Arca dulce arca

Un aspecto notable, pero a menudo pasado por alto, de la historia del Diluvio son
las condiciones de vida dentro del Arca y los “extraños compañeros de cama” que creó.
Durante todo un año, este recipiente relativamente pequeño albergó al menos dos ejemplares de cada ser vivo. Esto significa que los animales que en sus hábitats nativos son depredadores vivían cerca de sus presas naturales, pero ninguna criatura resultó dañada. La cooperación y armonía entre todos los habitantes del Arca fue clave para su supervivencia.

Nuestros Sabios explican que el Arca estaba impregnada de un espíritu mesiánico que producía una atmósfera mila‐
grosamente armoniosa. “El lobo habitará con el cordero… y el león, como el ganado, comerá paja” (Isaías 11:6‐7). El “nuevo orden
mundial” mesiánico descrito en los libros de los profetas se realizó temporalmente en los confines de la pequeña Arca.
¿Qué lección podemos extraer del aura mesiánica que invadió el Arca durante los días oscuros del Diluvio?
Si bien las lluvias torrenciales del Diluvio terminaron hace más de 4000 años, en un sentido espiritual y emocional, muchos de nosotros nos
despertamos todos los días para enfrentar una “inundación” de preocupaciones, dificultades y responsabilidades. Estas “aguas embravecidas” metafóricas amenazan con ahogarnos: financieramente, emocionalmente y, quizás lo más importante, espiritualmente.

Muchos piensan que si se mantienen a flote el tiempo suficiente, los cielos se iluminarán y la tormenta pasará. Una ilusión… En cambio, la Torá nos da la mejor solución: basta de “flotadores del hombre muerto”. ¡Entra al Arca!
Todos tenemos la capacidad de transformar nuestros hogares en Arcas en miniatura, microcosmos mesiánicos, capullos aislados donde escapar de la tormenta junto con nuestras familias.

La Era Mesiánica se caracteriza por ser una era en la que “todos los deleites físicos serán tan abundantes como el polvo de la tierra”, porque “el conocimiento de Di‐s será la búsqueda del mundo entero”. Al ajustar nuestra perspectiva y adoptar una “mentalidad mesiánica”, un estado mental que prioriza la Torá, las Mitzvot, la plegaria y la búsqueda de la espiritualidad, creamos una apariencia de este “mundo futuro” en nuestra vida actual. Cuando nuestras prioridades están en orden, todas las tormentas del mundo no pueden perturbarnos y prevalece la tranquilidad interior.
Esta transformación comienza con un cambio de prioridad mental; se expresa prácticamente mediante la adición constante de otra mitzvá,
otra clase de Torá y otra sección más de las Tefilot recitadas con la concentración adecuada.
“Porque he aquí, tinieblas cubrirán la tierra, y una espesa nube los reinos, pero sobre ti brillará Di‐s” (Isaías 60:2)

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