Un alma nueva

Baruj era un seguidor del Baal Shem Tov. Su esposa, Rivka, era una estudiosa de la Torá, inusual para las mujeres de aquellos días. Rivka y Baruj fueron a ver el Baal Shem Tov, para pedir su bendición para tener un hijo.

El cumpleaños del Baal Shem Tov era el 18 de Elul. En la seudá de ese día auspicioso, el Baal Shem Tov bendijo a Baruj y Rivka y les prometió que, exactamente un año más tarde, serían padres de un niño.
Ellos pasaron las Altas Fiestas con el Baal Shem Tov en Medzibosz. Antes de partir, el Baal Shem Tov les repitió su bendición, y Rivka prometió que iba a consagrar a su hijo a la difusión de la Torá y el jasidut. Rivka decidió intensificar sus estudios de Torá, y le pidió a su cuñada, Devora Lea, orientación respecto a la oración y el estudio durante su embarazo previsto.

Seis meses más tarde, Baruj fue a Medzibosz, para informar al Baal Shem Tov que su esposa estaba embarazada. El Baal Shem Tov le deseó “Mazal Tov” y le dio ciertas instrucciones para transmitir a su esposa.

El día 18 de Elul (ese año un miércoles), en su cumpleaños, el Baal Shem Tov mostró una alegría extraordinaria. Dirigió personalmente las oraciones con melodías alegres. Estaba claro que el Baal Shem Tov estaba observando aquel día como un día especial de fiesta. Durante la comida que siguió a la oración, el Baal Shem Tov dijo a sus discípulos:
Hoy, una nueva alma descendió a la tierra, un alma que iluminará el mundo con la parte revelada y las enseñanzas esotéricas de la Torá, y con éxito difundirá el camino del jasídut con dedicación desinteresada, preparando el camino para la llegada del Mashíaj.

El día 25 de Elul (cuando la circuncisión del hijo de Baruj y Rivka tuvo lugar en Liozna), el Baal Shem Tov organizó una fiesta. Tres días después, el Shabat volvió a dar un discurso y fue en un marco claramente eufórico. Todo esto representaba un misterio para sus discípulos y seguidores.
Lo que los discípulos del Baal Shem Tov vieron en aquellos días no era más que su maestro celebraba el nacimiento de Shneur Zalman, su circuncisión, y el tercer día después de la circuncisión. Los discursos que el Baal Shem Tov pronunció en esas ocasiones estaban relacionados con el recién nacido.

Para Iom Kipur de ese año, Baruj llegó a Medzibosz para estar con el Baal Shem Tov.Había sido advertido de no contar a nadie sobre el nacimiento de su hijo, ni el nombre que le había dado. Una vez más, antes de salir para su casa, recibió del Baal Shem Tov un conjunto de instrucciones en cuanto a la disciplina que rodeaba al niño, y la cuidadosa vigilancia que debía mantenerse en todo momento.

Al año siguiente, Baruj, como de costumbre, llegó a lo del Baal Shem Tov para las Altas Fiestas. El Baal Shem Tov preguntó por el pequeño con gran detalle, y repitió su advertencia de tener especial cuidado del niño.
Después de Sukot, cuando Baruj estaba listo para irse, el Baal Shem Tov le advirtió nuevamente acerca del niño, y de no repetir ninguno de sus actos o dichos ingeniosos, como a algunos padres les gusta jactarse de sus hijos.
Otro año pasó. Una vez más Baruj hizo su peregrinaje anual a Medzibosz. Al regresar a casa después de Sukot, su esposa le dijo que hubo un cambio notable en el niño en su segundo cumpleaños. Su vocabulario había mejorado considerablemente. Los padres descubrieron que el muchacho tenía una memoria extraordinaria.

El Baal Shem Tov dio instrucciones complementarias en relación con el niño. Baruj pidió permiso para traer al niño al Baal Shem Tov en su tercer cumpleaños para el tradicional “corte de cabello”, y el Baal Shem Tov le dijo que el niño debía ser traído por su madre y su tía Devora Lea, el 18 de Elul, después de la oración de la mañana. Shneur Zalman ya podía recitar muchos Salmos de memoria, y su comprensión era asombrosa.\Según el plan, Rivka y su cuñada, llevaron al niño, en su tercer cumpleaños al Baal Shem Tov. 

Este cortó unos cuantos mechones de pelo, dejando las peot (rizos laterales) según la costumbre, y lo bendijo. Luego mandó a los visitantes de regreso a su casa, con su bendición para un viaje seguro. Durante todo el camino, Shneur Zalman preguntó a su madre quién era el anciano Judío que le había cortado el pelo. “Es el Zeide”, fue su respuesta.

Entonces no sabía que un día llegaría a considerar al Baal Shem Tov como su “abuelo” espiritual en un sentido muy real, es decir, como el Rebe de su Rebe, el Maguid de Mezritch, a quien le debía su plenitud espiritual.

DE “RABI SHNEUR ZALMAN DE LIADI”, KEHOT

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