El “desliz freudiano” más grande de Freud

Un trabajo extraño que se publicó en 1939…

Si se hubiese quedado en Viena, el cielo sabe qué humillaciones habría sufrido antes de ser asesinado junto a sus compañeros judíos. Por alguna razón, en este momento desesperado, Freud escribió un libro, (él lo describió originalmente como una “novela histórica”) en el que intentó demostrar que Moisés era egipcio. Han habido muchas especulaciones acerca del motivo por el cual lo escribió, y yo no tengo ningún deseo de aumentar esta lista.

 

Al comienzo del libro, hay un episodio muy curioso.

Freud nota que varios estudiosos han identificado un tema en común en las historias sobre la niñez de los héroes. El nacimiento del héroe está cargado con peligro. Como bebé, se expone a elementos o factores que normalmente llevarían a la muerte – en algunos casos colocados en una caja y siendo arrojados al agua – El niño es rescatado y atendido por padres adoptivos. Eventualmente, descubre su verdadera identidad. Es la historia sobre Sargo, Gilgamesh, Edipo, Rómulo y muchos otros. También es la historia de Moisés.

A esta altura, sin embargo, Freud nota que en un aspecto la historia de Moisés no es como las demás. Al contrario. En la historia convencional, los padres adoptivos del héroe son personas humildes, ordinarias y luego descubre su verdadero origen real.

La historia de Moisés es completamente al revés. Su familia adoptiva es real. Él es salvado por la hija del Faraón. Luego descubre su verdadera identidad, descubre que pertenece a una nación de esclavos.

Freud notó esto, pero no pudo ver el verdadero significado. En cambio, concluyó que la historia de Moisés era una invención diseñada para ocultar el hecho de que Moisés era el nieto del Faraón; que realmente era un príncipe de Egipto. Lo que Freud no comprendió es que la historia de Moisés no es un mito sino un anti-mito.

Su mensaje es simple y revolucionario. La Biblia sugiere que la verdadera realeza – es contraria a lo que supone nuestra sabiduría convencional. La verdadera realeza no  No es privilegio y riqueza, esplendor y palacios, sino . Es el valor moral. Moisés, descubriendo que es hijo de esclavos, encuentra la grandeza. No es el poder lo que importa, es la lucha por la justicia y la libertad. Si Moisés hubiese sido un príncipe egipcio, habríaubiese sido olvidado. Sólo siendo fiel a su pueblo y a Di-s, se convirtió en héroe.

 

Freud mezcla los sentimientos sobre su propia identidad. Él admiró a los judíos pero fue sordo a la música del Judaísmo. Es por eso, sospecho, que no vio que se encontraba cara a cara con una de las verdades morales más poderosas que enseña la Biblia. Aquellos a quienes el mundo desprecia, Di-s los ama. Un niño de esclavos puede ser más grande que un príncipe. Las normas de Di-s no son poder y privilegio. El criterio estáa en reconocer la imagen de Di-s en el débil, el impotente, el afligido, el que sufre y lucha por su causa. ¡Qué mensaje de valor podría haber enviado Freud a su pueblo en medio de la oscuridad!

Permitámonos por lo menos ahora ver lo que Freud no vió, que la historia de Moisés es una de las grandes narrativas de esperanza en la literatura de humanidad.

 



Tipos de nombres judíos II

Poner el nombre de una persona viva

1) La costumbre entre los ashkenazim es no nombrar a una criatura por una persona que está viva aún si esa persona vive en otro país. Algunos dicen que esta objeción es específicamente a nombrar por el padre de uno que está vivo, pero no hay objeción en ponerle nombre por otros parientes vivos.

2) La costumbre entre los sefaradim es de no preocuparse por esto. Por el contrario, ellos consideran que esto es una manera de honrar al padre y un amuleto protector para larga vida si un nieto recibe el nombre de un abuelo vivo.

3) La mayoría de las autoridades están de acuerdo de que no se debe dar al hijo el mismo nombre de uno. Sin embargo, entre los yemenitas, algunos tienen la costumbre de ponerle a sus hijos el mismo nombre que ellos.

4) Si el abuelo materno del niño pide que se le de a su nieto su nombre mientras está vivo, no hay motivo para prohibirlo.

5) Si alguno desea ponerle a su hijo el nombre de su padre fallecido, pero su padrastro-que tiene el mismo nombre-lo objeta firmemente, no puede nombrar al hijo como su padre solamente, pero puede agregar otro nombre a éste, y llamar al hijo por ambos nombres.

6) Si los abuelos materno y paterno del niño tienen el mismo nombre, y uno de ellos ha muerto, y [el padre] desea nombrar al niño como el abuelo fallecido-si el abuelo sobreviviente objeta, es mejor evitar hacerlo, dado que mucha gente se opondría también. Si embargo, si el abuelo fallecido tenía un sobrenombre, el nieto puede ser llamado por ese sobrenombre. Cuando el otro abuelo, tras una larga vida fallece, pueden llamar al niño por el nombre original también. Es más, pueden cambiar ligeramente el nombre del nieto o darle un nombre adicional para que use junto con el nombre del abuelo.

7) Una persona que está a punto de morir (agoniza) es considerada completamente viva al respecto (aún cuando la mayoría de esa gente muere). Una criatura no puede ser nombrada por él hasta que realmente muera.

Dar a una persona dos nombres

1) En ningún lado en el Talmud encontramos un Taná (sabio de la Mishná) o Amorá (sabio del Talmud) que sea llamado por dos nombres. Aún en los textos bíblicos no encontramos una persona que tenga dos nombres. Sin embargo, en estos días es común dar más de un nombre al mismo niño. Otros objetan que se le dé dos nombres a un niño, aún en estos días.

2) Un nombre único puede estar compuesto de dos nombres; por ejemplo, Shnei Or y Shem Tov.

3) Ocasionalmente, a un niño se le da un nombre propio por una persona, y un sobrenombre (nombre secundario por otra persona), aún cuando el sobrenombre no tiene relación con el nombre propio.

4) Si una persona enferma seriamente, se le da un nombre adicional.

5) Si el primer hijo de alguien muere como resultado de la circuncisión, y luego le nace otro hijo, algunos acostumbran darle a éste dos nombres.

6) Algunos dicen que los nombres de dos personas diferentes no deben combinarse y darse a un solo niño8. Otros no se cuidan mucho de esto.

7) No se le debe dar a un niño los nombres combinados de dos personas que estaban enemistadas una con la otra durante su vida, aún si ambos eran tzadikim.

8) Algunos dicen que uno no debe dar a su hijo los nombres combinados de su padre y su hermano (el tío de la criatura), sino que debe dar a la criatura el nombre de su padre únicamente.

9) Algunos dicen que uno no debe dar a su hijo los nombres combinados de su padre y su suegro, sino solamente el nombre de su padre. Otros discuten esto.

10) Uno no debe combinar el nombre de un miembro de su familia con el nombre de un Rebe.

11) Si a un niño se le dan dos nombres por dos personas diferentes, es apropiado llamarlo por ambos nombres.

12) Si los padres de uno están vivos, y tienen dos nombres, no hay objeción en darle a su hijo o hija uno de los dos nombres. Lo mismo se aplica al caso opuesto-o sea, el desea dar a su hijo dos nombres, y los padres tienen solo uno de los nombres.

Poner nombre por alguien que murió joven

1) No se debe poner un nombre por alguien que murió joven. En ese caso deben agregar otro nombre a éste, y el nombre agregado debe ser usado como el primer nombre. Algunos dicen que uno que murió antes de los cincuenta años es considerado como si hubiera muerto joven. Otros dicen que uno que murió antes de los sesenta, es considerado como si hubiera muerto joven.

2) Esta regla no se aplica a alguno que murió de muerte natural. Aunque haya muerto joven, un niño puede ser nombrado como él.

3) Cuando una persona que murió de muerte natural, falleció en la infancia, un niño no debe ser nombrado por él.

4) Si un tzadík fue asesinado en la juventud, algunos dicen que sin embargo debemos nombrar al niño por él, en vista del hecho que era un tzadík.

­­­­­­­­­­­­­­­­­Poner nombre a un niño de acuerdo al calendario

1) Una persona no debe nombrar a su hijo de acuerdo al año del siglo en que él nació. Por ejemplo: si fue el catorceavo año del siglo, no debe nombrarlo “David”, cuyas letras suman catorce.

2) Algunos tiene la costumbre de nombrar al niño de acuerdo a la parshá de la semana en la cual nació. Por ejemplo: en Parshat Shemot, el niño es nombrado Moshé o Aarón; o sea, como el personaje de la parshá de esa semana.

3) Si un varón nace en Shabat, algunos tienen la costumbre de nombrarlo Shabsi (o Shabetai).

4) Si a un niño se le hace el brit en Rosh HaShaná, algunos tienen la costumbre de nombrarlo Itzjak.

5) Si un niño nace en Iom Kipur, algunos tienen la costumbre de nombrarlo Rajamim [“misericordia”].

6) Si un niño nace en alguna festividad, algunos tienen la costumbre de llamarlo Iom Tov. Si un niño es circuncidado durante Sucot, algunos tienen la costumbre de nombrarlo como el Ushpiz [“huésped”] de ese día.

7) Si un niño nace durante Janucá, algunos tienen la costumbre de llamarlo como el Nasí [“príncipe”] de ese día. Otros dicen que debe ser llamado Matitiahu. En algunas comunidades sefardíes ese niño es llamado Janucá.

8) Si un niño es circuncidado en Purim, algunos tienen la costumbre de nombrarlo Mordejai.

9) Si una niña nace en Purim, algunos tienen la costumbre de llamarla Ester.

10) Si un niño nace al comienzo del mes de Nisán, algunos tienen la costumbre de llamarlo como el Nasí de ese día10, o nombrarlo como el mes, “Nisán”. Si un varón nace durante Pesaj, algunos tienen la costumbre de llamarlo Pesaj.

11) Si un varón es circuncidado en Tishá BeAv, algunos tienen la costumbre de llamarlo Menajem; si el padre o un hijo mayor se llama Menajem, entonces el niño es nombrado Nejemia. Algunos dicen que esto se hace solamente si la circuncisión tiene lugar después del mediodía.

12) Si una niña nace en Tishá BeAv, algunos tienen la costumbre de llamarla Bat Tzión.

 

Llamar al padre por su nombre

1) Está prohibido llamar al propio padre por su nombre.

2) Si el padre tiene el mismo nombre que otra persona, pero es un nombre poco común que usualmente no se encuentra; si el hijo desea dirigirse a algún otro con ese nombre, debe cambiarlo ligeramente.

3) Si el nombre del padre es uno que se encuentra comunmente, y el hijo desea dirigirse a otro con ese nombre, está permitido cuando no está en presencia del padre. Algunos dicen que está permitido aún cuando el padre está presente.

4) Si se le pregunta al hijo: “¿De quién eres hijo?”, está permitido responder: “Soy el hijo de Reb… “.

5) Si el padre está enfermo, y el hijo desea recitar la plegaria mi sheberaj por su salud, algunos dicen que no debe declarar el nombre del padre, sino que, en cambio debe decir: “… mi padre ben…”.

­­­­­­­­­­­­­­­

Nombres hebreos para varones

A

Aba Abaie Abiasaf Abiel Abir Abraham Acco Adael Adar Adi Adiel Adif Adin Adino Adir Adiv Admiel Adna Adonia Adriel Agur Aharón Ahuv Ahuvia Ajidan Ajiel Ajiezer Ajiman Ajishar Ajitov Ajshalom Aliz Almagor Alon Am Amania Amaria Ami Amiad Amiasaf Amiaz Amicam Amidor Amiel Amiezer Amijai Amior Amir Amiram Amishalom Amishar Amitai Amok Amos Amram Anan Anania Aniam Ara Arad Arbel Ari Ariav Arie Ariel Armon Arzi Asa Asael Asaf Asaia Asher Ashir Asiel Atur Atzel Avdel Avi Avidor Aviezer Aviezri Avijai Avikar Avimael Avimelej Avinatan Aviram Aviraz Avishajar Avitzedek Aviv Avivi Avner Avshalom Az Azai Azazyahu Azriel

B

Barak Baram Bareket Baruj Bejaia Bejor Ben Ben Tzvi Benami Benli Benor Benshajar Benshem Berajia Betzalel Biniamin Bosem Buki

C

Calcol Calev Carmel Carmeli Carmi Carmiel Cush

D

Dael Dagan Dan Daniel Darkon Darom Datiel David Deuel Devir Dinai Dor Dori Dorian Dov Dror Drori Dvir

E

Eben Eden Eder Edi Efer Efraim Ehud Eitan Elad Eldor Eleazar Eletz Eli Eliahu Elian Eliel Eliezer Elisha Eljai Elkaiam Elkana Emek Enosh Erez Eshel Eshkol Evel Even

G

Gabi Gabriel Gad Galil Gamliel Gan Gani Goel Guefen Guershom Guevaram Guever Guibor Guidon Guil Guilad Guilam Guilboa Guior Guiora

H

Hadai Hadar Hadas Haleli Haran Harel Hevel Hod Hoshea

I

Idan Idbash Ieshaiahu Iezer Ilai Ilan Imanuel Isajar Ishmael Israel Itai Itamar Itzjak Ivri Iyar

J

Jabib Jabub Jadash Jagai Jai Jaim Jalfón Jalutz Jam Janina Janina Janoj Jasid Jazón Jaziel

K

Kadmiel Kadosh Kalil Kariv Karni Karniel Katriel Kerem Keren Kini Kinor Kishoni

L

Lael Lajma Lapidot Larom Lavi Lemuel Lev Levi Liad Liezer Lior Liran Litov Livni

M

Maaravi Maayan Magal Mahir Malkiel Malkiram Malkit Manos Maor Maoz Marom Maskil Matán Matanel Mati Matitiahu Matzav Megued Meir Menajem Meretz Meron Meser Meushar Mevaser Mija Mijael Mordejai Moshé Muna

N

Nadir Nae Naftali Nahliel Nahor Najman Najmiel Najum Narkis Natan Nati Natzjan Nazir Needar Nefesh Nejemia Nejmad Nes Netaniel Netzaj Nevo Nir Nirel Nisim Noad Noaj Noam Nojam Nuriel

O

Oded Ofer Ofri Ohad Ohel Ohev Oliva Omar Oni Or Oran Ori Oron Osher Osher (con Ayin) Oshiahu Ovadia Oz Ozel Ozer

P

Palal Paltiel Parnas Paz Pazi Pedael Pedatzur Pele Peniel Peraj Peretz Pesaj Pinjas

R

Raam Raanan Radai Rafael Rajam Rajmiel Ram Ranel Ratzon Raveh Raz Raziel Rejev Reuben Ritzia Rivai Roe Roguiel Romam Ronen Roni Ronia

S

Saadia Sarshalom Seadiá Sefi Seguel Shafir Shalom Shamash Shamir Shefa Shemtov Shiftan Shimon Shimshai Shimshon Shlomo Shmuel Shneur Shoham Sigal Siman Simja Snir Sodi Sofer Stav

T

Tajash Tal Talmor Talor Talshajar Tamir Teddy Telem Tikva Til Tili Timni Tirosh Tiv Tivi Tivoni Toi Toju Tomer Tov Tovli Tshuva Tumiel Tzadik Tzafra Tzavar Tzemaj Tzidkiel Tzipor Tzur Tzvi Tzviel Tzvika

U

Ucal Udi Uni Upaz Uriel Ushri Uzi

V

Vardi Vardimon Vardinon

Y

Yaacov Yadid Yadin Yae Yafim Yaguen Yahali Yahalom Yair Yajdiel Yajil Yakar Yalon Yamin Yanai Yanir Yaniv Yanuaj Yanuv Yarden Yarin Yatmiel Yedael Yedid Yedidia Yejezkel Yejiel Yerajmiel Yeshaiahu Yesher Yfad Ygdal Yoel Yofiel Yona Yonatan Yoran Yosef Yotam

Z

Zahav Zait Zamir Zeev Zehavi Zeiri Zejaria Zemaria Zeraj Zevulun Zikaron Zimran Ziv Zohar

Nombres hebreos para mujeres

A

Abigail Abira Ada Adaia Adama Adamit Aderet Adifa Adila Adina Adira Ady Aharona Ahava Ahouva Ahouvit Ajuzá Alexandra Alina Alissa Alitza Alona Alonit Aluma Alumit Amira Amit Anat Anava Ariela Armonit Arnit Arusa Asherit Ashira Ashna Atara Atheret Avia Aviela Avishama Avishav Avital Avitzur Aviva Avna Avramit Ayelet Ayeleth Hashajar Azalia Azriela

B

Baram Bat Bat Am Bat Sheva Bat Shir Bat Tzión Batia Batiofi Bator Batshajar Batshemesh Batsheva Batsion Bedola Beera Behirá Bejira Besora Bilha Biniamina Bitania Bitia Bosem Braja Bruria Buna

C

Calanit Carmela Carmelit Carmil Carmit Carnit Coranit-

D

Dafi Dafna Daiana Dalia Dalit Dana Dania Daniela Danit Dar Darit Darona Debora Deganit Devir Dina Dora Doria Dorit Drora

E

Edit Edna Efa Efrona Eila Einat Eitana Eitanit Ela Eliana Elina Eliora Emuna Eshkolit Esronit Esther Evrona

G

Gabriela Gaby Gadia Gadit Gafna Gal Gali Galila Galit Galor Gana Gani Gania Garnit Gazit Golana Golda Gueula Guevura Guibora Guidona Guila Guilia Guilit Guira Guittit, Guitl Guivá

H

Hadar / Hadara Hadasa Hagar Hagit Harela Hatzlaja Haviva Higuera Hili Hinde Hodi

I

Iael Ida Idanit Idit Iejolia Ila Ilana Imanuela Inbar Ioná Iris Irit Iscah Israela Isska Ita Iti

J

Jaguit Jaia Jana Jasidá Java Javiva Jazmín Johana

K

Kadia Kadima Kadisha Kanit Karmi Karnit Kedma Keilah Kelil Kelila Kerem Keren Kerenor Keshet Keter Kinar Kineret Kiria Kojava Kvuda

L

Laila Lea Leuma Levana Libi Lilaj Lili Lilia Limor Liora Liraz Lital

M

Maaja Maanit Maayane Magui Malbina Malka Manguina Mara Margalit Marganit Mazal Mehira Meifat Meital Melitsa Menuja Merav Metuka Micaela Michbaha Mijael Milat Milka Miriam Myriam

N

Najat Naomi Natali Nataneli Navit Nediva Neemaná Neguina Nehira Nejama Neta Nirit Nizrit Noa Nofek Nofia Noga

O

Oda Odera Ofna Ofra Or Orel Orit Orla Orli Orna Ornat Ozna

P

Peer Peninit Peraj Pilea Pileith Pilit Pirjia Piuta Pnina Pora Prili Primor

R

Raanana Rajel Rajmiela Rama Raziela Razli Razzi Razziella Reihana Renana Renanith Revital Rika-rikki Rilli Rimona Rina Rinath Rinatia Rishona Ritzpa Riva Rivka Roma Roni Ronit Rujama Ruth

S

Saada Safira-safirit Sagnit Sahar Salmia Sara Sarai-sari Saviona Shalva Shani Sharon Shifra Shiraz Shirit Shirly Shlomit Shoam Shoshana Shulamit Sigal Sigalia Sigalit Sima

 

T

Tal Tal Or-talora Tali Talia Talshajar Tamar Tamara Tami Tamy Telalit Telat Telila Tikva Tjula Tova Tovit Tzipi Tzipora Tzivia

U

Ufara Umarit Uriela Usheret Uziela

V

Varda Vardia Vered Vida

Y

Yaara Yafa Yahava Yardena Yasmin Yedida Yehudit Yemina Yojana Yona Yonit Yorit

Z

Zehava Zemira Zirel Ziv Zivia Zivit Zorahat Zuria Zuriela Zuvit

Tipos de nombres judíos

Primera parte

Bíblicos:

mencionados en los cinco Libros de la Torá o en los Profetas, tales como Abraham, Moshé, Daniel, Dina, Sará.

Talmúdicos:

los que se originan en el Talmud y el Midrash, como por ejemplo, Meir y Jaim.

Derivados de la naturaleza:

algunos mencionados en la Biblia como Java, Devorá, Tzipora y lona; nombres de árboles y frutas, como Tamar, Shoshana, Alón, Oren, Orna y Aviva. De animales, como ser Aryeh, Tzvi y Zeev, que surgen de las bendiciones que Iaacov y Moshé dieran a las diferentes tribus antes de su muerte.

Los que incluyen el nombre de Di-s:

Emanuel, Guedaiah, Shmuel e Ishaiahu. Otros, como lehudá, expresan gratitud hacia Di-s. Nombres de ángeles que han sido adoptados por personas: Mijael, Rafael y Gabriel.

EL NOMBRE ES FUENTE DE VIDA

El nombre dado a la persona está intrínsecamente ligado a su alma y su vida.

Realmente actúa como el canal por medio del cual la fuerza vital fluye al cuerpo. Cada letra tiene una Fuerza Divina única; de esa manera, cada objeto creado tiene su propia forma y su esencia especial directamente ligados a las letras hebreas que forman su nombre.

De la misma manera, la vida del alma, mientras está en el cuerpo de la persona, llega a través de las letras hebreas que forman su nombre.

Según el Midrash Bereshit Rabá 17, Di-s le dijo a los ángeles que la sabiduría de Adán era superior a la de ellos porque él pudo reconocer la raíz espiritual de cada animal y darle su nombre hebreo en concordancia. También se menciona que cuando se quiere volver a la vida a una persona desmayada, se le debe llamar por su nombre judío, porque ello despierta su fuente vital y regresa su alma al cuerpo, reanimándola.

El Talmud ofrece numerosos ejemplos que demuestran el tipo de influencia que el nombre puede ejercer sobre el carácter de una persona.

Rabí Meir tenía la costumbre de preguntarle a la persona su nombre antes de cerrar cualquier trato con ella. Rabí Iosef Caro, autor del Shulján Aruj -Código de Leyes Judías -estableció que alguien que se llama Abraham estará naturalmente inclinado a hacer el bien, como lo hizo el patriarca Abraham, mientras que quien se llama Iosef seguramente tendrá la tendencia a alimentar a otros, bien sea en un plano físico o espiritual, tal como lo hizo Iosef en Egipto.

Nos llamamos Semitas porque descendemos de Shem, que significa Nombre.

Llamamos a Di-s HaShem, “EI Nombre”. En otras palabras, nuestra relación con los nombres es de naturaleza mística; sugiere un elemento misterioso e imperceptible, cuyas raíces se adentran en lo desconocido.

¿Quien pone el nombre?

Sólo el padre y la madre tienen el derecho de ponerle el nombre a sus hijos.

El Arí Z”L, Rabí Isaac Luria, padre de la Escuela Luriánica de la Cabalá, escribe que cuando un niño nace, Di-s pone en boca de los padres el nombre que corresponde al alma de este niño. Aun cuando el privilegio de poner nombre al niño se alterna entre el padre y la madre, hay diferentes costumbres acerca de a quién le corresponde el nombre del primer hijo.

En caso de dudas, se debe consultar al Rabino. No es apropiado hablar sobre el nombre del niño antes de su nacimiento. Tampoco corresponde registrar su nombre antes de la circuncisión en el caso del varón o el nombramiento en la Aliá a la Torá, en el caso de una niña.

Cuando nace una niña, es preferible darle nombre en la primera oportunidad en que haya Lectura de la Torá, el lunes, el jueves o el sábado en la mañana. Se acostumbra celebrarlo con una comida festiva.

La costumbre de Ashkenazí es la de no poner a sus hijos el nombre de personas en vida, mientras que en la tradición sefaradí se considera un gran honor para el padre dar a su hijo el nombre de su padre, el abuelo del niño. Si los abuelos de ambas partes tienen el mismo nombre y uno de ellos ha fallecido, no es correcto ponerle su nombre al niño, si el abuelo que vive se siente ofendido.

Si el padre tiene en mente un nombre para el niño, pero por error le dice al Mole -quien practica la circuncisión- un nombre distinto, hay que ponerle al niño el primer nombre. Se puede dar a un niño el nombre de una persona que haya fallecido enseguida después que el bebé haya nacido. A un huérfano que haya nacido inmediatamente después de la muerte de su padre se le debe dar el nombre de este. Hay quienes acostumbran dar al niño el nombre de alguna persona mencionada en la Sección Semanal de la Torá.

Un niño que muere antes de recibir su nombre, lo recibe antes de su sepultura. Algunas personas tienen la costumbre de llamar a la niña nacida en Purim con el nombre de Ester, y al niño con el de Mordejai.

¿Quién tiene derecho a ponerle nombre a un niño?

1) El padre y la madre tienen el derecho de ponerle nombre a su hijo.

2) Ninguna otra persona (aparte de los padres) tiene el derecho de ponerle nombre al niño.

3) Con respecto a quien de los dos (el padre o la madre) tiene prioridad para nombrar a su hijo primogénito-hay diferentes costumbres. De acuerdo a una costumbre, el derecho a nombrar al primer hijo pertenece al padre, el nombre del segundo hijo pertenece a la madre, y así, alternativamente.

4) Algunos dicen que esta práctica también cumple con la obligación de honrar al padre, si alguno llama al primer hijo como su padre (o sea el abuelo del niño). Por el otro lado, si él no llama al niño como su padre, denigra su honor; esto implica una prohibición, y él será castigado por ello.

5) Algunos dicen que si uno da el nombre de algún miembro de la familia de su padre (no necesariamente de su padre mismo), esto también constituye honrar al padre.

6) Otros están en desacuerdo, diciendo que solamente si los padres del niño no tienen padres vivos, deben primero nombrar al hijo como su padre (o sea el abuelo paterno del niño). Sin embargo, si los padres del niño tienen padres vivos, el derecho de nombrar al primer hijo corresponde a la familia de la madre.

7) De acuerdo con otra costumbre, el derecho de nombrar al primer hijo pertenece a la madre.

8) Algunos tienen la costumbre que el nombre de una hija pertenezca a la madre.

9) Si a un niño se le dan dos nombres, uno el de su abuelo paterno, y el otro como su abuelo materno, el nombre de su abuelo paterno debe ir primero.

10) Si la madre del niño le pone el nombre y luego llega el padre y desea darle un nombre diferente, algunos dicen que el padre puede cambiar el nombre. Otros dicen que el nombre dado por la madre queda como el verdadero y el padre no puede cambiarlo. Aún hay otros que dicen que el padre puede agregar un nombre, pero no cambiar el nombre completamente.

Sin embargo, si la madre ha suprimido el nombre del padre enteramente, o sea, han llamado al niño “ben… (hijo de…)”, usando el nombre de otro hombre en lugar del padre real, el nombre dado en el brit es nulo e inválido, como si al niño no se le hubiera dado nombre del todo.

11) Si nace una niña y su madre le da un nombre (a través de su padre-el abuelo materno de la niña-quien sube a la Torá y le da el nombre), y el padre de la criatura está en otro lugar en ese momento (sin saber que le han dado a ella un nombre), y le da un nombre diferente, el nombre dado por el padre es el verdadero.

12) Si el primer hijo muere antes de que se le dé el nombre (o sea, antes del brit), el derecho de dar nombre al próximo hijo es retenido por aquel a quien el derecho le pertenecía originalmente.

13) Si nacen mellizos, y el que nace primero es débil, requiriendo que su circuncisión sea postergada; y el segundo hijo es saludable, y es circuncidado en fecha; el derecho de nombrar a este segundo hijo pertenece a aquel que tenía originalmente el derecho (aún a pesar de que esa criatura nació segunda).

¿Cuando se debe dar nombre a un niño?

1) El tema de qué nombre darle al niño no debe ser discutido antes que la criatura haya realmente nacido.

2) El nombre del niño no debe ser registrado en las oficinas de las autoridades civiles antes del brit.

3) La costumbre es darle el nombre al niño inmediatamente después de haberlo introducido en el pacto de Abraham Avinu, el Brit.

4) Un niño que ha nacido circuncidado es nombrado en el momento de hatafat dam brit.

5) Con respecto a un niño que no puede ser circuncidado en tiempo, hay varias costumbres acerca de cuándo ponerle nombre. Algunos dicen que es nombrado cuando el padre es llamado a la Torá. Otros dicen que es mejor preocuparse en nombrar al niño en el transcurso de los ocho días del nacimiento, luego la obligación es delegada sobre él, y así, posteriormente él puede ser catalogado como incircunciso. Otros tienen la costumbre de postergar el darle el nombre hasta el brit, aún cuando éste ocurra muchas semanas después.

6) Si el niño es un varón primogénito, y están obligados a redimirlo, y el brit debe ser postergado; se le da el nombre en el momento del pidión haben (redención del primogénito), y no se debe esperar hasta la circuncisión.

7) Si nace un niño y es necesario orar por su salud, se le debe dar el nombre inmediatamente, y entonces se puede orar por él.

Dar a un varón un nombre femenino y viceversa

1) Algunos dicen que se puede nombrar a un hijo varón como a una mujer. Otros sostienen que es mejor no convertir un nombre femenino en uno masculino.

2) No es apropiado nombrar a una niña como a un varón. Algunas autoridades disienten, y tienen la costumbre de dar nombres de hombres a mujeres.

Nombres comunes tanto para hombres como para mujeres

1) Algunos dicen que uno no debe dar a su hijo un nombre que es común tanto para varones como para mujeres.

2) Algunos toman cuidado de no casarse con una mujer cuyo nombre es el mismo que el de ellos.

3) Si un novio tiene el mismo nombre que su futura suegra, o si la novia tiene el mismo nombre que su futuro suegro, no hay motivo para preocuparse, y la novia y el novio pueden casarse uno con el otro.

Nombres que contienen el nombre de Di-s

1) En los días de antaño la gente prefería dar a sus hijos nombres que contenían el Nombre de Di-s, o nombres que expresaban alabanza y agradecimiento a Di-s. Por ejemplo, el prefijo E-l en los nombres Elkaná, Eljanán, Eliezer, Elazar; el prefijo I-h en los nombres Iehoshúa, Iehoiakim, Iehoiadá; el sufijo E-l en los nombres Shmuel, Ierajmiel, Iejezkel; el sufijo I-h en los nombres Ieshaiah, Ovadiáh, etc.

2) Cuando se escribe el nombre de Di-s-por ejemplo, Elokim-un guión debe ser insertado en la palabra [E-lohim].

3) Con respecto a nombres que contienen el Nombre de Di-s, no estamos obligados a insertar un guión entre las letras que forman el Nombre de Di-s (por ejemplo, Shmue-l). Sin embargo, algunos practican un grado de piedad extra y acostumbran insertar un guión entre las letras iud-hei o entre las letras alef-lamed.

4) Con muchos nombres, nosotros llamamos a la persona por su correspondiente sobrenombre. Por ejemplo: Eljanán = Jone; Eliahu = Eli; Eliezer = Leizer; Guedaliahu = Guedalia; Iehudá = Iudl. La razón para esto es que esos nombres contienen el Nombre de Di-s.

Poner a los hijos nombres de lugares

Encontramos en el Tanaj nombres de personas que son idénticos a nombres de lugares. Por ejemplo: Efrat es el lugar donde Rajel Imenu murió y fue sepultada (Génesis 48:7). Este nombre también aparece en las Crónicas 2:19 como el nombre de la esposa de Calev. Similarmente, Edóm, el nombre de un lugar, es mencionado en Parshat Toldot como el nombre de Esav. Hay otros casos similares.

2) En nuestros días hay algunos nombres recientemente inventados, usados principalmente en Eretz Israel, que son al mismo tiempo nombres de lugares y nombres de personas. Por ejemplo, los nombres masculinos Arnon, Givón, Geva; y los nombres femeninos Kineret, Eilat, Carmella, etc.

3) Hay quienes dicen que no se debe dar al hijo dos nombres, uno de los cuales sea también un nombre de lugar, como Reuven Jevroni, pues más tarde esto puede resultar en problemas legales.

 

Libro: ¿QUE HAY EN UN NOMBRE? de EDITORIAL BNEI SHOLEM

Un amor proveniente de una relación de odio

En esta Parshá, leemos sobre Balak, el rey de Moab, quien está mortalmente asustado de los judíos que se encontraban acampando justo en el límite de su nación. La Nación Judía había logrado sin esfuerzo defenderse y conquistar las tierras adjuntas de los dos grandes reyes Amoritas, Sijón y Og, y Balak temía que su tierra fuera la siguiente. Así que mandó a llamar a Balaam, un brujo y profeta no judío, y lo contrató para maldecir a los inminentes invasores. Su plan fue contraproducente ya que Di-s transformó las maldiciones de Balaam en una cascada de elocuentes bendiciones.

Es interesante no obstante, que los temores de Balak no tuvieran fundamentos, y sus esfuerzos fueron en vano. Ya que él no sabía que Di-s había instruido a los judíos que “No provoquen una guerra con los Moabitas” (ya que Moab era un prometido como heredero para los descendientes de Lot). Ahora, mientras que no se le podía echar la culpa a Balak por no saber sobre este edicto Divino emitido a los judíos, Balaam, un profeta que “escuchó los dichos de DI-s y percibió los pensamientos del Altísimo” sabía sobre la neutralidad que debían mantener los judíos con los Moabitas.¿Por qué no le aconsejó a Balak: “Amigo, tu tranquilidad no debe ser perturbada; los Judíos no suponen ninguna amenaza”?

Es precisamente esta pregunta la que lleva al comentarista bíblico Rashi concluir con que “Balaam detestaba a los judíos más que Balak”. Balak odiaba a los judíos, pero por buenas razones; en su estimación, ellos presentaban una amenaza mortal para él y para sus ciudadanos. Balaam, por el otro lado, como muchos antisemitas en el correr de los siglos, odiaba a los judíos sin motivo alguno. Era un odio esencial que iba más allá de la razón, un odio que era cualitativamente mayor que el del Balak. Y como tal, aprovechó la oportunidad de maldecir a los judíos, aunque sabía muy bien que el temor de Balak era infundado.

Di-s no previno a Balaam de dirigirse a los judíos; ni siquiera reemplazó las maldiciones de Balaam con nuevas bendiciones. En vez de eso, Él “transformó la maldición en bendición”. Como explica el Talmud, las bendiciones de Balaam eran en verdad las mismas maldiciones que él intentaba pronunciar…pero ligeramente re fraseadas para transformarlas en bendiciones.

El transformar un odio lógico (del estilo de Balak) en amor, hará que ese amor también sea lógico; un amor basado y medido de acuerdo a las cualidades y valor del que es amado. Pero transformar un odio completamente infundado e ilógico en amor, traerá como resultado las bendiciones de Balaam: una efusión de amor infinito y esencial. Un amor que trasciende toda lógica y razón, el amor que Di-s alberga por cada uno y uno de Sus hijos.

No es sorprendente entonces, que las bendiciones de Balaam sean un vehículo para la profecía sobre la redención Mesiánica: “La veo, pero no ahora; la observo, pero no pronto. Una estrella (el Mashíaj) ha salido de Iaakov, (…)…e Israel triunfará”Ya que será durante la Era Mesiánica, que el amor esencial e infinito de Di-s por Su pueblo, como fue expresado en las bendiciones de Balaam, finalmente se manifestará”.

Por Naftali Silberberg



.

El Pozo de Miriam y las Nubes de Gloria de Aarón

En el mérito de Miriam, Di-s proporcionó a los Hijos de Israel agua de un pozo que los acompañó en sus viajes durante los 40 años de su peregrinación por el desierto. También estaban protegidos por las “nubes de gloria” que los rodeaban dondequiera que iban, en mérito de Aarón, hermano de Moshé. Parshat Jukat, cuenta la muerte de Miriam y cómo el pozo que Di-s había dado a los judíos en su mérito dejó de fluir cuando falleció. La Torá relata que los iehudim vinieron a Moshé y Aarón y se quejaron.   Di-s hizo fluir el pozo una vez más, esta vez en el mérito de Moshé. Si nos adelantamos un poco a la muerte de Aarón, vemos que los iehudím no estallaron en llanto y queja cuando fueron quitadas las nubes de gloria. Estas nubes no eran menos necesarias en el desierto que en el pozo, ya que protegían del sol y de los vientos del desierto, abrían el camino ante ellos, mataban a las serpientes y escorpiones, y mostraban en qué dirección viajar. ¿Por qué no protestaron tan enérgicamente como con la remoción del pozo de Miriam?

 

Nuestros Sabios dicen que, en realidad, había dos tipos de nubes. Un tipo los protegía de los elementos peligrosos, y el otro, tenía el único propósito de “gloria”: demostrar el honor y estima que Di-s tenía a Israel. El último tipo de nubes fueron las que cesaron después de la muerte de Aarón. Las nubes que eran necesarias para el bienestar de los judíos en el desierto nunca fueron retiradas y continuaron protegiéndolas como antes. Los judíos no protestaron después del fallecimiento de Aarón porque no necesitaban las nubes de gloria para su supervivencia en el desierto.

 

La pregunta sigue siendo: si Di-s hizo que el pozo de Miriam fluyera nuevamente en el mérito de Moshé, ¿por qué no restauró las nubes de gloria que fueron removidas después de que Aarón falleció? ¿No era Moshé suficientemente grande como para merecer esto también?

 

Di-s proporcionó el pozo y las nubes de gloria debido a los méritos personales de Miriam y Aarón. Cuando fallecieron, dejaron de existir. Este no fue el caso, sin embargo, con Moshé, el pastor del pueblo judío, que cuidó de las necesidades de su rebaño. Cuando los Hijos de Israel requerían algo, Moshé estaba allí para proporcionarlo, no por su mérito personal, sino porque era necesario para ellos.

Es por eso que el pozo fue restaurado, mientras que las nubes de gloria no lo fueron. La gente necesitaba beber, pero en realidad no necesitaba las nubes, que eran solo en su honor. Moshé, en su papel de líder, se aseguró de que los judíos no sufrieran por la falta de agua. Vemos en esto la grandeza de un verdadero líder de Israel, cuya preocupación radica únicamente en satisfacer las necesidades físicas y espirituales del pueblo judío. La devoción de Moshé fue tan grande, que los judíos continuaron comiendo el man, que cayó en su mérito, 14 años después de que él falleciera.



El día menos esperado llegó

Recuerdo haber escuchado la noticia, el domingo por la mañana (horario en Israel), y correr hacia el aeropuerto. Había llegado al cementerio horas después del funeral.

Nosotros (mi señora, mi hija de 20 meses y yo) habíamos traído nuestra ropa en una mochila, ya que teníamos pensado regresar a Tel Aviv esa misma noche. Nos quedamos siete días, de los cuales la mayoría de ellos los pasé en la oficina en 770, Eastern Parkway trabajando en un número de “Week in Review”, un resumen semanal de las enseñanzas del Rebe que editaba en ese momento. Recuerdo haber observando con asombro lo que estaba sucediendo, y lo que no, en la comunidad de Jabad-Lubavitch.

Casi todo lo imaginable estaba sucediendo, a excepción de lo previsible y natural que todo el mundo esperaba que ocurriera. Había conmoción e incredulidad, dolor y agonía. Habían desacuerdos y muchas respuestas sin responder.

Pero no había desesperación, ni tampoco parálisis. Cada uno de los emisarios del Rebe, discípulos y seguidores se preguntaban a sí mismos: “¿Qué debería estar haciendo?” y lo hacían.

Recuerdo haber pensado: El Rebe, quien ha redefinido prácticamente cada aspecto de la vida, también ha redefinido la muerte.

Así era el camino del Rebe. Él podía, por ejemplo, considerar el concepto de “trabajo”. Con pasos seguros, aprovechando la sabiduría de la Torá y la verdad de la experiencia cotidiana, demostraría que el trabajo es igual a la creatividad, la creatividad es igual a la sociedad humana con el Creador, y la asociación humana con el Creador es la razón de ser de la vida humana .

Esta verdad, por supuesto, se dijo hace miles de años por el Versículo: “El hombre ha nacido para ir a trabajar”. Pero esa declaración, que siempre nos ha atascado como un melancólico hecho de la vida, se convirtió, en manos del Rebe, en la clave para la comprensión de lo que nos hace funcionar y lograr satisfacciones en nuestros labores diarios.

 

Él hizo lo mismo con “matrimonio”, “amor”, “lluvia”, etc. El solía tomar un fenómeno natural, una curiosidad cultural, una actividad diaria, y cuando terminaba de analizarlo y aplicarlo, era algo diferente. No, era la misma cosa que siempre fue, pero en la claridad de su visión, su esencia era expuesta, revelando cuán escasa y superficial era nuestro concepto previo.

En una de sus charlas, el Rebe citó el dicho Talmúdico que “El sueño es la sexagésima parte de la muerte”. Bueno, dijo el Rebe, si el sueño es una forma de muerte, entonces la muerte es una forma de sueño. El sueño no es una terminación o incluso una interrupción de la vida, es un momento de Fomento, el cual el cuerpo y el alma recuperan sus energías para levantarse fresco y renovado el próximo día. Así es la muerte. La muerte, dijo el Rebe, es un “descenso en aras de subir”.

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? La preguntas sin responder siguen sin respuesta. Pero sabemos lo que debemos hacer, y lo estamos haciendo. Puedes verlo por ti mismo, si resides en el planeta tierra, probablemente te encuentres a poca distancia de un Centro de Jabad Lubavitch.

El Rebe nos ha entrenado bien.

Por: Yanki Tauber



Cuidá tu alma

¿Quién es un hombre sano? ¿El que hace ejercicios corporales? ¿El que cuida su alimentación sana y se preocupa por su higiene?…

Esos son organismos que funcionan bien, tienen un cuerpo sano, pero no es igual a ser un hombre sano.

Es muy importante tener un cuerpo sano, alimentarse bien, descansar, realizar actividades físicas, tomar sol. Esta es nuestra responsabilidad. Pero el hombre también vive otra realidad, con sus sentimientos, sensaciones, nostalgia, amor, esperanza y su fe.

Estas dos cosas: cuerpo y alma se interrelacionan. Un hombre no puede tener un cuerpo sano, si tiene un alma enferma y no puede tener un alma sana, si tiene un cuerpo que no lo cuida. El hombre está compuesto por un cuerpo vital, es lo que se ve a simple vista ó por medio de estudios médicos y por lo que no se puede ver, lo oculto que es “el alma”.

Así como hay enfermedades físicas, hay medicamentos que las curan. Existen enfermedades del alma que debilitan alguna parte del cuerpo y para evitar su enfermedad debemos diariamente tener un momento de meditación, dejando de lado lo material, para así poder valorar nuestra vida, a nuestros seres queridos, agradeciéndole a Di-s por todo lo que nos está dando, es parte de la medicación para nuestra alma.

El estado de salud del cuerpo depende del constante flujo de sangre que se irradia a todo el cuerpo, por medio del permanente e incesante trabajo del corazón. Cuando esta circulación es correcta, el hombre se encuentra en perfecto estado de salud, ya que sus órganos están unidos entre sí y reciben su vitalidad del corazón.

Tenemos que cuidar nuestro cuerpo, pero buena salud es un cuerpo sano y un alma sana.

Hoy en día la medicina ha descubierto el efecto que tiene el espíritu de una persona para la cura de su enfermedad. Un hombre con espíritu saludable y optimista tiene un sistema inmunitario mayor.

Una debilidad en el espíritu puede provocar un mal en el cuerpo. Así como ciertos alimentos nutren al cuerpo, el alma necesita nutrición espiritual. Esta nutrición incluye un conocimiento de la propia misión en la vida y un reconocimiento a Di-s, que nos ha dado la capacidad de cumplir con esa misión. Un alma saludable se conecta con Di-s mediante el estudio, el rezo, y los actos de benevolencia; Es muy importante transmitir a una persona enferma confianza y esperanza en su recuperación.

Los médicos que tratamos de curar a un enfermo, sólo somos el medio entre Di-s y el enfermo, es por eso que cada vez que estoy intentando salvar una vida, me encomiendo a ÉL, y es muy importante que la persona enferma también confíe en Di-s, pues es la mejor medicina para luchar contra la desmoralización que acompaña la enfermedad. Di-s dio al médico una gran responsabilidad, el médico tiene que poseer la humildad de reconocer que el poder de curar viene de Di-s.

Un médico debe ser sensible, no ser arrogante, pues él es sólo el medio, como está escrito “Di-s es el que sana”. Si bien Di-s nos ha dado a los médicos la responsabilidad de curar el cuerpo, el hombre debe procurar cuidar de su alma.

Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo, reconocer sus síntomas, cuidarlo, pues éste pertenece a Di-s y nosotros somos su portador a lo largo de la vida…Como dice el Código de Ley Judía: “Uno no tiene el derecho de lastimar su cuerpo, pues no es propiedad suya, sino de Di-s”.

Dr.Abraham Obrelan

Especialista en Cardiología (Basado en las Enseñanzas del Rebe de Lubavitch)

La Torá y la mujer

En la Parshá de Itró la Torá nos relata la entrega de la Torá en el Monte Sinaí, por medio de Moshé Rabeinu. 

Cuando iba a ser entregada la Torá, Di-s le dijo a Moshé: “Así hablarás a la casa de Iaakov y dirás a los hijos de Israel”. ¿Quién es la Casa de Iaakov?, nos contesta el Midrash: “se refiere a las mujeres”. El Midrash agrega que con respecto a los hombres está escrito “y dirás”, que denota dureza, en cambio a las mujeres hablarás debía dirigirse de una manera blanda y delicada.

Pero esta no es la única diferencia. El Mejilta señala otro punto: Di-s le ordenó a Moshé entregar a las mujeres los lineamientos generales de las mitzvot (preceptos), y a los hombres los detalles de las mismas.

BASES Y REGLAS

A primera vista podríamos pensar que con esto se desvaloriza a la mujer: se le habla de una manera delicada, y además se le entrega los preceptos de una forma sucinta, partiendo de la base de que no podrían profundizar ni entender demasiado los pormenores de la Torá. Pero cuando analizamos lo que dice el Mejilta, comprenderemos todo de un modo distinto. “Encabezamiento de los preceptos” no se refiere a la parte “fácil” sino a la base esencial y las reglas fundamentales. Es decir, Hashem le ordenó a Moshé entregar a las mujeres las bases y normas de la Torá de las cuales se desprenden todos los detalles de las leyes judías que luego debían ser transmitidas a los hombres.

LA VIRTUD DE LA MUJER

Las reglas y bases constituyen la esencia de la Torá. De la misma forma fue el orden en la entrega de los Diez Mandamientos. Los dos primeros “Yo Soy Di-s…” y “No tendrás otros dioses” son el núcleo esencial de la Torá. El primero es la raíz de los 248 preceptos “ de hacer” y el segundo de los 365 de “no hacer” (véase Tania I cap. 20). Vemos pues que la regla general constituye la esencia de toda la Torá.

Así también las mujeres recibieron la esencia de la Torá. A ellas les fueron entregadas las reglas fundamentales y bases de la misma, mientras que a los hombres se les entregaron los detalles que constituyen un nivel inferior. Resulta entonces que la Torá destaca la virtud de la mujer en lo que respecta a la entrega de la Torá .

LA FE ILUMINA

La razón de lo antedicho es que en la mujer brilla la luz de la fe y el temor a Di-s de manera más revelada. Hashem creó a la mujer de manera tal que el intelecto no se superponga a su personalidad, impidiendo así que su fe se vea tapada y debilitada. Es por eso también que la mujer está ligada a la esencia de la Torá. Y por eso también la pertenencia al pueblo de Israel depende de la madre y no del padre.

Esta virtud está relacionada también con la Redención del Mashiaj. Así como en la salida de Egipto los judíos fueron liberados de la esclavitud por el mérito de las mujeres judías de esa generación (como lo explican nuestros Sabios), de la misma manera, “ como en los días que saliste de Egipto os mostraré maravillas”, también el Mashiaj vendrá en mérito de las mujeres de Israel. Entonces podremos estudiar la Torá del Mashiaj, quien nos revelará a todos la “regla general” de la Torá, la esencia más íntima de la Torá, muy pronto en nuestros días.

Likutei Sijot, tomo 31, pag 93.

Una historia de amor en Shavuot

Dr Abraham Twerski es un renombrado psiquiatra y rabino que trasciende de una distinguida estirpe de líderes jasídicos. Además fundó y dirige exitosamente centros de rehabilitación para drogadictos en Pittsburgh y es autor de libros populares de auto-ayuda. En Shabat y Festividades, se encuentra en su hogar, donde recibe invitados que comparten las comidas festivas con su familia. Durante las mismas, relata interesantes anécdotas Jasídicas que le fueron transmitidas de generación en generación- legados de la tradición oral judía.

Durante una cena sabática, cuando el Rabino concluyó una de sus narraciones, uno de los invitados sugirió respetuosamente: “¿Por qué no recopila estas historias en un libro? Son tan conmovedoras, y me es difícil recordar los detalles cuando quiero relatarlas”. El Dr Twerski permaneció en silencio unos instantes y dijo: “Yo solía decir lo mismo a mi tío”.

Más tarde, ese año se publicó el primer tomo de “Generación en generación”. En Venice, California; Marilyn recibió una copia del libro del Dr Twerski como regalo. Tenía algo más de treinta años, era divorciada y criaba a su hijo, David. Pertenecía a una familia poco tradicionalista, y era muy escaso lo que conocía acerca de judaísmo. Por recomendación de una amiga asistió a varios cursos, lo que provocó que comenzara a frecuentar la Sinagoga y estudiar Torá. Pronto incorporó a su vida varias prácticas religiosas, como ser el comer casher y observar el Shabat. Marilyn era una conocida disertante en el campo de nutrición para deportistas. En junio de 1986 debía exponer en Atlantic City y, en su vuelo de regreso todo se complicó. En su itinerario debía hacer una escala en Filadelfia y otra en Pittsburgh, abordando allí su avión a Los Ángeles. Quería volver a casa y encontrarse con su hijo David, que saldría de campamento el domingo. Pero al acercarse a la puerta de embarque en el aeropuerto de Filadelfia, oyó que desde el altavoz repetían: “El vuelo 181 a Pittsburg será demorado 15 minutos debido al mal tiempo. Pedimos disculpas por la molestia”.

“¡Oh no!” dijo Marilyn, y sintió pánico al mirar su reloj. Afortunadamente, aún le quedaba tiempo para alcanzar su conexión a Los Ángeles. Mientras aguardaba impacientemente, hubo otro anuncio: “El vuelo 181 a Pittsburgh será demorado otros veinte minutos”.

Su desesperación era terrible. Ahora temía perder su vuelo de enlace. Y de pronto descubrió que no tenía solución alguna. Como judía observante no viajaba Shabat o lom Tov, pues la ley judía lo prohíbe. Con la caída del sol ese día (era miércoles) comenzaba la festividad de Shavuot, y a continuación seguía Shabat. ¡No podría viajar hasta el sábado a la noche! Todo parecía derrumbarse. Debía ayudar a David a empacar… Y aunque su hijo estuviera en casa de amigos, ¿dónde estaría ella los tres próximos días observando adecuadamente la festividad y el Shabat? Mientras tanto anunciaron que el vuelo 181 debía abordar. Viajó rezando para lograr alcanzar su avión a Los Ángeles. Al arribar, corrió desesperadamente al mostrador, para confirmar que su vuelo ya había partido.

Se paralizó por unos instantes. Lloró, sintiendo impotencia. Luego de unos minutos se calmó y llamó a su Rabino en Los Ángeles. “Quédate en Pittsburg durante los días de Shavuot y Shabat” – le aconsejó. “Nos encargaremos de tu hijo. Encuentra una familia judía que te aloje”. 

Como no tenía conocidos en Pittsburgh, intentó llamar a las sinagogas locales, pero debido a la proximidad de lom Tov ya nadie se hallaba en las oficinas. Probó suerte con otras organizaciones judías. No halló nada. El pánico comenzó a apoderarse de ella. Revisó su billetera; casi no tenía dinero. Nunca se había sentido tan desprotegida.

De pronto, recordó el nombre de Abraham Twerski, el autor del libro “Generación en generación”. ‘Él vive en Pittsburg y tiene un centro de rehabilitación. ¡Debo encontrarlo!’ se dijo. Tomó un taxi a la clínica de Twerski, gastando prácticamente todo el efectivo que llevaba consigo. Halló su oficina, pero estaba vacía. En la clínica se encontraba un médico asociado. “¡Necesito el teléfono particular del Dr Twerski! dijo Marilyn. “Lo siento, no puedo dárselo” dijo el médico. Ella trató de explicarle, pero debido a su frenética manera de expresarse, sólo logró poner nervioso al doctor.

“¡Por favor, el Rabino comprenderá!” suplicó Marilyn “Usted debe ayudarme” La angustia de la mujer era tan genuina que el médico decidió llamar al hijo del doctor Twerski. Éste hizo todos los arreglos para que Marilyn se alojara en la casa de una familia judía vecina de los Twerski. A los 20 minutos, el hijo del Doctor la pasó a buscar y la llevó a la casa vecina. No había palabras para agradecer todo lo realizado. 

La anfitriona de Marilyn la recibió cálidamente en la puerta. El aroma a jalá recién horneada flotaba en el ambiente. “Bienvenida, permíteme que te muestre tu habitación”. Subieron la escalera y la dejó descansar. Ya más tranquila, pero preocupada por su hijo, llamó a una amiga para que verifique que todo esté en orden. Luego llamó a David y le relató lo sucedido. Después se refrescó y bajó al comedor. El espíritu festivo era palpable y contagioso. Encendió las velas de lom Tov junto a las otras mujeres de la casa, que luego aguardaron a que los hombres regresaran del Templo. Cuando llegaron, todos se saludaron alegremente. Marilyn fue acomodada en un lugar de honor en la mesa. La calidez y las alegres melodías envolvieron y pacificaron a Marilyn, creando en ella una apertura a lo que el destino pueda ofrecerle. Al retirarse a su habitación, se sumergió en un apacible y profundo sueño.

Al día siguiente, Marilyn almorzó en la casa de los Twerski. Luego de escuchar lo sucedido a su visita, la Sra Twerski dijo: “Debe existir una razón para todo lo que te ha sucedido”.

Durante la comida, Marilyn sintió la misma magia que la noche anterior. Del otro lado de la mesa, varios hombres estaban enfrascados en diferentes conversaciones. Uno de ellos, Steven, comenzó a llamar su atención. Tenía ojos celeste claro, y una actitud cálida, y desplegaba una admirable convicción en sus creencias. Además era muy divertido. A medida que avanzaba la comida, parecía que las ocurrentes bromas estaban destinadas sólo a ella.

Al concluir el almuerzo, Steven se ofreció a acompañarla a casa. Caminaron lentamente, conversando amigablemente. Marilyn se sintió molesta cuando llegaron a destino, buscando cualquier excusa para continuar la charla. Por el resto del día, sólo pensó en Steven.

A la mañana siguiente, mientras desayunaba, preguntó a su anfitriona dónde almorzaría Steven luego de la Plegaria. Marilyn se aseguró de almorzar en el mismo sitio. Pero para su decepción, Steven no apareció por allí. Le comentaron que él salía con alguien. “¿Cómo pude confundirme así? ¿Sólo yo sentía una conexión?” pensó Marilyn.

El sábado a la noche, mientras Marilyn empacaba lentamente sus pocas pertenencias, sonó el teléfono. Era Steven.

“Hola! Estoy tan feliz de hablar contigo” dijo él. Marilyn respondió: “Yo también”

“Al otro día de verte cambié mis planes del almuerzo para comer donde tú estabas y poder estar juntos, pero estuviste en otra casa”.

Marilyn sonrió, pero no dijo nada.

“¿Te vas mañana?” le preguntó.

“Sí, a primera hora”

“¿Saldrías a tomar algo conmigo esta noche?”.

“Si, por supuesto” dijo ella.

Esa noche salieron, hablaron de muchas cosas. Ella supo que él no salía con nadie. Al otro día, la llevó al aeropuerto.

Cuando Marilyn llegó a su casa, y apenas colocó la llave en la puerta, sonó el teléfono. Era Steven.

“¿Cómo estuvo el viaje?” le preguntó.

“Bien. Acabo de entrar”.

A los pocos días la llamó y le dijo: “Viajaré a Los Ángeles para visitarte”.

Luego de esa visita, Marilyn volvió a Pittsburgh.

Cinco semanas después, ambos estaban seguros acerca de sus sentimientos y se comprometieron.

Luego de casarse, se instalaron en Pittsburgh, cerca de la casa de los Twerski, y tuvieron cuatro hijos. Pero en realidad, su conexión había comenzado bastante antes del retraso provocado por la neblina.

¿Quién era el invitado que sugirió al Dr Twerski escribir sus historias Jasídicas en un libro? El caballero era Steven.

Parasha en sintesis: Bamdibar

Comienza la lectura del cuarto libro del jumash, que lleva el mismo nombre que la Parashá: “En el desierto”. En la traducción al español se le suele nombrar como “Números”, por cuanto el Talmud lo denomina Sefer Hapikudim, “Libro de las cuentas” (Números) por el censo del Pueblo Judío. 

Esta Parashá se lee siempre antes de Shavuot, que conmemora la entrega de la Torá por Di-s a Israel, evento que para nuestros Sabios equivale al matrimonio de Di-s con el Pueblo Judío.

Así como el novio es llamado a la Torá en el Shabat anterior a su boda, del mismo modo se lee Bamidbar para anticipar esa unión tan especial que se produjo con la entrega de la Torá.

El nombre del libro deriva del lugar en que Di-s entregó sus leyes: el desierto, zona inhóspita y deshabitada, para enseñarnos que la Torá no se encuentra supeditada a las limitaciones impuestas por el espacio o por el tiempo; que tenemos la responsabilidad de cumplir sus preceptos en toda situación, en cualquier lugar y circunstancia ya sea en Israel o fuera de ella, y aún en el desierto, tierra desolada. 

El nacimiento del Pueblo Judío en el desierto lo singulariza entre las demás naciones, lo hace emerger bajo la dirección única de Di-s, libre de estructuras preestablecidas y de la influencia de otras naciones, siendo una experiencia única que rompe con las tradiciones previas. 

La humildad, entendida en términos judíos como el reconocimiento de la existencia de un Ser Superior del cual depende el hombre, es enfatizada con la entrega de la Torá en el desierto, porque así como el desierto – que no tiene nada mas que arena-  se transformó en un punto santo por la aparición de la Divinidad, el cuerpo humano – que solo está formado de polvo – accede a la grandeza si permite que la espiritualidad domine sus acciones.

El ser humano por sí solo no tiene ningún poder supremo, sólo puede desarrollar al máximo su potencial si cumple la voluntad Divina que le proporciona una perspectiva apropiada de la vida. 

El cuarto censo del Pueblo Judío fue realizado el primer día del segundo mes (Iyar) del año de su recorrido por el desierto, 20 días antes de la supuesta entrada a Israel, que luego de episodio de los espías se demoró 38 años más. Según el Midrash, sólo se han realizado nueve censos hasta el día de hoy, y el décimo y último tendrá lugar con la llegada del Mashiaj. 

El censo de los judíos no constituye una mera cuenta destinada a conocer su número: tiene como finalidad revelar la esencia del alma judía, produciendo su elevación. Es un gesto de equiparación e igualdad, que no depende del estatus social, intelectual o económico, sino que está referido a la esencia del alma judía. Por eso, para ordenar el censo, se usa la expresión: “elevad las cabezas de toda la congregación de los Hijos de Israel”.

Después del censo y la clasificación por tribus, Moshé instruye al pueblo sobre el modo de acampar y viajar. La ubicación de las tribus en relación con el Santuario es la misma establecida por el Patriarca Iaacov.

El Santuario (Majané Shejiná) estaba en el centro de la Nación, rodeado por los Levitas (Majané Leviya), que a su vez estaban rodeados por el resto de las tribus, tres en cada dirección, formando el Majané B`nei Israel. Todos se hallaban envueltos en las Nubes de Gloria, menos el eirev rav, aquellos que salieron de Egipto con los judíos. 

Di-s ordenó la ubicación de los tribus en las cuatro direcciones para indicar que los judíos protegen al mundo entero. Cada punto cardinal es fuente de determinadas fuerzas: la luz emana del este; del oeste, la nieve y las tormentas; del sur, las lluvias y el rocío, y del norte, la oscuridad y las influencias malévolas. La ubicación dispuesta por Di-s hizo que cada grupo con su particular mérito espiritual combatiera los agentes dañinos derivados de las distintas direcciones.

Las banderas usadas en la actualidad tienen sus antecedentes más remotos en los estandartes (degalim), con la particularidad de que aquellos fueron diseñados por Di-s según el mérito de cada tribu.