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La escalera de Jacob

¿Qué simboliza la escalera de Jacob? Una metáfora atemporal

Por Katia Bolotin

La innovación es un sello distintivo del espíritu humano. Los innovadores, los pioneros de nuevas ideas, desafían el status quo y se proponen mejorarlo. Cada generación se distingue por la introducción de innovaciones nuevas y mejoradas.

¿Cuántos de nosotros seguimos usando máquinas de escribir o grabadoras de casetes? Lo que en su día fueron innovaciones asombrosas pasan de moda y acaban por quedar obsoletos. Esas son las consecuencias de la innovación.

Sin embargo, incluso en el mundo tecnológico actual, algunas cosas poseen un poder de permanencia intemporal. Tomemos, por ejemplo, la escalera, el tema del sueño de Jacob en la parashá Vaieitzei . La palabra hebrea para “escalera” es sulam. Una permutación de las letras hebreas de sulam revela una profunda comprensión que explica el significado perdurable de la escalera. Al reorganizar las letras de sulam (samejlamed, mem ), revelamos otra palabra, semel , que significa “símbolo”.

¿Cuál es el simbolismo de la escalera? Este simplista dispositivo para subir o bajar no ha sufrido ninguna alteración conceptual desde su creación.

Metafóricamente, la Torá amplía la sencilla función de la escalera para incluir imágenes que unen el cielo y la tierra. A través de imágenes visuales, podemos captar el concepto de transición.

El puente contra la escalera

La vida nos presenta diversas transiciones que desafían el status quo de nuestros niveles de comodidad. Podemos encontrarnos en una encrucijada, reconociendo la necesidad de un cambio pero sin saber qué camino tomar. Podemos sentirnos desprevenidos y no equipados para navegar el viaje desconocido que tenemos por delante. ¿Cuál es la mejor manera de atravesar el espacio liminal entre dónde estamos y dónde nos gustaría estar? ¿Cuáles son los mejores medios para ayudarnos a alcanzar nuestras metas y destino deseados? ¿Cómo combatimos los sentimientos de incertidumbre y vulnerabilidad que pueden enfrentarnos en el camino, eclipsando la luz guía de la fe?

Cuando se transita por un terreno desconocido o una transición, hay dos opciones: cruzarlo, salvando la distancia que separa el punto A del punto B, o trascenderlo. A menudo, la imagen de un puente se utiliza para representar el paso de una etapa de la vida a la siguiente. Sin embargo, aunque cambiamos de lugar, no necesariamente estamos cambiando ni estamos cambiando nosotros mismos. Mientras permanezcamos en la misma altitud, no podemos trascender nuestro estado actual de ser o nuestra perspectiva.

En cambio, al ascender o descender por una escalera, peldaño a peldaño, cambiamos nuestra altitud de forma gradual. Nos movemos hacia arriba o hacia abajo, nunca permanecemos estáticos. Nuestro punto de observación se amplía a medida que ascendemos o se estrecha a medida que descendemos.

 

La innovación es un sello distintivo del espíritu humano. Los innovadores, los pioneros de nuevas ideas, desafían el status quo y se proponen mejorarlo. Cada generación se distingue por la introducción de innovaciones nuevas y mejoradas.

¿Cuántos de nosotros seguimos usando máquinas de escribir o grabadoras de casetes? Lo que en su día fueron innovaciones asombrosas pasan de moda y acaban por quedar obsoletos. Esas son las consecuencias de la innovación.

Sin embargo, incluso en el mundo tecnológico actual, algunas cosas poseen un poder de permanencia intemporal. Tomemos, por ejemplo, la escalera, el tema del sueño de Jacob en la parashá Vayeitzei . La palabra hebrea para “escalera” es sulam. Una permutación de las letras hebreas de sulam revela una profunda comprensión que explica el significado perdurable de la escalera. Al reorganizar las letras de sulam (samech , lamed , mem ), revelamos otra palabra, semel , que significa “símbolo”.

¿Cuál es el simbolismo de la escalera? Este simplista dispositivo para subir o bajar no ha sufrido ninguna alteración conceptual desde su creación.

Metafóricamente, la Torá amplía la sencilla función de la escalera para incluir imágenes que unen el cielo y la tierra. A través de imágenes visuales, podemos captar el concepto de transición.

La escalera que simboliza el ascenso y la caída de las naciones

La sencilla escalera de Jacob prefigura la trayectoria del desarrollo humano. El Midrash describe cómo se nos predice el ascenso y la caída continuos de varias naciones que ocuparán el centro del escenario mundial por un tiempo y luego se hundirán en el olvido. Los opresores de Israel están entre ellos, ya que se nos advierte de su prominencia. Rashi destaca que los ángeles ascendentes representan aquellas fuerzas espirituales que acompañan a Jacob y al pueblo judío mientras están en nuestra tierra natal, Eretz Israel . Deben regresar al cielo cuando Jacob deja la Tierra Santa, pero son reemplazados por otras fuerzas angelicales más adecuadas para salvaguardar a la nación judía cuando habita fuera de la tierra. La explicación de Rashi predice nuestro mérito final de establecernos en la tierra de Israel.

La escalera de la oración: la transición entre el cielo y la tierra

La escalera de Jacob también amplía nuestras perspectivas sobre el poder de la oración como vehículo para navegar la transición entre el Cielo y la Tierra. La oración significativa crea una huella espiritual; dicha oración deja su huella en el tejido tanto del tiempo físico como de la eternidad espiritual. Nuestras oraciones se activan solo en la medida en que seamos conscientes y sinceros. En el sueño de Jacob, se las representa como formas angelicales que se elevan. Nuestros sabios nos dicen que nuestras oraciones crean ángeles acompañantes o energías de diferentes fuerzas. La sinceridad y la pura intención de cada corazón lo impulsan a ascender los peldaños de la fisicalidad. Una oración puede atravesar lo finito mientras anhela y se esfuerza por alcanzar los reinos infinitos.

La escalera de Jacob tiene el potencial de convertirse en un GPS espiritual

que, de hecho, calibra la dirección de nuestros pensamientos y acciones. Puede servir para trazar nuestro camino y mantenernos en el rumbo correcto para llegar a nuestro destino final. Es la aplicación más antigua y, a la vez, la más nueva que existe. Subir la escalera de Jacob puede representar toda una vida de viaje espiritual. Desde un nivel macro hasta uno micro, esta antigua visión sigue siendo un símbolo perdurable de relevancia atemporal y es un portal del pasado al presente y del presente al futuro.

fuente

El Rey David

Shavuot es el aniversario del fallecimiento del Rey David.
¿Quién fue? ¿Quiénes fueron sus antepasados? 
¿Por qué decimos “DAVID, REY DE ISRAEL, VIVE Y EXISTE”,  “DAVID MELEJ ISRAEL JAI VE KAIAM”?

 

LOS ANTEPASADOS DEL REY DAVID

Cuando David nació en Bet-Lejem en la tierra de Iehudá -Judea- (en el año 2854 luego de la Creación -906 antes de la Era Común) estaba diez generaciones distante de Iehudá, uno de los doce hijos de Iaacov.

David pertenecía a la familia real de su tribu, que dio a Israel muchos príncipes y líderes. Uno de los remotos antepasados de David, Najshon, hijo de Aminadav, se hizo famoso en el Cruce del Mar Rojo, luego de la liberación de Israel de manos de los egipcios.

Fue el primero en saltar al mar, ante lo cual se dividió éste para dar paso a los israelitas.

Desde entonces, Najshón fue el más venerado de todos los príncipes de Israel. También fue el primero en traer sus ofrendas al Mishkán (Santuario Móvil del Desierto) que fue erigido al año siguiente.

El bisabuelo de David, Boaz o Ivtzán, fue el décimo Juez de Israel. Estos fueron los líderes de Israel durante el período que corre entre Iehoshúa y el Rey Shaul. Boaz, siguiente a Iftaj -Ieffe-, fue el décimo y gobernó durante siete años (2785-2792). Fue uno de los hombres más Sabios, grandes y piadosos de su generación. Sus posesiones eran muchas, y su generosidad fue famosa.

Cuando Boaz llegó a los ochenta años, se casó con Ruth, por quien un libro de la Torá (que también se acostumbra leer en algunas comunidades) lleva su nombre. Ruth era miembro de la real familia Moabita.

Su abuelo era el poderoso rey Eglón de Moav y, sin embargo, Ruth prefirió transformarse en una común mujer judía en lugar de en una princesa real de Moav. Todos sus sufrimientos y desgracias no hicieron vacilar la gran devoción que sentía hacia su nuevo pueblo. Aún entre las modestas y hermosas doncellas de lehudá, Ruth sobresalía por sus encantos propios; su modestia, su piedad, su devoción y su desinterés, se hicieron célebres.

¡Cuán ricamente fue recompensada! Se convirtió en una princesa de Israel – la esposa del Juez gobernante y la tatarabuela del Rey David. Vivió lo suficiente como para ver no sólo el glorioso reino del Rey David, sino también a Salomón ascender al trono de un Israel fuerte y glorioso.

A través de los años, las grandes tradiciones de la noble familia, hasta Iehudá y Iaacov, fueron preservadas por la Casa de Ishai, padre de David. He aquí una casa de sabiduría, piedad, bondad, generosidad y riqueza. Y los rasgos más nobles de sus célebres y grandes antepasados, fueron otorgados a David.

EL REY DAVID – AUTOR DE LOS SALMOS

No fue como el gran guerrero o el poderoso monarca que David ganó el eterno cariño de nuestro pueblo, y de todos los pueblos de la Tierra, sino como autor del Libro de los Salmos (Tehilim) “ Poesía Más Dulce de Israel”.

El Rey David continuó el aprendizaje tradicional de la Torá, siendo el sucesor espiritual del profeta Shmuel -Samuel-. Se rodeó de un grupo de profetas y sabios, y juntos estudiaron la Torá. No se preocupó de los placeres de la vida y el confort que su palacio real le brindaba y, a diferencia de otros reyes, se levantaba antes de la salida del sol para orar y cantar salmos de alabanza a Di-s, el Rey de los Reyes.

Los Salmos son himnos de alabanza al Di-s Todopoderoso, Creador del Universo. Hablan de la grandeza de Di-s, Su bondad y misericordia; Su poder de justicia. David derrama todo el contenido de su corazón en estos Salmos y da fe de su sincera y pura confianza depositada únicamente en Di-s. Muchos de los Salmos son oraciones y súplicas a Di-s que el Rey David decía en tiempos de peligro.

Algunos contienen buenos consejos, mostrando el verdadero camino de la felicidad a través de la virtud y el cumplimiento de los mandamientos de Di-s. De esta manera, los Salmos reflejan con asombrosa exactitud todos los variados incidentes que pueden ocurrir en la vida, tanto al individuo, como a toda la nación judía en carácter de sociedad. Verdaderamente, a través de la historia de David, su exilio y persecución, sus luchas y eventual triunfo, el pueblo judío, colectiva e individualmente puede encontrar un ejemplo y una profecía de su propia vida. No es de extrañar que el Libro de los Salmos ha servido, pues, a través de las edades y hasta el día de hoy, como fuente infinita de inspiración, coraje y esperanza.

LOS SALMOS

Entre los veinticuatro libros que componen el Tanaj, el Libro de Tehilím – Salmos- es el primero de los “Ketuvim” -la tercer parte del Tanaj, los Hagiógrafos-.

El orden de este último sector del Tanaj es el siguiente: Tehilím -Salmos-, Mishlei -Proverbios-, Iyov -Job-, las 5 Meguilot -Rollos (de Ester, Rut, etc.)- Daniel, Ezra -Esdras-, Nejemia -Nejemías- y Dibrei Haiamim—Crónicas-.

El Libro de los Salmos contiene, en su mayoría, cánticos de alabanza al Creador del mundo. Expresan la maravillosa e infinita Sabiduría Divina, y Su inmenso poderío, revelados a través de la naturaleza, a cada paso.

“Los cielos narran la gloria de Di-s y la obra de Sus manos dice el firmamento” expresa el Salmista en su plegaria y mientras continúa profundizando en las maravillas de la naturaleza, arriba a la conclusión de que “¡Cuán incontables son Tus obras, oh Di-s, todos las has hecho con sabiduría!”.

Muchos capítulos de esta obra hablan de la rectitud y equidad de Di-s, otros expresan el reconocimiento humano por el bien que emana del Creador, Su bondad y misericordia. Su constante Supervisión individual con cada una de Sus criaturas, desde la más grande hasta la más insignificante. A la par que medita sobre los intrínsecos caminos de la Supervisión Divina, el hombre se impregna de un sentimiento de seguridad, consciente de que el Todopoderoso no conoce descansos, estando siempre preparado y dispuesto a ayudarle. Este sublime pensamiento es reflejado por el Rey David cuando dice: “Di-s es mi pastor, nada ha de faltarme” o “Di-s es mi luz y mi salvación, ¿de quién he de temer?”.

Siguiendo este curso de pensamientos, el hombre llega a una concepción de su pequeñez. Empero, mano a mano, reconoce su responsabilidad como corona de la Creación, descubriendo cómo cada uno de sus actos tiene una resonancia en todos los planos del universo.

“Cuando he de observar Tus cielos, obra de Tus dedos, la luna y las estrellas que has establecido ¿qué es el hombre para que lo recuerdes, qué significa el ser humano para que lo rememores? (Salmos 8:5-6) Este tipo de pensamientos lleva al hombre a sentir un temor reverencial, un profundo amor a Di-s, incentivándolo en la búsqueda de la superación, imponiéndole metas más elevadas y puras, hasta que éste llega a un estado de éxtasis espiritual.

Otro de los aspectos que se detallan en los Salmos es el que comprende al arrepentimiento proveniente de lo más recóndito del corazón; la súplica acompañada de pedidos de perdón por las acciones que no son bien vistas a los ojos del Creador.

En otros capítulos se recalca la importancia que denota el fiel cumplimiento y observancia de los preceptos de la Torá, la perseverancia del hombre en la adquisición de buenas cualidades, llevadas a la práctica.

El capítulo 119 de los Salmos, el más largo de todos los libros del Tanaj, sigue el orden correlativo de las letras del abecedario hebreo, repitiéndose cada versículo -que comienza con una letra específica del abecedario- ocho veces.

Este capítulo tiene 176 versículos. Cada uno de estos versículos expresan, de algún modo, un aspecto de la Torá y las Mitzvot, utilizando diferentes expresiones: testimonio, camino, ordenanzas, decretos, preceptos, leyes-, etc.

En adición a los Salmos de orden individual, muchos de ellos son manifestaciones colectivas, en nombre de todo Israel, como cántico de agradecimiento ante situaciones históricas específicas, como el Éxodo de Egipto, la Revelación Divina ante el Monte Sinaí, etc.

El Libro de Tehilim contiene 150 capítulos y está dividido en cinco sublibros, cada uno correspondiente a uno de los libros del Pentateuco.

Asimismo, este Libro está también dividido -independientemente de la división mencionada- en siete partes, de acuerdo a los días de la semana.

Sara

Sara

Para mí un nombre hermoso.

El nombre de mi madre. Siempre escuché cómo la llamaban. Claro, nunca la llamé por su nombre. Sara, mezcla dulzura con personalidad segura. Sara es el nombre de cuatro de mis nietas. Lo llevan en honor a mi madre. ¡Y qué bien que les queda! Cada una de ellas es diferente, incluso físicamente, pero todas son, gracias a Di-s, brillantes, como lo era su bisabuela. El nombre, la esencia, las une. Mi madre, mis nietas y todas las Sara de todas las épocas, que conocimos y conoceremos se llaman así en honor a la primera Sará, nuestra matriarca. Mucho se habla de su esposo, Abraham Avinu, quién forjó el pueblo de Israel y difundió el monoteísmo en el mundo.

Pero que algo quede claro: No hubiese podido lograr su cometido sin la ayuda, apoyo y asistencia absoluta y fiel de Sara. Qué mejor entonces, que conocer un poco más de cerca la vida y personalidad de la mujer más famosa e influyente de nuestra historia. 

Llamada en un principio Sarai, Di-s le cambia el nombre reemplazando la letra Iud por la Hei. A partir de ese momento es llamada Sará. En hebreo significa “Princesa” “Ilustre” y en arameo “Princesa” “Guardián” “Ángel” y “Genio”. Todas estas características son aplicables a nuestra matriarca. Nieta de Teraj, sobrina de Abraham queda huérfana a muy temprana edad y su abuelo la adopta. Años más tarde contrae matrimonio con Abraham. Era una mujer alegre. Todos sus días fueron felices. Sará se encuentra entre las cuatro mujeres que la Biblia menciona como hermosas. También la llamaban Iská- pues todos se sentían acariciados por su hermosura.

Otros atribuyen este nombre a su poder de profecía. Todos los maltratos del camino desde Jarán a Israel no estropearon  su belleza. Su hermosura opacaba a las demás a punto de decirse que cualquier otra mujer frente a Sará era como un mono frente al ser humano. Fue codiciada por reyes y faraones. Su inmensa modestia y fidelidad a su esposo ayudaron a que fuera reconocida además como una mujer santa. Su atractivo físico era insignificante frente a su profundidad espiritual. Fue una de las siete profetizas que nombra la Biblia. De todas formas, sólo con ella Di-s habló en forma directa y no a través de algún ángel.

Cuando tenía cien años estaba tan limpia de pecados como una joven de veinte. Era muy recatada y el cántico compuesto por el rey Salomón “Eshet Jail”- Mujer Virtuosa- define a Sará desde el comienzo hasta el final. Ella apoyó y secundó a Abraham en la difusión del monoteísmo en el mundo, llevando el mensaje entre las mujeres de su generación. Sará era estéril y Di-s la recordó el día de Rosh Hashaná. Cuando logró concebir, también lo lograron muchas otras mujeres en mérito a ella y muchos enfermos se curaron. Al dar a luz a su hijo Itzjak a los 90 años, numerosas mujeres de la nobleza vinieron a visitarla con sus propios bebés. Todos sospechaban que el nacimiento de su hijo era un fraude y en realidad Itzjak era un niño adoptado. Pero Sará amamantó a todos esos infantes demostrando que era la madre legítima de Itzjak.

Explican nuestros Sabios que todos los hombres temerosos del Cielo y todos los prosélitos descienden de aquellos bebés que Sará amamantó. Durante todos los días de su vida una nube de honor posaba sobre su tienda, sus puertas abiertas a los cuatro vientos para recibir a quien lo necesitase, la bendición coronaba su masa y su vela estaba encendida desde la víspera del Shabat hasta la víspera del siguiente. Cuando ella falleció, todo esto desapareció. Pero la misma bendición regresó con la llegada de Rivka, su nuera. 

Sará falleció a los 127 años, plena de belleza espiritual y física, dejando el más importante legado a cada una de las mujeres judías. Que su mérito y enseñanzas iluminen nuestros hogares para lograr completar su misión y la nuestra de hacer de este mundo una morada para Di-s.

Por: Miriam Kapeluschnik

Dedicado a mi madre, Sara Ester Gordon, fallecida en la semana de Jaie Sara 5753

La primera matriarca

Sara de la Biblia: La primera matriarca
Por Shalom Goodman

Sara fue la esposa de Abraham y la primera de las cuatro matriarcas de la nación judía. Se la conoce comúnmente como Sarah Imeinu, “Sara nuestra madre”.

Junto con su esposo, el patriarca Abraham , Sara contribuyó decisivamente a enseñar a miles de personas acerca del monoteísmo , la creencia en un solo Di-s . 
Conocida por su amabilidad y hospitalidad, Sara recibía con los brazos abiertos a todos los que visitaban su tienda. 
Estéril durante muchos años, entre dolores y angustias, Sara finalmente dio a luz a Isaac, el segundo de nuestros patriarcas, a la edad de 90 años. 
Fue enterrada en Hebrón, en la Tumba de los Patriarcas, que compró su marido.

Sara nació en 1803 a. C. (1958 desde la creación) de Harán , hermano de Abraham. Se casó con su tío, Abraham, que era 10 años mayor que ella. Abraham había descubierto la existencia del verdadero Di-s y despreciaba la idolatría de la gente que lo rodeaba. Abraham arriesgó su vida, mostrando y enseñando a la gente acerca del único Di-s. 

Abraham y Sara difundieron el credo abrahámico de la teología monoteísta a todos. Abraham guiaba a los hombres, mientras que Sara influía en las mujeres, formando así lo que podría considerarse como una proto-Casa Jabad.

Entonces Di-s se le apareció a Abraham y le dijo que abandonara su tierra, su lugar de nacimiento, y viajara hacia un destino nuevo y desconocido. 

Abraham y Sara, de 75 y 65 años respectivamente, abandonaron Harán , donde su familia se había establecido después de salir de Ur Casdim, y se establecieron en Canaán .

Sin embargo, pronto llegó el hambre a la tierra, y se vieron obligados a viajar a Egipto. Antes de su llegada, Abraham escondió a su esposa en una gran caja y le ordenó que dijera, en caso de que la atraparan, que era su hermana y no su esposa. Los egipcios descubrieron a la hermosa Sara y se la dieron al Faraón como esposa, perdonando la vida a Abraham. Sara oró a Di-s, y el Faraón fue azotado por plagas esa misma tarde.  El Faraón se dio cuenta de su mal proceder y envió a Sara de regreso a Abraham. Junto con los regalos que le dio a Abraham, el Faraón le dio a Sara su hija,  la princesa Agar , para que fuera su sirvienta personal.

Esta secuencia de eventos se repitió cuando Abraham y Sara estaban residiendo en Gerar, después de la destrucción de Sodoma .

Abraham se presentó como su hermano a Abimélec , el rey de los filisteos,  quien rápidamente la tomó como esposa. Di-s se le apareció a Abimélec en un sueño, amenazándolo con la muerte si no liberaba a Sara. Inmediatamente devolvió a Sara a su esposo. Después de que Abraham y Sara habían vivido en la Tierra Prometida durante 10 años y ella no había sido bendecida con un hijo, Sara decidió hacer un sacrificio supremo y ofrecer a Agar a Abraham como su segunda esposa, quien le daría un hijo y le dejaría un legado duradero. 

Agar dio a luz un hijo, Ismael . Pero Di-s quería que Sara también fuera madre.

Cambios de nombre y bendiciones
Sara nació con el nombre de Sarai, que significa “mi princesa”, mientras que Abraham era conocido como Abram , que significa “padre de Aram”. (Sara también tenía otro nombre 1—Yiskah [“Jessica”], que significa “vidente”— porque era profetisa y tenía la capacidad de ver el futuro. También se la llamaba “vidente” porque la gente solía contemplar su belleza).

Ambos nombres eran algo limitantes. Sarai implicaba que ella era solamente “ mi princesa”, y Abram limitaba la esfera de influencia de Abraham a Aram, su ciudad natal original.

En una ceremonia dramática, conocida como el Pacto entre las Partes , Di-s le habló a Abraham y le prometió una gran riqueza y una gran recompensa, pero Abram no estaba satisfecho. Quería un hijo para continuar su legado. Di-s le prometió un hijo con Sara y cambió el nombre de Abram a Abraham, que significa “el padre de todas las naciones”,  y Sarai a Sara, que significa “ la princesa”. Este cambio de nombre trajo consigo un cambio de fortuna, que le dio a Sara la capacidad espiritual de dar a luz a un hijo.

Siguiendo la orden de Di-s, a la edad de 99 años, Abraham se sometió a la circuncisión. Mientras se recuperaba, le rezó a Di-s para que le enviara huéspedes, ya que inicialmente Di-s hizo que el día fuera extremadamente caluroso para que ningún viajero lo molestara mientras se recuperaba. Sus oraciones fueron respondidas, y tres ángeles, disfrazados de viajeros extranjeros, se encontraron con un Abraham débil pero acogedor. Abraham corrió a la tienda y le dijo a Sara que preparara un banquete. Mientras los ángeles estaban allí, le prometieron al anciano Abraham que Sara tendría un hijo. Sara, ante la mera sugerencia de que podía concebir y llevar el embarazo a los 89 años, estalló en risas.

Un año después, después del episodio de Lot y Sodoma y del segundo secuestro, Sara dio a luz a Isaac, su único hijo, el tan esperado portador del legado de Abraham. Con profunda alegría, Abraham y Sara celebraron banquetes en honor de su precioso hijo.

Para demostrar que el niño no era un expósito, Sara también cuidó a los hijos de otras mujeres. 

Sara despide a Agar
Después del nacimiento de su hijo, Sara vio que el otro hijo de Abraham, Ismael, actuaba de manera inapropiada. Sara le suplicó a Abraham que echara a Agar y a su hijo desobediente, por temor a que Isaac se dejara influenciar por su medio hermano mayor. 

Di-s le dijo a Abraham que escuchara a Sara, porque ella era una profetisa más grande que él. Abraham accedió, despidió a su hijo y dio una señal clara de que Isaac sería su heredero.

Cuando Sara tenía 127 años y su hijo Isaac 37, Di-s le ordenó a Abraham que sacrificara a su amado Isaac en el altar.  Abraham tomó a su hijo y fue al monte Moriah para ofrecerlo como sacrificio. Cuando estaba a punto de sacrificar al hijo que Dios le había prometido, un ángel lo detuvo y le rogó que se detuviera. El ángel le explicó a Abraham que Di-s nunca había tenido la intención de sacrificar a Isaac, sino que lo estaba poniendo a prueba, queriendo que Abraham demostrara su lealtad inquebrantable a Di-s. Abraham ahora había demostrado que en verdad temía a Di-s. 

Cuando Sara se enteró de que su hijo estaba a punto de morir, se sintió abrumado por ello. Murió a la edad de 127 años.

Abraham compró la cueva de Macpela a los hijos de Jet (hititas), cerca de Hebrón, donde habían sido enterrados Adán y Eva, y allí enterró a su esposa, Sara. Abraham, junto con el resto del pueblo, lloró la muerte de Sara. Años después, Abraham también fue enterrado cerca de su esposa en la cueva de Macpela.

Al decir la edad de Sara al momento de su muerte, la Torá nos dice que su vida fue de “100 años, y 20 años, y 7 años”. Los Sabios  comentan que esto significa que cuando tenía 100 años, era tan pura de pecado como una doncella de 20 años; y cuando tenía 20 años, era tan hermosa como una inocente niña de 7 años.

Una lección jasídica de Sarah
La porción de la Torá que habla del entierro de Sara se conoce como “jayei Sarah”, “La vida de Sara”. ¿No sería más apropiado llamarla “La muerte de Sara”?

El Rebe de Lubavitch , Rabino Menajem Mendel Schneersohn, de bendita memoria, explica que la vida de un tzadik , una persona justa, es más vital después de la muerte, cuando los méritos de sus acciones se cumplen y se actualizan. Sara invirtió su esencia misma en su hijo, trabajando duro para mantener su hogar puro y sagrado. Cuando leemos que Isaac se casó con Rebeca y continuó con sus caminos, estamos experimentando la verdadera vida de Sara.

¿Quién fue Abraham?

El primer patriarca de la Biblia – Por Menachem Posner

 

 

Según consta en la Biblia, Abraham (o Avraham , אברהם) el hebreo fue guiado por Di-s a la Tierra Santa, donde fue elegido para ser el progenitor de la nación judía. Junto con su esposa, Sara, enseñó a la gente sobre la existencia de un Di-s que es uno y no puede ser visto. Su legado fue continuado por su hijo, Isaac, a quien casi sacrificó por orden de Di-s. El primero de los patriarcas, es conocido por el pueblo judío como Avraham Avinu , “Abraham nuestro Padre”.

Los primeros años de vida de Abraham
La Biblia guarda un silencio relativo sobre las primeras décadas de la vida de Abraham, y nos dice que era hijo de Téraj y esposo de Sara, pero no mucho más. Sin embargo, el Midrash y el Talmud aportan muchos detalles cruciales. Así es como lo resume Maimónides:

Después de que este hombre poderoso [Abraham] fue destetado, comenzó a explorar y pensar…

 “¿Cómo es posible que la esfera continúe girando sin que nadie la controle? ¿Quién la hace girar? Seguramente, ella no se hace girar a sí misma”.

No tenía maestro, ni había nadie que le informara… Se dio cuenta de que había un solo Di-s que controlaba la esfera, que Él creó todo y que no hay otro Di-s entre todas las demás entidades…

Abraham tenía 40 años cuando tomó conciencia de su Creador. Cuando lo reconoció y lo conoció, comenzó a formular respuestas a los habitantes de Ur Kasdim [donde vivía] y a debatir con ellos, diciéndoles que no estaban siguiendo un camino correcto. Destruyó sus ídolos y comenzó a enseñar a la gente que es apropiado servir sólo al Di-s del mundo. . . .

Cuando los venció con la fuerza de sus argumentos, el rey [ Nimrod ] quiso matarlo. Fue [salvado por] un milagro y partió hacia Jarán . [Allí,] comenzó a llamar en voz alta a todas las personas y les informó que hay un solo Di-s en todo el mundo y que es apropiado servirle. 

Abraham en la Biblia
Abraham ocupa un lugar central en el libro bíblico del Génesis , en las tres porciones de Lej Leja, Vaiera y Jaei Sara ( Génesis 12-25).

La historia comienza con un llamado divino a Abraham: “Vete de tu tierra, de tu tierra natal y de la casa de tu padre, a la tierra que yo te mostraré”. 2 Esto va acompañado de promesas de grandes bendiciones.

Pero cuando Abraham, Sara y su sobrino Lot llegan a la tierra que Di-s le ha mostrado ( Canaán ), el hambre los obliga a descender a Egipto, donde la bella Sara es raptada por el rey Faraón. Después de ser castigado por Dios, el Faraón se da cuenta de que está tratando con personas santas y los despide con grandes riquezas.

En Canaán , los pastores de Abraham se pelean con los pastores de Lot, y los dos parientes acuerdan separarse y Lot viaja a la malvada ciudad de Sodoma.

Aunque Abraham y Sara ganan adeptos a su modo de vida y prosperan, anhelan tener un hijo. Después de la partida de Lot, Di-s le promete a Abraham que un día sus descendientes serán tan numerosos como el polvo de la tierra y que habitarán en la tierra a la que Di-s los había traído. 

Pero esto no sucederá todavía. Estalla una guerra entre nueve reyes, y los habitantes de Sodoma, junto con Lot, son capturados. Al enterarse de la angustia de su pariente, Abraham y su siervo Eliezer acuden al rescate de Lot y los demás cautivos. Después de esa victoria, es recibido por el misterioso Melquisedec , rey de Jerusalem. Después de esos incidentes, Abraham teme haber “agotado” su parte del favor divino. En una dramática revelación conocida como el Pacto entre las Partes, Di-s se le aparece a Abraham y le promete que tendrá hijos que heredarán la tierra prometida de Canaán . Pero primero descenderán a una tierra donde serán esclavizados

Agar e Ismael
En un esfuerzo desinteresado por facilitar la bendición de Di-s, Sara ofrece a su sirvienta Agar a Abraham, con la esperanza de que tal vez él tenga un hijo con ella. Pero esto no resulta fácil. Agar pronto está embarazada y comienza a atormentar a su ama. Cuando Sara la pone en el lugar que le corresponde, Agar huye. Un ángel la encuentra junto a un pozo del desierto y le promete que pronto tendrá un hijo, Ismael, que será “un hombre como un asno salvaje”. De hecho, cuando Abraham tiene 86 años, nace Ismael.

La circuncisión y la promesa de un hijo

Cuando Abraham tiene 99 años, Di-s le ordena someterse a la circuncisión y realizar el procedimiento en todos los varones de su casa, incluido Ismael, de 13 años.

Luego, Di-s reitera su promesa de tener muchos hijos, junto con una instrucción importante. A Abraham, que se lo conocía como Abram , ahora se le agregará la letra hebrea hei a su nombre. Y a Sarai, de ahora en adelante, se la conocerá como Sara. Las diferencias sutiles son importantes. Abram significa “padre de Aram”, su lugar de nacimiento, lo que insinúa una esfera de influencia localizada. Sarai significa “mi princesa”, pero Sara implica que ella es la princesa de todos. Este cambio de nombre creó un cambio en el destino, permitiéndoles convertirse en figuras globales cuya descendencia espiritual y biológica duraría por la eternidad.

Tres días después, mientras Abraham se sienta a la entrada de su tienda, recuperándose de su circuncisión, aparecen ante él tres ángeles disfrazados de hombres. Abraham y Sara se esfuerzan al máximo para recibirlos. 

Abraham sacrifica un ternero (o tres, según el Midrash ) y Sara hornea pan. Mientras los hombres comen bajo la sombra de un árbol, prometen que Sara dará a luz dentro de un año. Sara, que escucha desde dentro de la tienda, estalla en carcajadas.

La destrucción de Sodoma
Los ángeles se van, pero su misión no ha terminado. Dos de ellos continúan hasta Sodoma, donde se les encarga destruir toda la zona (cinco ciudades en total), donde abundan la corrupción, el robo y el maltrato a los caminantes.

Pero primero Di-s le habla a Abraham y le cuenta sus planes. Abraham, siempre un “hombre de bondad”, le ruega a Di-s que salve las cinco ciudades en mérito de cincuenta hombres justos, pero no puede encontrar a cincuenta hombres justos. Abraham continúa negociando, pero cuando ni siquiera puede encontrar a diez hombres justos, admite la derrota.

Los ángeles salvan a Lot y a sus hijas, pero destruyen a los demás malhechores de Sodoma, incluida la propia esposa de Lot, que se convierte en una columna de sal.

El segundo rapto de Sara y el nacimiento de Isaac

En un incidente inquietantemente similar a lo que había sucedido tantas décadas antes, Abraham y Sara se mudan a Gerar. Nuevamente temiendo que el monarca local tome a su esposa y lo mate, Abraham finge que Sara es su hermana. El rey Abimelec de Gerar toma a Sara para sí, pero antes de que pueda tocarla, D-os ataca a Abimelec y a su familia con una misteriosa enfermedad que afecta sus orificios. Luego, Di-s se le aparece a Abimelec en un sueño y le dice que libere a Sara ya que es una mujer casada. Abimelec les da a Abraham y a Sara muchos regalos, y Abraham ora por la recuperación de Abimelec. 

Sara entonces es bendecida con lo que estaba esperando: ¡queda embarazada!

Siguiendo la palabra de Di-s, el bebé es circuncidado al octavo día de su vida y recibe el nombre de Isaac.

Pero no todo marcha bien en la familia de Abraham. A medida que Isaac crece, Sara se alarma cada vez más por la posibilidad de que el rebelde Ismael ejerza una influencia negativa sobre su hijo, el futuro portador del legado de Abraham. Con la aprobación de Di-s, Abraham despide a Agar e Ismael, quienes se establecen en el desierto.

La prueba final: el sacrificio de Isaac por parte de Abraham

A lo largo de su vida, Abraham sufre mucho. Di-s lo desafía con no menos de diez pruebas y culmina con la más difícil de todas: Di-s le dice a Abraham que tome a su amado hijo Isaac y lo sacrifique “en el monte que yo te mostraré”, el monte Moriá .

Estoicamente, Abraham se levanta temprano en la mañana y toma a su hijo Isaac, un cuchillo y fuego, y viaja al lugar designado.

Una vez allí, Abraham ata a Isaac al altar que había construido y extiende su brazo para sacrificar a su hijo. Entonces, justo a tiempo, llega un ángel y le dice a Abraham que se detenga. Di-s solo quería poner a prueba su lealtad y no había necesidad de seguir adelante con el sacrificio.

Al levantar los ojos, Abraham vio un carnero cuyos cuernos estaban atrapados entre los matorrales. Abraham degolló el carnero y lo sacrificó en lugar de su hijo.

Después de vivir una vida plena y rica de 127 años, Sara muere en la ciudad de Hebrón. 

En presencia de los habitantes de la ciudad (hititas), Abraham le pregunta a Efrón si le vendería la cueva de Macpela , que está en su campo. 

Sin que Efrón lo supiera, Adán y Eva fueron enterrados en esta cueva especial.

A pesar de sus grandiosas ofertas de dar la cueva gratis, Efrón vende el terreno a Abraham por la principesca suma de 400 monedas de plata, y Abraham entierra allí a su esposa.

Isaac y Abraham se casan
Aunque Sara no vive para ver a Isaac formar una familia, Abraham está decidido a que esto suceda, de la mejor manera posible. En lugar de emparejar a su hijo con una de las mujeres idólatras de Canaán, Abraham envía a su sirviente Eliezer a su antiguo hogar de Aram Naharaim para encontrar una esposa adecuada para su hijo.

La Torá describe con gran detalle cómo Eliezer ora por la asistencia Divina y es guiado hacia Rebeca , la sobrina nieta de Abraham, quien amablemente ofrece agua al viajero y su caravana de camellos sedientos.

“Y la trajo Isaac a la tienda de Sara su madre”, nos dice el versículo, “y tomó a Rebeca por mujer, y la amó. Y se consoló Isaac por la pérdida de su madre”. 

Con su hijo firmemente afianzado en el matrimonio, Abraham se vuelve a casar con una mujer llamada Cetura, a quien algunos identifican como Agar, de 15 años, y tiene muchos más hijos. A la avanzada edad de 175 años, Abraham fallece y es enterrado por Isaac e Ismael.

El profeta Isaías se refiere a él como “Abraham, mi amado”.  De hecho, Abraham vivió una vida de amor. 

Amaba a Di-s, amaba a la gente y, por lo tanto, se esforzaba por enseñar a todos acerca de Di-s. En vista de esto, resulta aún más conmovedor el hecho de que Abraham superara su tendencia natural al amor y estuviera dispuesto a sacrificar a su amado hijo en un altar. Este sacrificio supremo es un tema central de las oraciones de Rosh Hashaná , cuando le pedimos a Di-s que anule cualquier juicio severo que pueda tener contra nosotros.

Desde una perspectiva cabalística, Abraham está asociado con los atributos de jesed (bondad) y ahavá (amor), el primero de los siete middot (atributos emotivos). Esto contrasta con Isaac, quien personificó gevurá (severidad) e yirá (temor). Los middot conforman el “cuerpo cósmico”; jesed está en la parte superior derecha (brazo), mientras que gevurá está en la izquierda.

Abraham el anfitrión
Abraham y Sara eran famosos por su hospitalidad. Su tienda estaba abierta por los cuatro costados y los viajeros podían refrescarse antes de seguir adelante. Además de ocuparse de sus necesidades físicas, Abraham también se ocupaba de su estado espiritual. Como dice el Talmud:

Abraham, nuestro antepasado, hizo que el nombre de Di-s fuera pronunciado en boca de todos los que pasaban por allí. ¿Cómo? Después de que los invitados de Abraham comían y bebían, lo bendecían, pero él les decía: “¿Comieron de lo mío? La comida que comieron pertenece al Dios del Universo, así que agradezcan, alabe y bendigan a Aquel que habló y trajo el mundo a la existencia”.

¿Dónde estaba Abraham?
Más arriba, compartimos una sinopsis de los primeros años de Abraham, de cómo se enfrentó con valentía al poderoso Nimrod y proclamó la unidad de Di-s a todos. ¿Por qué la Torá no menciona este aspecto de su vida, comenzando solo con la instrucción de Di-s a Abraham de mudarse a la Tierra Prometida?

Esta historia fue registrada en la Torá no tanto para que aprendamos acerca de la vida personal de Abraham, sino más importante aún, para que aprendamos acerca de la nuestra. Mientras Di-s no se había comunicado con Abraham, la historia era cautivadora e inspiradora, pero era exclusiva de Abraham, una serie de logros que no se podrían haber esperado de un judío promedio.

Sin embargo, la vida de Abraham después de la revelación de Di-s se basa en el mandato de Di-s, algo que se aplica por igual a todos y cada uno de los miembros del pueblo elegido. Como nietos de Abraham, todos estamos capacitados para seguir a Di-s adondequiera que Él nos guíe.

 

FUENTE

El contraste entre Itzjak e Ishmael

La Torre de Babel en la Biblia
Tras el Diluvio Universal, la humanidad había comenzado a multiplicarse y a poblar la tierra. Todos hablaban un mismo idioma y se entendían a la perfección. Decidieron construir una torre que alcanzaría el cielo, para igualarlos a Di-s y, al mismo tiempo, permitirles permanecer unidos. Este símbolo de su fuerza divina, según creían, se construiría en el valle de la Tierra de Shinear.

Di-s decidió destruir su arrogancia destruyendo su capacidad de entenderse. Por lo tanto, confundió al pueblo dividiéndolo en setenta naciones y tribus diferentes, cada una con su propia lengua (de ahí el nombre Babel, que significa «confusión»).

Cuando esto ocurrió, el proyecto de la Torre tuvo que abandonarse. Los diversos grupos emigraron en diferentes direcciones y se asentaron en todo el mundo.

La Torre de Babel Explicada
Existen numerosas explicaciones fascinantes sobre el tema en los comentarios clásicos. Comencemos con el Talmud (Sandhedrín 109a), donde encontramos tres tradiciones:

En la escuela del rabino Shila se enseñaba que construyeron la torre con la intención de perforar los cielos con hachas para drenar toda el agua contenida en ellos, impidiendo que Di-s traiga otro diluvio si lo molestaban de nuevo. (Quizás esto significa que habían abrazado su comprensión de la ciencia y su funcionamiento hasta el punto de sentir que ahora podían competir con Dios en su territorio: los cielos).

El rabino Yirmiya bar Elazar enseñó que en realidad había tres grupos, cada uno con sus propios planes para la torre: un grupo planeaba escalarla, a salvo de cualquier peligro, en caso de otra inundación. Un segundo grupo quería usarla como santuario para la idolatría. Un tercer grupo, en realidad, quería usarla como plataforma para combatir a Di-s.

El rabino Natan , por otro lado, enseñó que todos ellos tenían la intención de servir a los ídolos.

El Targum Yerushalmi explica que la torre debía ser coronada por la forma de un hombre que sostenía una espada en su mano, un acto de desafío contra Di-s a quien esperaban vencer.

Una enseñanza interesante del Midrash es que tenían miedo de que los cielos colapsaran regularmente cada 1656 años como sucedió durante el diluvio, que tuvo lugar en el año 1656 desde la Creación, y por eso decidieron construir un andamio para sostenerlo.

El Maharal (rabino Yehuda Lowe, rabino de Praga del siglo XVI) explica que el Midrash y las enseñanzas de la escuela del rabino Shila implican que consideraban el Diluvio como un fenómeno natural que se produjo como resultado de los movimientos de las esferas celestes y su posición en el cielo en el momento del Diluvio. El propósito de la torre era alterar de alguna manera lo que percibían como el patrón climático natural.

El rabino Obadiah Sforno (siglos XV – XVI ) explica que su plan de colocar un ídolo en lo alto de la torre era para que ésta ganara reconocimiento universal como el santuario más alto del mundo y el dios más grande, convirtiéndolo en el centro de adoración para todos, con el resultado de que quien gobernara esa ciudad gobernaría a toda la humanidad.

Rabbeinu Bachya (siglos XIII – XIV ) ofrece varias explicaciones. A nivel elemental, explica que su plan era construir un monumento visible desde muchos kilómetros a la redonda. Querían establecerse juntos y decidieron que todos permanecerían a la vista de la torre y nunca se alejarían de ella. Cualquiera que se alejara demasiado de la metrópolis tendría la torre como guía de regreso. Sin embargo, este no era el plan de Di-s, ya que Él nos creó para colonizar el mundo —todo— y convertirlo en un lugar mejor.

También sugiere que, en realidad, podrían haber estado creando el primer pararrayos. Sabían que Di-s había prometido no traer otro diluvio y temían que, en cambio, castigara con fuego a quienes se rebelaran. Esperaban que la torre sirviera para desviar cualquier tormenta eléctrica que Di-s les enviara. (Cabe destacar que Bachya vivió muchos siglos antes que Franklin).

El Netziv (Rabino Nephtali Tzvi Yehuda Berlin, Rosh Yeshiva del siglo XIX de la famosa Yeshiva Volozhin ) tiene una visión fascinante y muy instructiva de su plan. Explica que fueron los primeros ingenieros sociales, con la esperanza de crear una sociedad utópica donde todos vivieran y pensaran como uno solo. Temían que si algunas personas establecían sus propias colonias y pueblos, desarrollarían sus propias culturas y modos de vida únicos. Querían que todos vivieran en un entorno controlado donde pudieran asegurarse de que todos permanecieran culturalmente homogéneos. La torre sirvió como base alrededor de la cual se asentarían todas las personas de su colonia planificada, sin que nadie abandonara sus alrededores inmediatos. El problema con su plan fue que era el primer paso hacia un estado tiránico donde no se toleraría ninguna expresión individual, y D-os los dividió en naciones separadas.

El Rebe de Lubavitch explicó el episodio de la siguiente manera: Planearon una torre que sería un monumento que inspirara el compromiso con su objetivo común: la supervivencia. Querían hacerse un nombre para asegurar la continuidad de la humanidad.

¿Dónde se equivocaron?

Precisamente ese fue su error: vieron la supervivencia como un fin en sí mismo. «Hagámonos un nombre», dijeron; «asegurémonos de que haya futuras generaciones que lean sobre nosotros en sus libros de historia». Para ellos, la vida misma era un ideal, la supervivencia misma, una virtud.

Este fue el principio del fin. La naturaleza aborrece el vacío, y esto también aplica a las realidades espirituales: a menos que un alma o una causa se llene de contenido positivo, la corrupción acabará filtrándose. Un nombre y un santuario vacíos pronto se convierten en una torre de Babel.

Por Menachem Posner

Noaj, Abraham, Moshé y David

“Noaj era un hombre justo, era íntegro en sus generaciones” (BERESHIT 6:9)

Cuando la Torá describe la conducta piadosa de Noaj, enfatiza: “Noaj era un hombre justo, era íntegro en sus generaciones”. Nuestros Sabios Z”L deducen de aquí, que sólo en su generación era considerado un justo, pero no en comparación con otras generaciones. El Zohar detalla tres generaciones de piadosos en relación a quienes Noaj “era considerado como nada”: la generación de Abraham, la generación de Moshé y la generación de David. ¿Cuál es el motivo que se compara a Noaj específicamente con estas tres generaciones y no con las generaciones de otros piadosos?

UN MUNDO NUEVO
La explicación radica en que cada uno de estos tres Justos (Abraham, Moshé y David) comenzó una nueva etapa en la construcción del mundo. Abraham, el primer judío, abrió la etapa donde aparece en el mundo el pueblo de Israel, y comienza a cumplir con su función. Moshé trajo al mundo a la Torá, y a partir de él en adelante se dio la fuerza para santificar y refinar al mundo a través de la Torá. El rey David abrió la era del reinado cuyo objetivo fundamental es coronar a Hashem como Rey sobre la Tierra.

También Noaj abre una nueva era en la creación – el mundo posterior al diluvio. El Midrash dice que cuando Noaj salió del arca “vio un nuevo mundo”, con él comenzó en la práctica la consolidación de un mundo corregido. Sin embargo, el trabajo de Noaj era sólo en un nivel de principio, y se lo considera “como nada” frente al trabajo de Abraham, Moshé y David (y por eso también la primera letra de la palabras Abraham, David y Moshé forman la palabra “Adam”, puesto que a través de estos tres tzadikim la creación del hombre alcanza la perfección).

EL OBJETIVO -LA SANTIDAD

La piedad de Noaj tenía lugar, fundamentalmente, en ese mismo campo donde actuaron con maldad y pecaron los hombres del diluvio. Estos eran corruptos en temas de la conducta para con el prójimo, y en ese campo Noaj era un justo íntegro. Pero la perfección en la conducta entre los hombres no es suficiente para llevar al mundo a la concreción de su objetivo Divino, y es tan sólo la prevención del desorden y la protección de la vida civilizada.

Por eso, este trabajo no se considera “nada” en comparación al trabajo de Abraham, Moshé y David, cuya perfección no se limitaba tan sólo a temas de las relaciones humanas sino principalmente con amalgamar al mundo con la santidad Divina: Abraham difundió en el mundo con la santidad Divina: Abraham difundió en el mundo la fe en el único Di-s; Moshé recibió la Torá, cuyo objetivo es santificar al mundo, y David preparó la base para el sagrado Templo, donde moraba la Presencia Divina.

SERVICIO A PARTIR DE LA CONCIENCIA
La diferencia entre Noaj, Abraham, Moshé y David, se expresó también desde otro enfoque. El servicio de Noaj surgía fundamentalmente a partir del temor. Su advertencia a sus contemporáneos estaba basada principalmente en el temor al diluvio. Incluso sobre el propio Noaj, nos relata el midrash : 

“Noaj era falto de fe, si no fuera las aguas la llegaron a los tobillos no hubiera ingresado al arca”.
En contraposición con esto, el trabajo de Abraham, Moshé y David, surgió del profundo reconocimiento interno en la grandeza de Hashem, y este conocimiento y conciencia fue difundido por ellos al mundo entero.


Por eso, fue su trabajo específicamente el que estableció las bases para la verdadera corrección del mundo y su ser llevado hacia su objetivo.
La perfección más cabal de este trabajo tendrá lugar en manos del “Rey de la Casa de David”, Mashíaj Tzidkeinu, que corregirá y arreglará al mundo todo para servir a Hashem en unión, hasta que incluso las naciones del mundo habrán de proclamar: “Id y subamos al monte de Di-s, a la Casa del Di-s de Iaakov, y que nos instruya de Sus caminos y, caminaremos por Sus senderos”

(LIKUTEI SIJOT TOMO 35, Pág. 15)

Historias de la Biblia. Saúl.

Ecos arqueológicos

Parte 2

En la primera parte , seguimos al joven David cuando abandonó su ciudad natal de Belén y se hizo un nombre como guerrero y líder. Ahora, sigamos a David en su huida del rey Saúl, quien lo vio como una amenaza y quería matarlo, centrándonos en los lugares donde sabemos que hay interés arqueológico.

En la carrera

En 1875, el explorador británico Claude Reignier Conder viajó a la Tierra de Israel e intentó seguir el camino de David mientras huía del rey Saúl. Escribió: 

En todo el relato, nada es más sorprendente que la pequeña extensión del país recorrido y su corta distancia de la capital real. David parece haber vagado por una zona cuyo radio no excedía de veinte millas desde su ciudad natal de Belén.

 

 

Con las carreteras y los automóviles modernos, la zona parece aún más pequeña. Por otra parte, para un portador de pasaporte israelí, la zona es más difícil de recorrer debido a cuestiones de seguridad. Algunos de los lugares mencionados a continuación no son accesibles actualmente, pero intentaré describirlos basándome en fuentes históricas y arqueológicas.

Adulam

Desde Nob, David intentó ir a la ciudad filistea de Gat, pero cuando lo reconocieron allí, fingió locura y escapó a la cueva de Adulam. 

Adullam, una de las ciudades fortificadas capturadas por Josué,  fue asignada a la tribu de Judá.  Los arqueólogos la identifican como Tel Adullam, una cima de colina rodeada de ruinas de una antigua muralla, ubicada hoy dentro del Parque Nacional Adullam-Francia en el sur del valle de Ela.

La caminata hasta Tel Adullam está llena de aroma a pino y vistas maravillosas. En la cima, dentro de las ruinas amuralladas, hay un huerto de olivos.

A diferencia de otros tels sobre los que hemos escrito, Tel Adullam nunca ha sido excavado en su totalidad.

A partir del siglo XIX, se realizaron varios estudios arqueológicos en la zona, que descubrieron ruinas de antiguas viviendas y redes de cuevas, junto con fragmentos de cerámica de diferentes períodos históricos.

En 1995, unos ladrones de antigüedades entraron en un complejo subterráneo de Tel Adullam. Aunque se llevaron todo lo que pudieron, el rastro que dejaron llevó a los arqueólogos a la entrada del complejo:

Un pasadizo escalonado, construido con sillares y techado con losas de piedra. En el fondo de este pasadizo, una habitación toscamente labrada, utilizada como conexión con el túnel principal excavado en la roca. Este túnel, excavado en dirección este-oeste, llega en su extremo oriental a otro túnel, bloqueado por tierra aluvial, y a una cámara secreta subterránea, utilizada probablemente como refugio. La pared de esta cámara abría la pared sur de una cisterna de agua más antigua. Esta cisterna estaba incorporada al complejo de escondites y se utilizaba como depósito de agua secreto. El pozo de entrada original de la cisterna se utilizaba para ventilación, iluminación y escape. 

Aunque los arqueólogos creen que el extenso complejo subterráneo estuvo en uso hacia el final del período del Segundo Templo, es posible que quien construyó este complejo incorporara la misma cueva de Adullam donde el Rey David había encontrado refugio muchos siglos antes

Moab
Toda la familia de David se reunió con él en las cuevas de Adulam, por temor a que el rey Saúl también los persiguiera. Para conseguir un refugio seguro para sus padres, David recurrió al rey de Moab.
Moab era un reino situado en la orilla oriental del Mar Muerto, en la actual Jordania.

Los arqueólogos descubrieron varias ciudades fortificadas en esa zona, 15 de ellas situadas en la cima de colinas empinadas, rodeadas de barrancos y fosos artificiales que proporcionaban protección a los residentes. 

Las ciudades estaban rodeadas de murallas de casamatas, que contenían casas con pilares cerca de las murallas y grandes áreas abiertas en el centro. Los arqueólogos encontraron ollas, jarras y cuencos de barro en las ruinas de las ciudades.

 

Las ruinas de Tel Adullam.
Ruinas de una antigua ciudad moabita de Dhiban en Jordania.
Aquí


Después de dejar a su familia en Moab, David fue a Heret, en el territorio tribal de Judá.

Conder identifica a Hereth como “la pequeña aldea moderna de Kharas, un nombre que incorpora todas las letras esenciales de [Hereth], aunque con una terminación ligeramente diferente. El sitio es antiguo, con las indicaciones habituales: pozos antiguos, cisternas y cuevas irregulares en la ladera”. 

Mientras David se escondía en Heret, el rey Saúl se enteró de que el sumo sacerdote de Nob le había proporcionado alimentos y un arma. En represalia, el rey Saúl ordenó la masacre de toda la ciudad de Nob. El único sobreviviente, Abiatar, huyó y se unió a David.

 

Keila

Mientras estaba en Heret, David se enteró de que los filisteos estaban atacando la ciudad de Keila. 18 Con la ayuda de Abiatar, el sacerdote sobreviviente, David le preguntó a Di-s si debía detener a los filisteos y rescatar a los habitantes de Keila. Recibió el permiso y la bendición de Di-s . 

Keila es mencionada en Josué como una de las ciudades en las tierras bajas de Judá. Los arqueólogos la identifican como Khirbet Qeila, al norte de Hebrón. 

David atacó a los filisteos y salvó a Keila, pero el rey Saúl se enteró y fue a Keila en busca de David. Una vez más, David se vio obligado a huir. 

Ziph


David fue a Zif, que los arqueólogos identifican como Tel Zif, al sureste de Hebrón. El nombre “Zif” aparece en numerosos sellos antiguos, de los tiempos del Reino de Judá, encontrados en toda la zona.  Tel Zif fue excavado por los arqueólogos del Palestine Exploration Fund en 1825. Condor lo describe como:

un montículo notable… y aunque en la actualidad no muestra rastros de edificios, encontramos una cantera en el lado norte y algunas grandes tumbas judías; una, que tiene un pórtico con pilastras de roca tosca, se encuentra más abajo en el sur. 

Desierto de Maon


David se vio obligado a huir nuevamente cuando los habitantes de Zif revelaron su paradero al rey Saúl.  Saúl envió exploradores para buscar a David y los siguió él mismo con su ejército de hombres.

Cuando David oyó que Saúl lo perseguía, “descendió a la peña y se quedó en el desierto de Maón”. 

Maon se identifica como Horvat Maon, al sureste de Hebrón. Allí, los arqueólogos descubrieron las ruinas de una antigua ciudad judía. 

Los hombres de Saúl rodearon la colina donde David y sus hombres se escondían, pero cuando llegó un mensajero que le dijo a Saúl que los filisteos habían atacado su reino, abandonó la persecución de David y fue a luchar contra los filisteos. 

 

Ein  Gedi


Desde Maón, David y sus hombres se trasladaron a Ein Gedi. 

En la actualidad, Ein Gedi es una atracción turística popular: un parque nacional cerca del Mar Muerto, famoso por sus arroyos y cascadas. También es conocido por sus cuevas, las cuevas en las que se escondieron David y sus hombres.

El rey Saúl se armó con 3.000 hombres leales y siguió a David hasta Ein Gedi. Sin saberlo, entró en la misma cueva donde David y sus hombres se escondían. Saúl estaba solo, lo que le proporcionó a David la oportunidad perfecta para librarse de su enemigo para siempre. Pero David se negó a hacerle daño al rey Saúl. En lugar de eso, cortó discretamente la punta de su manto.

Una vez que el rey Saúl salió de la cueva, David se le apareció y habló con él desde una distancia segura. Le mostró el trozo de manto, le dijo que no tenía intención de hacerle daño ni siquiera cuando se le diera la oportunidad, y le rogó que detuviera la persecución. Por el momento, Saúl creyó a David. Tomó a sus hombres y regresó a casa. Pero David sabía que la persecución no había terminado. 

Vista aérea de  Khirbet Qeiyafa. Una ciudad amurallada en el Valle de Ela.

Gat


La última parada de David —después del dramático incidente entre Haquila y Jesimón— en su camino a convertirse en rey fue la ciudad filistea de Gat , la ciudad natal de Goliat, el gigante filisteo que David derrotó. 

Los arqueólogos han identificado Gath como Tel Tsafit, que hoy es un parque nacional israelí. Un sendero que parte de la entrada del parque conduce colina arriba hacia las ruinas de una ciudad amurallada.

En las últimas dos décadas, un equipo de arqueólogos dirigido por el profesor Aren Maeir, de la Universidad Bar Ilan, ha llevado a cabo extensas excavaciones en Gat. Entre sus numerosos hallazgos se encuentra la inscripción filistea más antigua conocida.

Según el informe publicado en el sitio web del proyecto,  “Esta inscripción es un hallazgo bastante emocionante, ya que menciona dos nombres (alwt/wlt) que recuerdan un poco a la forma original del nombre Goliat”. Los arqueólogos creen que la inscripción se produjo en el mismo período de tiempo que la batalla entre David y Goliat.

 

 

Fue en Gat donde David recibió la noticia de la muerte del rey Saúl en batalla. 34 Después de elogiar a Saúl y a sus hijos, David le preguntó a Dios si debía ir a alguna de las ciudades de Judá, y Dios lo dirigió a Hebrón. 

Durante siete años y medio, David reinó sobre la tribu de Judá en Hebrón.  Después conquistó Jerusalén y fue aceptado como rey sobre el pueblo judío.

La destrucción del Primer Templo Sagrado

El Primer Templo Sagrado

En el Monte del Templo de Jerusalém se alzaban sucesivamente dos Templos .

El Primer Templo fue construido por el Rey Salomón , basándose en planos detallados que Di-s había entregado a su padre, el Rey David , a través del profeta Natán . El Rey David había querido construirlo él mismo, pero le dijeron que su hijo sería quien lo haría.

En el cuarto año de su reinado, 833 a. C., el rey Salomón se encontró en paz con sus vecinos y comenzó la construcción del Templo. El lugar elegido por el rey David fue la cima del monte Moriah, donde Abraham había demostrado una vez su disposición a ofrecer a su amado hijo en obediencia al mandato de Di-s.

Se necesitaron decenas de miles de hombres para realizar las numerosas tareas que exigía la gigantesca empresa. Se enviaron hombres al Líbano para talar cedros. Se cortaron piedras cerca de las canteras y luego se llevaron a Moriah para ensamblarlas. En el valle del Jordán se fundió el bronce. Se trajeron artesanos de Tiro para ayudar a perfeccionar el trabajo. Los barcos zarparon hacia el este y el oeste para traer los materiales más selectos para el adorno de la Casa de Di-s.

La construcción del Templo tardó siete años. En el año doce de su reinado, en el año 827 a. C., el rey Salomón dedicó el Templo y todo su contenido. El Arca de la Alianza fue llevada al Templo en medio de celebraciones inaugurales que duraron siete días.

Durante los siguientes 410 años, el pueblo judío llevó ofrendas diarias a este magnífico edificio, y allí la nación se reunía tres veces al año para “ver y ser visto por el rostro de Di-s”.

El reinado de Salomón fue una época dorada. Su capital se convirtió en el centro de la sabiduría, la riqueza y el esplendor. Tanto los monarcas como la gente común acudían a contemplar todas las maravillas que allí se veían y salían con los ojos abiertos de par en par, asombrados y maravillados. La Tierra de Israel se convirtió en un gran centro de comercio. Los judíos vivían en paz y felicidad, “cada uno bajo su parra y bajo su higuera”.

Al final de su vida, el rey Salomón cometió indiscreciones que no correspondían a su gran estatura. Di-s le dijo que sería castigado. Después de su muerte, el reino se dividiría en dos.

De hecho, tras la muerte de Salomón, las diez tribus del norte se negaron a aceptar a su hijo Roboam como rey. En el año 796 a. C., el país quedó dividido en dos reinos: el reino de Israel, en el norte, y el reino de Judá en el sur.

Los reyes del reino de Israel practicaban la idolatría, pero también lo hacían muchos de los reyes del reino de Judá . Di-s envió profetas repetidamente para amonestar a los judíos, pero ellos se negaron a cambiar su conducta 

Un ejemplo flagrante, en el año 661 a. C., el profeta Zacarías Ben Jehoiada reprendió a la nación por sus pecados, advirtiéndoles de los graves castigos que les sobrevendrían si no cambiaban su conducta. En lugar de aceptar su reprimenda, la nación apedreó a Zacarías hasta matarlo en el patio del Templo. Increíblemente, esto ocurrió en Iom Kipur .

En lugar de permitir que la sangre de Zacarías se asentara en la tierra, Di-s hizo que brotara. El pueblo intentó cubrirla con tierra, pero siguió hirviendo durante los siguientes 252 años, hasta la Destrucción del Templo.

Como resultado de la conducta desobediente y corrupta de los judíos, Dios no les proporcionó a ninguno de los dos reinos la paz y la seguridad que había disfrutado el reino unido bajo el reinado de Salomón

En el año 555 a. C., Samaria, la capital del reino del norte, cayó en manos de los asirios, y el reino de Israel llegó a su fin. Decenas de miles de los conquistados fueron llevados al cautiverio. El reino de Judá sobrevivió milagrosamente a la amenaza asiria y duró otros 150 años. Pero, con el tiempo, caerían víctimas de los babilonios .

El libro de las lamentaciones

A partir del año 463 a. C., Jeremías profetizó sobre la amenaza babilónica y advirtió a los judíos de la terrible devastación que sufrirían si no dejaban de adorar ídolos y de maltratarse unos a otros. Pero sus melancólicas profecías, registradas en el Libro de Jeremías, fueron en gran medida ignoradas por los judíos, quienes se burlaron de él y lo persiguieron.

Jeremías fue encarcelado por el rey Joacim, Di-s le habló entonces a Jeremías: «Toma un rollo y escribe en él todas las palabras que te he hablado acerca de Israel y de Judá… Quizá la casa de Judá oiga todo el mal que pienso hacerles, y se arrepienta cada uno de su mal camino, y yo perdone su iniquidad y su pecado.»

Esta profecía finalmente llegó a ser conocida como el Libro de las Lamentaciones.

Este Libro de Lamentaciones se lee en la sinagoga todos los años en la víspera del nueve de Av .

En el año 434 a. C., el reino de Judá intentó formar una alianza con Egipto. Los judíos pensaron, a pesar de las profecías de Jeremías, que esto los mantendría a salvo. Pero en lugar de eso, el rey de Babilonia, Nabucodonosor , marchó sobre Judá. Saqueó Jerusalém y deportó a decenas de miles de judíos a su capital en Babilonia; todos los deportados pertenecían a las clases altas, los ricos y los artesanos. A la gente común se le permitió quedarse en Judá, y Nabucodonosor nombró a un rey títere sobre Judá, Sedequías.

El 10 de Tevet , 425 a. C., Nabucodonosor comenzó el asedio de Jerusalém.

 
Treinta meses después, en el mes de Tamuz , tras un largo asedio durante el cual el hambre y las epidemias asolaron la ciudad, las murallas de la ciudad fueron derribadas. 

 

El séptimo día del mes de Av , el jefe del ejército de Nabucodonosor, Nebuzaradán, comenzó la destrucción de Jerusalén. Los muros de la ciudad fueron derribados y el palacio real y otras estructuras de la ciudad fueron incendiadas.

El noveno día de Av, hacia la tarde, el Sagrado Templo fue incendiado y destruido. El fuego ardió durante 24 horas.

 

Jeremías también prometió que el pueblo judío regresaría a Jerusalém y reconstruiría el Templo, lo que sucedería setenta años después.

Por esto nuestro corazón se ha desmayado, por estas cosas se han oscurecido nuestros ojos;
por el monte Sión, que está desolado; las zorras rondan por él.
Pero tú, oh Jehová, permaneces para siempre; tu trono perdura por todas las generaciones.
¿Por qué nos olvidas para siempre, nos abandonas tanto tiempo?
¡Restituyenos a ti, oh Jehová, y seremos restaurados! 

Renueva nuestros días como al principio.

 Lamentaciones 5: 17-21

 

Fuente

Cinco hermanas: La historia de las hijas de Tzelafjad

Un grupo de cinco hermanas se acercaron a Moisés delante de toda la nación Judía. Eran las hijas de Tzelafjad, las mujeres que fueron privilegiadas en tener un capítulo agregado en la Torá por ellas: Majla, Noah, Joglah, Milka y Tirtza. Aquí la historia.

La división de la Tierra

Era el año número cuarenta desde el éxodo de Egipto, poco tiempo antes de que pueblo judío entrara a la Tierra Prometida. Di-s le había informado a Moisés que el territorio de cada tribu sería determinado por sorteo. Cada hombre en la tribu recibía una parte de tierra en el territorio de su tribu. Si un hombre fallecía, sus hijos heredaban su propiedad, asegurando de tal manera que esa porción permaneciera en la familia que originalmente le fue asignada.

Un hombre, Tzelafjad, de la tribu de Menashe, tenía sólo hijas mujeres. Él había fallecido en el desierto, y sus hijas estaban preocupadas de no recibir una parte en la Tierra de Israel. Por eso, le pidieron a Moisés que les diera la tierra que le hubieran dado a su padre.

La Torá describe la escena:

Se pararon delante de Moisés, Elazar, el Sumo Sacerdote, los líderes y la congregación, en la entrada de la Tienda de Encuentros, y dijeron: “Nuestro padre falleció en el desierto. Él no estuvo en el grupo de Koraj que estaban en contra de Di-s, de hecho, falleció por su propio pecado, y no tuvo hijos varones.

 

¿Por qué el nombre de nuestro padre debe ser eliminado de su familia por no haber tenido hijos varones? Dénos una parte de tierra entre los hermanos de nuestro padre”

Moisés llevó el caso delante de Di-s. Di-s le dijo a Moisés lo siguiente: “Las hijas de Tzelafjad hablaron correctamente. Seguro debes darles una porción de tierra entre los hermanos de su padre, y transferirles la herencia de su padre a ellas” (Números 27:2-7)

De hecho, en su mérito, las leyes de herencia siguen este precedente. Desde ese momento, uno que fallece sin hijos varones, las hijas heredan sus pertenencias.

El pecado de Tzelafjad

Las hijas describen que la muerte de su padre fue “por su propio pecado”. El Talmud trae dos opiniones sobre cuál fue ese pecado, igualmente los dos están de acuerdo en que fue hecho con buenas intenciones.

Una visión es de que Tzelafjad estaba entre los Maapilim, los Judíos que después de que Hashem haya decretado los cuarenta años en el desierto, volvieron a guerrear para entrar a la Tierra de Israel. Éstos fueron matados por los Amalekitas y Cnaanitas, pero sus intenciones fueron buenas.

La segunda opinión es que Tzelafjad fue el hombre ejecutado por violar el Shabat juntando madera. Aquí también, el Midrash atribuye intenciones positivas a su acto.

Según este Midrash, Tzelafjad había escuchado a algunos Israelitas decir que su sentencia de deambular significaba que tampoco tenían que cumplir con los mandamientos. Para mostrarles que estaban equivocados, violó el Shabat, dando una lección que le costaría su propia vida.

Cualquiera haya sido el pecado de Tzelafjad, no era tan severo como para que su nombre fuera eliminado de las páginas de la historia Judía. Al contrario, gracias a sus hijas, su nombre tiene connotaciones positivas.

Las hijas de Tzelafjad

A pesar de que no fueron dados muchos detalles sobre ellas, una lectura cuidadosa de las fuentes nos provee una imagen de inteligencia

La inteligencia de las hermanas era evidente de su clara presentación de su caso. De hecho, Di-s mismo aprobó sus argumentos diciendo: “Las hijas de Tzelafaj han hablado correctamente”

En varios lugares en donde aparecen escritos los nombres de las cinco hermanas, aparecen en diferentes orden. Esto es para demostrar que las cinco eran iguales en sabiduría y justicia.

También se nos ha dicho que a pesar de que se casaron tarde, todas fueron bendecidas con hijos.

Las hijas de Tzelafjad representan el amor de las mujeres judías por la Tierra de Israel. Nuestros Sabios notan el contraste entre los hombres, que tenían miedo de entrar y lloraron “déjanos poner un lider y volver a Egipto”, y las mujeres que estaban ansiosas en poseer la tierra y hasta demandaron una parte en ella.

Desarrollos posteriores

Poco tiempo después de los eventos descritos anteriormente, los parientes de Tzelafjad se acercaron a Moisés con otra preocupación: Si estas mujeres se casaban con alguien de otra tribu, sus tierras luego se transferirían a la posesión de sus hijos (que no pertenecían a esa tribu), y se perdería de la tribu de Menashe. Moisés transmitió de Di-s la respuesta: de hecho, las hijas de Tzelafajd sólo se podrían casar con hombres de su tribu. Las cinco se casaron con sus primos.

Por catorce años, cualquier mujer que heredara la propiedad de su padre podía casarse sólo con alguien de su misma tribu.

Luego que la tierra fue conquistada y dividida, ésta ley dejó de cumplirse, y podían casarse con quien quisiesen. Esto se declaró oficialmente como una ley el 15 de Av, y esa es una de las razones por la cual celebramos ese día.

Por: Mendy Kaminker