Shabat Shirá

El Shabat que se lee la sección de Beshalaj se denomina Shabat del Cántico, la shirá que Israel entonó en el Iam Suf.

Además de la shirá, la sección contiene otros temas: el Éxodo de Egipto, el milagro de la partición del mar, los estatutos y leyes dados al acampar en Mará, el milagro de la caída del maná, la aparición del manantial que proveyó de agua al pueblo, y la guerra contra Amalek. No obstante, el tema de la shirá fue el que el pueblo judío eligió especialmente para designar a este Shabat, pues ella posee la particularidad de que cada vez que el pueblo de Israel la recita en el curso de las generaciones, es como si lo hiciera por primera vez.

¿A qué se debe esto? Todos los otros pasajes de la Torá fueron dichos por Di-s mientras Israel escuchaba, pero esta shirá la entonaba Israel, y Di-s, junto a todas sus huestes celestiales, escuchaban lo que aquellos decían. En ese momento el alma de Israel se elevó al máximo nivel de exaltación, y su corazón se transformó en un manantial del cual fluía Torá. El sonido de su voz era como el sonido de Di-s. Y más aún, este cántico de Torá que manaba desde su interior precedió a la Torá que escucharon del Todopoderoso en el Monte Sinaí.

La fuerza de la shirá que entonaron en aquel entonces hizo que el júbilo y la canción se implantaran en los corazones judíos hasta el fin de las generaciones, y toda vez que el pueblo es librado de sus enemigos y rescatado de sus tribulaciones, su corazón se inspira para entonar cánticos y alabanzas a Di-s, Su salvador, en vez de vanagloriarse en razón de su propia perseverancia. La shirá comienza con las palabras: …y hablaron diciendo (Éxodo 15:1); es decir, la canción que “hablaron” entonces les posibilitó continuar “diciendo” en todas las generaciones.

El pueblo judío entonó esta shirá motivado por una fe plena, y no simplemente a causa del asombro ante tantos milagros y maravillas, pues la impresión momentánea es transitoria, en tanto que la fe y la creencia quedan grabadas en el corazón y perduran por siempre. El pueblo de Israel no comenzó a cantar sino después de haber reconocido que el cautiverio y la aflicción sufridos, y la prueba y purificación a la que sería sometido en el futuro, son, todas, señales del eterno amor y benevolencia de Di-s hacia ellos. Israel comprendió en ese momento que no existe alegría ni vida genuina si ésta no se basa en la fe en Di-s, como expresan los versículos: …y júbilo para los recios de corazón (Salmos 97:11); y el justo por su fe vivirá (Habakuk 2:4). Asimismo encontramos en las palabras de la shirá: Y creyeron en Di-s y en Moshé, Su servidor… entonces Moshé y los Hijos de Israel entonaron este cántico… (Éxodo 14:31-15:1).

La shirá cantada junto al mar fue vocalizada en el momento adecuado; en el preciso instante en que todas las Huestes Celestiales y toda criatura terrenal estaba colmada de alabanzas hacia Di-s, expresando Su grandeza y dominio. Fue entonces, cuando la gloria de Su soberanía saturó el mundo, que Israel irrumpió en cántico, como está escrito: Entonces Moshé y los Hijos de Israel entonaron… (ibid.). “Entonces” – en ese preciso instante, ni antes ni después.

Si hubieran demorado su shirá, el resto del universo no habría respondido con su propio canto, pues la impresión de lo acontecido ya se habría disipado. Si hubieran entonado su shirá antes, cuando abandonaron Egipto, se les habría dicho: “Agradeced al Faraón por haberos liberado, pero tened en cuenta que él, sus ejércitos, y todo su poderío, aún existen y vosotros estáis perdidos en el desierto”. Pero ahora que todos los caballos, carros, jinetes y ejércitos del Faraón fueron ahogados en el mar y había sido despojado de su fuerza y orgullo, éste era el momento apropiado para la shirá; como expresa el versículo: Cantaré Di-s pues Él es grandemente ensalzado, arrojó al mar al caballo y a su jinete (ibid. 15:2). …Di-s reinará por siempre jamás(ibid. 15:18).

LA CANCIÓN DE TODA LA CREACIÓN, DE BOCA DE ISRAEL

Cantaré a Di-s – sólo a Él, ¡porque no hay otro fuera de Él!

Pues Él es grandemente ensalzado – sólo Él es exaltado con desmesurado orgullo. No así el hombre, cuyo orgullo lo degrada. Aunque pretenda elevarse a los cielos, termina descendiendo al abismo.

Al caballo – símbolo de fuerza y poder entre las criaturas de la tierra… y a su jinete – el hombre que se enorgullece por su dominio sobre las fuerzas de la Creación. Pero, ¿quién es el hombre y qué es su orgullo, vano orgullo, frente a la fuerza de una de las creaciones de Di-s, el poder del mar embravecido?

Arrojó al mar- El ha arrojado al hombre junto con su orgullo al mar, como quien alza un objeto liviano y lo lanza hacia abajo nuevamente (esto explica las diferentes expresiones utilizadas en hebreo: Ramá baiám, literalmente “los levantó en el mar”, y íará baíám – “los lanzó (hundió) en el mar”).

¿Qué representa la fuerza del mar embravecido, con sus poderosas olas, en la presencia de los amados hijos de Di-s? Aunque las profundidades del océano emergen y hierven amenazando con inundar toda la creación, un mero soplo surge de Sus narices e inmediatamente las aguas se apilaron – como si fueran arena y no agua, y las corrientes que fluían quedaron erectas como una pared – como si fueran bloques de hielo y no hirvientes corrientes de agua.

Las aguas profundas se congelaron en el corazón del mar- las profundidades del mar no se secaron, sino que continuaron fluyendo como lo habían hecho desde la Creación, pero cuando alcanzaban el nivel de los pies de aquellos amados por Di-s, ahí se congelaban, en el corazón del mar.

¿Quién ha hecho esto? ¿Qué ha motivado estos actos? ¡Nadie más que Él, por Su eterno y gran amor a Sus amados!

Pero, ¿quiénes somos nosotros, con toda nuestra grandeza y honor, en presencia de la majestuosa gloria del Rey del universo, Quién lo creó todo y actúa con benevolencia hacia todos? Entramos al mar redimidos, libres del cautiverio, exaltados, y emergimos de él nuevamente como siervos. Toda la grandeza y gloria la devolvemos a Ti, Di-s nuestro, pues somos Tus siervos, y Tú eres nuestro Rey.

¡Di-s reinará por siempre jamás!

Ninguna criatura entonó al Santo, bendito sea, un cántico más hermoso que éste.

Es por ello que esta shirá es tan preciada por el pueblo de Israel y éste se deleita con ella recitándola diariamente y leyéndola públicamente en Shabat una vez al año, acompañada de una melodía especial y con gran regocijo. Incluso hay quienes acostumbran ponerse de pie al leerla. Así, este Shabat recibe un particular honor y es coronado con un nombre especial: Shabat Shirá- el Shabat del Cántico.

Extraído de Nosotros en el Tiempo Editorial Kehot

¿Por qué no actualizamos las costumbres?

Pregunta: ¿Puedes explicar por qué las leyes nunca pueden revertirse a su forma original? Por ejemplo, algunas festividades son dos días fuera de Israel por la dificultad del cuidado de los tiempos cientos de años atrás, pero es algo que ya está resuelto.

Respuesta:

Las costumbres tienen importancia como la Ley, ya que la Torá las reconoce como ley. Eso tiene sentido, porque la base de la Torá no es el libro sino las personas. ¿Cómo sabes que la Torá es verdadera? Porque la gente lo atestiguó, la aceptaron, y luego pasaron la tradición. Entonces, sin tradición, no tendríamos Torá.

Pero hay más que eso. En verdad, tu pregunta trata un tema central de la Torá. ¿Qué es la Torá? ¿Un libro o sabiduría? Si la Torá fuera un libro, entonces habría una “Torá verdadera”, como está escrita en el libro, y “La Torá disfrazada con costumbres”. De vez en cuando, sacaríamos un disfraz y lo remplazaríamos por otro. En otras palabras, estaría la Torá esencial por el libro, y conjuntos de disfraces desechables.

Pero la Torá no es un libro, es Sabiduría Divina que entra al mundo a través de las experiencias Judías colectivas. Lo que estaba escrito en un libro hace 3300 años es la Torá envuelta, como una semilla que contiene el ADN para todo el futuro. El pueblo judío es la Tierra en la que se planta la semilla. Di-s es el jardinero. La diferencia es que un jardinero no sabe cómo van a crecer sus plantas, pero este jardinero tenía todo en mente (debido a que Él está más allá del pasado y futuro).

Él planta la semilla que contiene todo envasado herméticamente en matices, códigos y anomalías, y ve su sabiduría desarrollarse en la historia y tradición.

Por eso, cuando el consenso colectivo judío, incluyendo los rabinos, las abuelas sabias, las madres lactantes y los hombres trabajadores, todos aceptan una tradición que surge de nuestra comprensión de la Torá, Di-s, por así decirlo, chasquea Sus dedos Santos y dice:

“¡Éxito! ¡Lo hicieron!” ahora la respuesta a tu pregunta es obvia:

¿Cómo podríamos desechar el éxito de Di-s?

Por Tzvi Freeman

La Kabalá de la oscuridad

La novena de las 10 plagas que visitó a Egipto fue la plaga de la Oscuridad: “Ninguna persona podía ver a su hermano, ni nadie podía pararse de su lugar, por tres días; pero los hijos de Israel, tenían luz en todas sus moradas” (Éxodo 10:23)

La plaga física de la oscuridad tiene su raíz en la oscuridad espiritual, que puede ser definida como ausencia de la presencia revelada de Di-s. Al discutir el origen espiritual de esta plaga, el Midrash cita dos opiniones: Rabí Nejemia enseñó que la oscuridad se origina en las regiones del Guehinom (purgatorio), Rabi Iehudá enseñó que se origina en las esferas celestiales.

Los Maestros Jasídicos explicaron la diferencia entre estas dos formas de oscuridad:

1) La oscuridad clásica, asociada con el Guehinom, actúa como una cortina. Cuando una cortina tapa una ventana, obstruye el paso de los rayos de sol y deja a la habitación a oscuras. Esta es la oscuridad del Gehinom, en donde la presencia de Di-s está totalmente oculta.

2) La oscuridad celestial es primordial; antecede toda luz. La esencia de Di-s va más allá que cualquier revelación. Cuando él decide revelarse, irradia hacia afuera para que su luz se vuelva visible, pero más allá de la luz, todavía hay oscuridad. La oscuridad es el dominio de su esencia y la esencia no requiere luz. No le falta luminiscencia, sino que la trasciende.

En otras palabras, la oscuridad clásica oculta la luz de Di-s, mientras que la oscuridad celestial revela la esencia de Di-s, trascendiendo toda luz.

Proyectado en el nivel humano:

Estas dos formas de oscuridad espiritual, una vez experimentado en el nivel humano, obtienen dos reacciones muy diferentes. La oscuridad clásica es el encubrimiento de la luz. Dejado en la oscuridad espiritual, el humano busca Divinidad porque su condición anhela luz.

La oscuridad celestial, en el nivel humano, tiene un efecto espiritual negativo.  El  ser humano, al no poder trascender la luz, experimenta tal trascendencia como la satisfacción con la oscuridad. Si se subyuga tal satisfacción por un período prolongado de tiempo puede olvidar por completo la virtud de la Divinidad.

Ceguera e inmovilidad:

La oscuridad física afectó a los egipcios de dos formas. La primera era que “ninguna persona podía ver a su hermano” y la segunda era que “ninguna persona podía elevarse de su lugar”. El Midrash enseña que esta plaga duró seis días. Los primeros tres días los egipcios no podían verse uno al otro pero podían levantarse y moverse. Durante los últimos tres días la oscuridad se intensificó tanto hasta el punto que paralizó hasta el movimiento más simple. No podían levantarse de sus lugares.

Estos dos períodos de tres días en la Plaga de la Oscuridad pueden ser vistos como correspondientes de los dos tipos de oscuridades que discutimos antes. Durante el primer período de tres días, los egipcios experimentaron la oscuridad espiritual clásica en la que uno se siente privado de luz y languidece por ella. Durante este tiempo no podían ver a su hermano. En este sentido, su hermano es una metáfora de la luz de Di-s. Querían ver su luz, pero la oscuridad los prevenía de hacerlo. Durante el segundo período de tres días la oscuridad era en la forma celestial. Crecía su alegría con la oscuridad: ya no languidecían por su “hermano”, sino más bien no podían levantarse de su lugar. “Su lugar” es una metáfora de su contento con la luz; no podían levantarse de esta alegría para apreciar el valor de la luz de Di-s.

Los dos Antídotos:

¿Qué hacían los Hijos de Israel mientras los egipcios languidecían en la oscuridad?

El Midrash cita dos propósitos sobre la utilidad de la plaga de la oscuridad:

1)Muchos judíos no querían abandonar Egipto, así que Di-s decretó que morirían allí. Los egipcios permanecieron inconscientes de tan bochornoso hecho porque los judíos murieron y fueron enterrados durante el período de la oscuridad.

2) La oscuridad proveyó una oportunidad a los judíos de circular por las casas egipcias para determinar la ubicación de los objetos de valor que tomarían luego. Cuando los judíos pidieron prestado estos objetos, los egipcios no podían negar poseerlos porque los judíos detallarían el lugar en donde estaban escondidos.

De acuerdo a uno de los comentarios, ambas razones son ciertas. Durante los tres primeros días de la plaga, los judíos enterraron a sus muertos y durante los últimos tres días exploraron los hogares egipcios.

En un nivel metafórico estas dos actividades constituyen actividades antídotos para las dos formas de oscuridad descritas arriba.

1) El antídoto para la oscuridad que oculta la luz es quitar esa “cortina” que oculta y tirarse a la piscina de luz. Durante los primeros tres días, mientras los egipcios languidecían por la luz los judíos saltaron en ella. Los judíos distinguieron claramente la oscuridad de la luz y a los malvados de los justos. Entendieron por qué sus hermanos murieron y rápidamente los enterraron para remover todo resto de maldad de entre ellos.

2) El antídoto para la oscuridad que está contenta de su oscuridad es mirar dentro de la misma e identificar su raíz divina; reconocer que el hecho de que el hombre esté contento sin luz es un reflejo del hecho que su creador trasciende toda luz. Durante los últimos tres días, mientras los egipcios permanecieron atrapados en su “lugar” de oscuridad contenta, los judíos miraron en los lugares oscuros ocultos y descubrieron tesoros de “oro” y “plata”. En el lenguaje de la Kabalá, el oro y la plata representan amor a Di-s. Los judíos miraron dentro de la oscuridad y descubrieron su amor por las raíces Divinas ocultas.

Por Lazer Gurkow

No existe un judio demasiado alejado

“Y pasaré por la tierra de Egipto en esta noche” (Shemot 12:12)

Encontramos en la Torá dos expresiones en lo que respecta a la plaga de los primogénitos. En una, Di-s dice: “como a la medianoche salgo Yo en el seno de Egipto”. En la otra, los términos son: “y pasaré por la tierra de Egipto en esta noche” La diferencia entre ambas es: ‘salgo’ implica una acción específica y dirigida hacia un lugar, mientras que ‘pasaré’ significa una acción casual, al transitar de paso por el lugar con otra intención y objetivo. En ése espíritu, explica Rashi la palabra ‘pasaré’, (basándose en las palabras del Midrash): “cual un rey que va de lugar en lugar, y en una pasada son golpeados todos”. El rey pasa por el lugar con otro objetivo, y de paso castiga a los pecadores.

UNA SALIDA CON EL OBJETIVO DE SALVAR

En aquella noche de Pesaj, tuvieron lugar dos sucesos: el primero, la salida especial por parte del Altísimo a lo más profundo de Egipto, con el objetivo de salvar al Pueblo de Israel. Y el otro, el castigo a los primogénitos egipcios, una acción considerada como de paso en comparación con el primer objetivo.

¿Cuál fue el objetivo de la salida de Hashem a Egipto? Estaba dirigida a salvar a aquellos judíos que estaban tan inmersos en la impureza de Egipto, hasta el punto que incluso en esa noche, cuando los judíos fueron encomendados por Di-s a ofrendar el sacrificio pascual y a no salir de sus casas, fueron éstos a las casas de sus vecinos egipcios, por cuestiones sociales.

A pesar de ello, Di-s descendió allí para marcar la diferencia entre los egipcios y estos judíos y salvar incluso a estos.

EL AMOR DE DI-S A SU PUEBLO

Este acto pone de manifiesto el intenso amor de Hashem al pueblo de Israel. Podemos imaginar cuál era el nivel espiritual de un judío, que a pesar de haber sido testigo de las nueve plagas que sufrieron los egipcios, y habiendo recibido la orden de Di-s de ofrendar el sacrificio pascual y permanecer en su casa esa noche, decide salir e ir a pasar el rato con los egipcios. ¿Existe acaso peor bajeza? Sin embargo, Hashem demuestra Su amor a Su pueblo y baja para salvar incluso a los más bajos del pueblo de Israel. Y lo llevó a cabo Di- s mismo- “Yo y no un ángel, Yo y no un serafín”- y yendo de casa en casa, por así decirlo, para extraer del seno de la impureza de Egipto a los judíos que estaban inmersos en ella.

SALIR Y ACERCAR

Debemos aprender de la acción del Altísimo cómo debe enfocarse la relación con otro judío. Hay quienes están dispuestos a enseñar Torá y acercar al prójimo al cumplimiento de los preceptos, pero siempre y cuando ese judío esté listo a venir al Beit Hamidrash, la Casa de Estudios, a estudiar y escuchar. Pero salir del Bet Hamidrash e ir hacia aquellos judíos que se encuentran en plena “impureza de Egipto”- ¡eso no!.

Nos enseña Hashem, que incluso por judíos como estos, sale Él mismo de su excelso “lugar de Gloria” y va hacia ellos a acercarlos y salvarlos. De la misma manera debemos ir nosotros al encuentro de incluso los judíos que estén en el nivel espiritual más bajo. Debemos llegar a su lugar y al nivel donde se encuentren, y contarles sobre el amor del Altísimo a ellos y acercarlos a la luz de la Torá. De esta misma manera, todos los judíos serán redimidos del exilio diaspórico “y serán recogidos ustedes, uno a uno, hijos de Israel”, cuando tenga lugar la verdadera y completa redención a manos de Mashíaj Tzidkeinu.

Likutei Sijot tomo 36, Pág. 45

Técnicas de venta para mejorar la autoestima

A veces, entro en un comercio y en  medio de la conversación con el vendedor sé que no voy a comprarle nada. Sin embargo, hay otros que pueden venderme cualquier cosa…

¿Qué hace a un buen vendedor? En mi experiencia, es alguien con el talento de hacerme creer que yo, el cliente, soy la persona más importante en esta transacción, y que la venta se realizará sólo si es de mi interés. Incluso en caso que termine no haciéndola, siento que el vendedor interpreta mi “no” como: “no estoy todavía listo, pero pruebe de nuevo en el futuro”. Este reconocimiento y la focalización en el cliente y sus necesidades hacen a un vendedor exitoso.

Estas técnicas de ventas pueden ser adoptadas por padres que desean mejorar sus habilidades en relacionarse con sus hijos. Nuestro trabajo como padres es venderles a nuestros hijos su propia imagen. El primer punto de referencia para la autoestima de un niño –o la falta de ella- viene de lo que el niño cree que los padres piensan de él. Es por consiguiente importante convencer al niño que aunque no puede ser perfecto, igualmente es especial y está trabajando continuamente para adquirir más habilidades.

Un niño que no hace la tarea o tiene el cuarto desarreglado y se le dice repetidamente: “nunca haces la tarea” o “eres muy desarreglado” podría empezar a creerlo y es probable que empiece, tarde o temprano, a mantener esa expectativa. Por otro lado, podríamos decirle al mismo niño: “Eres una persona responsable, y estás aprendiendo nuevas habilidades cada día ejercitando cómo asumir tus responsabilidades para hacer tu tarea y cuidar que tu cuarto esté limpio”. Cuando fallan, debemos animarlos diciendo: “Intentaremos mañana de nuevo, para que puedas adquirir más habilidades en el futuro y ser la persona responsable que eres capaz de ser”. Declaraciones como estas animarán el ego positivo – la estima y el deseo de intentar la próxima vez con más fuerza.

Debemos tener presente que los niños tienen una habilidad especial de percibir si nuestra interacción con ellos es sincera o no.

Este principio de creer en la persona y no juzgar su futuro por sus conductas pasadas también es la llave a un buen matrimonio y a una relación de patrón-empleado eficaz. La actuación de las personas está normalmente basada en la fe y las expectativas que otros tienen de ellos. He visto calificaciones de niños en la escuela que suben o bajan drásticamente basadas en lo que percibieron que era la opinión del maestro acerca de ellos. Cuanto más positiva sea la opinión, mejor será la actuación del niño.

¡Pruébelo—funciona!

Por Yaakov Lieder

Guía práctica para el “viajero kosher”

P: ¿Puedo pedir un café u otras bebidas calientes en el avión, o en una estación de servicio?

R: Sí. Sin embargo, debes usar tu propio vaso (o un vaso térmico) y evitar ser ofrecido leche o leche de soja. También debes evitar los cafés saborizados (a menos que tengan un símbolo Kasher en el paquete), café automático, capuccino, y máquinas expresso siendo que sale leche no Kasher del mismo caño.

P: ¿Puedo entrar a un restaurante no Kasher para una reunión de negocios si me aseguro de no comer nada o comer sólo frutas, o incluso comer algo Kasher traído por mi?

R: Es mejor evitar estas situaciones y buscar otra alternativa. En el caso de verdadera presión (por ejemplo, el sustento de uno depende de esta reunión), uno debe aconsejarse con un Rabino Ortodoxo sobre lo que debe hacer.

P: Cuando estoy fuera de casa, ¿Puedo calentar comida en un horno no Kasher?

R: Sí. Debes asegurarte primero que el horno esté completamente vacío y limpio de cualquier residuo de comida o suciedad. También debes envolver con dos envoltorios lo que vas a calentar. Esto se hace envolviendo muy bien la comida con papel de aluminio y doble envoltorio.

P: Si voy a una cafetería, ¿Puedo comprar cosas que sé que son Kasher?

R: Es mejor evitar esta situación por Marit Ayin (crear una apariencia de hacer algo incorrecto), ya que otros judíos pueden verte llevar comida y pensar que todo el resto también es kasher. Cuando uno carga un producto empaquetado, como ser, bebidas, una botella de jugo de naranja o una caja de cereales Kasher, entonces está bien, ya que es similar a ir a un supermercado y comprar algo. Uno, sin embargo, no debería cargar una bandeja con comida, ya que puede aparentar a otros que el lugar ofrece servicio de comida Kasher, cuando en verdad, no es así.

(Going Kosher in 30 days)

¿Por qué vestir Tzitzit si no estamos obligados?

PREGUNTA:

Para mi sorpresa, descubrí que el mandamiento de vestir los Tzitzit (los flecos rituales), sólo se aplica si se está vistiendo una prenda de cuatro puntas. Espero que no se moleste si le pregunto una simple pregunta: Siendo que la mayoría de las prendas hoy en día, no tienen cuatro puntas, ¿Por qué a propósito caminamos con prendas de cuatro puntas, y así nos obligamos a vestir Tzitzit?

RESPUESTA:

Es aquél momento del año otra vez. Temporada de impuestos. El momento de revisar y buscar todas las cuentas que hemos acumulado durante el año, buscando algo que nos pueda ser de ayuda para poder bajar los impuestos. Después de todo, si una franquicia está permitida, ¿Por qué no usarla?

El tema es que, cumplir con los preceptos Divinos, no es como pagar impuestos.

Si una Mitzvá no fuera otra cosa más que una orden de Arriba, un tema de cumplir con una obligación, entonces sí estaríamos ansiosos de aprovechar las “franquicias”. 

¿Por qué cumplir con más reglas que las necesarias?

Una Mitzvá no es solamente una obligación. La palabra “Mitzvá” está relacionada con la palabra Hebrea “tzavta”, conexión. Esto es por que cada Mitzvá es otra oportunidad para conectarnos con Di-s. Es otra oportunidad de traer Divinidad a nuestras vidas y al mundo alrededor nuestro.

¿Y quién no quiere un mundo más sagrado y mejor?

Más específicamente, los Rabinos dicen que el mandamiento de tzitzit debe ser cumplido diariamente (o al menos durante las plegarias), siendo que nos sirve como memorándum para recordarnos de elegir lo correcto frente a cualquier situación. De hecho, nuestros Sabios escriben que este mandamiento es “equivalente a todos los mandamientos combinados”, Entonces, ¿Cómo vamos a perdernos de él?

¿Cuál es el significado del número de pliegues en los Tzitzit?

Hay cinco nudos (dobles) en cada una de las borlas del Tzitzit. En los espacios entre estos nudos, una de las franjas (que es más larga que las otras) está enroscada alrededor de las demás. Siete pliegues en el primer espacio, ocho en el segundo, once en el tercero, y trece en el cuarto. Estos 39 pliegues tienen el mismo valor número que “Hashem Ejad”, “Di-s es Uno”.

Comenzamos con los trece pliegues y concluimos con trece porque cuando el fleco celeste (Tjelet) era agregado al Tzitzit, era plegado alrededor de los flecos blancos en cualquier lado, entre siete y trece veces. Tjelet es un color azul cielo (un recordatorio constante del Di-s en los Cielos que mira cada una de nuestras acciones), y hay además, siete cielos (espirituales). Si incluimos en la cuenta, seis espacios entre los siete cielos, nos da un total de trece.

Quizá la razón de por qué los dos espacios del medio tienen ocho y once pliegues es porque el nombre de Di-s (el Tetragramatón) se divide en dos partes; siendo la primera Iud-Hey, equivalente a quince (que es el total de pliegues en los primeros dos espacios), y la segunda parte, Vav-Hey, equivalente a once (el total en el tercer espacio). El último espacio entonces, tiene el valor numérico de “Ejad”, “Uno”.

El duelo

Ni hablar que la experiencia más traumática que un ser humano puede experimentar es la de perder un familiar o un ser querido. Deja un vacío imposible de llenar. Quizás las sensaciones más presentes son las de la impotencia y sentimiento de culpa. No se puede traer de vuelta al fallecido. No se le puede decir lo que no se le dijo en vida.

Son dolores muy profundos.

Veamos algo de las leyes y costumbres judías relevantes y la sabiduría que contienen y cómo sirven de herramientas por medio de las cuales poder lidiar mejor con la experiencia.

Hay varias sensibilidades que se respetan en las acciones que se realizan en el entierro y en los períodos previos y posteriores: 1) La vida del fallecido; 2) el vacío que deja; 3) la responsabilidad que ahora cae sobre los familiares.

Fórmula de consuelo

La fórmula tradicional con la que se consuela a los dolientes es: Hamakom Ienajem Etjem bejot Shear Aveilei Tzión V´Íerushalaim, o sea: Que el Omnipresente los consuele entre los que están de duelo por Sión y Jerusalén. 

El Rebe, zi´´a, en una carta de consuelo enviada a Ariel Sharon al fallecer su hijo en un accidente, pregunta, ¿qué sentido tiene consolar a alguien que perdió a un ser querido con incluirlo entre los que están de duelo por la destrucción del Templo de Jerusalén? ¿Cómo se compara la muerte de un ser humano con la destrucción de un edificio, por más sagrado que sea?

Responde que hay tres puntos de comparación que hace la base del consuelo.

La muerte, igual que la destrucción del Templo, afecta nada más que la dimensión física y externa, ya que la esencia sigue existiendo en el plano espiritual;

Aun la desaparición física es nada más que temporaria, ya que creemos en la resurrección de los muertos y tal como se reconstruirá el Templo físicamente, los cuerpos volverán a vivir. 

Así como la destrucción del Templo es una tragedia que afecta y es lamentada por todo el pueblo judío, del mismo modo la muerte de cada integrante de nuestro pueblo afecta a todos y es más que simplemente un duelo personal. 

Las tres consideraciones mencionadas ayudan a aliviar el dolor producido por lo que parecería ser una pérdida permanente y puramente personal.

Dicho concepto es expresado también en la costumbre de romper la ropa y pronunciar la bendición correspondiente antes de salir al entierro. El romper la ropa expresa la idea de que lo que se afectó es nada más que la “vestimenta” del fallecido, ya que su esencia sigue existiendo. La bendición que se pronuncia declara a Di-s como el “Juez de la Verdad”, quien lleva a cada uno en el momento justo. No pretendemos entender Sus caminos; simplemente reconocemos nuestras limitaciones y, humildemente, los aceptamos como justos. 

La muerte como estado provisorio

Lo transitorio de la muerte está expresado también en las preparaciones que la Jevra Kadisha (Sociedad Sagrada) le hace al cuerpo previo al entierro, lavando y vistiéndolo, preparándolo así para reencontrarse con su Creador y eventualmente para el día que vuelva a revivir. Se entierra al muerto en mortajas de lino blanco y cajones de madera simple ya que la muerte no es un estado permanente, también para no distinguir entre los ricos y los pobres. No se lleva nada de este mundo, salvo los méritos generados por las buenas acciones. 

Seudat Havraá

En realidad, cualquier tipo de “digestión” de la pérdida puede ocurrir recién después de un tiempo. La reacción inicial natural es una de Shock total, sin capacidad de respuesta. 

Dicha condición es reflejada en la primera comida que los dolientes deben comer luego de volver del entierro, conocida como Seudat Havraá, o comida de curación: Huevo duro o lentejas con pan. Tal como el huevo duro y la lenteja no tiene “boca”, así el doliente no tiene lo que decir ante su pérdida. La etapa inicial de tres días es de silencio y lágrimas. No se inicia conversaciones con el doliente. No se le invade su espacio. 

Shivá

La siguiente etapa es el duelo que termina a los siete días, contando a partir del entierro. La neblina se levanta un poquito. Durante la semana de duelo, denominada “Shivá”, los dolientes no salen de la casa, se sientan en el piso o en sillas bajas. El golpe es duro. Los amigos vienen a la casa para los rezos y así hacen posible la recitación del Kadish. Es un favor para el alma del fallecido que se realicen los rezos en su casa, si es posible. Es recomendable asumir, en la semana de Shivá, la fundación de algún proyecto de beneficencia en mérito del fallecido.  

Al terminar la semana de Shivá, los dolientes vuelven a la rutina de la vida. Hay ciertas costumbres que se aplican hasta completarse el mes, conocido como el Shloishim, y otras que siguen hasta completarse once meses y otras que siguen hasta completarse un año. 

Matzeivá

Se acostumbra colocar una lápida para marcar el lugar de sepultura.

Tiene una doble función:

1) honrar el lugar de descanso del fallecido.

2) inspirar a quien pasa por ahí y se acuerda de la vida vivida.

Las letras talladas en la misma deben contener el nombre hebreo del fallecido y el de su padre. Hay quienes agregan versículos de la Torá o textos que expresan lo resaltable de la vida de quien yace allí.

Visitas al Cementerio

Aunque se va desprendiendo cada vez más, el alma sigue siempre ligada a su cuerpo. Se acostumbra visitar al cementerio en ocasiones especiales para pedir a las almas de quienes yacen ahí para que intervengan ante el Trono celestial a favor de uno, su familia, comunidad o pueblo. Se acostumbra también a invitar a los ancestros a los casamientos de sus descendientes. 

Hay quienes tienen la costumbre de dejar una piedrita en la tumba como un acto de presencia y señal de respeto. No es una costumbre judía dejar flores ni en el entierro ni en visitas posteriores. 

Concluyó con el deseo de que merezcamos pronto la llegada del Mashiaj y el posterior reencuentro con todos aquellos seres queridos que hoy no están con nosotros físicamente.

La Kipá

Una kipá es una cubierta para la cabeza.

Una kipá es un velo que tradicionalmente usan los hombres y niños judíos como señal de reverencia y respeto a Di-s .

También se le llama Yarmulke o Koppel

Kippah (lit. domo) es la palabra hebrea para solideo . También se la conoce en idish como yarmulke o, con menos frecuencia, como koppel (lit. gorro pequeño).

Según muchos, yarmulke es una contracción de las palabras arameas yarei malka , “temor al Rey” (en referencia a Di-s ), ya que usarlo nos recuerda que hay un Ser Superior por encima de nosotros.

El uso de una kipá nos ayuda a recordar que existe un Ser Superior ante el cual debemos rendir cuentas. La ley judía exige el uso de una kipá por razones de modestia y para distinguirnos como judíos, recordándonos nuestra responsabilidad y privilegio como miembros de la Nación Elegida.

Las kipot vienen en varios colores y diseños, y están hechas de materiales tan diversos como terciopelo, gamuza, cuero e hilo de punto. Muchos sitios ofrecen servicios de bordado personalizados y agregarán las imágenes o palabras que usted elija. (No es raro ver a un niño con una kipá con su nombre).

Algunas comunidades han desarrollado diseños de kipot que son obras de arte muy complejas, como las realizadas por artesanos judíos de Yemen y Georgia, la mayoría de los cuales viven ahora en Israel .

El Talmud afirma que no se debe caminar una distancia de cuatro codos con la cabeza descubierta. También se requiere cubrirse la cabeza al rezar, recitar una bendición o ingresar a una sinagoga.

Según muchas autoridades, se requiere cubrirse la cabeza en todo momento (incluso cuando se está sentado en un lugar y no se hace nada).

La costumbre de llevar kipá en todo momento proviene de una anécdota del Talmud en la que los astrólogos le dijeron a una mujer que su hijo estaba destinado a convertirse en ladrón.

Para evitar que esto sucediera, ella insistió en que mantuviera la cabeza cubierta en todo momento, para recordarle la presencia de Di-s e infundirle temor al cielo. Una vez, mientras estaba sentado bajo una palmera, se le cayó el velo que cubría la cabeza. De repente, dominado por un deseo ardiente de comer la fruta del árbol que no le pertenecía, fue en ese momento que se dio cuenta del fuerte efecto que tenía sobre él el llevar kipá.

Algunos cubren la cabeza completamente

En algunas comunidades era costumbre llevar kipot grandes y altas que cubrían la cabeza por completo.  Las kipot de los judíos de Bujará son igualmente famosas por su gran tamaño, así como por sus intrincados bordados. 

Además de llevar kipá, muchos hombres también llevan sombrero cuando rezan . Llevar sombrero se considera un acto de respeto; hace apenas unas décadas, cuando los hombres salían en público, se aseguraban de llevar sombrero. El sombrero también recuerda al turbante que llevaban los sacerdotes durante el servicio del Templo.

Las mujeres no los usan

Las mujeres y las niñas no usan kipá. Una de las razones es que la kipá está ahí para recordarnos la presencia de Dios (ver arriba). Las mujeres, que son más intuitivas espiritualmente y poseen una fe más poderosa, no necesitan un recordatorio constante.

Las mujeres casadas sí se cubren la cabeza, aunque no con una kipá, y por diferentes razones.

Puede desecharse y reemplazarse

Cuando un libro de oraciones u otro objeto sagrado se desgasta y queda inutilizable, no se lo puede desechar. En cambio, por respeto a la santidad del objeto, se lo entierra cuidadosamente en un cementerio judío. (Muchas sinagogas brindan este servicio en nombre de sus feligreses).

A pesar del papel especial que desempeña la kipá en la vida judía, no posee ninguna santidad inherente y puede descartarse y reemplazarse por otra según sea necesario.

No es lugar para un Ieudí

En el momento en que Iaakov llega a Egipto, rápidamente se dirige a su comunidad privada en Goshen, donde lleva su
vida alejado de la corrupta sociedad egipcia.
Ahora, cuando se prepara para morir, llama a su hijo Iosef y le suplica: “Por favor, no me entierres en Egipto”… ¡Sácame de Egipto!
Para asegurarse de que sus restos permanezcan en Egipto, Iaakov siente que necesita más que la palabra de Iosef. “Júrame”, le pide.
Y Iosef lo hace.
Cuando los resultados son esenciales, un juramento es una herramienta poderosa, ya que obliga a la parte comprometida a cumplir sus
deberes en todas las circunstancias.

¿Por qué era necesario un juramento en esta historia? ¿Era insuficiente la palabra de Iosef a su padre moribundo?
Iosef formaba parte de la misma sociedad de la que Iaakov luchaba por permanecer fuera.

A cada alma se le confía su propia misión. Iosef encontró su vocación en el corazón de la sociedad egipcia, dentro del vientre de la
bestia, donde trabajó para identificar y elevar las chispas Divinas dondequiera que se encontraran.

Iaakov reconoce que Iosef consideraría mantener cerca a su justo padre, incluso póstumamente, como un activo fundamental en
su esfuerzo por elevar a Egipto.
La única manera en que podía estar seguro del cumplimiento de su voluntad era conjurando a Iosef.
¿Por qué Iaakov estaba tan ansioso de ser sacado de Egipto? ¿Por qué no ser enterrado entre sus hijos, donde su presencia podría ayudar a reducir su sensación de aislamiento en el exilio?

Él sabía que sus hijos necesitarían ayuda para escapar de las cadenas de la esclavitud egipcia y sintió que estaría en la mejor posición para
ayudarlos a distancia. Para escapar de la prisión, necesitas que alguien de afuera te ayude.
Por eso fue transportado a la Tierra Prometida, mientras Iosef regresaba a las trincheras en Egipto. El juramento entre ellos sirvió como
un vínculo que Iaakov mantendría cuando llegara el momento de que sus hijos regresaran a casa.
S

e puede extraer una lección más de nuestra narrativa.
Mientras vivía en Goshén, Iaakov tenía excelentes pastizales para sus rebaños y una Ieshivá en las instalaciones: “lo mejor de la tierra
de Egipto”, tanto material como espiritualmente.
Aun así, le suplicó a Iosef: “Sácame de Egipto”.
Incluso en las mejores circunstancias, el exilio no es lugar para un iehudí.
Lo aprendemos de Iaakov, que no quería permanecer ni muerto en Egipto.