hijas de Tzelafaj han hablado correctamente”

En varios lugares en donde aparecen escritos los nombres de las cinco hermanas, aparecen en diferentes orden. Esto es para demostrar que las cinco eran iguales en sabiduría y justicia.

También se nos ha dicho que a pesar de que se casaron tarde, todas fueron bendecidas con hijos.

Las hijas de Tzelafjad representan el amor de las mujeres judías por la Tierra de Israel. Nuestros Sabios notan el contraste entre los hombres, que tenían miedo de entrar y lloraron “déjanos poner un lider y volver a Egipto”, y las mujeres que estaban ansiosas en poseer la tierra y hasta demandaron una parte en ella.

Desarrollos posteriores

Poco tiempo después de los eventos descritos anteriormente, los parientes de Tzelafjad se acercaron a Moisés con otra preocupación: Si estas mujeres se casaban con alguien de otra tribu, sus tierras luego se transferirían a la posesión de sus hijos (que no pertenecían a esa tribu), y se perdería de la tribu de Menashe. Moisés transmitió de Di-s la respuesta: de hecho, las hijas de Tzelafajd sólo se podrían casar con hombres de su tribu. Las cinco se casaron con sus primos.

Por catorce años, cualquier mujer que heredara la propiedad de su padre podía casarse sólo con alguien de su misma tribu.

Luego que la tierra fue conquistada y dividida, ésta ley dejó de cumplirse, y podían casarse con quien quisiesen. Esto se declaró oficialmente como una ley el 15 de Av, y esa es una de las razones por la cual celebramos ese día.

Por: Mendy Kaminker

¿Por qué tengo que saber todo sobre el Tabernáculo?

El significado del Arca (Arón) en el Mishkán

Por Israel Cotlar

PREGUNTA:

Durante las pasadas semanas me ha sido muy difícil concentrarme en las lecturas semanales de la Torá. Me encuentro hojeando los intrínsecos detalles de la construcción del Mishkán, el Tabernáculo móvil que los judíos habían construido en el desierto.

No soy un historiador, ni arquitecto, y no estoy muy interesado en cuántos hilos han sido cosidos. ¿Cómo me reconcilio a lo tedioso de estos versículos? ¿Qué se supone que debo aprender de estas enseñanzas?

RESPUESTA:

Me alegra que lo preguntes. Es un signo de que estás estudiando la porción semanal de la Torá correctamente, fijándote en lo que te enseña hoy, y no simplemente dando vuelta las páginas como si la Torá fuese un Libro de Historia Judía.

Comencemos por un principio general:

La Torá sólo menciona aquello que sirve como lección para siempre. 

Así es que, el hecho de que la Torá nos cuente sobre el Mishkán con tanto detalle significa que hay mucho para aprender de ello.

La clave aquí es que cada ítem en el Mishkán físico tiene su contraparte en nuestras propias vidas, el “Mishkán” privado que cada uno construye dentro suyo. 

El versículo mismo sugiere esto cuando da la primera instrucción al pueblo judío sobre el Mishkán: “Harán para Mí un santuario y Yo moraré dentro de ellos”. ¿Por qué el cambio de singular a plural? Rabí Ieshaia Horowitz (1558-1628), conocido como el Shaló, explica que el versículo no dice que Di-s morará “dentro de cada uno”, refiriéndose al Mishkán, sino que dice “en medio de ustedes”, refiriéndose al Mishkán que hay dentro de cada uno de nosotros.

Las enseñanzas de los Jasidim están llenas de conexiones entre los intrínsecos detalles de la construcción del Mishkán y los contenidos, y el Mishkán personal que hacemos en nuestras vidas.

Tomemos un ejemplo: el Arca.

El Arca misma estaba hecha de madera. Y, el versículo (Éxodo 25:11) nos dice: “Y le harás una capa de oro puro, por dentro y por fuera”.

Los judíos cumplieron con esta directiva al hacer tres cajas metidas una dentro de otra. La caja más grande y visible estaba hecha de oro puro. Dentro de ella, había una caja de madera de acacia. Luego una segunda caja de oro era puesta dentro de la de madera. Así, la caja de madera del medio estaba cubierta de oro por fuera y por dentro.

¿Qué nos enseña esto sobre nuestro Mishkán personal?

Nosotros también tenemos tres capas:

La dimensión más interna del alma es de “oro puro”. Esta es nuestra “chispa Divina”, aquella parte de nuestro subconsciente que nunca puede ser contaminada, como el oro, que es un elemento inorgánico no sujeto a cambios.

Después, viene una parte más visible de nuestra alma: nuestra personalidad. Sentimientos, actitudes, humores…la parte de nosotros que fluctúa constantemente. Como la madera, que puede ser exquisita y bella (nuestros momentos espirituales, ideales), o putrefacta (los momentos llenos de depresión y deseos negativos).

Finalmente, está nuestra arca externa, aquella visible para todos: nuestro comportamiento. Idealmente, esto también es de oro.

Hay dos lecciones aquí:

Reconocemos que la capa del medio hecha de madera, tiene sus momentos oscuros. Y está bien. Sin embargo, se nos instruye controlar nuestras tentaciones y mostrar un oro brillante. A pesar de lo que pasa adentro, nuestras acciones están bajo jurisdicción.

Nunca debemos sentirnos hipócritas cuando hacemos una buena acción. Al contrario, es el nivel del medio que no es nuestra verdadera esencia; el oro que mostramos afuera simplemente refleja quienes somos en nuestro nivel más profundo.

Esto es sólo un ejemplo. Hay incontables lecciones para aprender del diseño del Arca. Lo mismo ocurre con los otros recipientes, así como con todo el diseño del Mishkán. Así que puedes ver, que con un poco de esfuerzo y estudio, estos versículos pueden ser entendidos, de hecho, como si te hablaran directamente a ti.

El fallecimiento de Aharón

La Nube de Gloria permaneció varios meses en Kadesh, en el límite de la tierra de Edom. Luego se elevó y condujo a Benei Israel en un desvío alrededor de la tierra de Edom. Ella vino a descansar delante de la montaña de Hor Hahar. El nombre “Hor Hahar” significa “montaña de una montaña”. 

Ella era realmente una colina descansando sobre la cima de otra, y se asemejaba a una pequeña manzana sobre la parte superior de una grande.

Usualmente la Nube de Gloria achataba todas las colinas y montañas en el desierto para que Benei Israel pudieran viajar sobre un sendero parejo. No obstante, Hashem dejó en pie tres montañas:

Har Sinai, por la entrega de la Torá; Har Nevó, para servir como lugar de entierro de Moshé y Hor Hahar, para volverse el lugar de entierro de Aharón.

Hashem preservó también a estas montañas como un recordatorio de que había habido muchas colinas como éstas en el desierto. Los judíos entonces apreciarían la bondad del Todopoderoso en nivelar las montañas por su bien.

Cuando ellos arribaron a Hor Hahar, Hashem anunció a Moshé: “Aharón será reunido con su pueblo. Su alma se unirá a aquéllas de otros tzadikím (justos) en Olam Haba (mundo por venir)”.

“Informa suavemente a Aharón que él está a punto de partir de este mundo porque pecó en Mei Merivá. Su hijo Elazar lo sucederá como Cohén Gadol. Quien deja un hijo para tomar su lugar es considerado como si no murió”.

Hashem escogió revelar las noticias a Aharón mediante Moshé, antes que comunicarlas Él mismo, como si afirmara, “Yo estoy avergonzado de decírselo”.

Al recibir las órdenes de Hashem, Moshé rogó, “Señor del Universo, ¿no puede Aharón permanecer vivo en el lado oriental del Jordán?”.

“Imposible”,- replicó el Todopoderoso – “El estar vivo impide a Benei Israel entrar a la Tierra. ¿Deseas que él viva a ese precio?”.

Moshé todavía continuó orando:  “Señor del Universo, ¿cómo puedo yo decir a mi hermano, Tu tiempo ha llegado?”.

Replicó Hashem, “Es un honor para él ser informado por ti. Dile, ‘Cuan afortunado eres tú que yo y tus hijos te atendemos en tu última hora. (¿Quién cuidará de mí cuando yo esté a punto de morir?) Más aún, tu hijo tomará tu lugar (y el mío no lo hará).

“Además, Aharón no morirá por medio del Ángel de la Muerte. Cuando Aharón arriesgó su vida quemando ketoret en medio del pueblo a fin de detener la plaga, Yo decreté que el Ángel de la Muerte no tendría poder sobre él. Yo Mismo recogeré su alma.”

Cuando Moshé comprendió que el decreto de Hashem era irrevocable, obedeció sin demora.

A la mañana siguiente él le acordó a Aharón público honor. Antes que caminar al Ohel Moed en la acostumbrada formación- Aharón a la derecha, Elazar a la izquierda, los nesiím (líderes de las doce tribus)  flanqueándolos a ellos a ambos lados, y el pueblo detrás de ellos- Moshé le ordenó a Aharón caminar en el centro, donde Moshé usualmente caminaba.

El pueblo se preguntaba por qué se le acordaba a Aharón honor especial. Ellos supusieron que a Aharón se le había concedido ruaj hakodesh (inspiración Divina) en lugar de Moshé.

Cuando la procesión arribó al Mishkán, Aharón quiso entrar para realizar el diario Servicio matinal.

“Espera,” dijo Moshé, “Hashem ordenó que tú no realizarás la avodá hoy.”

“¿Qué ha ordenado Él?” preguntó Aharón. “Ascendamos a Hor Hahar, y te lo contaré,” replicó Moshé. Al pie del monte, Moshé ordenó a los nesiím esperar. Sólo él, Aharón, y Elazar ascendieron.

Otra vez Aharón interrogó, “¿Qué ha ordenado Hashem?” “Hermano mío,” Moshé presentó cautelosamente el tema,

“¿eres consciente de retener un depósito el cual el Todopoderoso puede querer de regreso?”

“Mi hermano Moshé,” replicó Aharón, “el Mishkán entero y sus santas vasijas están bajo mi cargo. ¿He fallado en la avodá?”

Moshé intentó un abordaje más directo. “¿Te ha confiado el Todopoderoso una luz?” preguntó él a Aharón.

“No sólo una,” replicó Aharón, “todas las siete luces de la menorá son mi responsabilidad.”

“Esto no es lo que yo quise significar,” dijo Moshé. “¿Quizá El te confió a ti algo que se asemeja a una luz?”

“‘ El alma del hombre es la vela de Hashem'” (Mishlé 20:7), replicó Aharón. “¿Implicas que mi tiempo de fallecer ha llegado?”

“Sí,” dijo Moshé, y, colocando sus manos sobre su corazón, él clamó, “‘Mí corazón está dolido dentro de mí, y los temores de la muerte han caído sobre mí'” (Tehilím 55:5).

Sobre la cima de la montaña se hallaba preparada una cueva, y en ella una cama y una vela ardiendo.98

Hashem instruyó a Moshé, “Transfiere las vestimentas sacerdotales de Aharón a su hijo Elazar, quien lo sucederá como sumo sacerdote.” Cuando Moshé oyó este mandamiento él no supo cómo realizarlo. Estaba prohibido vestir al Cohén Gadol en cualquier otro orden excepto el prescripto: primero la ropa interior, y luego las exteriores. A fin de vestir a Elazar en el orden correcto, él tendría que desnudar a Aharón de todas sus vestimentas, incluso su ropa interior.

“No temas,” dijo Hashem a Moshé, “procede, y Yo haré Mi parte.”

Los milagros que el Todopoderoso realizó para Aharón cuando él estaba a punto de morir fueron más grandes que aquellos durante la vida entera de Aharón. Cuando quiera que Moshé removía una de las vestiduras sacerdotales de Aharón, él lo encontraba vestido debajo con una correspondiente vestimenta Celestial, así que el cuerpo de Aharón nunca fue desnudado. Después de que Moshé hubo removido todas las ocho vestimentas del sumo sacerdote, Aharón vestía ocho correspondientes vestimentas celestiales.100

Luego Moshé le ordenó a Aharón, “¡Acuéstate sobre el lecho!” Aharón lo hizo.

“Cierra tus ojos,” ordenó Moshé. Aharón los cerró.

“¡Extiende tus pies!” ordenó Moshé. Aharón obedeció.

La Shejiná (Divinidad) descendió, y el alma de Aharón fue atraída hacia ella con felicidad y regocijo, retornando anhelantemente a su fuente (mitat neshiká).

Dado que la partida del alma por mitat neshiká (“un beso Divino”) es un sublime y santo espectáculo, el alma de Aharón partió en aislamiento en una cueva. A nadie además de Moshé y Elazar se le permitió observar la gran escena.102

Moshé anhelantemente exclamó, “¡Cuan afortunada la persona que muere de esta manera!”

Hashem concedió más tarde el deseo de Moshé de experimentar esta muerte.

El Todopoderoso ordenó a Moshé y Elazar, “Ahora abandonen la cueva.” Tan pronto como ellos partieron, su entrada se cerró.

Cuando Moshé y Elazar retornaron, el pueblo no podía comprender qué había sucedido. Ellos habían visto a tres personas ascender la montaña, y ahora sólo dos descendían.

Toda suerte de rumores y sospechas relativas al destino de Aharón se suscitaron.

“¿Dónde está Aharón?” fue interrogado Moshé.

“El falleció,” replicó Moshé.

Esta afirmación se encontró con total descreimiento. El pueblo dijo amenazadoramente a Moshé, “¡No nos digáis que el Ángel de la Muerte tuvo poder sobre Aharón, quien lo controlaba y le impedía matar judíos! ¡Traed a Aharón de regreso inmediatamente, o nosotros lo lapidaremos!

“Nosotros conocemos tu estricta disposición. Aharón debe haber dicho o hecho algo que vos considerasteis pecaminoso, ¡y vos decretasteis la pena de muerte sobre él!

La falsa sospecha lanzada sobre Moshé invitaba al castigo Celestial. Inmediatamente después el pueblo judío fue atacado por Amalek.

Moshé oró a Hashem ser absuelto de sospecha.

El Todopoderoso ordenó a los ángeles traer el ataúd de Aharón y mostrarlo al pueblo. Ellos tuvieron una visión del ataúd de Aharón flotando en el aire. Después de eso, aceptaron su muerte.

El duelo por él fue intenso. Duró treinta días e incluyó a todos los miembros de la nación, hombres, mujeres, y niños.

Los cielos, también, hicieron duelo. Di-s y Sus huestes ] Celestiales ensalzaron a Aharón, proclamando, “La Tora de Verdad estaba en su boca e iniquidad no era encontrada en sus labios: él caminaba conmigo en paz y rectitud. Porque los labios del cohén ; (de Aharón) mantenían conocimiento y ellos buscaban Tora desde su boca, porque él era como un ángel del Señor de las huestes” (Malají 2:6-7).

¿Por qué fue Aharón tan grandemente llorado?

Aharón disfrutaba de gran popularidad porque él amaba la paz y perseguía la paz.

Mientras caminaba por el Campamento, saludaba a cualquier judío que encontraba con una amplia sonrisa y cálidas palabras, aún si esa persona era un rashá (malvado). Inmediatamente, cualquiera que había cometido o estaba a punto de cometer un pecado, pensaba, “¿Por qué Aharón (el Cohén Gadol, el más grande dignatario de Kelal Israel) me saludó? Obviamente él piensa que yo soy un tzadik (justo).” Avergonzado de que su verdadero carácter no conformara la imagen percibida por Aharón, la persona resolvía mejorar su conducta.

Cuandoquiera que Aharón oía que dos judíos habían peleado, él visitaba a uno de ellos y decía, “¿Sabéis cuan apenado está vuestro anterior amigo de que él ya no se lleva bien con vos? El se sienta en casa, golpeando su pecho con su puño y rasgando sus vestimentas apenado por la desavenencia entre ustedes dos, ¡pero está demasiado avergonzado para decíroslo!” Luego Aharón visitaba a la otra parte y le contaba lo mismo. La próxima vez que los dos se encontraban, ellos se abrazaban, se besaban uno al otro, y estaban reunidos.

Si Aharón oía de una fricción entre un marido y su esposa, no descansaba hasta que él los había reconciliado. Si se le contaba acerca de dos partes que tuvieron una discusión, encontraba un compromiso para resolver la materia.

Aharón falleció a la edad de 123 años, en el primero de Av, de 2.487.

Kelal Israel había estado protegido por las Nubes de Gloria en su mérito; con su muerte, ellas desaparecieron.

¿Alguna vez lo penso así?

REFLEXIONE: El tiempo parece estar dividido en tres partes: ayer, hoy y mañana.

¿Son realmente tres momentos separa‐dos o todo el tiempo es uno solo? El capitán que está parado sobre el puente del barco, tiene una vista panorámica.

Cuando mira al horizonte, ve una isla rodeada de agua. Todo es una sola escena.

El pasajero, que está debajo, mira el horizonte a través del ojo de buey. Primero ve el agua. Luego, a medida que el barco viaja y avanza, ve la tierra y finalmente cuando el barco sigue su marcha, ve agua otra vez. Estas parecen ser tres escenas separadas a su entender. Lo que desde abajo parece ser “tres”, desde arriba se ve como “una”.

REFLEXIONE:

¿Por qué los justos son “barridos” junto con los malvados? Cuando una persona pisa un clavo y no presta atención a ello, la infección corre a toda la pierna. ¿Por qué la pierna debe sufrir por lo que hizo el pie? Obviamente, el cuerpo humano es una sola cosa, y como tal debe cosechar la recompensa como así también el castigo.

La persona ha pisado el clavo y la infección e hinchazón se propagan a todo el cuerpo. Si hubiera atendido primero su pie, la pierna no tendría que sufrir. Lo mismo sucede con la humanidad. Somos responsables por cada uno y sufriremos aunque nuestro único pecado sea el no haber cuidado de nuestro hermano.

REFLEXIONE:

El rey sabe lo que su hijo puede lograr, pero lo somete a una prueba, para que el propio hijo conozca lo que puede alcanzar. Es por eso que Di‐s le pregunta a Adam, en el Edén: “¿Dónde estás?”. ¿Acaso Di‐s no sabía dónde estaba Adam?.

Por supuesto, pero Adam no sabía dónde se encontraba Adam (espiritualmente) Para que el hombre pueda realizar esa prueba, le fue entregado el libre albedrío. “Elegirás la vida para que vivas”. Elegirás la muerte y morirás.

Si no existiera el libre albedrío, seríamos todos ángeles, parados sólo sobre una pierna (sin lo correcto y lo incorrecto) Y entonces no sería necesario crear este mundo, con su aparente dualidad, donde el hombre camina sobre dos piernas..

Sefer Bamidbar

Este shabat iniciamos la lectura del cuarto libro de la Torá: Bamidbar, el libro de Números.

Conozca los temas centrales de este libro.

El Libro de Bamidbar -Números- trata en especial acerca de los años de travesía del Pueblo de Israel por el desierto, desde el segundo año del éxodo de Egipto hasta el cuadragésimo año, en que acampan en los llanos de Moav, al este del Jordán, previo a su ingreso a la Tierra Prometida.

Nuestros Sabios lo llaman el Libro de los Censos, por los distintos censos a los que hace referencia.

Nuevamente se destaca en este Libro la obra y la personalidad del gran Moshé, quien tras haber sacado al Pueblo de la esclavitud en Egipto, lo organiza socialmente y lo conduce hasta las puertas mismas de la Tierra Prometida

Moshé es el gran líder, mediador y estadista, aquel que siempre está dispuesto a salir en

defensa de su pueblo ante Hashem, a cualquier costo, motivado por su gran amor a

Israel.

Toda aquella generación fallece en el desierto, sólo sus hijos ingresan a la Tierra Prometida. Se trata de un duro golpe, una encrucijada en la historia de Israel. Pero de aquellas encrucijadas de las que uno emerge con más fuerza, lejos de dejarse caer en el desánimo, el Pueblo se fortalece, se reivindica, refuerza su conexión con Hashem, y se encamina firme y decididamente a la Tierra que le fuera prometida a sus ancestros. Pues en efecto, como lo declara el versículo, el Pueblo de Israel es un pueblo testarudo, pero testarudo en sentido positivo es un pueblo empecinado; sí, empecinado en procurar el bien y mantenerse fiel a Hashem. Y por eso Él está siempre dispuesto a perdonarle sus eventuales deslices.

Es interesante destacar la distribución del campamento israelita durante su travesía: Al centro, los Levitas con el Tabernáculo conteniendo las Tablas del Pacto. Y todo el pueblo alrededor. La Torá es el eje -alma mater- alrededor del cual gira el Pueblo de Israel, es ella la que le otorga a los israelitas su status de Pueblo. Y así ellos lo entendieron.

Extraído de “Torat Emet”, Ediciones Keter Torá.

El Rey David

Shavuot es el aniversario del fallecimiento del Rey David.
¿Quién fue? ¿Quiénes fueron sus antepasados? 
¿Por qué decimos “DAVID, REY DE ISRAEL, VIVE Y EXISTE”,  “DAVID MELEJ ISRAEL JAI VE KAIAM”?

 

LOS ANTEPASADOS DEL REY DAVID

Cuando David nació en Bet-Lejem en la tierra de Iehudá -Judea- (en el año 2854 luego de la Creación -906 antes de la Era Común) estaba diez generaciones distante de Iehudá, uno de los doce hijos de Iaacov.

David pertenecía a la familia real de su tribu, que dio a Israel muchos príncipes y líderes. Uno de los remotos antepasados de David, Najshon, hijo de Aminadav, se hizo famoso en el Cruce del Mar Rojo, luego de la liberación de Israel de manos de los egipcios.

Fue el primero en saltar al mar, ante lo cual se dividió éste para dar paso a los israelitas.

Desde entonces, Najshón fue el más venerado de todos los príncipes de Israel. También fue el primero en traer sus ofrendas al Mishkán (Santuario Móvil del Desierto) que fue erigido al año siguiente.

El bisabuelo de David, Boaz o Ivtzán, fue el décimo Juez de Israel. Estos fueron los líderes de Israel durante el período que corre entre Iehoshúa y el Rey Shaul. Boaz, siguiente a Iftaj -Ieffe-, fue el décimo y gobernó durante siete años (2785-2792). Fue uno de los hombres más Sabios, grandes y piadosos de su generación. Sus posesiones eran muchas, y su generosidad fue famosa.

Cuando Boaz llegó a los ochenta años, se casó con Ruth, por quien un libro de la Torá (que también se acostumbra leer en algunas comunidades) lleva su nombre. Ruth era miembro de la real familia Moabita.

Su abuelo era el poderoso rey Eglón de Moav y, sin embargo, Ruth prefirió transformarse en una común mujer judía en lugar de en una princesa real de Moav. Todos sus sufrimientos y desgracias no hicieron vacilar la gran devoción que sentía hacia su nuevo pueblo. Aún entre las modestas y hermosas doncellas de lehudá, Ruth sobresalía por sus encantos propios; su modestia, su piedad, su devoción y su desinterés, se hicieron célebres.

¡Cuán ricamente fue recompensada! Se convirtió en una princesa de Israel – la esposa del Juez gobernante y la tatarabuela del Rey David. Vivió lo suficiente como para ver no sólo el glorioso reino del Rey David, sino también a Salomón ascender al trono de un Israel fuerte y glorioso.

A través de los años, las grandes tradiciones de la noble familia, hasta Iehudá y Iaacov, fueron preservadas por la Casa de Ishai, padre de David. He aquí una casa de sabiduría, piedad, bondad, generosidad y riqueza. Y los rasgos más nobles de sus célebres y grandes antepasados, fueron otorgados a David.

EL REY DAVID – AUTOR DE LOS SALMOS

No fue como el gran guerrero o el poderoso monarca que David ganó el eterno cariño de nuestro pueblo, y de todos los pueblos de la Tierra, sino como autor del Libro de los Salmos (Tehilim) “ Poesía Más Dulce de Israel”.

El Rey David continuó el aprendizaje tradicional de la Torá, siendo el sucesor espiritual del profeta Shmuel -Samuel-. Se rodeó de un grupo de profetas y sabios, y juntos estudiaron la Torá. No se preocupó de los placeres de la vida y el confort que su palacio real le brindaba y, a diferencia de otros reyes, se levantaba antes de la salida del sol para orar y cantar salmos de alabanza a Di-s, el Rey de los Reyes.

Los Salmos son himnos de alabanza al Di-s Todopoderoso, Creador del Universo. Hablan de la grandeza de Di-s, Su bondad y misericordia; Su poder de justicia. David derrama todo el contenido de su corazón en estos Salmos y da fe de su sincera y pura confianza depositada únicamente en Di-s. Muchos de los Salmos son oraciones y súplicas a Di-s que el Rey David decía en tiempos de peligro.

Algunos contienen buenos consejos, mostrando el verdadero camino de la felicidad a través de la virtud y el cumplimiento de los mandamientos de Di-s. De esta manera, los Salmos reflejan con asombrosa exactitud todos los variados incidentes que pueden ocurrir en la vida, tanto al individuo, como a toda la nación judía en carácter de sociedad. Verdaderamente, a través de la historia de David, su exilio y persecución, sus luchas y eventual triunfo, el pueblo judío, colectiva e individualmente puede encontrar un ejemplo y una profecía de su propia vida. No es de extrañar que el Libro de los Salmos ha servido, pues, a través de las edades y hasta el día de hoy, como fuente infinita de inspiración, coraje y esperanza.

LOS SALMOS

Entre los veinticuatro libros que componen el Tanaj, el Libro de Tehilím – Salmos- es el primero de los “Ketuvim” -la tercer parte del Tanaj, los Hagiógrafos-.

El orden de este último sector del Tanaj es el siguiente: Tehilím -Salmos-, Mishlei -Proverbios-, Iyov -Job-, las 5 Meguilot -Rollos (de Ester, Rut, etc.)- Daniel, Ezra -Esdras-, Nejemia -Nejemías- y Dibrei Haiamim—Crónicas-.

El Libro de los Salmos contiene, en su mayoría, cánticos de alabanza al Creador del mundo. Expresan la maravillosa e infinita Sabiduría Divina, y Su inmenso poderío, revelados a través de la naturaleza, a cada paso.

“Los cielos narran la gloria de Di-s y la obra de Sus manos dice el firmamento” expresa el Salmista en su plegaria y mientras continúa profundizando en las maravillas de la naturaleza, arriba a la conclusión de que “¡Cuán incontables son Tus obras, oh Di-s, todos las has hecho con sabiduría!”.

Muchos capítulos de esta obra hablan de la rectitud y equidad de Di-s, otros expresan el reconocimiento humano por el bien que emana del Creador, Su bondad y misericordia. Su constante Supervisión individual con cada una de Sus criaturas, desde la más grande hasta la más insignificante. A la par que medita sobre los intrínsecos caminos de la Supervisión Divina, el hombre se impregna de un sentimiento de seguridad, consciente de que el Todopoderoso no conoce descansos, estando siempre preparado y dispuesto a ayudarle. Este sublime pensamiento es reflejado por el Rey David cuando dice: “Di-s es mi pastor, nada ha de faltarme” o “Di-s es mi luz y mi salvación, ¿de quién he de temer?”.

Siguiendo este curso de pensamientos, el hombre llega a una concepción de su pequeñez. Empero, mano a mano, reconoce su responsabilidad como corona de la Creación, descubriendo cómo cada uno de sus actos tiene una resonancia en todos los planos del universo.

“Cuando he de observar Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que has establecido ¿qué es el hombre para que lo recuerdes, qué significa el ser humano para que lo rememores? (Salmos 8:5-6) Este tipo de pensamientos lleva al hombre a sentir un temor reverencial, un profundo amor a Di-s, incentivándolo en la búsqueda de la superación, imponiéndole metas más elevadas y puras, hasta que éste llega a un estado de éxtasis espiritual.

Otro de los aspectos que se detallan en los Salmos es el que comprende al arrepentimiento proveniente de lo más recóndito del corazón; la súplica acompañada de pedidos de perdón por las acciones que no son bien vistas a los ojos del Creador.

En otros capítulos se recalca la importancia que denota el fiel cumplimiento y observancia de los preceptos de la Torá, la perseverancia del hombre en la adquisición de buenas cualidades, llevadas a la práctica.

El capítulo 119 de los Salmos, el más largo de todos los libros del Tanaj, sigue el orden correlativo de las letras del abecedario hebreo, repitiéndose cada versículo -que comienza con una letra específica del abecedario- ocho veces.

Este capítulo tiene 176 versículos. Cada uno de estos versículos expresan, de algún modo, un aspecto de la Torá y las Mitzvot, utilizando diferentes expresiones: testimonio, camino, ordenanzas, decretos, preceptos, leyes-, etc.

En adición a los Salmos de orden individual, muchos de ellos son manifestaciones colectivas, en nombre de todo Israel, como cántico de agradecimiento ante situaciones históricas específicas, como el Éxodo de Egipto, la Revelación Divina ante el Monte Sinaí, etc.

El Libro de Tehilim contiene 150 capítulos y está dividido en cinco sublibros, cada uno correspondiente a uno de los libros del Pentateuco.

Asimismo, este Libro está también dividido -independientemente de la división mencionada- en siete partes, de acuerdo a los días de la semana.