Seraj, la hija de Asher

Los nombres de los hijos y nietos de Iaakov se enumeran cuando entraron a Egipto.
Uno de ellos es Seraj, la hija2 de Asher.

Durante muchos años, Iaakov lamentó la muerte de su amado hijo Iosef y estaba convencido de que había sido asesinado por animales salvajes.
22 años después, sus hermanos lo encontraron en Egipto, donde era virrey. Iosef pidió a sus hermanos que regresaran a casa y trajeran a su anciano padre a Egipto, enviando carros para facilitar el transporte de su padre y sus familias.
Los hermanos tenían miedo.

¿La conmoción del anuncio sería demasiado para Iaakov? Decidieron pedirle a Seraj que se lo dijera de una manera que no fuera
impactante.
Seraj esperó hasta que Iaakov comenzó a orar. Luego se paró frente a él y le preguntó: “¿Iosef está en Egipto? ¿Tuvo dos hijos,
Manashé y Efraím?
Iaakov escuchó y cuando vio los carros que Iosef envió, comprendió que estaba vivo.

Rabi Ionatan ben Uziel, en su traducción de la Torá, dice: “Debido a que Seraj le dijo a Iaakov que Iosef estaba vivo, entró al Gan Eden (Paraíso) sin tener que morir”.

Sefer Haiashar cuenta que Seraj tocaba un arpa (o algún otro instrumento de cuerda) y cantaba: “Iosef todavía vive y es rey en Egipto”.
Debido a su forma gentil de dar la noticia, su abuelo le dio a Seraj la bendición de vivir para siempre.

Cuando Moshé y Aarón anuncian que son los mensajeros de Di‐s, enviados para liberar a los judíos de su esclavitud en Egipto, los ancianos de los hijos de Israel no sabían si era cierto.
Seraj sabía que Iaakov le contó a Asher cómo identificar al redentor, y que Asher se lo había pasado a Seraj. Cuando citaron las palabras que Di‐s le dijo a Moshé que les dijera a los judíos:
“Me he acordado de vosotros”, ella dijo: “¡Él es el verdadero salvador! Aprendí por mi padre que el mensajero que venga a salvar a los israelitas usará esas palabras”.

Otro secreto que sabía Seraj era dónde encontrar el ataúd de Iosef. Antes de morir, Iosef hizo jurar a sus hermanos que cuando salieran de Egipto se llevarían su ataúd de regreso a la Tierra Prometida.
Cuando llegó el momento de salir de Egipto, Moshé buscó el ataúd, pero no pudo encontrarlo. ¡No podían salir de Egipto sin el ataúd!
Seraj era de las pocas personas que vivían cuando se sepultó a Iosef. Moshé le preguntó: “¿Sabes dónde está enterrado?”

Ella respondió: “Los egipcios lo introdujeron en un ataúd de metal y lo hundieron en el río Nilo, para que sus aguas fueran bendecidas”
Así Moshé pudo cumplir la promesa cuando el pueblo judío abandonó Egipto.
Seraj vivió una vida muy larga.
Rashi señala que se la menciona en los últimos versículos para señalar la duración inusual de su vida.

¿El Judaísmo es un culto?

Pregunta:

Me encontré con una vieja compañera. Está estudiando en un seminario, y ahora es religiosa. Después de hablar con ella durante unos cinco segundos, sentí que le habían lavado el cerebro. La forma en que hablaba era como si estuviera inmersa en un culto. No tengo nada en contra de la religión, ¿pero acaso el judaísmo religioso es una secta?

Respuesta:

Si bien no es un culto, incluso el judaísmo a veces puede ser usado de maneras que son inquietantemente similares a cómo las personas se comportan en una secta. ¿Cuál es la diferencia entre una secta y una religión? La mayoría de la gente define el término “culto” tan vagamente, que cualquier persona con opiniones fuertes podría ser clasificada como seguidora de un culto.

La mejor definición que he oído es esta:

La religión es un movimiento en el que las personas se encuentran; una secta es un movimiento en el que las personas se pierden.

Un culto secuestra tu identidad y te convierte en alguien que no eres. Una verdadera religión debe mejorar y profundizar en tu identidad, para que des lo mejor de ti.

Las personas que se encuentran con la religión pasan por cambios. Aprenden a explorar partes de su personalidad que no sabían que existían. Como resultado, a menudo vuelven a evaluarse a sí mismos y a sus vidas. Todo crecimiento es acompañado con algún trastorno e inestabilidad, por lo que puede pasar por un corto período de tiempo, en el que parece un poco extraño a sus amigos y familiares. Incluso pueden misionar un poco, y tratar de “convertir” a todos a su alrededor. Lo que sucede es que quieren compartir su inspiración renovada con sus seres queridos. Esto es normal, y la familia debe tratar de ser paciente.

Sin embargo, si empiezan a convertirse en otra persona y parecen irreconocibles, entonces puede haber motivo de preocupación. Si pierden su personalidad, su sentido del humor, su interés por los demás, o su capacidad de pensar, pueden haberse perdido. Si estos síntomas persisten, pedir ayuda rabínica. Es posible que hayan sido víctimas de un culto, o se utiliza la religión como culto.

El culto demanda saltar sin cuestionamientos. Pero cuando se hace estos cambios repentinos, la persona desaparece. Este no es el camino judío. El Judaísmo alienta el cuestionamiento, incluso el escepticismo honesto. El desarrollo espiritual judío se hace poco a poco y con reflexión. De esa manera los cambios serán reales, ya que se integran y armonizan con la personalidad en lugar de abrumarla.

Dale a tu amiga un poco de tiempo. Si es de hecho un lavado de cerebro, probablemente no va a durar, saldrá tan rápido como entró. El juda- ísmo no puede ser utilizado como un culto. Pero lo más probable es que si se depositan en un medio equilibrado, su viejo yo regrese de nuevo, pero con una profundidad y dirección que nunca había tenido. A veces hay que perderse un poco para encontrarse de nuevo.

* Por Aron Moss

¡Fuego!

Todavía no he caído en la tentación de quemar una escuela, ni siquiera persigo los camiones de bomberos, pero admito que tengo una fascinación con el fuego.

No se por qué, pero las llamas bailarinas, la interacción de diferentes matices sutiles de luz y el calor que se produce cuando la leña arde lentamente, siempre me ha encantado.

Ciertamente  elegí la religión con suficientes puntos de venta para satisfacer mi atracción. ¿Cuántas de nuestras festividades y observancias se llevan a cabo alrededor de una flameante llama?

De entrada puedo pensar en las velas de Shabat, viernes a la noche. El servicio de Havdalá que marca la conclusión de Shabat, Janucá, las fogatas de Lag Balmer y la quema del jametz- todo lo que leuda- antes de Pesaj, sin mencionar el horneado de la Matzá, el encendido de las velas la noche antes a un Brit milá, y cargar las velas en la Jupá.

Aparentemente hay una conocida condición psicológica, Trastorno Afectivo Estacional (TAE), en donde la gente se deprime en invierno dado a la falta de luz solar. La presencia de luz y fuego en todo su esplendor, calor y belleza influencian directamente sobre nuestros sentimientos, salud y alegría.

En la Torá leemos sobre el mandamiento Divino al Sumo Sacerdote de encender el candelabro de siete brazos. El Templo era la fuente del esplendor e iluminación para el mundo físico, y la responsabilidad del sacerdote era encender estas llamas de gloria, y por lo tanto, iluminar el universo.

Tenemos una misión similar en nuestras peleas diarias en este mundo pesimista: transmitir el fulgor de Di-s de dentro de nosotros, iluminar nuestro alrededor e iluminar las vidas de nuestras familias, amigos y compañeros.

Aaron fue encargado de encender las mechas “hasta que las llamas ardan por si mismas”. Como cualquiera que haya luchado con una parrilla a carbón o trabajado para encender una fogata sin kerosén pueda testimoniar, que hay algo más en el encendido que simplemente sostener un fósforo cerca del combustible. Lleva su tiempo encontrar el lugar indicado, determinación para mantener el encendedor quito hasta que se prenda fuego y a veces hay que intentarlo varias veces (usar quizá media docena de fósforos) para garantizar que se propaguen las llamas. Una vez que se haya encendido correctamente, el nuevo fuego es incomparablemente más poderoso y útil que el fósforo insignificante que había sido encendido al principio.

No es fácil alcanzar a otros. A veces nos sentimos con vergüenza o extraños, preocupados por si interferimos, y no muy convencidos de que nuestra habilidad sea de utilidad. Es mucho más fácil esconderse en nuestro pequeño rincón y dejar que el mundo se cuide por sí mismo.

o podemos, no debemos. El efecto exponencial de inspirar a otros, el bien que se engendra y la inspiración afectada tienen consecuencias tan poderosas, que abnegar nuestras responsabilidades nos condenaría tanto a nosotros como a los otros, a una experiencia estéril y congelada.

Por Elisha Greenbaum

 

¿Por qué el Guelt?

La palabra Hebrea “Janucá”, tiene la misma raíz que Jinuj, educación.

Los griegos estaban determinados en forzar el Helenismo en la población judía, a expensas de los ideales y mandamientos de la sagrada Torá. Desafortunadamente, fueron bastante exitosos en su emprendimiento.

Luego que los griegos fueron derrotados, fue necesario volver a educar a los judíos, volver a introducir en la mayoría de la población los valores de la Torá. A ello se debe el fuerte lazo que comparte Janucá con la educación.

Apropiadamente, durante Janucá es costumbre dar guelt (dinero) a los niños, a enseñarles a aumentar en caridad y buenas acciones, y a agregarle al espíritu de la festividad.

Esta sutil forma de “soborno”, es un componente esencial en el proceso de la educación. Maimónides discute la importancia de usar premios e incentivos hasta que el niño sea lo suficientemente mayor para entender independientemente la importancia de la belleza de la Torá y las mitzvot.

También hay una razón más profunda para esta antigua costumbre:

Maimónides escribe: “Los griegos pusieron sus manos sobre las posesiones de Israel”.

Los griegos invadieron las posesiones de Israel de la misma manera con la que contaminaron el aceite en el Templo Sagrado. No destruyeron el aceite, lo impurificaron. No robaron al pueblo judío; atentaron en infundir sus posesiones con los ideales Griegos, para que sean utilizados para fines impuros y egoístas, en vez de para fines sagrados.

El “Janucá guelt” celebra la liberación y mandato para dirigir la riqueza material hacia fines espirituales.

El Janucá guelt puede ser dado en cualquier momento de Janucá (menos en Shabat). Algunos tienen la admirable costumbre de dar el gelt cada noche de Janucá.

En Jabad, es costumbre dar guelt cada noche, pero entregar una suma más cuantiosa en la cuarta o quinta noche.

Por Israel Rice

Adhesión

En los ocho días de Januca encendemos una Menorá de ocho brazos. Pero no encendemos todas las velas cada noche. La primer noche, encendemos una vela, en la segunda dos, y así sucesivamente hasta que en la octava noche, las ocho velas brillan.

Esto demuestra claramente un tema básico en el Judaísmo: siempre debe haber un progreso constante. Pude haber encendido una vela ayer, iluminando mi vida y mi ambiente, pero esto no es suficiente para hoy; debo avanzar “de fuerza en fuerza”, dándole más sentido a mi vida. Si Di-s me dio vida hoy, entonces debe ser productiva, debemos progresar más allá de nuestro propio status-quo, de nuestras propias normas. Januca nos enseña que no debemos estar satisfechos con lo que ayer fue bueno.

En el Código de la ley Judía, las leyes de Trefot tratan sobre las anormalidades específicas físicas que hacen que un animal faenado apropiadamente (kasher) adquiera el status de uno no kasher. Un animal Kasher debe ser un animal sano, y una herida mortal o una herida que amenaza su vida lo hace inadecuado para su consumo.

En el capítulo 58, párrafo 7 de aquellas leyes, el código trae el siguiente escenario: Te encuentras en la orilla de un río y una especie de pájaros kasher vuela sobre ti. De repente, el pájaro se dirige en picada al agua cayendo con un estruendo. Ahora, nada con lentitud hacia la orilla. Estás hambriento, y te gustaría comerlo, faenarlo y almorzarlo. ¿Deberías asumir que ha sufrido un trauma interno y se ha herido con el impacto? ¿O hay una esperanza razonable que está vivo y bien, que si lo faenas y lo inspeccionas encontrarás sus órganos intactos?

La Halajá nos da la siguiente prueba: Si está nadando hacia arriba, contra la corriente, puedes estar tranquilo que se encuentra bien. Si está flotando con la corriente, entonces intenta determinar si el pájaro flota más rápido que la corriente o junto a la corriente. Si nada más rápido, puedes estas seguro que todavía está sano; si simplemente flota con la misma velocidad que la corriente, no te molestes…se está muriendo. En el judaísmo, vivir significa un auto mejoramiento constante. Significa estar constantemente proactivo.

Pude haber tenido una crianza inadecuada; puedo tener defectos de carácter, esa es una parte natural de nuestra condición humana. Pero no podemos resignarnos a nuestro carácter o comportamiento negativo. Debemos nadar contra la corriente cuando sea necesario, enfrentar a nuestras respectivas naturalezas. Puedo no ver la razón para nada contra la corriente.

Quizá me siento satisfecho con mi carácter y con el de mi comunidad. El Judaísmo me dice que no descanse sobre mis laureles, siguiendo la corriente positiva de mi vida o las normas virtuosas de mi sociedad. Debo ir más que aquella norma, más rápido que la corriente. Incluso cuando las cosas están bien, siempre hay lugar para mejorar.

Si sacio mi deseo de productividad con lo que ya he logrado, básicamente he dejado de vivir. La actitud judía de la vida es: Si Di-s te dio otro día, obviamente es porque hay algo más para hacer. Nunca hay que satisfacerse con lo que logramos ayer. No podemos sentirnos satisfechos hasta que nos hayamos perfeccionado a nosotros y a nuestro alrededor hasta el punto de llegar a vivir en un mundo tranquilo, pacífico y perfecto: un mundo del Mashiaj.

Por Rabí Mendy Herson

Sabiduría, agua y verdad

Cuando Iosef vino a sus hermanos… ellos lo tomaron y lo arrojaron a una fosa; y la fosa estaba vacía, no había en ella agua. – Genesis 37:23-24

¿Por qué escribe la Torá: “y la fosa estaba vacía, no había en ella agua’? ¿El hecho de que “estaba vacía” no implica ya que “no había en ella agua”?

[Las palabras adicionales] vienen a enseñarnos: no había agua, pero sí había serpientes y escorpiones.

– Talmud, Shabat 22a

El Midrash explica el más profundo significado de la fosa sin agua en la que Iosef fue arrojado por sus hermanos: “La fosa estaba vacía, el pozo de Iaacov fue vaciado. No había agua en él, estaba hueco de las palabras de Torá que son comparadas al agua, como está escrito: ‘Todos los sedientos, de al agua”. La Torá dice: ‘Si un hombre es descubierto raptando a uno de sus hermanos… y vendiéndolo… ‘2, y ustedes están vendiendo a su hermano… “3

Pero nuestros Sabios nos dicen que los hermanos de Iosef, quienes eran todos hombres piadosos y eruditos, estaban convencidos de que su proceder era justificado, incluso ordenado, por la ley de la Torá.

A sus ojos, Iosef era culpable de crímenes para los que la Torá misma prescribe el castigo que ellos desearon aplicarle4.

De modo que no era conocimiento de la Torá o erudición lo que les faltaba, sino la capacidad de lograr la verdad de la Torá, la capacidad necesaria para interpretarla y aplicarla a su situación libre de la subjetividad y predisposición humana.

Así, la Torá es llamada aquí “agua”.

La Torá también ha sido comparada por nuestros Profetas y Sabios al pan, al aceite, al vino, a la leche y a la miel, entre otras cosas5. Cada una de estas metáforas se relaciona con otro aspecto o característica de la Torá, otro aspecto de su condición nutritiva del alma.“Agua” expresa aquel elemento de Torá en extremo crucial para la recepción fiel de la verdad Divina por parte de la persona.

“¿Por qué se compara la Torá al agua?”, pregunta el Talmud. “Porque tal como el agua abandona el terreno alto y desciende al bajo, así lo hacen las palabras de la Torá: se perpetúan solamente en la mente humilde.

El Talmud declara que “incluso en el sueño, uno no puede ver un elefante pasando a través del ojo de una aguja”7. Pero, con todo, un elefante y el ojo de una aguja son, ambos, de un tamaño finito, sólo que el primero es de un tamaño finito más grande que el segundo. No obstante, es imposible que un elefante entre en el ojo de una aguja; tan imposible, que aun nuestros sueños (que nos muestran muchas cosas imposibles) no conjuran semejantes imágenes.

¡Cuán infinitamente más imposible es para la finita mente humana captar la infinita sabiduría del Creador!

Así, cada mañana, antes de que estudiemos una única palabra de Torá, expresamos nuestra gratitud al Omnipotente con la bendición “Bendito eres Tú, Di-s, Quien nos da la Torá”.

Cada logro nuestro en la Torá es un obsequio Divino, algo que nuestras finitas herramientas mentales jamás podrían lograr por medios propios 8. Es un regalo que viene empacado en prendas de razón que nuestras mentes racionales deben esforzarse por desenmarañar; pero la esencia de la Torá, la inequívoca verdad Divina que se oculta detrás de estos vestidos, está más allá de la capacidad natural de la más grande de las mentes.

Asimilamos esta verdad sólo porque Di-s elige dárnosla cada vez que nos aplicamos al estudio de Su sabiduría con el reconocimiento de su Divinidad y el compromiso con sus objetivos.

Así, ninguna mente humana puede lograr una verdadera comprensión de la Torá si no reconoce primero humildemente su insuficiencia intrínseca para abarcar la sabiduría de Di-s.

La mente que insiste en considerar primaria su proeza intelectual, o siquiera significativa, para la adquisición de Torá, se inhabilita a sí misma para llegar a su verdad.

Puede alcanzar impresionantes logros en el estudio de las envolturas racionales de la Torá, pero sin la humildad que es requisito previo -sin el “agua” de la Torá- la esencia Divina de la Torá queda más allá de su captación finita.

De hecho, cuanto más grande la mente de uno, cuanto más grandes los logros del pasado en la Torá, tanto mayor es el grado de humildad requerido para contrarrestar la arrogancia natural de la mente y para lograr una dimensión aún más profunda de la verdad Divina.

Allí se oculta la insuficiencia de los hermanos de Iosef.

Su pozo de sabiduría “estaba vacío, no había agua en él”. Carecieron del grado de humildad intelectual requerido de las mentes de su calibre.

Y porque no había agua en él, “había serpientes y escorpiones”. Privada de su esencia Divina, su Torá era ahora vulnerable a las subjetividades y predisposiciones de todo intelecto humano.

La conexión con Janucá

La historia de Iosef y sus hermanos se estudia y es leída siempre en la festividad de Janucá, o en proximidad a ella9.

También es notable que la arriba citada interpretación del Talmud (“no había agua en ella, pero sí había serpientes y escorpiones”) aparece, aparentemente fuera de contexto, en medio de la sección talmúdica que refiere la historia y las leyes de Janucá (Shabat 21a a 23b)10.

De hecho, la lección de la Torá deficiente en agua de los hermanos de Iosef es un componente central en la historia de Janucá.

En la plegaria de Al HaNisín, que describe los sucesos de Janucá, leemos: “En los días del Sumo Sacerdote Matitiahu, el Jashmonaí, y sus hijos, cuando el malvado régimen helénico se alzó contra Tu pueblo Israel para hacerle olvidar Tu Torá y violar los decretos de Tu voluntad…”.

No era la Torá propiamente dicha lo que el malvado régimen helénico deseó erradicar del pueblo de Israel, sino Tu Torá.

Los griegos eran un pueblo “culto”, que respetó mucho la búsqueda del conocimiento; estaban perfectamente dispuestos a aceptar la Torá, e incluso abrazarla, como una filosofía, como la sabiduría colectiva de un pueblo estudioso. Lo que no podían tolerar era el agua” de la Torá, la humildad de la mente ante un dador Divino de la verdad.

Su guerra contra la Torá fue contra “Tu Torá”, contra la Torá como la sumisión humana al infinito, supraracional, Di-s.

Así, el Talmud nos cuenta que cuando los griegos invadieron el BeitHaMíkdash (el Gran Templo) en Jerusalén, “profanaron el aceite en el Santuario””

Este era el aceite empleado para encender la menord (el Candelabro del Gran Templo), que simboliza la luz Divina que emanaba desde el Beit HaMikdash hacia el mundo entero12. Los griegos no destruyeron el aceite de la menorá lo derramaron al suelo. Lo impurificaron, volviéndolo intencionalmente incompetente para el uso según las supra-racionales leyes de pureza ritual de la Torá.

Nuevamente, los griegos no objetaron el hecho de que el Templo sirviera de fuente de ilustración para el mundo; sólo buscaron despojarlo de su elemento supra-racional y Divino.

Con todo, los Jashmoneos sabían que una Torá despojada de su “agua” se convierte muy pronto en caldo de cultivo para serpientes y escorpiones. Que la sabiduría desprovista de su esencia Divina conduce, no a la verdad, sino a la racionalización de los más degradados apetitos y prejuicios del hombre.

De modo que pelearon para expulsar de Jerusalén al ídolo griego de la razón y reencender la menorá con la sabiduría receptiva a la verdad Divina.

Extraído de El Rebe Enseña, Ed. Kehot Lubavitch Sudamericana

Basado en Likutei Sijot, VoL XV~ pags. 324-330

Notas: 1.Isaías 55:1. 2. Deuteronomio 24:7. 3. M¡drash Rabá sobre el versículo. 4. Véase Sforno sobre Génesis 37:18; Or Hajaím, ibid., versículo 20; Parashat Debarím y otros comentaristas. 5. Véase Proverbios 9:5; Cantar de los Cantares 4:11, y Sforno, ibid.; “La Esencia del Jasidut” (Ed. Kehot Lubavitch Sudamericana), sección 7 y nota 4g; Likutéi Sijot, Vol. 1, pág. 170. 6. Talmud, Taanit 7a. 7. Ibid., Berajot 55b. 8. Véase Talmud, Nedarim 38a: “Al principio, Moshé estudiaba la Torá y la olvidaba, hasta que Di-s se la otorgó como un regalo”. 9. La Torá se divide en 54 secciones (sidrot o parshiot), una para cada semana del año. La sección de la semana se lee públicamente en la sinagoga y es estudiada individualmente en el curso de la semana.

Volvamos a ver nuevamente la luz

Hace unos años atrás, un médico del sur de Francia se contactó conmigo. Su nieta había contraído una enfermedad que desconcertaba a los médicos allí…

Me llamó luego de haber leído diferentes artículos míos acerca de los desórdenes en el sistema nervioso autónomo. Los síntomas de su nieta parecían coincidir con aquellos que yo describía, y él deseaba saber si yo podía ayudar.

Por supuesto que acepté, y durante meses colaboré con los pediatras franceses a través del teléfono o el fax, prescribiendo una serie de terapias. A lo largo de esas semanas, la niña tuvo una significativa y milagrosa recuperación. Los abuelos manifestaron su agradecimiento sincero y me pidieron que cuando visitara Francia se los hiciera saber.

En el verano de 1996, fui invitada a disertar en un importante congreso científico internacional, que se llevaba a cabo en Niza, Francia. Avisé al médico que había ayudado años atrás. Al llegar al hotel, recibí un mensaje para que lo contactara. Lo llamé, y quedamos en encontrarnos a cenar juntos una noche.

El día de la cita, nos encontramos y viajamos en su auto hacia su casa, que se hallaba en la hermosa campiña del sur de Francia. Fue sorprendente saber que su casa era más antigua que los Estados Unidos de Norteamérica. Durante el viaje, me contó que su mujer tenía cáncer de mama y no estaba pasando por un buen momento, pero que de todas formas insistía en conocerme.

Cuando nos encontramos, pude ver que a pesar de la severa enfermedad, seguía siendo una bellísima mujer con un noble porte.

Fue una de las veladas más hermosas de mi vida. Después de la cena, nos sentamos en el salón del siglo XVII, tomamos licor y charlamos. Nuestra conversación seguramente pareció extraña a la joven pareja que nos atendió durante la comida, pues pasaba del inglés al francés y también al español.

Luego de un rato, la mujer me dijo: “Mi esposo me contó que usted es judía, ¿no?” ”Si” dije, “soy judía”. Me pidieron que les contara acerca del Judaísmo, especialmente de las festividades. Hice lo mejor que pude para explicarles lo que me solicitaron, y me sorprendió lo poco que conocían de nuestras tradiciones. Ella parecía muy interesada en Janucá. Cuando terminé de contestar preguntas, sorpresivamente, ella me miró a los ojos y dijo: “Tengo algo que deseo darte”

Desapareció por un instante, para retornar después con un paquete envuelto en tela. Se sentó, siguió mirándome fijo, y comenzó a hablar despacio.

“Cuando era una pequeña niña de 8 años, durante la Segunda Guerra Mundial, las autoridades vinieron a nuestro pueblo para llevarse a todos los judíos. Mi mejor amiga, Jeanette, era judía. Una mañana fui a buscarla para jugar, y vi que su familia era forzada a subir a un camión mientras los apuntaban con fusiles. Corrí a contarle a mi madre lo que sucedía y le pregunté a dónde llevaban a Jeanette. ‘No te preocupes’ -me dijo- ‘Jeanette regresará pronto’. Volví a la casa de mi amiga, pero sólo encontré a otros habitantes del pueblo, que se llevaban todas las cosas de valor, dejando de lado los objetos judíos, que tiraban a la calle. Cuando me acerqué, vi un objeto de su casa tirado en la basura. Lo levanté y reconocí en él, algo que mi amiga y su familia encendían en la época coincidente con Navidad. En mi mente de niña, pensé: ‘Llevaré esto a casa y lo guardaré hasta que retorne Jeanette’

Pero ni ella ni su familia volvieron.

Hizo una pausa, tomó un poco de licor y prosiguió: “Desde ese momento lo he guardado. Lo escondí de mis padres y no le conté a nadie acerca de su existencia. De hecho, durante estos cincuenta años, el único que conocía mi secreto ha sido mi esposo. Cuando supe lo que en verdad le había sucedido a los judíos, y cómo muchas de las personas que conocía habían colaborado con los nazis, no podía siquiera mirar este paquete. De todas formas, lo guardé, esperando algo, aunque no estaba segura qué. Ahora lo sé. Estaba esperándote a ti, una mujer judía que ayudó a curar a mi nieta, y es a ti que te lo confío”.

Sus temblorosas manos colocaron el paquete en mi regazo. Lo desenvolví lentamente. Dentro de él había una Menorá (candelabro de Janucá), pero distinta a todas las que había visto hasta ahora. Estaba hecha de sólido bronce, tenía ocho vasitos que contenían el aceite y las mechas y un noveno vasito centrado por encima de los demás. Tenía un aro arriba, y la mujer mencionó que recordaba que la familia de Jeanette la colgaba en el hall de la casa.

Me parecía antiguo; luego varias personas me aseguraron que probablemente tenía más de 100 años. Cuando la sostuve y pensé en lo que representaba, comencé a llorar. Todo lo que fui capaz de decir fue: “Merci” Cuando me iba, sus últimas palabras fueron: “Que veamos nuevamente la luz”.

Me enteré que la mujer falleció apenas un mes después de nuestro encuentro.

Este Januca, la Menorá verá nuevamente la luz. Y cuando mi familia y yo la encendamos, pronunciaremos una plegaria especial en honor a aquellos cuya memoria ella representa.

Los mellizos de Tamar

Entre los numerosos nacimientos en el libro de Génesis, dos son mellizos. Iaakov y Esav, hijos de Itzjak y Rivká, y Peretz y Zeraj, mellizos de Tamar y Yehuda.

Mientras que ciertas similitudes marcan los dos nacimientos, también hay diferencias significativas, tanto en las circunstancias respecto a los embarazos como en los carácteres de los mellizos.

Itzjak y Rivka estuvieron casados veinte años sin tener hijos. Oraron para tenerlos. Su sagrada unión produjo dos hijos muy diferentes: Yacov creció hasta convertirse en un erudito y Esav en un materialista.

Los mellizos de Tamar fueron concebidos en circunstancias mucho menos elevadas. Tamar se casó originalmente con el primogénito de Yehuda, Er. Tras la prematura muerte de Er, se casó con su hermano menor Onan, pero Onan, también murió sin hijos. Cuando Tamar se dio cuenta de que Yehuda no tenía intención de casar a su tercer hijo, Sela, con ella, se disfrazó de prostituta y sedujo a Yehuda mismo. Cuando el embarazo se hizo evidente, casi había sido condenada a muerte, por orden de Yehuda, por prostitución. Fue sólo cuando ella mostró ciertos efectos personales que Yehuda había dejado con ella como garantía en contra de su pago, que se dio cuenta de que la “prostituta” con quien había convivido era su ex nuera, y que los mellizos en su vientre habían sido engendrados por él mismo.

Sin embargo, los hijos mellizos nacidos fuera de esta moralmente dudosa unión, eran hombres justos. De hecho, todos los Reyes de Israel, desde David hasta el Mashiaj, son el tema del embarazo de Tamar.

Las diferencias inversas entre estos dos embarazos y nacimientos, se aluden en los versículos que los describen. Respecto al embarazo de Rivka, la Tora dice: “Sus días de dar a luz se han cumplido, y he aquí que había mellizos en su vientre”, con Tamar, la Torá escribe: “En el momento que dio a luz, he aquí que había mellizos en su vientre”. Nuestros Sabios, observando la diferente fraseología, explican que lo de Rivka fue un embarazo “completo” de nueve meses, mientras que Tamar dio a luz después de un embarazo “incompleto” de sólo siete meses.

Nuestros Sabios también señalan que la palabra hebrea para gemelos, “teomim”, esta escrita de manera diferente en cada versículo. En la Lengua Sagrada, muchas palabras se pueden escribir tanto “completa” o no, es decir, faltándole una o más letras. En el episodio del nacimiento de Peretz y Zeraj, la palabra “teomim” aparece completa, pero en el relato de Yacov y Esav, aparece en forma deficiente, carente de las letras “alef” y “iud”. Esto, explican los comentaristas, alude al hecho de que los mellizos de Tamar “Ambos eran justos, mientras que en el caso de Rivka, uno era justo y el otro malvado”.

En otras palabras, el “completo” embarazo de Rivka produjo un “deficiente” par de mellizos, y Tamar viceversa.

¿Semillas de maldad?

Pero, ¿fue el embarazo de Rivka perfecto? El Midrash parece dar a entender que ya desde el vientre se sabía que uno iba a ser malvado.

La Torá nos cuenta que los “niños luchaban dentro de ella”. El MIdrash explica: “Cuando pasaba por una casa de estudio, Yacov luchaba para salir…y cuando pasaba por un lugar de idolatría, Esav luchaba para salir”. Rivka, confundida de esto, “buscó el consejo de Di-s”, y se le fue dicho: “hay dos naciones en tu vientre”

Hay, sin embargo, otro Midrash que describe que Esav y Yakov compartieron una infancia en un ambiente Sagrado bajo la tutela de su Santo abuelo Abraham, y que “sólo después Esav se arruinó con sus acciones”. Esto apoya nuestra concepción inicial de que fueron concebidos de forma impecable, seguida de una “deficiente” progenie, que se atribuye sólo al hecho de que Esav, por su propia elección, eligió el mal camino.

Pero se puede encontrar una contradicción similar en los comentarios de nuestros Sabios respecto a la creación del mundo. Por un lado, tenemos la declaración del Midrash que “el mundo fue creado completo”, es decir, completamente maduro sin que le faltara nada. Sin embargo, el mundo perfecto que Di-s creó contiene el potencial de la imperfección, incluso del mal. De hecho, este potencial es una parte integral de su perfección. El Midrash, citando el versículo: “Y Di-s vio todo lo que Él hizo, y he aquí que era muy bueno”, comenta: “He aquí que era muy bueno”, hace referencia a la inclinación al bien, “y He aquí que era muy bueno “, esta es la inclinación al mal…” he aquí que era muy bueno’, esta es la buena fortuna, “y he aquí que era muy bueno”, esto es el sufrimiento…” he aquí que era muy bueno”, esto es el paraíso, “y he aquí que era muy bueno”, esto es el infierno…” he aquí que era muy bueno, este es el ángel de la vida, “y he aquí que era muy bueno”, este es el ángel de la muerte…”

Las dos Delicias

Maimonides escribe que un principio fundamental de la Fe Judía es “el libre albedrío se le dio a cada uno: si desea inclinarse al buen camino y ser una persona justa, la opción está en sus manos, si desea ir por el camino del mal y ser un malvado, la opción está en sus manos”. Sin embargo, vemos que ciertas personas son más susceptibles al mal que otras. El Talmud describe a la víctima prototípica del mal, Yiov, protestándole a Di-s: “Amo del Universo, Has creado personas justas, y Has creado personas malvadas”.

En el Tania, Rabi Shneur Zalman de Liadi explica que de hecho, Di-s ha creado “Personas justas” y “Personas malvadas”. “Personas justas” (Tzadikim), son individuos que, por naturaleza, aborrecen la maldad y desean sólo el bien, tanto porque han nacido de esa manera o porque han transformado sus caminos negativos a positivos”. “Personas malvadas”, por otro lado, son aquellos individuos que son destinados a “no ser malvados en la realidad, Di-s no lo permita, pero que las acciones de maldad llegan a sus mentes y pensamientos solamente, para que constantemente estén peleando para evitar las malas acciones porque no serían capaz de aniquilarlas por completo, como sí pueden lograrlo los justos”.

Di-s desea los dos tipos de seres humanos en Su mundo: “Así como en la comida física, por ejemplo, existen dos tipos de delicias: comidas dulces y deliciosas, y ácidas y fuertes que han sido condimentadas para convertirse en delicias que gratifican el alma”, así también “hay dos tipos de gratificaciones ante Di-s: uno, de la completa aniquiliación del mal…por los justos, y otro: cuando el mal está subyugado mientras que todavía está fuerte y poderoso. . . a través de los esfuerzos del hombre intermedio”.

Este es el significado más profundo de las “dos naciones” que Rivka tenía en su vientre. La gravedad del mal exhibida por uno de sus mellizos no era una deficiencia, sino el potencial de la “segunda delicia” anhelada por Di-s. Sólo más tarde, cuando Esav decidió rendirse a su inclinación al mal en lugar luchar contra ella, de que la dualidad de fuerzas se convirtió en un par “deficiente” de mellizos.

Sin embargo, Iakov y Esav constituyeron un embarazo “completo”, conteniendo los dos potenciales fundamentales que Di-s implantó en Su creación: el deleite de la absoluta bondad y el gran placer y sentido de logro que viene sólo de la lucha contra la adversidad.

El embarazo y parto de Tamar describen el proceso inverso: cómo las circunstancias y acciones negativas pueden ser sublimados para que la perfección original se restaure. De hecho, cuando el potencial para el mal, el sufrimiento, el infierno y la muerte, se hacen realidad, existe la posibilidad de alcanzar una perfección más profunda, cuando son vencidos y transformados en bien.

El ascenso al Monte Zion

De ahí la paradoja de nuestra existencia: la perfección engendra imperfección (como en el embarazo de Rivka), ya que nada puede decirse que es verdaderamente perfecto a menos que posea el potencial de lucha, lo que significa que debe ser vulnerable a la imperfección. E imperfección da a luz a la perfección (como en el embarazo de Tamar), cuando esa vulnerabilidad se explota para cosechar los frutos de la lucha y alcanzar el hermanamiento perfecto de bondad inmaculada y vencimiento del mal.

Toda la historia es el progreso noble y doloroso hacia la resolución de esta paradoja, cuando, en la era del Mashíaj, “los salvadores (descendientes de Tamar) subirán al monte de Zion para juzgar al monte de (Rivka) Esav”, uniendo las vulnerabilidades que han nacido fuera de la perfección de la creación de Di-s con la perfección que nace de la vulnerabilidad de la condición humana.

De las enseñanzas del Rebe de Lubavitch

Cortesía de: MeaningfulLife.com

11 consejos para aumentar tus ganancias

Te invitamos a leer estos once consejos que ayudarán a que tu economía se estabilice y hasta de mayores frutos. 

1. Es conveniente destinar un determinado porcentaje de la ganancia neta para tzedaká (caridad).

2. Asistí a clases de Tora.

3. Tomá decisiones sólo luego de analizar los detalles con tres amigos y seguir su consejo.

4. Dedicá esfuerzo y tiempo extra al estudio de la Torá, o sea, “Amal Tora”, esforzarse en el estudio de la Torá con gran diligencia.

5. Fortalece tu bitajón (confianza) en Di-s como Proveedor de todas tus necesidades.

6. Incrementá la cantidad de tzedaká que normalmente das. Distribuí el dinero en lugar de darlo todo de una vez. Por ejemplo, si planeas dar $1000, en vez de darlo entero de una vez, da $100 en diez diferentes oportunidades.

7. Independientemente de tu situación económica, debe darse un par de monedas a diario antes de la plegaria de la mañana.

8. Estudiá de la filosofía jasídica, denominada “árbol de la vida”, pues mejora también la propia vida física.

9. Da tzedaká (caridad) a las instituciones de mi santo suegro. [Lo mismo se aplicaría a las instituciones del Rebe, por ejemplo, Batei Jabad, sinagogas Beit Menajem, etc.].

10. Poné un “dólar o una moneda del Rebe” en el fundamento del hogar o del negocio que estás construyendo. Si la propiedad ya existe, entonces ponelo dentro de la casa o negocio. Si se trata de una oportunidad comercial o laboral, hace que sea parte de la transacción.

11. Las mujeres deberían dar alguna suma para tzedaká al fondo “Rabí Meír Baal HaNés” antes de encender las velas de Shabat y festivas.

Basado en Sefer Heijal Menajem, Vol. 2, págs. 87-90, y diversos Igrot Kodesh

Extraído de “Consejos del Rebe” de editorial Kehot.