Iortzait de Rajel

Midrash explica que Rajel fue recompensada con la garantía de Di‐s que sus hijos regresarían a Israel después de que fueron exiliados a Babilonia.

Cada uno de los Patriarcas, Matriarcas y Moshé subió a apaciguar Di‐s, tratando de evocar la misericordia Divina en nombre de sus hijos. “Cada uno invocó las diversas obrasgrandes que él o ella había realizado, solicitando que Di‐s corresponder al tener compasión de los Judíos”.

Pero Di‐s no accedió.

Entonces Rajel entró y dijo:” ¡Oh Señor del Universo, ten en cuenta lo que hice por mi hermana Lea. Todo lo que Iaacov trabajó para mi padre fue sólo para mí, sin embargo, cuando iba a entrar en el dosel nupcial, trajeron a mi hermana en mi lugar. No sólo mantuve mi silencio, sino le di la contraseña secreta que Iaacov y yo habíamos preestablecido (para prevenir cualquier engaño en su noche de boda). Tú, también, si Tus hijos han traído un rival a Tu casa, mantén silencio por ellos.

Di‐s le respondió: “Tú has defendido bien. Hay recompensa por tu obra. Reprime tu llanto, y tus ojos de lágrimas, porque hay recompensa por tu trabajo, dice el Eterno, y volverán de la tierra del enemigo. Esperanza hay también para tu porvenir, dice el Eterno, y los hijos volverán a su propia tierra”.

¿Por qué fue obra de Rajel mucho más preciosa a los ojos de Di‐s de los logros de todos los otros solicitantes? ¿Por qué más que el acto de disposición de Abraham a sacrificar a su hijo o los cuarenta años de liderazgo de Moshé, desinteresado y sin descanso?

Tal vez esta pregunta sea contestada mediante el examen de la legitimidad del matrimonio de Iaakov con Rajel y Lea.

¿Cómo Iaakov fue capaz de casarse, cuando la Torá prohíbe explícitamente casarse con dos hermanas?

Najmánides explica que, dado que los patriarcas vivieron antes de la entrega de la Torá en el Monte Sinaí, observaron las leyes de la Torá sólo en la Tierra de Israel. Por lo tanto, Iaakov podía casarse con dos hermanas durante su residencia en Padan Aram.

Siguiendo esta línea de razonamiento, Najmánides explica el motivo de no enterrar a su amada esposa Rajel en la Cueva de Majpelá, optando en su lugar para reservar el lugar de descanso para Lea.

En pocas palabras, Iaakov sintió vergüenza de traer a su segunda esposa, la mujer con quien se casó “ilegalmente” a la parcela familiar. ¿Qué dirían Abraham, Sara, Itzjak y Rivka de su obra? Rajel era profetisa, así como muy erudita y sabia. Cuando accedió a dar la contraseña a Lea, lo que permitiría a su hermana a convertirse en la primera y “legítima” esposa de Iaakov, era consciente de la magnitud de su sacrificio. Se dio cuenta de que incluso si Iaakov la tomara como segunda esposa – ella no viviría con su marido en Israel. Sus hijos se criarían con su sierva Bilha y no vería a sus nietos. Y para colmo, no descansaría al lado de Iaakov y su santa familia.

Miles de años, quedaría sola en la orilla de un camino remoto, en espera de la redención y de la resurrección de los muertos. Renunciar a la vida física palidece en comparación con el sacrificio eterno. Rajel sacrificó todo – tanto su futuro físico y espiritual – por amor a su hermana. Los patriarcas y Moshé eran magníficos. Pero no tenían nada que rivalizara con tal alucinante sacrificio. Rajel lloró por nosotros y Di‐s escuchó sus súplicas. Lo cierto es que pese a la petición de Di‐s que “se abs‐tenga del llanto…”, continúa llorando hasta que vea la realización de la promesa de Di‐s. Pero quizás Di‐s está esperando que sus hijos se comporten como Rajel. Un acto desinteresado más, en nombre de un hermano o hermana judía finalmente hará sonreír a Rajel.

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