Cheesecake de chocolate

¿Te gusta el Chocolate tanto como a nosotros? ¡Entonces tenés que probar nuestra receta! Es super fácil y los niños la van a amar. 

¿Intentamos hacerla?

Base:

2 tazas de vainillas trituradas

¼ de taza de manteca derretida

Relleno:

3 huevos

1 taza de azúcar

750gr de queso crema

2 tazas de  chocolate semidulce

¾ de taza (1-1/2 barra) de manteca

1 taza de crema agria

1 cucharadita de vainilla

Instrucciones

Precalentar el horno a 325 grados.
Cubrir el fondo y los lados de 10 pulgadas molde redondo con papel de aluminio de alta resistencia.

Mezclar las vainillas y la manteca derretida y rellenar el fondo del molde preparado.

Batir los huevos con el azúcar. Batir el queso crema hasta que quede esponjoso.

Derretir el chocolate y la manteca a fuego lento y revuelva hasta que esté suave.
Dejar enfriar un poco y añadir a la mezcla de queso crema y ponerlo en el molde. Batir la crema agria y la vainilla y verter en la parte superior de la torta.
Colocar el molde a baño maría.

Hornear durante 2 horas.
Retirar y enfriar.

¡Contanos qué repercusiones tuvo!



Tmimim, la fábrica del Jasidut

Desde los últimos 100 años, la “fábrica” del espíritu del jasidut Jabad y el lugar donde se forman los jasidim es la Ieshivá Tomjei Tmimim, que fue fundada por el 5to Rebe de Jabad, Rabi Shalom Dovber, el 15 de Elul del año 5657. El día 18 de Elul de ese mismo año comenzaron los estudios.

Tomjei Tmimim fue la primera Ieshivá que incorporó en su plan de estudios junto al estudio de Talmud y ley judía, el estudio de Jasidismo.

En la inauguración, el Rebe contó que durante diez años pidió a sus ancestros, los santos Rebes, que los alumnos de esta Ieshivá sean verdaderos jasidim, luminarias que irradien y difundan la luz de la Torá y el Jasidut en cada lugar donde residan. 

Rabi Shalom Dovber en persona indicó el orden de la Ieshivá y el programa de estudios. De la misma forma, instruyó a los alumnos en su servicio a Di-s, es decir, la forma de rezar. También cuidaba mucho que el ambiente de la Ieshivá fuera de santidad y pureza. Una vez le preguntaron por qué enseñan a los alumnos, que el mundo material no es importante, teniendo en cuenta que al abandonar la Ieshiva descubrirán que es necesario enfrentarse al mundo y a sus dificultades, a lo que el Rebe respondió: “Cuando afuera el frío es intenso y encendemos la calefacción a 100º, al apagarla luego, la habitación mantiene una agradable temperatura de 40º. En cambio, si la prendemos de entrada a 40º, la habitación estará fría al apagarla después”.

Quienes deseaban inscribirse en la Ieshivá eran sometidos a varios exámenes. El legendario mashpia (mentor) Rab Shmuel Groinem, cierta vez se reunió con los alumnos. En medio de su alocución le dijo a uno de ellos: “¿Recuerdas cuando llegaste a la Ieshivá y no iban a recibirte?; ¡estabas parado en la puerta y llorabas!. Pero no eras tú sino tu alma la que lloraba!. Si respecto al dedo, los Sabios dijeron que ningún hombre es señalado sino es declarado así en el Cielo, más aún acerca de un alma que tiene el privilegio de estudiar en Tomjei Temimim…”

También se cuenta sobre  una viuda que trajo a sus dos hijos de doce y trece años para inscribirlos en la Ieshiva. El mayor tenía grandes aptitudes y fue admitido de inmediato. El menor, menos talentoso, no fue aceptado. Al enterarse, el niño comenzó a llorar. Varios días permaneció en la puerta sollozando, hasta que se encontró con el Rebe y le dijo: “Soy un huérfano y deseo ser un buen judío, por favor apiádese de mi!. Luego de este episodio, se incorporó a la Ieshivá. Resultó que el hermano mayor abandonó al poco tiempo sus estudios y el menor llegó a ser un alumno sobresaliente.

Dijo sobre esto Rabi Iosef Itzjak, el Rebe Anterior: “Un alumno que llegó a Tomjei Tmimim no lo hizo por casualidad!”



La fuerza de una Mitzva sencilla

“Para que tengas lo bueno y alargues los días” (Devarim 22:7)

Shiluaj Haken: ahuyentar a la madre ave del nido antes de tomar a su cría o sus huevos. Esto solo se aplica a las aves Kosher.

Por cumplir el precepto de ‘echar del nido’ (a la madre) que aparece en nuestra Parshá, la Torá adjudica una gran recompensa: “para que tengas lo bueno y alargues los días”.

Se pregunta aquí: este precepto es totalmente fácil de cumplir. ¿Por qué se retribuye por él un premio tan grande? Responde Rashi, que es precisamente esto lo que nos viene a enseñar la Torá: si por una Mitzvá sencilla, donde no hay erogación para el bolsillo, la Torá dijo “para que tengas lo bueno y alargues tus días”- ¡cuánto más será la recompensa dada por las Mitzvot graves!

Es decir, que la Torá eligió destacar una gran recompensa justamente en una mitzvá muy sencilla, que no implica erogación monetaria, para darnos una idea del extraordinario premio que espera a los observantes del resto de los preceptos, y especialmente, los preceptos graves, y que también significan costo económico.

SIN DIFICULTADES

Pero esta explicación requiere mayor clarificación: ¿si la Torá buscó especialmente “una mitzvá sencilla”, podría haber elegido Mitzvot mucho más fáciles, que incluso no requieren acción alguna para cumplirlas, como leer el Shemá, que es sólo con la palabra?

Sólo que lo que destaca al precepto de ‘echar del nido’ (a la madre), para calificarlo como ‘fácil’ es por no estar ligado a dificultad alguna. Esta Mitzvá es cumplida en una situación donde la persona no está ocupada con tema alguno, sino que de todos modos desea tomar los pichones o los huevos, y la única condición que se le exige es un acto insignificante- echar a la madre. Y sobre ello la Torá dice que su paga es grandiosa.

LA INMENSIDAD DE LA RECOMPENSA

En otros preceptos, como por ejemplo leer el Shemá, pueden surgir dificultades. Por ejemplo, cuando la persona está ocupada y dedicada en ese momento a otros temas, y debe dejarlos y para cumplir la Mitzvá- se requiere del hombre que se ponga fuerte e interrumpa sus temas para leer el Shemá. Si la Torá hubiera elegido esta Mitzvá para enseñarnos la inmensidad de la recompensa de quienes cumplen los preceptos, hubiéramos pensado que el premio se debe a que el cumplimiento de esta Mitzvá implica, a veces, lidiar con dificultades.

Por eso, la Torá eligió específicamente al precepto de ‘echar del nido’, un precepto fácil en todos los aspectos: se trata de una acción insignificante, no implica dificultades y no requiere erogación alguna. Y sobre una Mitzvá tan fácil está escrito: “para que tengas lo bueno y alargues los días”

¡Cuánto más en el resto de los preceptos!

UNA MITZVA ARRASTRA UNA MITZVA

A continuación del precepto de ‘echar del nido’ está dicho: “cuando construyas una casa nueva, erigirás un cerco a tu techo”. Luego se detallan las leyes para los viñedos y el campo, la mezcla de lino y lana en la vestimenta, etc. Rashi acota al respecto: “si cumpliste el precepto de ‘echar del nido’, finalmente construirás una casa y cumplirás el precepto del cerco, puesto que un precepto arrastra un precepto, y llegarás a una vestimenta, un campo y ropas bellas” De aquí vemos, no solamente la dimensión de la recompensa por una “Mitzvá fácil”, sino también la fuerza que posee una “Mitzvá fácil”, para arrastrar Mitzvot adicionales.

Cuando se despierta la esencia del alma del judío, aunque en un principio encuentre esto su expresión en una “Mitzvá fácil”, esto lleva a continuación al cumplimiento de otros preceptos, a través de lo cual nos hacemos meritorios de ser inscriptos y sellados para bien, para un año bueno y dulce en todos sus detalles.

(Likutei Sijot Tomo 9, Pág. 133)

¡Guefilte Fish: el plato más emblemático de cocina judía!

Ingredientes:

-1 kilo de merluza molida

-2 cebollas ralladas molidas

– 2 huevos

– ½ taza de pan rallado o harina de matza

– 1 cucharada de sal

– 5 cucharadas de azúcar

 

Procedimiento:

Mezclar todos los ingredientes hasta formar una mezcla homogénea:

Dar forma según su cocción, para horno dar forma alargada y cocinar en horno a temperatura  media hasta que se dore.

Para el guefilte frito, dar forma de una nuez y luego aplastar. Freir en abundante aceite vuelta y vuelta.

¡Que lo disfrutes

Leyes de Teshuba según el Maimonides

La Teshuvá consta de tres partes:

a) abandonar el pecado; apartarlo del pensamiento y tomar la firme decisión de no reincidir, como está escrito: “que abandone el malvado su camino y el hombre impío su pensamiento”.

b)arrepentirse sinceramente de los errores cometidos, según dice: “Después de regresar, me arrepentí”.

c) confesar los pecados envoz audible (este es el sentido del vidui ‐Confesión‐, recitado en las oraciones). (Cap. 2:2) La verdadera Teshuvá se prueba como tal, cuando al penitente se le presenta la ocasión de cometer el mismo pecado, en las mismas condiciones, y tiene todas las posibilidades de hacerlo, pero se abstiene. (Cap. 2:1) Cuando se comete una falta en perjuicio de terceros ‐como quien maldice a su compañero o le roba o lo dañaes necesario restaurar las pérdidas y disculparse. 

Arrepentirse y pedir perdón a el Todopoderoso no es suficiente y la persona no recibe el perdón Divino hasta no ser perdonado por sus semejantes. (Cap. 2:3)

Según el precepto bíblico, la Teshuvá consiste tan sólo en abandonar el pecado; o sea, tomar una firme decisión de no reincidir en la necedad de rebelarse contra el Todopoderoso, ni transgredir la orden del Hashem, ya sea Mitzvot de Hacer o de no Hacer.

Ese es el sentido fundamental de la palabra Teshuvá, retornar a Hashem con todo el corazón y el alma, para servirle y observar Sus preceptos… El hombre debe pensar siempre que tiene igual cantidad de buenas y malas acciones y debe ver al mundo de la misma manera.

De modo que en el caso de cometer una falta, inclina la balanza hacia el lado del mal, provocando la destrucción. Pero, a su vez, con una buena acción decide su destino y el del mundo entero para bien, trayendo la redención. Así está escrito: “Y el justo es el pilar del universo” ya que con su proceder, causa la salvación del mundo. (Cap. 3)

¿Quién puede dar testimonio de Di-s?

En el párrafo bíblico de esta semana, la Torá dictamina que para que un testimonio tenga valor, son necesarios dos testigos: “En base a dos testigos… se definirá el tema”.

En términos generales, la función de los testigos abarca dos tipos -hay un testimonio que esclarece y hay otro que formaliza y genera el hecho. Los testigos que esclarecen tienen como objetivo sólo aclarar lo ocurrido. Por ejemplo, cuando se testifica que Fulano tomó prestado de su compañero, su testimonio  contribuye con el juzgado para que pueda aclarar la verdad. Pero la presencia de testigos en el momento de llevarse a cabo el préstamo, no cambia nada en lo que hace a la obligación del prestatario a devolver el préstamo tomado. Diferente es con los testigos que formalizan. Con su presencia dan valor y vigencia al acto presenciado. Por ejemplo, los testigos del casamiento hacen a la boda, y ¡si no hubo testigos (aptos) en ese momento -el casamiento no es válido!

REVELAR AL ALTÍSIMO

Estos dos tipos de testigos existen también en la dimensión espiritual. El Profeta dice: “Ustedes son Mis testigos”. El Zohar trae sobre ello dos explicaciones: la primera es que los testigos son el pueblo de Israel, y la segunda, que los testigos son el cielo y la Tierra, como está escrito: “Puse  como vuestros testigos al cielo y la tierra”. Estos dos comentarios concuerdan con los dos tipos de testigos mencionados.

La necesidad de testigos en el plano espiritual es, para revelar al Altísimo en ese plano donde no hay acceso directo, como los testigos que informan sobre aquello a lo que uno mismo no puede llegar. Es verdad que puede llegarse al conocimiento de la existencia de Di-s a través del intelecto, esto está abierto, no necesita de “testigos”, sin embargo, la razón lógica puede llegar a captar tan sólo al nivel Divino que está vinculado a la Creación. Lo que captamos de Di-s a través de Su Creación es abierto, no requiere de “testimonio”.

Pero a la Esencia misma de Hashem, que es superior a toda captación y entendimiento, la razón no puede acceder. Para ello se necesita de “testimonio”.

ACLARAR Y GENERAR

En este “testimonio” hay dos tipos: “los testigos esclarecedores” son los cielos y la Tierra. Ellos nos clarifican la verdad, a través de revelar la fuerza Divina infinita que emana del Altísimo. El hecho que el cielo y la tierra son eternos, a pesar de ser limitados, atestigua sobre la fuerza infinita del Creador. Son los testigos que revelan la Verdad.

El segundo tipo de “testigos” es el pueblo de Israel, cuya función no se limita a esclarecer y revelar la verdad, sino en ser “testigos que generan y formalizan”. Ellos son los que crean el hecho. Las almas de Israel, cuya raíz está en la misma esencia de Hashem, a través del cumplimiento de los preceptos, hacen morar al Altísimo en Su misma esencia aquí en este mundo, e introducen en el mundo el más alto nivel de Santidad Divina.

MÁS ALLÁ DE TODO CÁLCULO

También en el servicio al Altísimo está el concepto del “testimonio”. Hay una labor espiritual abierta, que no necesita de testigos.

Esto es el servir a Di-s en la medida de la razón lógica, e incluso entregándose totalmente (mesirut nefesh) como consecuencia del análisis racional. El propio intelecto llega a la conclusión de que hay situaciones en las que hay que entregarlo todo por Di-s.

“Testimonio” en el servicio al Altísimo significa una entrega que va más allá de todo cálculo y especulación racional. Esto no tiene lugar en la realidad lógica del hombre. La entrega del alma y la vida sin condicionamientos ni cálculo alguno. Como consecuencia de la misma unión que existe entre Di-s y el judío que no permite que nada interfiera con el cumplimiento del mandato de la Voluntad Divina (las Mitzvot). Sobre este tipo de conducta dice Di-s: “ustedes son Mis testigos”

Likutei Sijot tomo 19 pág. 188



Parasha en síntesis: Shoftim

En esta Parashá se tratan las leyes relacionadas con el sistema judicial del Pueblo Judío y el establecimiento de tribunales. En todas las ciudades donde residían menos de 120 personas se establecieron Beit Din, tribunales de 3 rabinos, competentes para decidir sobre casos de tipo económico, pero no de vida y muerte. En las ciudades de más de 120 habitantes se estableció un Pequeño Sanhedrín, compuesto de 23 rabinos que tenían el derecho de juzgar todos los casos, hasta de vida y muerte.

 

Cerca del Monte del Templo había tres cortes: un Beit Din de 23 jueces en su entrada; un Tribunal de 23 jueces en su antecorte y el Gran Sanhedrín, de 71 jueces (incluido su presidente) que se reunían a diario en el Templo Sagrado. 

 

Para ser juez se evaluaba el conocimiento de la Torá, la inteligencia y la capacidad de juzgar. Esas y las demás cualidades enumeradas anteriormente en Parashat Devarim, una vez aprobadas constituían la calificación para ser nombrado juez y ordenado como tal por un jajam (sabio).

 

La Torá advierte al juez que no acepte soborno, ni de plata ni de honores, ni cualquier consideración personal que pueda influir – aún en lo más mínimo – en su forma de decidir el caso. 

 

En esta Parashá también se otorga el precepto de coronar a un rey sobre el Pueblo Judío. El rey tenía que ser escogido por un profeta de Di-s y por el Sanhedrín. Su papel como monarca era fortificar y elevar el estudio de la Torá, difundir a los malvados, conquistar las naciones enemigas y emitir juicios para su pueblo.

 

Para que no abusara de sus poderes, el rey tenía tres prohibiciones fundamentales: no tener más caballos de lo necesario; no tener más esposas de lo permitido y no amasar más riquezas que las necesarias para mantener sus fuerzas armadas. 

 

El rey tenía la obligación de escribir un Sefer Torá especial y leer partes específicas en público en momentos de asambleas nacionales en el año de Halel. 

 

La Torá prohíbe la arrogancia y la vanidad, el orgullo se considera igual que la idolatría, ya que no permite la presencia de Di-s en la vida de la persona.

 

Aun el rey de Israel, con todos sus honores y riquezas, tenía leyes que lo protegían de sobrepasarse.

 

La tribu escogida para reinar eternamente fue la de Iehudá, porque Iehudá previno la muerte de Iosef cuando los demás hermanos querían matarlo y él los convenció de venderlo a los filisteos. Por santificar el nombre de Di-s al llegar al Mar Rojo y no temer cruzarlos. 

 

La tribu de Iehudá tiene intrínsecamente la cualidad de humildad.

 

El hombre de Ie-hu-dá contiene las mismas letras del nombre de Di-s, cuyos atributos emula esta tribu. Y la dalet de su nombre representa al rey David escogido entre los reyes. 

 

En esa época de la historia del mundo gentil había muchas formas de idolatría y artes mágicas, tanto para adivinar el futuro como para cambiar los destinos de las personas. Esto le fue prohibido al Pueblo Judío y bajo ninguna circunstancia se le permitió ni se le permite usarlos. 

 

En esta Parashá, la Torá  enumera los siguientes tipos: consultar palos u otros elementos para adivinar el futuro; declarar ciertos momentos de suerte o no para cumplir diferentes misiones; especular sobre el futuro por interpretación de hechos y actuar de acuerdo a los mismos; todo tipo de magia negra; atraer reptiles y otros tipos de animales para usarlos en ritos de magia; la necromancia, llamar a los muertos por mediums o de otras formas.

 

La Torá nos asegura que el Pueblo Judío no tiene necesidad de usar estas formas de hechizos y magia; ya que tiene una protección especial de Di-s al cumplir con las mitzvot (preceptos)  y que pueden cambiar su destino solamente a través de estos.



Palabras que matan

Las palabras son como flechas y como carbones que arden lentamente…

En Mezhibush, la ciudad natal de Rabí Israel Baal Shem Tov (el fundador del movimiento Jasídico, 1698-1760), dos residentes locales estaban envueltos en una amarga disputa . Un día, estaban gritando, muy enojados, en la sinagoga cuando uno de ellos exclamó: “¡Lo rasgaré a pedazos con mis propias manos!”

El Baal Shem Tov que estaba en la sinagoga en ese momento, dijo a sus discípulos que formaran un círculo, que tomaran la mano de su vecino, y cerraran los ojos. El propio Rabí Israel cerró el círculo poniendo sus manos en los hombros de los dos discípulos que estaban de pie a su derecha y a su izquierda. De repente, los alumnos soltaron un grito de espanto: ¡detrás de sus párpados cerrados vieron que el hombre enfadado rasgaba a su compañero realmente, así como había amenazado!

Las palabras son como flechas, dice el Salmista, y como carbones que arden lentamente. Como flechas, explica el Midrash, pues el hombre está de pie en un lugar y sus palabras pueden arruinar y causar estragos a otra vida, a muchos kilómetros de distancia. Y como un carbón cuya superficie exterior se ha extinguido pero cuyos restos interiores están aún en llamas, así también las palabras malévolas continúan trabajando y causando daño mucho después de que su efecto externo se ha evaporado.

Las palabras matan de muchas maneras. A veces ponen en movimiento una cadena de eventos que las convierten en una auto profecía; otras, se desvían del objetivo de su veneno para golpear a algún espectador inocente; y a veces vuelven como un bumerang para perseguir a quien les dio origen. Cualquiera sea su destino, las palabras odiosas llevan inevitablemente a acciones odiosas, posiblemente años o incluso generaciones después de que se profirieron. La naturaleza humana es tal que los pensamientos se esfuerzan por encontrar expresión en palabras habladas, y las palabras pronunciadas buscan realización en los hechos a menudo por caminos tortuosos que el divulgador original de esas palabras no deseó ni anticipó.

Pero el poder de la palabra corre más profundamente que su potencial traducido en acción. Aun cuando este potencial nunca se comprende, aun cuando las palabras habladas nunca se materialicen en el “el Mundo de la Acción,” todavía existen en lo más alto, en el más espiritual “Mundo de Discurso”. Pues el hombre no es sólo un cuerpo, – también es una alma; no sólo es un ser físico, sino también es una criatura espiritual. En el plano físico, las palabras habladas pueden ser sólo significantes como acciones potenciales; en la realidad del alma, son reales.

Esto es lo que el Baal Shem deseó mostrar a sus discípulos concediéndoles un vislumbre en el mundo de las palabras habitado por las almas de los dos combatientes verbales. Él quería que entendieran que cada palabra que proferimos es real, entre o no en la fruición del “Mundo de la Acción” en el que nuestro ego físico reside. Cada palabra nuestra es tan buena (y tan mala) como el hecho.

Lo mismo es así, claro, en el sentido positivo: una palabra de alabanza, una palabra de estímulo es tan buena como si fuese un hecho en la realidad espiritual del alma. Incluso antes de que una palabra buena haya derivado en un hecho bueno, ya ha tenido un efecto profundo y duradero en nuestro estado interno y nuestro mundo.

Por Yanki Tauber; basado en las Enseñanzas del Rebe de Lubavitch



Un ramo de rosas

Amo las flores, como la mayoría de las mujeres. Mis favoritas son las rosas rojas de largos tallos. De todas formas, un ramo de orquídeas, petunias o fresias, siempre provocará una sonrisa en mi rostro. Mi esposo sabe de mi debilidad. La usa para su provecho, cuando desea conquistar mi corazón o ganarse mi perdón, por cualquiera de sus actos fallidos, comunes a todos los esposos.

 La otra tarde, cuando mi marido se dirigía a la puerta de entrada, le recordé acerca de su promesa de estar de vuelta a las 7:30 p.m puntualmente. Yo debía dictar una clase a las 8:00 y antes debía terminar de arreglar algunos detalles. Puse mucho énfasis en mi necesidad de salir puntualmente, pidiéndole que no perdiera de vista su reloj.

Exactamente a las 7:31, me pare en la puerta de casa, tratando de divisar calle abajo nuestra camioneta gris. A las 7:45 ya me paseaba impacientemente por el pasillo, mirando el reloj, y a las 7:53- cuando finalmente mi esposo pisaba los escalones del frente.- Apenas si pude contenerme.

 Blandiendo un exquisito ramo de rosas, me contó que había pasado delante de un puesto, y compró especialmente para mí estas hermosas flores. Me contó que, sabiendo lo mucho que amo las rosas, decidió que vale la pena detenerse, y por eso se habría retrasado un poco en el proceso.

Si no hubiese estado tan apurada, hubiera soltado mi lengua, y contrariamente a su percepción, le hubiera expresado lo enojada que estaba. En lugar de esto, sin pronunciar una palabra, le arrebaté las llaves de la camioneta, deje el ramo y me dirigí raudamente a la puerta. Dejando de lado los recados que debía hacer y pasando algunas luces rojas en mi camino, llegué a mi clase, con mis nervios de punta, justo a tiempo.

 Luego de unos instantes, me calmé y pude dictar mi clase, como siempre.

La mayoría de las participantes eran mujeres de diferentes entornos sociales, que deseaban explorar su espiritualidad a través de las enseñanzas de la Torá y el Jasidut.

Cuando la clase llegó a su fin, una de las ellas, Diana, me pregunta por quée era tan necesaria una religión organizada. ¿Por quée no es suficiente con sentir a Di-s en nuestros corazones? ?Para qué son ineludibles los preceptos de hacer y de no hacer que posee el judaísmo?

 Pensé por un instante. De pronto, se me ocurrió una interesante analogía.

Relaté a las mujeres acerca de los acontecimientos de esa tarde, previos a mi llegada a la clase. Les pregunté si creían que era justificado que me enojara por la compra que había realizado mi esposo.

Debido a la confraternidad que existe entre mujeres, estaba segura de la respuesta que me darían. Por supuesto, creían que semejante conducta era totalmente inapropiada.

 Pero, ¿por quée? pregunté. ¿Qué tiene de malo que le haya hecho algo que suponía me gustara?

Le dijiste que necesitabas que él estuviera en casa en horario y el lo desestimó totalmente. Estaba tan inmerso en su propio entendimiento que no podía ver tu perspectiva, tu necesidad de llegar a tiempo.

Diana declamaba el mismo tipo de respuesta que las deméas.

 Es cierto, pero el llegó tarde porque me compras un regalo. ¿No prueba eso su amor? . 

Yo jugaba el rol del abogado del diablo.

Diana insistía. Es verdad, el deseaba de complacerte. Pero en sus términos, no en los tuyos. El estaba relegando tu necesidad y deseo explíicito, para hacer algo que él imaginaba que te encantaría. Creo que de esto se trata la Torá dije. Di-s nos dice Sus terminos,- lo que El necesita de nuestra relación. Por supuesto que podemos obviar sus deseos, y hacer algo maravilloso y benevolente. Incluso podemos tenerlo a el en mente.

 Pero, ¿no es que finalmente estamos actuando en nuestros propios términos, sin tomarlo en cuenta los de el? No siempre entenderemos Ssus necesidades o pedidos. Pero la Toráa es la comunicación explíicita de Di-s con nosotros, diciéndonos: que es lo que Yo necesito, que es realmente importante para mi. Esto es lo que puedes hacer para tener una relación conmigo. Quizás tu no lo comprendas. A veces entenderás, otras no, pero esto es lo que Yo deseo que hagas.

Cuando regresé a casa esa noche, las rosas estaban colocadas en un jarrón de cristal en la mesa de la cocina. A su lado había una pequeña nota.

Era un sincero pedido de disculpas.

Supongo que, incluso los maridos, a veces las obtienen.

 

Chana Weisberg

Tiempo de Cambio

Elul es un mes muy especial. Es un tiempo para aprovechar la oportunidad de trabajar en nosotros mismos, para cambiar, para ser mejores y llevar a cabo nuestros sueños…

Es un nuevo principio para finalmente hacer aquellas cosas que siempre sentiste que eras capaz de hacer pero nunca las hiciste.

Cada Elul empieza con las mismas grandes expectativas: va a existir un nuevo mundo y las cosas no serán iguales. Desafortunadamente, el entusiasmo inicial rápidamente da lugar a una realidad muy diferente; el entusiasmo baja su nivel y acabas estando no muy distinto que antes de empezar. Es seguro que creces poco a poco año tras año, pero el avance importante – convertirte en la persona que sabes que puedes y debes ser – nunca parece materializarse, quedando como un sueño difícil de realizar.

¿Cómo tomar todo el entusiasmo, la buena voluntad y la emoción, y convertirlos en un cambio significativo y duradero? En otras palabras: ¿Cómo puedes hacer que Elul realmente funcione?

Los Sabios nos dicen que existe una Voz Divina (“Bat Kol”) que resuena en el mes de Elul diciendo: ‘Vayan a arar los campos, no planten sobre las espinas y la maleza”. Claro que existen muchos significados cabalísticos para esta frase, pero una explicación simple; es que si no preparas tu campo arándolo, no importa lo que siembres, tu jardín va a estar eventualmente invadido de espinas.

Por lo tanto, la clave para un Elul exitoso es prepararse adecuadamente considerando qué semillas deseas plantar.

¿Cómo te debes ararte a ti mismo para asegurarte de que todo lo que decidas hacer se desarrollará de la manera que quieras, para que después de unos cuantos meses no pienses que tu resolución no fue nada más que un bonito deseo?

Tu deseo de cambio es claro, de otra manera no estarías leyendo esto en este momento. Pero ¿qué es lo que te motiva al cambio?. La llave es entenderte a ti mismo. Cómo funcionas, cómo creces y qué te motiva. ¿Cuáles son los pasos apropiados para tu crecimiento? A su vez, está el factor fundamental: “todo a su tiempo”.

Se cuenta la historia de un hombre joven en la Ieshivá del Rabino Meir Jadash. Era un estudiante perezoso que nunca estudiaba, hacía l¡o que se le antojaba y parecía que iba a dejar todo completamente. Un día el estudiante hizo un giro de 180 grados. Era el primero en el salón de estudios en la mañana y el último en salir de allí por la noche.

Al día siguiente el Rabino Jadash se le acercó y le dijo: “Eres tan inmaduro, ¿cuándo vas a crecer?”.

El mensaje es claro: no vas a cambiar de la noche a la mañana, no pasarás de ser irresponsable y apático, a ser el más responsable. Y si lo intentas, es pura falsedad. Puedes tener éxito unos cuantos días pensando que lo has logrado, pero ¿cuánto te durará?. Eso no es “crecimiento”, es inmadurez. El verdadero crecimiento es paulatino. Tienes que saber cuál es el siguiente paso, entenderte a ti mismo y ser honesto.

Decide lo que quieres aceptar sobre ti y qué realmente cambiará las cosas. Por ejemplo: cuidar que la casa sea casher, o dedicarte a ser más sensible y cuidadoso. Estas semillas tienen un increíble potencial… si preparas antes el terreno.

Observa profundamente dentro de ti, pide buenos consejos, y por sobre todo sé realista acerca de lo que es posible alcanzar.

¿Y sobre el proceso real de teshuvá? El primer paso es reconocer tus errores, entender lo que has hecho mal y cómo lo podrías haber hecho mejor.

Para hacer esto, tienes que conocer tus capacidades específicas. De otra forma, cometerás el error de tratar de cambiar cosas que están más allá de ti. Esto es muy malo, porque cuando lo “confiesas”, realmente no lo sientes porque muy dentro de ti sabes que no es real.

La verdadera teshuvá y confesión significa articular el hecho de que a tu nivel lo hubieras podido hacer mejor. Es muy importante hacer esto de una forma en la cual lo escuches y lo creas.

Entiende los asuntos que son reales para ti; si están más allá de ti, entonces no son “tus” asuntos. Trabaja con lo que es real y apropiado. De lo contrario, vas a plantar tus semillas año tras año y no vas a cosechar más que espinas. Claro que no debes utilizar esta idea como excusa para continuar cometiendo errores. Por el contrario, toma conciencia de cómo un cambio drástico a veces termina en algo peor. No te muevas en un mundo ilusorio. Evalúa qué aspecto de tu carácter no está muy bien y empieza a cambiarlo – gradualmente.

“Preparar el terreno” significa descubrir qué es lo que te motiva y reconocer qué es lo que necesitas hacer ahora. Al final  .de cuentas, el cambio final puede ser en unos cuantos años. Pero no te desanimes. Los Sabios dicen que una vez que te encamines hacia algún lado, para Di-s, es como si ya hubieras llegado a ese lugar. Una vez que hayas decidido hacer algo, existe una elevación de tu alma; en el plano metafísico es como si ya estuviera hecho. Tu alma ha llegado; es sólo que tu cuerpo todavía tiene que caminar por muchos senderos.

Una cosa más. Para estar inspirado en el proceso de la teshuvá (el arrepentimiento), tenemos que darnos cuenta de que Di-s nos ama, incluso con todos los errores que hemos cometido. Sé consciente de que Di-s te entiende y quiere ayudarte. No te sientas culpable; los errores que has hecho son parte de tu proceso de crecimiento para llegar hasta donde te encuentras el día de hoy. Di-s no quiere que sufras. Por el contrario, si el crecimiento es para lo que nos creó Di-s, entonces incluso las dificultades involucradas deben ser lo mejor para nosotros. Di-s no es el “patrón autoritario del cielo”. Está de tu lado. Si no entiendes esto, nunca podrás hacer teshuvá.

Piensa a lo grande y plantéate metas a largo plazo, – pero sé realista. Toma las cosas con calma, – pero trata de mantener la motivación. La teshuvá demanda madurez, realismo y honestidad. No utilices esta oportunidad año tras año de la manera incorrecta.

¡Que el Todopoderoso nos ayude a tener una vida significativa y unas fiestas productivas! 

Leshaná tová tikatevu! – ¡Buen año para todos!