Una historia relatada por Rabi Iosef Itzjak Schneerson, el Rebe Anterior de Lubavitch, quien a través de su entrega y sacrificio personal y el de sus emisarios, salvó al judaísmo soviético de las llamas del comunismo.
El “Movimiento Iluminista” en su batalla contra el judaísmo tradicional, trataba de conseguir el apoyo de las autoridades para lograr su cometido. Encabezando el esfuerzo se hallaba un cierto Sr. Karpos a quien las autoridades habían instalado como rabino en Odessa. Él había preparado una voluminosa tesis “demostrando” que la religión es el enemigo número uno de la civilización y concluía con la recomendación de que el estudio de Cábala y otros principios del Judaísmo sea proscrito. Se había trasladado a Petersburg para presentar sus “resultados” al gobierno. Mi padre recibió noticias acerca de estos procesos y me despachó a Petersburg para tratar el tema. Después de varios días en allí no había hecho en absoluto ningún avance; todas mis conexiones y esfuerzos fueron en vano. Notifiqué a mi padre por telegrama que todos mis esfuerzos por detener Karpos habían fallado. Mi padre contestó que debía continuar insistiendo. Cuando algunos días más habían pasado sin resultado, tomé el tren a casa para informar a mi padre de lo desesperado de la situación.. Cuando entré en el cuarto de mi padre, él estaba preparándose para la Plegaria de la mañana; tenía el Talit plegado en su hombro y estaba examinando sus Tzitzit. Informé los eventos y los fallidos esfuerzos de los últimos días, y concluí diciendo que, como personalmente lo veía, no había absolutamente nada para hacer acerca de esta situación. Mi padre dijo: “Una vez Rabi Shneur Zalman de Liadi envió a su hijo, Rabi Dovber, a realizar cierta misión. Rabi Dovber volvió con las manos vacías. Cuando llegó, encontró a su padre con su Talit plegado en su hombro, mientras verificaba sus Tzitzit en la preparación para la Plegaria de la mañana. Rabi Shneur Zalman dijo: “¿Ves? Éste es un Talit. El Talit representa el nivel del Or Makif (“Luz Trascendente”), y la Luz Trascendente enceguece todas las fuerzas del mal” Al oír esto, Rabi Dovber besó el Tzitzit de su padre y se volvió. Esa vez tuvo éxito”.
Sin otra palabra, tomé los Tzitzit de mi padre, los besé, y viajé en el próximo tren, de vuelta a Petersburg. De nuevo allí, empecé a atormentar mi cerebro. Entonces, tuve una idea. Fui al hotel de Karpos y pedí verlo. Karpos me recibió cálidamente- parece que había oído hablar de mí y de mi padre. Nos sentamos y hablamos, y le planteé el asunto de su disertación. Habló de sus planes. “Pronto veremos quién prevalecerá” desafió. “En poco tiempo, los del Movimiento Iluminista libraremos a los judíos de sus nociones y prácticas arcaicas. He preparado todo el material,” continuó alardeando, “ahora sólo tengo que hacer unos retoques y estará listo para someterlo a la Comisión Ministerial de Cultura y Religión de nuestro Zar, que tiene previsto revisar mi escrito en unos días. ¡Por fin lograremos nuestro cometido!”
“¿Puedo ver lo que escribió?” pregunté.
“Claro. No tengo nada que esconder- en cuestión de días, todo se decidirá” dijo el calumniador, mientras me alcanzaba su manuscrito.
Sin decir una palabra, procedí a romper la disertación en pedazos. Karpos explotó de rabia y frenesí. “¡¿Qué está haciendo?! ¡Mis conferencias! ¡Mis notas! ¿Sabe cuántos meses invertí en la investigación y en escribir estos papeles?”! Continué rasgando el manuscrito en pedazos diminutos de papel. Mientras tanto él continuó bramando de rabia, maldiciendo y ridiculizándome. En su furia, me dio una rotunda bofetada en el rostro. Cuando terminé con sus papeles, corrí fuera del hotel y volví a Lubavitch.
Cuando salió de Europa, en medio de la Segunda Guerra Mundial, y llegó a América, no dudó en seguir con su lucha por mantener vivo el judaísmo.
…Cuando descendió del barco, aclaró la razón de su arribo allí: “no he venido a descansar, sino a trabajar, y muy duro, para darle renovada vida al judaísmo de América”… dijo Rabí losef ltzjak Schneerson, sexto Rebe de Jabad a Nueva York, en el año 1940.
Con sorpresa fueron recibidas las palabras del Rebe, sobre sus intenciones de convertir a América en un lugar de Torá como lo había sido Europa. “El Rebe pidió que no nos avergoncemos de caminar por las calles con barba y Peot, pero eso se veía peor que circular con sombreros típicos de Turquía. Gracias al Rebe comenzaron a verse judíos con barba en las afueras de Nueva York, y con el pasar de los años esto se popularizó en todos los círculos en donde se estudiaba Torá”.
Dos días después de su llegada dijo Rabí losef ltzjak: “Ya hace 48 hs que llegué aquí y todavía no se fundó la Ieshivá TOMJEI TMIMÍM (de Lubavitch)”. Y ciertamente el Rebe instituyó la leshivá, y luego decenas de ellas se extendieron a lo largo de todo Estados Unidos.-
Rabinos y personalidades judías vinieron a convencerlo de que sus planes eran irrealizables.
El Rebe les contestó “¡América no es diferente!” En medio de esta revolución falleció, el 10 de Shvat de 5710. Su alma se elevó a los Cielos, y la tarea quedó en manos de su yerno, Rabí Menajem Mendl Schneerson, 7mo. Rebe de la dinastía de Jabad, conocido simplemente como “El Rebe”.