Recibir por mérito propio

“Y será- eikev- como consecuencia de que escuchareis” (Devarim 7:12)

Existe entre amigos el fenómeno de sellar un pacto o de juramentarse el uno al otro. El objetivo del pacto o del juramento es brindar fortaleza eterna al amor existente entre ambos. Un hombre que sella un pacto con su compañero y le jura fidelidad, se compromete con ello a sostener el vínculo pase lo que pase.

En el comienzo de nuestra Parshá, la Torá abre con las palabras (1): “Y será como consecuencia de que escuchareis a estas leyes”, y promete por ello la retribución de “y cuidará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados”. Se plantea aquí la pregunta: ¡¿El pago es por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos, el judío se hace acreedor de ello como consecuencia de su trabajo y no por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas; y si la retribución es en mérito al pacto y al juramento, esta paga Di-s la debe dar en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá?! (la formularía de otra forma)

¿El judío es gratificado por haber cumplido con los deberes de la Torá y sus preceptos o por el pacto y el juramento que tuvo lugar con nuestros Patriarcas?, ¿Si la retribución es en mérito al pacto y el juramento, Di-s debería darla en todo caso y no condicionarla a la observancia de la Torá, o si?

NO UN REGALO GRATUITO

La explicación de ello es que es verdad que la recompensa es en mérito al pacto y al juramento, pero para recibir una recompensa tan elevada se requiere de una introducción previa de “eikev” que es “escuchareis”. El Altísimo no desea que el flujo de bendición que Él derrama sobre Sus criaturas sea en carácter de “pan de favor” (que también se califica como “pan de la vergüenza” (2) ). Para que el hombre se haga acreedor del verdadero y completo bienestar, el Altísimo fijó que también aquello que es dado como un regalo de Arriba, requiera de una acción humana previa, y entonces recepcionará infinitamente más de lo que le corresponde a su accionar.

¿Cómo se hace uno acreedor de este flujo superno? 

Dice la Torá: “y será ‘eikev’ que escuchareis”. El término “eikev” utilizado aquí para decir “como consecuencia”, es de uso inusual en el texto bíblico. Por eso se explica que hay aquí dos intenciones: a) se refiere (3) esto a los preceptos livianos “que el hombre trilla con su talón”- talón en hebreo se dice “akev”; b) este es el cumplimiento de los preceptos en el final del exilio (4), en la época de ‘ikveta de Meshijá’- los talones del Mashiaj, los últimos momentos del exilio.

LOS TALONES DEL MASHIAJ

El aspecto en común de estas dos interpretaciones es que se trata del cumplimiento de preceptos cuando el hombre no percibe tanto la luz de los mismos: no siente la virtud de los preceptos livianos, de la de la misma manera que en la época de los talones del Mashiaj no se siente la luz sagrada de la Torá y sus preceptos. En esta situación los preceptos se cumplen como consecuencia de aceptar el Yugo Divino y someterse a Él, pero no por entender y sentir interiormente el precepto.

Sin embargo, resulta que este tipo de cumplimiento de los preceptos posee una virtud muy grande. Cuando un judío cumple los preceptos por entendimiento y comprensión, y por ende los siente, en esto no se nota tanto el Servicio a Hashem, puesto que en esencia hace lo que él desea y siente que debe llevarse a cabo. Pero cuando el judío cumple la mitzvá por aceptación y sumisión al Yugo Celestial, y se siente a las claras que él es un servidor de Hashem y por ende ejecuta la Voluntad del Altísimo.

ACEPTACIÓN DEL YUGO

El cumplimiento de los preceptos por aceptación total del Yugo Divino y a partir de la anulación a Hashem- sin mezclar en ello la lógica y los sentimientos personales- llega a los niveles más elevados, hasta el Altísimo mismo, en Su Gloria y Esencia, y por ende causa la revelación del pacto y el juramento que Hashem juró a los Patriarcas.

Esta es la virtud del cumplimiento de la Torá y sus preceptos en nuestra época, cuando no vemos ni sentimos tanto la revelación Divina- puesto que es a través de la aceptación del Yugo Celestial específicamente alcanzamos los niveles espirituales más excelsos.

(Likutei Sijot tomo 9, pag. 71)NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Ver Tana debi Eliahu Rabá Parshá 20 Likutei Torá Vaikrá 7:4 3.Rashi al principio de nuestra Parshá 4.Or HaTorá principio de esta Parshá.

La mezuzá

Una mezuzá (מְזוּזָה) es un rollo de pergamino en el que el Shemá está escrito a mano por un escriba experto.

Una mezuzá colocada en el lado derecho del marco de la puerta de una casa judía nos recuerda a Di-s y a nuestra herencia. 

También invita al cuidado vigilante de Di-s sobre el hogar. Una mezuzá kosher en las puertas de una casa u oficina protege a los habitantes, ya sea que estén dentro o fuera.

“Escucha, Israel : Di-s es nuestro Di-s , Di-s es uno” ( Deuteronomio 6:4) .

 Las palabras del Shemá constituyen la declaración más básica del judaísmo: que Di-s es nuestro Di-s, una presencia real en nuestras vidas; y que Di-s es uno, la verdad singular, absoluta y omniabarcante de nuestra existencia.

El significado místico de la mezuzá

La mezuzá es una de las pocas mitzvot (mandamientos divinos) para las que la Torá establece su recompensa. En este caso, la recompensa es una larga vida para uno mismo y para los hijos: 

Y las grabarás en los postes (” mezuzot “) de tu casa y en tus puertas, para que tus días y los días de tus hijos se prolonguen sobre la tierra que el Señor juró dar a tus padres, mientras los cielos estén sobre la tierra ( Deuteronomio 11: 20-21).

Según los Tosafot y el Shulján Aruj , la función principal de la mezuzá es proteger la casa del mal. Debido a este atributo, la mezuzá ha sido llamada “el escudo de armas de la caballería de Di-s “.

Para comenzar a comprender el mecanismo de este efecto de la mezuzá, primero debemos ahondar en el concepto mismo del mal.

FUENTE

Una representante de Lubavitch, a quien conozco personalmente, dictaba clases usualmente de materias sobre judaísmo, y se contactó con varias mujeres judías del área. Una de ellas, concurría a sus clases de Torá y era una estudiante de la universidad local. Cuando la estudiante expresó su deseo de tener una Mezuzá, la pareja jasídica fue a su departamento, situado en un gran edificio, donde la mayoría de sus habitantes no eran judíos. Colocaron las Mezuzot Kasher en cada una de las puertas, y por supuesto, fijaron una en el marco exterior de la puerta de entrada que da al pasillo del edificio.

Un tiempo después, mi amiga tuvo la oportunidad de visitar nuevamente a la estudiante. Pero cuando se aproximó al departamento no vio la Mezuzá. Al entrar notó que la chica había cambiado el lugar de la misma. En lugar de en la parte exterior de la puerta, la reubicó del lado interno, cosa que sea visible sólo del lado de adentro. Como respuesta a la mujer, la estudiante le explicó que a veces tiene visitas en casa, y entre ellas hay un grupo de mujeres judías que la criticaron por poner la Mezuzá en un lugar público. 

Le dijeron que no era necesario, e incluso agradable exponer un símbolo judío en la cara de cada uno que pasa, y aparentemente la ridicularizaron.

¿Por qué tenía ella que llamar la atención así e irritar a sus vecinos no judíos? La pobre estudiante no sabía qué hacer. Ella sabía que la Mezuzá debe colocarse en la puerta, pero ¿qué diferencia habría sobre qué lado ponerla? Nada estará mal si la corremos unos centímetros… 

La mujer no le contestó directamente, pero le molestó que en estos tiempos un judío se sintiera intimidado, y no mostrara su judaísmo públicamente. Como no deseaba ser dura, decidió esperar el momento apropiado para discutir el tema más adelante con su joven amiga. Pero fue la Divina Providencia la que decidió por la estudiante.

Un tiempo después, la chica vino a una clase, y le comentó excitada que había vueltvo a colocar la Mezuzá en su lugar original y que ahora comprendía que no se había conducido apropiadamente al tratar de ocultar su judaísmo, y también entendía lo que es una Mezuzá para un judío.

La estudiante tenía que recibir un paquete por correo. Al no encontrarse en casa en ese momento, el cartero le dejó una nota, explicándole que había entregado la encomienda en otro departamento, conociendo que su propietario era una persona confiable. Subiendo las escaleras para recibir el paquete, se percató que se trataba de un anciano que alguna vez cruzó en el pasillo. El hombre abrió la puerta y la reconoció, invitándola a pasar para entregarle el envío. Ella agradeció la molestia y cuando estaba a punto de salir, el hombre le dice: “¡Shalom!” “¿Oh, ¿es usted judío?” dijo la joven, “jamás lo hubiera sospechado…” Inmediatamente el hombre cambió su conducta. 

Sus ojos se nublaron con amargura y angustia. Empezó a refunfuñar para sí. “Sí, un judío, una plaga en mi vida…yo soy judío, un judío desafortunado…” De a poco se volvió coherente y narró la historia de su vida: Como muchos otros, él había perdido a toda su familia en los terribles días de Hitler. Su esposa e hijos habían perdido la vida en las cámaras de gas. Era el único sobreviviente. Desde entonces su vida fue un desierto, una sucesión de días y años de soledad y dolor. Desde la guerra siempre evitó todo lo judío, hasta el punto de no revelar su verdadera identidad a otros. La chica estaba junto a la puerta sin saber qué decir. Nada le parecía apropiado. 

De repente, con una suave voz, el anciano preguntó: “¿Y por qué, hija mía, has quitado la Mezuzá de tu puerta?” Como hablando para sí, dijo el hombre: “Cuando la Mezuzá aún estaba en tu puerta, solía escabullirme hacia abajo, cuando el pasillo estaba vacío. Me paraba junto a la puerta, besaba la Mezuzá y lloraba. Mi corazón encontraba consuelo y un poco de mi dolor se iba…” 

Y eso, explicaba la estudiante, fue el motivo por el cual “retorné la Mezuzá a su correcto lugar”

(Por Y Lipmanowitz, del The Yidishe Heim)

No hay mitzvot más o menos importantes

“Y será si- eikev- escucharán” (Devarim 7:12)

En la Torá cada cosa es absolutamente exacta. También la elección de un término o una expresión específica no es casual. En el principio de nuestra parshá, la Torá elige utilizar el término “eikev” -“Y será si- eikev- escucharán”(1). Nuestros Sabios(2) Z”L de inmediato se detienen sobre esto y aprenden de ello que la Torá alude a los preceptos que poseen la connotación del “eikev” –el talón- es decir, “los preceptos livianos que las personas no toman en cuenta y los arrojan bajos sus talones”, en el lenguaje de Rashi(3): “las mitzvot livianas que la persona pisa con su talón”. Es decir, la Torá nos advierte aquí sobre la necesidad de ser meticuloso también en el cuidado de los preceptos livianos.

¿DE QUÉ TEMÍA DAVID?

A continuación de estas palabras, el Midrash relata, que el Rey David no temía por los preceptos graves; éstos sin lugar a dudas observó celosamente, y era cuidadoso en su cumplimiento. Él tenía miedo de los preceptos livianos, aquellos preceptos que “la persona pisa con sus talones”, con la posibilidad de no haberse cuidado de respetarlos como corresponde. Sobre esto dijo en los Salmos (4): “el pecado de mis talones me acosa”, es decir, tenía miedo por los preceptos livianos comparados al ‘talón’.

Cuando reflexionamos un poco en el tema surge la pregunta: ¿Por qué temió el Rey David de los preceptos livianos? ¿Acaso puede ocurrírsele a alguien pensar que David no fue cuidadoso hasta en lo más mínimo, en la observancia de alguno de los mandamientos de Hashem?

¿No fue acaso el propio Rey David quién dijo (5): “También Tu siervo se ha cuidado con ellos, al observarlos, a los (preceptos) talones, con gran intensidad”?. Vemos de aquí que David fue inmensamente cuidadoso también con los preceptos livianos. Siendo así ¿de qué es que temía?

A NO CATEGORIZAR

Debemos decir, de que no se trata aquí de dejar de cumplir estos preceptos o despreciar su cumplimiento (“que la persona pisa con su talón”). El Midrash se refiere al mismo hecho de asignar categorías a los preceptos, calificando a parte de ellos como ‘livianos’ frente a otros que son ‘severos’. La Torá nos advierte que no se haga esto.

Un judío puede cumplir toda la Torá y sus preceptos, con todos sus detalles y pormenores, sólo que siente la diferencia entre una mitzvá y otra. Ciertas mitzvot son más importantes a sus ojos mientras que otras (aunque también las observa) les parecen secundarias, de menor importancia. Ese enfoque y actitud es incorrecto (6), e incluso peligroso.

Es imposible y está prohibido juzgar los preceptos Divinos sólo con los ojos de la razón. La razón que siempre va detrás de la lógica y el entendimiento puede armar una categorización de los preceptos y ver algunos preceptos como más importantes que otros. Pero ¿de dónde surge que la lógica es la que define el valor de una mitzvá? Los preceptos los cumplimos porque fueron ordenados por el Altísimo, ¿y quién es entonces el capacitado para penetrar en el secreto del pensamiento Divino y en la profundidad de Sus intenciones?.

NO HAY DIFERENCIAS

Todo precepto es parte de la Voluntad de Di-s, de la Voluntad infinita del Altísimo, Bendito Sea. En los ojos de Hashem todos los preceptos son exactamente iguales, puesto que son parte de la Voluntad esencial de Di-s que no es divisible. Por ende, los preceptos deben ser también en nuestra visión todos absolutamente iguales y todos deben ser cumplidos en el máximo nivel de alegría, entrega y exactitud.

Sobre esto la Torá nos advierte en esta Parshá. Y nos promete múltiples bendiciones si seremos meticulosos con cuidar con entrega total y de la manera más íntegra también esos preceptos que pueden parecernos como ‘talones’. La recompensa por ello será (7): “Y guardará Hashem tu Di-s para ti el pacto y la bondad que juró a tus antepasados…”

(Likutei Sijot Tomo 19 Pág. 89)

NOTAS: 1.Devarim 7:12 2.Midrash Tanjumá nuestra parshá. Ver Likutei Torá Devarim 20:4 3.Al comienzo de nuestra Parshá. Ver Torá Ohr Bereshit 23:3 4. Tehilim 49:6. Ver explicación de Rashi sobre el versículo. Zohar Parte I 198,b y otros 5.Taanit 30,b 6.Taanit al final 7.Devarim ahí.

La boda Judía, vínculo de santidad

El 15 de Av es considerado el “día del matrimonio judío”. En honor a esta fecha, compartimos estas líneas sobre cómo prepararse para la Jupá como comienzo de una vida de amor y santidad.
Y lo más importante, que sea con ¡Mazal Tov!

Una de las cosas que visualmente distingue la boda judía, es que se realiza bajo una conopia matrimonial (que recibe el nombre de jupá), bien sea realizada bajo el cielo, al aire libre o en el interior de un recinto como la sinagoga.

Jupá en hebreo significa cubrir, acoger o proteger, y por lo tanto representa el enlace de la pareja en todos los aspectos que son compartidos en el matrimonio.

Alude a los sentimientos de amor, cariño, compañerismo, amistad y comprensión. Es el sentido de compartir una sola vida y un destino único; es el convertirse “en una sola carne”.

Se lo compara con el recibimiento de la Torá en el monte Sinaí, donde las nubes celestiales formaron una jupá para el pueblo judío.

Por lo general consiste en un manto o pedazo de tela y cuatro varas que lo sostienen, es como una casa abierta por todos los costados, como la del Patriarca Abraham, que según la tradición, tenía entrada por los cuatro costados, para recibir a los visitantes que vinieran de cualquier dirección.

También simboliza la luz Divina que rodea toda la creación; así como la jupá cubre a la pareja que se casa, esa luz rodea a todo lo que Di-s creó. En términos místicos, es la luz de la sabiduría, raíz de todo lo existente. Esta es la jojmá, la cubierta de la Merkavá.

Como la jupá pretende simbolizar una casa, en la costumbre AshkenazíAzquenazí es preferible que sea realizada al aire libre, bajo el cielo, como un símbolo y recuerdo de la promesa del Eterno a Abraham:

“Observa los cielos y cuenta las estrellas, así será tu descendencia”

Fijar la fecha de la boda

El casamiento marca el inicio de la vida en común de la pareja, y por lo tanto es conveniente realizarlo en las fechas más propicias.

Según una costumbre remota, la fecha debe fijarse, siempre que sea posible, dentro de la primera mitad del ciclo lunar, cuando crece la luna nueva, pues ello simboliza el deseo de que se incrementen la felicidad y la fortuna de la pareja, así como crece la luna. Se sostiene que no hay que cumplir con esta norma en los meses de Elul, Tishrei y Adar.

Otra de las consideraciones que hay que tomar en cuenta, es que la novia pueda sumergirse en la Mikve o Baño Ritual antes de la consumación del matrimonio; por lo tanto debe cuidar en fijar la fecha por lo menos siete días después de finalizado el período. La costumbre es que la novia vaya a la Mikve en cualquiera de los cuatro días anteriores a la boda, puede ser durante el día o por la noche.

Al sumergirse, la novia renace como una persona nueva, es como si por un momento hubiera vuelto al útero para volver a nacer.

Al decidir el lugar donde se va a realizar la boda, es conveniente tener en cuenta las reglas relacionadas con el kashrut. El matrimonio es la base de la futura vida matrimonial y para que éste tenga el aura de santidad y significación que desea la pareja, la comida a servir debe ser casher. Aún cuando las familias no observen regularmente estas reglas dietéticas, no tiene nada de hipócrita hacer un casamiento kasher, ya que este es un momento de bendición especial para los novios y hay que mantener la tradición en todo lo posible.

Al elegir el modelo del vestido de la novia, como de las madres de los novios y las damas de honor, hay que tomar en cuenta en el diseño algunos requisitos de recato mínimo establecidos por la Ley Judía. Las mangas deben llegar por lo menos hasta los codos, la tela no debe ser transparente; no se deben tener escotes y las faldas deben tapar las rodillas.

Hay ciertas fechas en las que no se pueden realizar matrimonios:

En Shabat o en festividades como Rosh Hashaná, Iom Kipur, Sheminí Atzeret, Simjat Torá, Pesaj o Shavuot, ni en los días intermedios (Jol Hamoed), de Pesaj y Sucot.

En los días de ayuno o duelo como el 3 de Tishrei, 10 de Tevet, 17 de Tamuz, 9 de Av y el Ayuno de Ester.

En los días de la Cuenta del Omer (Sefirá), el lapso que va desde Pesaj hasta Shavuot, que es un tiempo de duelo nacional por la muerte de los discípulos de Rabí Akiva. En Lag Baomer se permiten matrimonios y también en Rosh Jodesh Iyar. Según la costumbre sefaradí se pueden realizar bodas a partir del 19 de Iyar.

En las “Tres Semanas” que es el período que va del 17 de Tamuz hasta el 9 de Av, se considera tiempo de luto nacional por la invasión a Jerusalem y la destrucción del Primer y Segundo Templo.

Tampoco se acostumbra fijar la fecha de la boda en el lapso que va de Rosh Hashaná hasta Iom Kipur, denominado “Diez Días de Arrepentimiento”.

La música juega un papel importante en el ambiente de la fiesta. Como el casamiento tiene un carácter sagrado, se debe cuidar que la música sea la apropiada. Debe ser expresión del profundo compromiso espiritual entre los novios y por lo tanto debe ser adecuada para la ocasión.

Hay que establecer, aún dentro de los parámetros de lujo de los casamientos tradicionales, un equilibrio entre lo festivo y lo sagrado; eso hace que la celebración sea más alegre y también más significativa. No hay nada más hermoso que una auténtica boda judía, con música judía que por su estilo es profunda, de gran riqueza espiritual, alegre y a la vez muy moderna.

La Ceremonia. Esponsales, Kidushim o Erusin

El matrimonio, que recibe el nombre en hebreo de Kidushim – santificación, se realiza mediante una ceremonia que se compone por dos actos diferentes y sucesivos: los esponsales Erusin o Kidushim y las nupcias -Nesuin-. La primera incluye las bendiciones respectivas y la entrega del anillo en presencia de dos testigos. 

Para separar entre las dos ceremonias se lee la Ketubá o contrato matrimonial, dando comienzo luego al Nisuim, que consiste en las Siete Bendiciones seguidas por el rompimiento del vaso y finalmente por el Ijud, algunos momentos de privacidad del novio y la novia después de la jupá.

¿Por qué el novio llega primero?

Adámn fue el primer ser humano del mundo, el primero en estar bajo la jupá que hizo Di-s en el Jardín del Edén, y Java (Eva) fue conducida allí.

Del mismo modo, en la actualidad es el novio el primero en estar bajo la jupá y la novia es conducida hacia él.

La jupá es considerada el dominio del hombre, toma posesión de ella primero y luego trae a la novia.

Los seres fueron creados de lo más simple a lo más complejo. Adám fue creado primero y Java Eva después. Se considera que es una forma de vida más elevada y su esencia de mayor refinamiento, porque tiene la capacidad de concebir una nueva vida. 

Romper una copa

Para concluir la ceremonia se acostumbra que el novio rompa un vaso de vidrio pisandolopisándolo con el pie derecho.

Esta costumbre que se origina en el Talmud, se sigue por diversas razones:

Para recordar la destrucción del Templo de Jerusalem. En el momento en el cual se está edificando un hogar, se hace la identificación y relación con el hogar judío nacional representado por el Beit Hamikdash o Templo Sagrado, que aún sigue destruido y el pueblo judío en exilio.

Para recordar que existe mucha tristeza y desazón en el mundo.

Para rememorar el rompimiento de las primeras Tablas de la Ley.

Para atemperar la alegría, porque el exceso de alegría puede hacer que la persona olvide a Di-s e ignore sus responsabilidades espirituales.

Cuando se rompe la copa, la gente dice ¡Mazal Tov!, que significa buena suerte.

El anillo: ¿Por qué en el dedo índice?

La primera parte de la ceremonia se realiza a través de la entrega del anillo o algún objeto de valor en presencia de dos testigos que deben ser judíos observantes de las leyes del Judaísmo, no estar emparentados con el novio o la novia, ni tampoco ser familiares entre sí. 

Un matrimonio puede ser válido aún cuando no hay ningún Rabino presente, pero si no hay dos testigos como corresponde, el matrimonio es inexistente.

El anillo se le pone a la novia en el dedo índice porque el matrimonio representa la unificación del nombre impronunciable de Di-s, e. nombre de mayor sanidad formado por cuatro letras: Iud; Hei; Vav; Hei. El anillo simboliza la sabiduría de la creación que es tan cerrada como el anillo.

Gedalia

Nabudonosor, rey de Babilonia, mal logró su objetivo. Había logrado someter por completo al Reino de Judá, destruido su capital Jerusalén, y su altar más sagrado, el Beit Hamikdásh

Mató o capturó a la mayor parte de la familia real y la nobleza de la tierra. Las clases más altas del pueblo judío, incluyendo los líderes del sacerdocio y los principales oficiales civiles y militares, fueron conducidos cautivos y en masa a Babilonia. Muchos de ellos fueron asesinados sin piedad en Ribla. Judá fue triturada y despojada de sus mejores hijos.

Sin embargo, Nabucodonosor no deseaba que la tierra de Judá se convirtiese en un completo desierto. Permitió que las clases más pobres permaneciesen en Judá a trabajar el suelo y atender los viñedos. Sobre ellos, Nabucodonosor había nombrado a Gedalia, hijo de Ajicam, como gobernador.

Al profeta Jeremías se le había permitido escoger entre permanecer en Judá o ir a Babilonia como invitado de honor de la casa real de Babilonia. Escogió permanecer con sus hermanos en tierra santa. Jeremías fue a Mizpah, ubicada cerca del norte de Jerusalén, donde Gedalia había establecido la sede de su gobernación, y le ofreció todo su apoyo. Gedalia aceptó con gratitud, y Mizpah se convirtió también en el centro espiritual del pueblo.

Gedalia era un hombre sabio, gentil y modesto. Celosamente empezó a animar a la gente a cultivar los campos y los viñedos, y establecer así las bases dela seguridad. Bajo la sabia administración de Gedalia, la comunidad judía empezó a prosperar. Su fama empezó a difundirse en el extranjero. Muchos judíos que habían huido a lugares seguros en tierras vecinas durante la guerra de destrucción, fueron atraídos por las noticias de que la comunidad judía había revivido en Judá. Vinieron a Gedalia en Mizpah y fueron cálidamente recibidos por éste.

El Gobernador judío exhortó a sus hermanos a seguir siendo leales al rey de Babilonia y les prometió paz y seguridad. Su consejo fue aceptado. La guarnición de Babilonia ubicada en la tierra no los molestó. Por el contrario, les ofreció protección contra vecinos hostiles. La joven comunidad judía iba camino a la recuperación cuando fue golpeada repentinamente por una cobarde acción de traición y derramamiento de sangre.

Entre los refugiados que se habían unido a Gedalia en Mizpah se encontraba Ismael, el hijo de Nathanías, descendiente de la casa real de Sedecías, el último rey de Judá. Ismael era un hombre ambicioso que no se detenía ante nada para lograr su meta. El honor y el éxito que Gedalia se había ganado le llenaron de celos crueles. Ismael empezó a tramar un complot contra Gedalia. Encontró un aliado en el rey de Amón, quien había estado siguiendo con aprensión el crecimiento de la nueva colonia judía.

Su historia se cuenta dos veces en las Escrituras
La breve historia de Gedalia se cuenta dos veces en los Profetas: una en 2 Reyes 25, donde ocupa un total de seis versículos, y otra con más detalle en Jeremías 40 y 41.

En Reyes, solo se hace referencia a él como Gedalia. En Jeremías, hay algunos casos en los que su nombre se registra como Gedalías, 2 la forma que desde entonces se ha popularizado.

El asesinato de judíos y babilonios inocentes por parte de Ismael puso fin a cualquier esperanza de vida judía en Tierra Santa, hasta el regreso de los exiliados babilonios varias generaciones después.

Los que quedaron huyeron a Egipto a pesar de la advertencia de Jeremías, quien les advirtió que Di-s no los salvaría allí.

El Shema Israel de mamá

La Parshá de esta semana contiene una de las proclamas más significativa dentro de la liturgia judía, el Shemá Israel. A continuación una historia que lo ilustra en su plenitud.

Durante el Holocausto en Europa, muchos niños Judíos fueron dejados en conventos católicos. Los padres, ante la desesperación elegían a veces este camino. Depositaban entonces bebés y niños en los orfanatos de la Iglesia. Allí estos recibían alimento y techo. Miles se salvaron así de las cámaras de gas. Concluyó la guerra. Muchas asociaciones y centros de refugiados se ocuparon de volver a reunir a familias y registrar datos. Lentamente comenzaron a llegar noticias sobre los niños que fueron depositados en las Iglesias.

Fue enviada una comisión integrada por Rabinos desde USA y Gran Bretaña para tratar de devolver a estos niños al seno de su Pueblo. Los Rabinos se dirigieron al primer convento y pidieron hablar con la máxima autoridad allí. “Por supuesto que no nos oponemos que los niños vuelvan a sus familiares o por lo menos a su gente” -dijeron. Pero… ¿cómo sabrán distinguir cuál es Judío? Nosotros no acostumbramos a señalar el origen o religión de los chicos”.

“Pues la lista de nombres nos ayudará”, contestaron. “¡La revisaremos y aquellos que suenen como Judíos nos demostrará su origen!”.

“No, no, no; no acostumbramos a hacer así las cosas!!”, dijo el Padre ofendido. “Tenemos que ser detallistas al máximo, sin posibilidad de error. No liberaremos niños por el mero sonido de un nombre”. Los Rabinos intentaron convencerlo con buenos argumentos, pero éste, seguía en la suya. “Sólo permitiré que se retiren niños con la total seguridad de que sean Judíos”. ¿Qué hacer? La mayoría de los pequeños fueron separados de sus familias cuando eran muy pequeños aun y no podían recordar por sí solos sus orígenes. ¿Documentos? Imposible de encontrarlos después de semejante destrucción. Hicieron un nuevo intento para convencer al sacerdote pero éste perdió la paciencia. “Lo siento mucho. Ya les di demasiado de mi tiempo. Decidan ya qué hacer. Les otorgo sólo tres minutos”. Parecía que todos los esfuerzos iban en saco roto. El corazón de los Rabinos se partía de dolor. De acuerdo a la información que tenían, decenas de niños Judíos se hallaban en este convento, y sólo contaban con tres minutos… Los labios murmuraron una plegaria al Amo del Mundo, para que los ilumine con una idea que les permita distinguir entre cientos de niños, quienes eran Iehudim, y sólo en tres minutos. Sus rezos fueron escuchados. A la mente de uno de los Rabanim llegó una idea increíble. “¿Podemos utilizar los tres minutos cuando querramos?” “Sí”, fue la respuesta. “Entonces, vendremos cuando los niños se acuesten a dormir” “A las siete en punto”, fue la respuesta del Padre, que no ocultaba su desdén por la testarudez y perseverancia de los Rabinos y esperaba ansiosamente la llegada de la hora señalada para saber realmente qué es lo que tramaban. ¿Para qué irse y volver?. Cuando el reloj dejó oír las siete campanadas, todos los pupilos se encontraban, después de un pesado día, acostados en sus camas, ordenadas una al lado de la otra en el gran salón.

Los Rabinos caminaron hacia el centro de la habitación. Uno de ellos se paró sobre un pequeño banquito y esperó. Un silencio total reinó allí. Y así, con voz calma, el Rabino pronunció seis palabras que penetraron en la sala de punta a punta: “SHEMA ISRAEL HASHEM ELOKEINU HASHEM EJAD” (Oye Israel, Hashem es nuestro Di-s, Hashem es Uno).

En el instante se escucharon murmullos de todos los extremos del salón. Vocecitas y llantos: “Mamá”, “Mámele”, “Mame”. Cada niño, en su lengua, buscaba a su madre. La que, unos años antes, en el momento de acunarlo y taparlo cada noche antes de dormir, y darle el beso de las “buenas noches”, le susurraba al oído estas palabras, que son la base de la fe. Palabras que todo niño Judío sabe: “Shemá Israel Hashem Elokeinu Hashem Ejad. El sacerdote bajó la vista. Los Rabinos lo lograron. Pudieron rescatar a los niños perdidos. Los pocos segundos que cada madre dedicó noche a noche al acostar a sus niños, fueron los que mantuvieron a sus hijos unidos a Su pueblo: Israel.

El hombre y el templo

El Templo Sagrado simbolizaba a la pena, correspondiente a la mente humana. (En las sinagogas de todo el mundo de hoy, el arca – símbolo del arca del Templo Sagrado – contiene los rollos de la Torá.) La habitación exterior representaba la cara de una persona. En la parte superior izquierda de la habitación exterior estaba la Menorá, y en la parte superior derecha estaba la mesa de oro con doce jalot.

La Menorá y la mesa en la que se colocaban las jalot corresponden a los dos ojos supervivencia: ver y evitar trampas, buscar comida para vivir – simbolizada por las jalot. Las jalot no se preparaban todos los días, sino que se horneaban en la víspera del Shabat. En el centro de la sala estaba el altar de oro sobre el que se ofrecía el incienso.

Esto se corresponde con la nariz en el centro de la cara. El incienso estaba compuesto de hierbas y especias que tenían un significado místico. Representaba la difusión de la paz y el agrado entre las personas. La ofrenda del incienso era una expiación por los chismes y calumnias. Aprendemos de esto que uno debe esforzarse por hacer del mundo una morada mejor y más agradable para la Presencia de Di-s y Sus creaciones.

La abertura del santuario, que representaba la boca, estaba situada en el fondo de la habitación exterior. Aquí los sacerdotes estaban de pie cuando pronunciaban la bendición sacerdotal todas las mañanas: “Que el Señor os bendiga y os guarde, que el Señor haga resplandecer su rostro sobre vosotros y tenga misericordia de vosotros…” La persona tiene el poder de crear con sus palabras. Puede negociar la paz o declarar la guerra. La lección de la puerta del Santuario es usar nuestras palabras para crear y otorgar bendiciones a nuestros semejantes.

Fuera del Santuario, en el centro del patio, estaba el altar sobre el cual los sacrificios eran ofrendados y consumidos. Esto representa el estómago y los órganos internos del hombre.

Algunos sacrificios eran ofrecidos como una expiación por un pecado cometido. Otros como una feliz ofrenda de acción de gracias. Como regla general, cuanto más grave es el pecado, menos se come. Cuanto más feliz era la ocasión, más se comía y compartía. La lección para el hombre es que cuanto más dedique a la realización de las mitzvot, más tendrá que disfrutar y compartir.

¿Por qué nos cubrimos nuestros ojos al decir el Shemá?

La respuesta básica: Mientras recitamos esta importante plegaria, no debemos distraernos con nada. Cerrando los ojos, podemos concentrarnos más. (Código de la Ley Judía, 61:5)

El Talmud (Brajot 13b) trae como origen de esta práctica al gran Rabí Iehudá el Príncipe. Él solía interrumpir sus estudios de la Torá para decir Shemá, y sus estudiantes observaban que él se cubría sus ojos en el momento en que decía el versículo.

La respuesta más profunda es: El significado del Shemá va más allá de la creencia que sólo hay un Di-s. “Hashem Ejad” declara que *no existe nada fuera de él.*

Nuestro mundo, y todo lo que hay en él, es creado por la palabra de Di-s en cada momento. Durante un rato cada mañana, cerramos nuestros ojos y vivimos esta realidad. Nuestro desayuno, nuestro trabajo…todo es esencialmente Divinidad.

Luego abrimos nuestros ojos y vemos un lugar muy distinto enfrente nuestro.

Y esta realidad permanece con nosotros hasta la noche, cuando llega el turno para nuestra carga, el Shemá de la noche…

Por Israel Cotlar

La plegaria del Shemá

La plegaria judía más famosa, es el Shemá.

El Shemá forma parte de las oraciones de la mañana y de la tarde. Recita el Shemá, aunque no vayas a recitar las oraciones.

Cuando:

“Cuando te acuestes, y cuando te levantes” — Deuteronomio 6:7 .

Mañana : Durante el primer cuarto del día, a partir de cuando hay suficiente luz para reconocer a un conocido casual a corta distancia. Noche: desde que aparecen las estrellas hasta el amanecer, aunque preferiblemente antes de medianoche.

Cómo:

Di el Shemá en tu lengua vernácula si no entiendes hebreo. Asegúrese de que su entorno sea limpio y modesto, y asegúrese de articular y enunciar cuidadosamente cada palabra. No permita interrupciones durante la oración. Cúbrete los ojos con la mano derecha mientras dices el primer verso, para así bloquear los estímulos externos que te distraigan. Recita el verso en voz alta por la misma razón. Lo ideal es que los hombres usen talit y tefilín.

Fuente

Cuando se recita el Shemá, se debe hacerlo con temblor, concentración, reverencia y admiración, como suele hacerse cuando se lee una nueva comunicación emitida por el rey.
El mensaje del Shemá debe considerarse siempre valioso, como un mensaje nuevo cada día, no como un mensaje viejo que se ha vuelto obsoleto

La frase central en la primera línea del Shemá es “Di-s es Uno”.

El Talmud habla sobre “alargar” la manera en la que uno dice “Uno”: “Ejad”. Quien alarga la palabra “Ejad”, entonces sus días y años también se alargarán. Las enseñanzas Jasídicas explican, que “alargar”, significa pensar y meditar el significado interno del mundo. 

La idea de “Di-s es Uno” significa que no solo hay un Di-s, sino que Di-s y toda la creación son una cosa. No hay nada aparte de Di-s. Nada existe fuera de Él; cada cosa que percibimos, cada partícula de existencia, no es sino una manifestación de Di-s.

Por este motivo, cualquier cosa en el Universo está totalmente dependiente de Di-s en cada momento. Di-s creó el Universo hace mucho tiempo, pero también lo mantiene existiendo continuamente. Los Sabios hablan sobre una energía que emana de la esencia infinita de Di-s, que hace que el Universo exista. Si Él cesa de dar esta fuerza viviente al mundo, dejaría de existir. Maimónides dice: Di-s puede existir sin el mundo, pero el mundo no puede existir sin Di-s. Con este concepto en mente, es que uno declara el Shemá con todo su ser.

Unidad
Las letras Hebreas tienen un valor numérico, que nos ayuda a comprender el significado de la Torá y de sus plegarias.
La palabra “Uno” en el Shemá, “Ejad”, se forma con tres letras: Alef, Jet, Daled.
Alef, que tiene el valor numérico de “uno”, se refiere a Di-s Mismo. Jet, cuyo valor numérico es “ocho”, se refiere a los siete cielos y la tierra, o sea, “arriba” y “abajo”, el plano vertical, e incluyendo todas las dimensiones espirituales. La tercer letra es Daled, cuyo valor numérico es “cuatro”, que denota las cuatro direcciones del plano horizontal: norte, sur, este, oeste.

Ahora podemos entender lo que quiere decir el Talmud al decir “alargar” la manera en la que decimos “Ejad”. 

Significa, pensar sobre el significado del mundo: que el mundo y todas sus dimensiones, ya sea la física y la espiritual, y el mundo entero y el Universo físico entero, todo es una expresión de la unidad infinita de Di-s.
El pueblo Judío en sí mismo es descrito como “Ejad”, “Una nación en el mundo”. Esto implica, no solo que somos únicos en el mundo, sino que somos una nación que comunica a toda la humanidad el concepto de la unidad de Di-s. Más aún, al mantener los mandamientos de Di-s en nuestra vida diaria, traemos la Unidad Divina a este mundo, dentro de cada detalle de nuestra existencia física.

Como dice el Talmud, Di-s nos premia otorgándonos largos y plenos días y años.

 

Por Tali Loewenthal

Antes de comenzar a leer el Shemá, uno debe tomarse un momento para reflexionar que ahora va a cumplir el mandamiento de Di-s.  Además , uno debe concentrarse en el significado de las palabras del Shemá, al menos mientras recita el versículo del Shemá. Si uno no se concentró en el significado de las palabras de este versículo, debe repetirlo.

Uno debe cubrirse los ojos con su mano derecha mientras dice el verso del Shemá para reducir las distracciones y mejorar la concentración. Por la misma razón, el primer verso debe decirse en voz alta. 

Hay una mitzvá en la Torá —de hecho, en el mismo texto del Shemá— de recitar el Shemá dos veces al día: “Y hablarás de ellas… cuando te acuestes y cuando te levantes”. 

Los sabios explican que esto significa que debemos recitar el Shemá todas las mañanas y todas las noches.

El Talmud explica que uno debe recitar el Shemá antes de ir a dormir, de modo de irse a dormir con palabras de la Torá en sus labios.

Shabat de Luna llena: Encontrando el amor y consuelo

Inspiradoras palabras de Torá que fueron enseñadas por el Rabino Simon Jacobson y su hermano Rab. Iosef Itzjak.

Las llamas de Shabat

En la base de la llama, donde se conecta con la mecha, la luz azul, negra y cobalto representan la lucha de nuestra alma con la oscuridad, las inseguridades, los miedos y similares. Hemos entrado en el mundo de la luz, pero la luz todavía está luchando con la oscuridad. 

Por encima de esto, el cuerpo de la llama está naranja, amarillo y rojo. Esto refleja nuestra experiencia pura de la luz y la alegría, nuestras fuerzas, el poder del alma que quema brillante. Finalmente, por encima de la llama hay un fuego oculto que no es visible para el ojo. Esta es la parte invisible de nuestra alma que va más allá de todo, que no se ve afectada por las vicisitudes de nuestras luchas diarias. 

Es la parte de nosotros que nunca ha sido y nunca será “quebrada”. Es nuestra esencia Divina.

Estos tres aspectos de la llama también se relacionan con las tres etapas o comidas de Shabat. El viernes por la noche entramos en el terreno de la luz del Shabat, pero aún estamos lidiando con la memoria de nuestra desafiante semana de trabajo. 

En el Día de Shabat nos sumergimos en la paz, belleza y serenidad. Por último, la tercera comida, representa la llama oculta trascendente, al entrar en un lugar que está más allá de cualquier expresión consciente.

El 15 de Av – Meditaciones de Luna Llena

La luna llena de Av está asociada con las relaciones. En este día, “las hijas de Jerusalén salían … y bailaban en los viñedos”, y “el que no tenía esposa iría allí” para encontrar una novia (Talmud, Taanit 26b). Pero ¿por qué esto es así?, ¿por qué este día está asociado con la búsqueda de un alma gemela?
El judaísmo nos enseña que cada persona tiene un “bashert”, la otra mitad de su alma que se busca para casarse. Cuarenta días antes de que una persona nace, una voz celestial anuncia su “bashert.” 
El 15 de Av es cuarenta días antes del 25 de Elul, el primer día de la Creación. Es por eso que la luna llena de Av celebra las relaciones (B’nei Issajar).

Shabat Najamú
Shabat Najamú es el primer Shabat después de Tishá Be Av, la fecha en que los dos Templos Sagrados fueron destruidos, cerrando la ventana entre el cielo y la tierra. “Najamú, Najamú Ami – consuelen, consuelen a mi pueblo”, las palabras del profeta reverberan a través de las semanas siguientes, las siete semanas de la Consolación. 

Después de la degradación y el sufrimiento experimentado por el pueblo judío, el profeta los consuela. Pero los Judíos responden diciendo que no quieren ser consolados por los profetas, sino por Di-s mismo.

 

¿Por qué Di-s consuela a los Judíos a través de un mensajero? Mandando a un ser humano para consolar a la gente, Di-s impregna a cada uno de nosotros la habilidad y el poder de consolar a otros. 

Podría parecer que un mortal puede hacer muy poco para consolar a otro, no tenemos el poder para compensar la pérdida o la capacidad de cambiar la situación de alguien. Pero, a través de estas palabras de consuelo que se nos da a través de un ser humano, Di-s nos da a cada uno de nosotros la fuerza Divina para realmente consolar a otro ser humano que sufre.

La luna nos enseña tres lecciones fundamentales sobre las relaciones exitosas:

1. La luna sabe cómo ser humilde e invisible. No se consume con su propio ego. Esa es la lección # 1 en las relaciones: Sé humilde, lo suficientemente fuerte como para saber cuándo aplazar.

2. Aun cuando brilla, la luna sabe que la luz no es suya. Su poder proviene de otro lugar, su fuerza es reflejada y canalizada desde un lugar más alto.

3. La luna ilumina la oscuridad. No trata de erradicar la noche, sino que hace brillar la luz en la oscuridad. La luna llena no niega o erradica la debilidad, dificultad y dolor, sino que lo reconoce y a pesar del dolor, sigue brillando. Una relación sana no es sólo acerca de la perfección, sino de la sensibilidad de reconocer y saber cómo cooperar e iluminar nuestras debilidades, incluso a nuestros lados más oscuros.

Se puede amar de verdad sólo cuando no es consumido por usted mismo . Cuando uno está lleno de sí mismo, con su propia luz solar, puede lograr muchas cosas buenas, pero no el amor. Conviértete en una luna, un recipiente, y así podrá contener y amar a otro. La luna llena significa estar lleno con el otro. Su sentimiento de carencia y falta de plenitud le permite convertirse en el más completo.