Lashón Tov

Sesgo de positividad

Por Mendel Kalmenson

El judaísmo no cree en la libertad de expresión. Hay ciertas formas de hablar de otras personas que están prohibidas o desaconsejadas. Esta mayor sensibilidad hacia el lenguaje se basa en un profundo respeto por su poder.

Definitivamente, las palabras son importantes.

La Cabalá enseña que el habla en sí misma tiene un efecto que va más allá del simple hecho de que una persona le diga algo a otra. El mero hecho de que las palabras se pronuncien tiene un cierto significado y deja una huella energética.

Un ejemplo negativo de este fenómeno es el caso del lashón hará, que se traduce literalmente como lengua malvada, pero que incluye cualquier tipo de expresión perjudicial, incluidos los chismes, incluso si es verdadero y bien intencionado.

La Torá prohíbe hablar o incluso escuchar el lashón hará. Además, los Sabios nos dicen que, además de afectar negativamente al que habla y al que oye, los chismes tienen un impacto negativo en el individuo referido, más allá de la obvia difamación de su persona, aunque no los haya oído.

Podemos entender por qué se castiga al ponente y al oyente del lashón hará; han cometido una grave transgresión. Pero, ¿por qué el individuo referido debe verse afectado negativamente?

Los cabalistas explican que al hablar de las cualidades negativas de una persona se invoca su manifestación. Aunque la persona ni siquiera sea consciente de que se está hablando de ella, el hecho de que se hable de defectos de su persona, ejecuta su contenido en un determinado nivel.

En su libro Haiom Iom, el Rebe ilustra el efecto nocivo de tal habla negativa con una historia sobre el Baal Shem Tov, el fundador del Jasidismo:

“Cierta vez, dos hombres discutieron en la sinagoga del Baal Shem Tov, y uno de ellos gritó que despedazaría al otro como a un pez.

En consecuencia, el Baal Shem Tov dijo a sus alumnos que se tomaran de las manos y se pusieran cerca de él con los ojos cerrados. Entonces puso sus santas manos sobre los hombros de los dos discípulos que estaban a su lado. De pronto, los discípulos comenzaron a gritar aterrados: Habían visto a aquel sujeto desmembrar a su contendiente.

Este acontecimiento demuestra que todo potencial tiene un efecto, ya sea en forma física o en un plano espiritual, que sólo puede percibirse con sentidos más elevados y refinados”.

Basándonos en una comprensión tan sutil del poder de la palabra para impactar negativamente en los demás, podemos imaginar los efectos positivos que pueden tener nuestras palabras si se pronuncian con conciencia y compasión.

Con este espíritu, nuestros Sabios nos dicen que “juzguemos a todo el mundo para bien”, lo que incluye tratar de comprender con empatía el origen de los defectos de los demás y “ponerse en sus zapatos”.

Más allá de esto, podemos encontrar activamente formas de alabar a cada individuo. El efecto espiritual de este lashón tov, el discurso positivo, es permitir que las buenas cualidades de una persona —que pueden estar ocultas en su interior— salgan a la superficie.

Si el lashón hará está destinado a derribar a alguien, el lashón tov está destinado a construirlo.

Hay innumerables ejemplos registrados de cómo el Rebe practicaba el lashón tov. De hecho, centrarse conscientemente y verbalizar explícitamente lo bueno que encontraba en cada persona era una característica de cada encuentro del Rebe.

Más allá de un intercambio agradable de cortesías, el Rebe consideraba que esas palabras positivas fortalecían o activaban los recursos ocultos de cada persona con la que hablaba e interactuaba.

Sus palabras positivas alentaban constantemente a las personas y estaban destinadas a tener un efecto de fortalecimiento espiritual en ellas.

En palabras de R. Mordejai Eliahu, antiguo Gran Rabino de Israel: “Durante nuestras cuatro audiencias, el Rebe siempre buscaba el mérito de los demás. No importaba el tema que estuviéramos discutiendo, el Rebe dirigía la conversación para poder alabar a los demás”.

En este capítulo, veremos numerosos ejemplos de cómo el Rebe expresaba este aspecto metalingüístico de su Sesgo de Positividad a través de hablar constantemente lashón tov.

Elogios
Una forma particular en la que el Rebe impactaba positivamente a los demás en la conversación o la correspondencia era buscar siempre la oportunidad de hacerles un cumplido. Recibir un cumplido de cualquier persona es edificante, y cuanto más si viene de un líder espiritual mundial.

Hoy, usted fue el maestro
Después de comprometerse con una chica de Lubavitch en Brooklyn, Jack Hardoff y su prometida fueron invitados a una audiencia privada con el Rebe. El Rebe compartió que, al igual que Jack, él también había estudiado ingeniería eléctrica, completando su licenciatura en la Sorbona de París, y que al llegar de Europa durante la guerra, había trabajado en el Astillero Naval de Brooklyn como ingeniero.

El Rebe procedió entonces a pedirle a Jack que le pusiera al corriente de todos los nuevos avances en ingeniería eléctrica. Lo que debía ser una reunión de quince minutos duró dos horas. Cuando la reunión terminó, el Rebe bendijo a la joven pareja con muchos años de felicidad matrimonial. Luego dijo algo inesperado:

“Sabes, Yaakov ben Eliezer (nombre hebreo de Jack), [normalmente] cuando la gente viene a verme, yo soy el ‘Rabino’ y ellos son los ‘alumnos’, pero hoy tú fuiste el maestro y yo el alumno”.

En palabras del propio Jack: “Jamás olvidaré este cumplido que me hizo. Es algo que recordaré toda mi vida”.

Mejor que el original
Rafael Nouril nació en Irán y se formó como artista clásico. Con el tiempo se trasladó con su familia a Londres, donde vivían al lado de una familia de Lubavitch que invitó a los nuevos vecinos a cenar. Al entrar en su casa, Rafael se sintió inmediatamente atraído por un cuadro del Rebe que tenían colgado en la pared. Inexplicablemente emocionado, decidió entonces que quería pintar un retrato del Rebe.

Siempre que Rafael pintaba el retrato de alguien, lo conocía de alguna manera antes de comenzar su trabajo. Este retrato en particular, sin embargo, planteaba un problema único para Rafael.

“Me sentía distante en varios niveles. Además de estar a miles de kilómetros del Rebe, como persona secular no sentía que pudiera relacionarme con él a nivel personal. En mi búsqueda por acercarme a él, empecé a rezar, a colocarme tefilín, e incluso a observar el Shabat y las fiestas”.

Una vez terminado el retrato, Rafael viajó a Nueva York con su vecino para mostrarle al Rebe su obra. Después de comentar la posición de las manos en el cuadro, Rafael le preguntó al Rebe qué le parecía el rostro.

“¡Muy bien!”, dijo tres veces, y luego añadió con una sonrisa: “¡Mejor que el original!”.

Felicitaciones, hacia adelante
En una carta a la Sra. Rachel Altein, institutriz del Campamento Gan Israel en Swan Lake, NY, el Rebe escribió:

Durante mi reciente visita de inspección al Campamento, me complació ver lo felices que se veían los niños, y la evidencia del buen cuidado y atención que están recibiendo. Sin duda, usted tiene una parte importante en esto, como institutriz del campamento. Aunque sé que su trabajo en el Campamento está motivado por los más altos ideales, por lo que una expresión de agradecimiento puede ser superflua, particularmente porque conozco su educación y antecedentes, así como los de su esposo, no obstante, quiero comunicarle mi sensación al visitar el Campamento, ya que espero que el conocimiento de su éxito redoble sus esfuerzos en favor de los niños y del Campamento.

Empoderamientos
Otra forma en la que el Rebe impactaba positivamente a las personas a través de la palabra era empoderándolas en las virtudes que ya estaban expresando, o incluso señalándoles algún potencial no revelado.

Un general en el ejército del Rebe
David Chase, un exitoso hombre de negocios estadounidense, tenía una relación muy estrecha con el Rebe y continuamente buscaba apoyar sus proyectos. Cierta vez, en la reunión anual del Fondo de Desarrollo de Majané Israel, le dijo al Rebe lo honrado que estaba de ser “uno de los soldados de su ejército”.

El Rebe lo ascendió con esta rápida respuesta: “No eres simplemente un soldado; ¡eres mi general!”. Poco después, el Sr. Chase se encontró con el Rebe durante el Domingo de Dólares. Después de saludar al Rebe, recibió rápidamente otro ascenso: “[Le considero] un general de cuatro estrellas”.

En estos dos breves intercambios, el Rebe expresó su confianza en la capacidad de liderazgo del Sr. Chase, animándole así a dejar su piel de soldado y ponerse el uniforme de general. Ya había seguido obedientemente las órdenes durante mucho tiempo; ahora era el momento de que se convirtiera en un líder.

Hermoso por dentro
Susan Schuster creció de forma secular en Nueva York. Fue a la escuela, se recibió de enfermera y se casó con un exitoso cirujano plástico. Poco después, se mudaron a Florida y tuvieron el mérito de tener hijos. Uno de sus hijos se hizo amigo de una familia de Lubavitch en su escuela hebrea, lo que impulsó a su propia familia a volverse más practicantes. Finalmente, hicieron un viaje a Brooklyn para conocer al Rebe, lo cual fue, según Susan, “más allá de las palabras”.

Después de ese primer encuentro con el Rebe, volvieron en reiteradas oportunidades y continuaron involucrándose más religiosamente. En un encuentro posterior, el Rebe le dijo a Susan: “Tu marido es cirujano plástico; hace que la gente sea bella por fuera. Tu misión debería ser que la gente sea bella por dentro”.

Susan se tomó estas palabras al pie de la letra y comenzó a invitar a la gente a su casa para las comidas de Shabat, en un esfuerzo por ayudarles a encontrar el sentido espiritual de sus vidas. En sus propias palabras: “Me esmeré en preparar estas comidas y en hacer la mesa muy hermosa, para que reflejara la belleza interior del judaísmo”. Como resultado del continuo estímulo y empoderamiento del Rebe, los Schuster incluso iniciaron y dirigieron un exitoso minián durante muchos años en su vecindario, proporcionando a otros la oportunidad de reunirse y conectarse con un sentido superior.

¿Qué hay en un nombre?
Una manera muy personal en la que el Rebe empoderaba a los demás era vinculando sus ánimos y bendiciones para el éxito con su nombre.

Esta práctica se basa en la afirmación talmúdica de que R. Meir encontraba referencias al carácter de una persona en su nombre, y en la idea cabalística que afirma que cualquier persona o cosa se define en algún nivel espiritual y se revela además a través de las palabras por las que se llaman, lo que significa que su esencia interior puede explicarse creativamente a través del prisma de su nombre.

Influir en todo el mundo
Durante uno de los muchos Domingos de Dólares, R. Itzjak Kaduri, un influyente cabalista y maestro sefardí, pidió al Rebe una bendición para el éxito de su nuevo proyecto, una ieshivá cabalística en Israel. El Rebe respondió con abundantes bendiciones para el éxito del proyecto y su potencial impacto “para influir en todo el mundo, lo cual es apropiado para tu nombre, Kaduri (que significa global). [A través de tu ieshivá] podrás influir no sólo en Tierra Santa, sino en todo el mundo”.

Desde un lugar de amor
Poco después de los disturbios de Crown Heights en 1991, el senador estadounidense Alfonse D’Amato vino a visitar al Rebe con el entonces Fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York para asegurarle que eran muy conscientes de los problemas del barrio y que se tomaban muy en serio la protección del Pueblo Judío.

El Rebe ofreció muchas palabras de sabiduría y bendición, que expresó constantemente como destinadas a “toda la gente de Nueva York y de los Estados Unidos”, y luego añadió un comentario personal dirigido al senador D’Amato.

“Usted sabe que la palabra “Amato” tiene una conexión con la palabra amor [en italiano]”, dijo el Rebe.

Luego continuó: “Que Di-s le bendiga para que haga todas estos asuntos con amor interior, y entonces ciertamente [toda] la población de Nueva York le [responderá] a usted [y a sus colegas] con su sentimiento de amor real”.

En palabras de nuestros Sabios: “Las palabras que salen del corazón, entran en el corazón”.

Unificar a la multitud
R. Gedalia Schreiber fue director general del Ministerio de Asuntos Religiosos en Israel, entre otros cargos. En 1980, llegó a Nueva York para asistir a una boda. Durante el viaje, aprovechó la oportunidad para reunirse con el Rebe.

Uno de los temas que surgió fue el de la unidad judía. “Hay varias facciones diferentes —Ashkenaz, Sefarad, la derecha y la izquierda— pero la clave de nuestro futuro es la unidad”, dijo el Rebe.

Quería saber qué estaban haciendo el rabino Schreiber y otros en el gobierno para unir a las distintas facciones. Después de escuchar las muchas actividades del Ministerio de Asuntos Religiosos para promover ese objetivo, el Rebe instó al rabino Schreiber a seguir haciendo más, y a no estar satisfecho con lo que habían logrado hasta el momento.

Cuando llegó la hora de retirarse, el Rebe dijo: “Tu nombre es R. Gedalia Schreiber. El rey David dice en los Salmos (55:15), En la casa de Di-s entramos con una multitud. La palabra hebrea para multitud -ReGeSH- es el acrónimo de tu nombre, R. Gedalya Shreiber”.

Según el Rabino Schreiber: “Cuando salí de la sala, era una persona diferente. Este encuentro con el Rebe me dio gran motivación, y el espíritu y la percepción del Rebe me guiaron durante toda mi vida.”

Ver a los demás por lo que son
Un último ejemplo del uso del lashón tov por parte del Rebe para impactar positivamente a todos aquellos con los que se encontraba, fue su manera de hacer que cada persona se sintiera especial y única, desde recordar los pequeños detalles de una interacción en particular hasta proporcionar una guía específica basada en los intereses o circunstancias individuales de la persona. En los siguientes casos podemos ver varias formas en las que el Rebe trataba a cada persona como un alma única, en lugar de un carácter tipo o generalidad.

Sonando el Shofar
En marzo de 1992, el último domingo en que el Rebe distribuyó dólares, el juez Jerome Hornblass del Tribunal Supremo del Estado de Nueva York vino a ver al Rebe, con quien había tenido múltiples interacciones previas a lo largo de los años.

Al acercarse, el Rebe levantó la vista y dijo: “Oh, tekiat shofar”, una referencia al soplo del shofar en Rosh Hashaná.

Este saludo no tuvo ningún sentido para el juez Hornblass hasta que más tarde conoció a R. Zev Katz, el gabai de la sinagoga de 770 Eastern Parkway.

El rabino Katz le dijo: “Quizá te acuerdes de mí. Mi madre fue paciente del Hospital Memorial Sloan Kettering el pasado Rosh Hashaná, y usted vino a tocar el shofar en su habitación”.

De pronto, se dio cuenta: “¿Por casualidad le contaste esto al Rebe?” “Sí, se lo dije”, dijo el Rabino Katz.

“¿Cuándo se lo dijiste?”, preguntó el juez. “Justo después de Rosh Hashaná”, respondió.

De todas las personas que conoció y de las historias que escuchó en ese tiempo, el Rebe recordó al juez Hornblass y su acto de bondad amorosa, y no iba a dejarlo pasar sin reconocimiento.

Cosas preciosas
La esposa de un distinguido Rabino de Nueva York se acercó al Rebe un domingo para recibir un dólar para caridad. El Rebe la saludó afectuosamente, diciendo: “Me alegro de verte. Hace tiempo que no vienes, pero así son las cosas realmente preciosas. Las ves sólo de vez en cuando”.

Di-s te quiere más aún
En otro ejemplo más de cómo el Rebe elevaba a los demás reconociendo su chispa especial o atributo del alma, cierta vez durante los dólares dominicales le pidió a un rabino que le explicara a un converso que el rabino había traído para recibir una bendición, que él [el converso] es “más amado por Di-s que tú o yo”.

Quizás el Rebe estaba aludiendo al hecho de que la Torá nos ordena “amar a nuestro prójimo” sólo una vez, pero nos instruye a “amar al converso” no menos de 32 veces.

Siempre sensible a los sentimientos de los demás, en esta historia el Rebe hace un punto para elevar el espíritu de un individuo que podría haberse visto y sentido como un extraño en algún nivel. Al resaltar la realidad de que a los ojos de Di-s el converso era tal vez incluso más nativo que otros como resultado de los sacrificios que había hecho por su fe, el Rebe le estaba haciendo saber que era realmente merecedor del más alto honor y reconocimiento.

Podemos ver en todas las historias anteriores, que son sólo una gota en el océano, el compromiso del Rebe con el lashón tov. En cada interacción buscaba constantemente una manera de elogiar, inspirar o reconocer el talento especial, la fuerza o el potencial de cada persona. Esto era una expresión directa de la creencia del Rebe de que hablar positivamente a los demás o sobre ellos manifiesta y refuerza sus puntos de bondad inherentes.

 

Fuente

Las pequeñas cosas

Esta porción semanal de la Torá, comienza con la oración: “Vehaiá ekev tishemún”. La traducción literal es: “Por haber oído estos mandamientos” (serán meritorios de las bendiciones que la Torá va a enumerar).

La palabra Ekev, también puede ser traducida como “talón”. El comentarista Rashi, explica que el versículo alude a los mandamientos más “livianos”, las mitzvot aparentemente menos importantes que la gente tiende a “pisotear con el talón”. El tipo de cosas que se las dejan de lado. Todos conocemos los mandamientos “mayores”, como ser, cumplir con el Kasher, ayunar en Iom Kipur, etc. ¿Qué hay de los detalles menores? ¿Somos tan cuidadosos?

Esta idea se aplica en todos los aspectos de nuestras vidas. Al niño más tímido, ¿Lo ignoramos con más facilidad precisamente porque es tímido y callado? ¿Qué sucede con las campañas de millones de dólares por diferentes causas? Es muy bueno que algunas causas llamen tanto la atención, pero ¿Qué sucede con las causas que nadie oye ni se entera? ¿Las “pequeñas” cosas se dejan de lado?

Eso es claramente inmoral e incorrecto. Por el otro lado, preciso hacer una llamada personal, seguramente a nadie le va a importar. Son solamente unos pesos más, ¿verdad? ¿Estamos aprovechándonos de alguien más, incluso de manera aparentemente insignificante?

Luego está mi relación con Di-s, mi comportamiento como Judío, lleno de grandes expectativas en todos los aspectos de mi vida. Obviamente nunca voy a hacer algo realmente terrible, pero qué sucede con los “pequeños detalles”? ¿Son tan importantes para mí?

Estos, y otros muchos ejemplos más, nos vienen a la mente todos los días, en la casa y en el trabajo, en nuestros negocios, y tratos financieros y personales. Es muy sencillo racionalizar y justificar una violación a pequeña escala de nuestros principios, mucho más que una violación “mayor”.

Por supuesto, un número muy grande de pequeñas cantidades suman una cantidad mucho mayor, incluso si son aparentemente insignificantes por sí mismas. Pero hay también una razón adicional de por qué los “pequeños detalles” son tan importantes. Una persona tiene dos inclinaciones: la “buena inclinación” y la “mala inclinación”. (Ietzer Tov y Ietzer Hará). Esas dos voces internas que claman nuestra atención. La mala inclinación es muy pícara y lista. No viene a la persona y dice: “Ve, roba un banco”, o cosas similares. ¿Por qué no? Porque sabe que ninguna persona decente se sentirá tentado ante dicha sugerencia. Así que, viene a la persona y le sugiere una idea mucho más razonable: ¿Por qué no cobrar un par de pesos más? Después de todo, has trabajado duro, te mereces que te paguen mejor, ¿No es así? Una vez que caemos en la tentación, nuestra resistencia se ha ablandado, y será mucho más fácil enfrascarnos en un comportamiento cada vez peor, hasta que nos encontramos cayendo en una gran escala de violaciones a nuestros principios.

Es por esto, que las cosas aparentemente pequeñas son tan importantes, no debemos dejarnos llevar por las pequeñas tentaciones o correrlas a un lado. Al sobreponernos a las prohibiciones aparentemente mínimas, evitamos dejarnos llevar por el camino que trae a las más grandes transgresiones, y podemos mantenernos firmes a nuestros principios.

No nos olvidemos de las pequeñas cosas.

Por Mordejai Wollenberg

Demolición constructiva

En la Torá, reflejamos en la tierra lo que Di-s realiza en cada plano de la realidad.

Si es así, dado que la Torá prohíbe mover incluso una sola piedra del Sagrado Templo de Jerusalem, ¿cómo pudo ser que Di-s trajera toda la estructura a ruinas?

Porque ciertamente sería absurdo imaginar que los asirios o los romanos tuvieran el poder de prender fuego a la casa de Di-s.

Debe ser que no se trató de un acto de destrucción, sino más bien de la fase inicial de una construcción mucho mayor, que sería eternamente indestructible.

Y para que eso ocurriera, el Templo tuvo que ser arrasado temporalmente hasta sus cimientos y el pueblo de Di-s tuvo que ser dispersado hasta los lugares más lejanos de la habitación humana.

¿Por qué? Porque mientras exista algún lugar en este mundo que se considere fuera del ámbito de la santidad, seguirá existiendo un lugar para la destrucción del Templo de Di-s.

Pero en nuestro exilio nos encontramos cara a cara con todo aquello que se considera ajeno a lo divino. Agarramos sus riendas, extraemos su veneno y canalizamos su poder.

Este tercer y último Templo, pues, será construido del exterior vuelto hacia el interior, de la oscuridad enseñada a brillar, del otro convertido en el Uno, del enemigo más siniestro transformado en fiel aliado.

No quedará oposición en el universo, y así durará para siempre.

Entonces veremos que en verdad nunca hubo destrucción, solo reconstrucción, crecimiento y amor eterno y profundo.

 

Tzvi Freeman

Promesas, promesas

Siempre me ha intrigado la manera tradicional en la que los mercaderes de diamantes cierran un trato.

Se dan la mano y dicen: “Mazal uBrajá” (Buena suerte y bendición). Una vez que se hayan dicho esas palabras, el trato está cerrado y tiene el poder de una transacción legal contractual. Es un tributo a la fraternidad del diamante, que en su industria, la palabra es la palabra. En otras industrias, incluso un contrato no vale. Aquí, la palabra hablada es irrevocable.

La Parshá de esta semana, Matot, comienza con un mandato sobre la santidad de nuestras palabras:

“Y Moshé habló a los jefes de las tribus…si un hombre hace una promesa…no puede profanar su palabra; lo que sea que sale de su boca debe cumplir…” 

(Números 30:2).

 

La palabra es la palabra. 

Las promesas son promesas. 

Y las palabras que pronunciamos son sagradas e inviolables.

Si ignoramos lo que decimos, estamos profanando nuestras palabras.

Es por eso que mucha gente se cuida en agregar las palabras “Bli neder” (“sin promesa”), cuando dicen algo que puede constituir una promesa, así de esta manera, se previenen de cumplir con lo que expresaron previamente, y no crean la grave ofensa de violar una promesa. 

Esto, por supuesto, de ninguna manera disminuye el aprecio que tenemos por nuestra palabra, y no precisamos cumplir con promesas si uno ya estipuló que lo que dijo, no constituye una promesa.

La pregunta es: ¿Por qué este mandamiento fue dado a los “jefes de las tribus”? 

Seguro que esto se aplica a cada uno de nosotros. Una respuesta simple es que, siendo que generalmente son los líderes lo que hacen la mayor parte de las promesas, entonces ellos deben ser los más cautelosos. 

Los políticos se caracterizan por ser infames por las promesas que hacen en sus campañas, que una vez electos, raramente cumplen. Dicen bajar los impuestos una vez elegidos. En el momento en el que entran a la oficina, suben los impuestos. Cuando la gente los desafía sobre las promesas no cumplidas, admiten de hecho que han mentido. 

El electorado inocente pensó que ha sido una genuina confesión y deciden que aquél, es el político más honesto que han conocido. Somos gente muy engañada de hecho. Muchos libros han sido publicados sobre el tema de ética en los negocios. A pesar que hay muchas leyes sobre esto, al final del día, la prueba fehaciente de la ética en los negocios es, “¿Has cumplido con tu palabra?”, “¿Has llevado a cabo tus compromisos?”. 

No importa cómo se comportan otras compañías. Importa menos aún, si nuestros competidores son corruptos.

Nosotros debemos honrar nuestras promesas, y éste es el punto clave. 

Ya sea en nuestras relaciones empresariales o en los compromisos de caridad que hacemos en la sinagoga o en otros lugares, nuestra palabra debe ser nuestro lazo. Incluso si nos preocupan los costos financieros inmediatos, podemos estar seguros que con el paso del tiempo, la reputación que vamos a adquirir por haber dicho la verdad y haber cumplido con nuestra palabra, compensará mucho más a cualquier pérdida a corto plazo que pudimos haber tenido.

 

Ramas y palos

En la Torá, se usan dos vocablos diferentes para referirse a las tribus de Israel: “shevatim” y “matot” “Shevet”, es un bastón y “Maté”, una vara o tallo, ambos denotan las ramas de un árbol. La diferencia es que un shevet es una rama flexible, unida a un árbol, mientras que un maté es un palo endurecido ya cortado del tronco.

Los dos nombres que se usan para denotar las tribus judías tienen un significado espiritual y se refieren al tipo de conexión que cada judío tiene con Di‐s. 

Cuando la conexión entre el alma judía y su fuente Divina está revelada, se usa la palabra shevet. Sin embargo, cuando el vínculo entre el judío y Di‐s se oculta, la palabra matot se usa para describir al pueblo judío.

La primera descripción se refiere al alma judía tal como existe antes de descender al mundo físico. El alma, unida a Di‐s, está conectada a su fuente, al igual que la rama todavía está conectada a su fuente de vida, el árbol.

Pero, después de que el alma desciende a un cuerpo físico, se asemeja más al palo que ha sido separado del tronco. La conexión vital a su fuente, a Di‐s, ya no se percibe con facilidad, tanto que el alma puede sentirse como si hubiera sido totalmente cortada, Di‐s no lo permita. Las aflicciones del cuerpo físico y las demandas del mundo material endurecen el alma tierna, haciéndola menos sensible a la espiritualidad.

Sin embargo, a pesar de que el shevet todavía está conectado a su fuente, no es tan fuerte y rígido como el curtido maté, que ha sido atemperado por su experiencia. La rama, cuando está unida al árbol, es verde y flexible. Solo después de que se corta se convierte en una varilla resistente y confiable.
Este es el propósito por el cual el alma es enviada a este mundo y se separa de su fuente Divina, para descubrir sus fortalezas ocultas y permitirle alcanzar un nivel aún más alto de cercanía espiritual con Di‐s. Cuando el alma supera los desafíos de la inclinación al mal y las dificultades de una existencia física, su vínculo con Di‐s se vuelve más fuerte y más profundo.

La distinción entre shevet y maté también existe en otro nivel.
Cuando el Templo Sagrado existía y la Divinidad iluminaba abiertamente el mundo, el pueblo judío estaba en el nivel de Shevet. 

Después de la destrucción y el advenimiento del oscuro y amargo exilio, nos encontramos en el nivel de maté. Durante casi 2.000 años, el pueblo judío ha tenido que desarrollar sus recursos ocultos y mantenerse firme ante el sufrimiento. Cuando el Mashíaj venga y se revele la Divinidad que se oculta en toda la creación, el pueblo judío, al haber descubierto el “maté” en sus almas, disfrutará de una relación
más estrecha con Di‐s, el verdadero propósito de todo el exilio.

Adaptado de las obras del Rebe de Lubavitch

La destrucción del Segundo Templo Sagrado

Una visión histórica

El Segundo Templo Sagrado estuvo en pie en Jerusalém durante 420 años (349 a. C.-70 d. C.). A diferencia del período del Primer Templo, cuando los judíos eran en su mayor parte autónomos, durante la gran mayoría de la era del Segundo Templo los judíos estuvieron sujetos al dominio extranjero: los persas, los griegos y, finalmente, los romanos.

Se construye el segundo templo


La era del Segundo Templo duró 420 años y finalizó con la destrucción del Templo Sagrado por parte de los romanos en el año 70 d. C. Pero durante gran parte de este período, Judea estuvo bajo dominación extranjera.


El comienzo de la conquista romana


Al permitir que Pompeyo se involucrara en los asuntos internos de Tierra Santa, Hircano y Aristóbulo, sin darse cuenta, entregaron Judea en manos del Imperio Romano…


Herodes el Grande


Los gobernadores romanos permitieron que reinara la anarquía. Las bandas árabes y los oficiales romanos corruptos saquearon y asesinaron. Los antiguos sumos sacerdotes formaron sus propias milicias para controlar el Templo.



Las facciones de la era del Segundo Templo


Si los judíos hubieran estado unidos, habrían merecido la protección de Di-s. Fue el faccionalismo entre los judíos lo que finalmente provocó la destrucción del Segundo Templo.


Rebelión contra Roma


Pero los judíos comenzaron a rebelarse contra los romanos en todo el país. Cada vez más, se unieron al movimiento de los zelotes, que se preparaban abiertamente para la guerra…


La historia de Kamtza y Bar Kamtza


Bar Kamtza se levantó, se sacudió el polvo de la ropa y se dijo: “Como los rabinos estaban presentes en la fiesta y no lo detuvieron, eso demuestra que estaban de acuerdo con él. ¡Los calumniaré ante el Emperador!”


Solicitud del rabino Yochanan ben Zakkai


El rabino Yojanán ben Zakkai previó sabiamente que Jerusalém estaba condenada y comprendió la necesidad de trasplantar el centro de la erudición de la Torá a otro lugar.



La última Pascua


Los extremistas, haciéndose pasar por judíos que venían a ofrecer sacrificios, también entraron. Una vez dentro, sacaron sus espadas y comenzaron a matar tanto a los moderados como a los judíos visitantes…


Batalla


Finalmente, todas las facciones de Jerusalém no tuvieron otra opción que trabajar juntas y luchar contra su enemigo común. Los defensores judíos, superados en número, lucharon con gran coraje.



Inanición


Los mejores amigos se arrebataban la comida unos a otros. 



El diecisiete de Tamuz


Tito vio que los judíos estaban debilitados por el hambre y ordenó a sus soldados que talaran todos los árboles en una franja de veinticinco kilómetros alrededor de Jerusalém para construir una nueva muralla desde la que atacar.



La destrucción del templo


Romanos y judíos se amontonaban y sus cadáveres caían unos sobre otros. El sonido de los gritos llenaba el aire y el suelo del Templo estaba cubierto de cadáveres…


Las secuelas


Las tropas victoriosas marcharon a través del arco con Tito a la cabeza y delante de él los jóvenes y apuestos cautivos, portando los vasos de oro del Templo.



Cuando llegue el consuelo

¿Cuál es el consuelo que necesitamos en este momento?

¿Cómo es posible sentir realmente – en la práctica – el significado de la enseñanza de nuestros sabios, que la persona debe bendecir por lo malo, así como bendice por lo bueno?

El Rebe de Lubavitch analiza el episodio de Rabí Akiva y sus amigos en el espíritu de esta enseñanza.

Los amigos de Rabí Akiva, al ver salir un lobo del Santuario del Templo en ruinas, lloraron mientras Rabí Akiva reía. Entonces mantuvieron el siguiente diálogo :

Preguntaron: – ¿Cuál es el motivo de tu risa?

Les respondió: – ¿Cuál es el motivo de vuestro llanto?

Respondieron: – Los zorros deambulan por el lugar sobre el que está escrito “el ajeno que se acercare morirá” y no hemos de llorar?

Les dijo: – Por eso me río. Y les explicó que él ve en este episodio, que se cumple la profecía de Oria respecto de la destrucción, por lo tanto está seguro que se cumplirá también la profecía de Zejaría, respecto de la redención. Entonces respondieron: -¡Akiva, nos has consolado! ¡Akiva, nos has consolado!

Cantidad y calidad

La repetición de la expresión: Akiva, nos has consolado, corresponde al anuncio de consuelo por el exilio y la destrucción, ya que también aparece con una doble expresión: ¡consuélate, consuélate mi pueblo! (del libro de Isaías que corresponde a la lectura de la Haftará que se lee este Shabat, posterior al 9 de Av y que lleva su nombre: Shabat Najamu).

El Midrash explica respecto de este versículo: “fueron doblemente golpeados y son doblemente consolados”, ahora debemos comprender cuál es el sentido de un doble consuelo y en qué sentido será doble.

Hay un doble consuelo en el sentido de cantidad. Por ejemplo: una persona que perdió su casa en un incendio, se sentirá consolada cuando le den otra casa donde vivir, mas si el nuevo hogar es más grande y confortable que el anterior, su consuelo será doble, doble en cantidad.

Mientras que una simple retribución deja aún en la persona el sufrimiento y la amargura, representando únicamente una compensación material, si esta es doble, no solamente quita la tristeza, sino que le da la pauta y la certeza de que aquello que le pareció malo y le produjo dolor, era algo esencialmente bueno.

Ejemplo de esto es el relato que encontramos en el Talmud acerca de Najum – “Ish gam zu” quien llevaba un presente al Emperador, en el camino se detuvo a pernoctar y los dueños del hospedaje, le cambiaron el contenido de la caja por tierra. Al llegar, el Emperador quiso matarlo, pero como era su característica, Najum (como lo indica su apodo, “ish gam zu”- “el hombre que pensaba siempre positivamente de las cosas”), confió en que también esto era bueno. Finalmente sucedió el milagro y aquel polvo se convirtió en armas, con las cuales el César venció a sus enemigos y retribuyó positivamente a Najum. Así se aclaró que el cambio de los presentes que se produjera en la posada, no fue desde un principio algo malo, sino un bien maravilloso, que no estaba revelado. Este es un doble consuelo – un consuelo que descubre, que nunca hubo nada malo, sino algo bueno refinado.

Superior a nuestro entendimiento

Esta clase de consuelo no es posible entenderlo en el período de exilio. El motivo de esto es que si estuviésemos capacitados para ver lo bueno del destierro, no sufriríamos por él y no le pediríamos a Di-s por nuestra redención. Por eso Di-s creó una situación en la que el exilio se ve como un mal absoluto para que nuestra relación hacia el mismo, sea como hacia algo absolutamente negativo.

Cuando llegue la Redención, tendremos un doble consuelo, en el que podremos ver y sentir con un enfoque superior al de nuestro propio entendimiento, el bien que estaba oculto en el exilio.

De pronto se abrirán nuestros ojos y veremos que aun aquellos sucesos más oscuros de la diáspora, no fueron más que un recipiente oculto, para el bien que se revelará en el momento de la redención. Entonces agradeceremos y tendremos el “doble consuelo” , aquel que convierte el mal en bien.

El día en el que el sol se detuvo

“No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.”

El tercer día del mes hebreo de Tamuz, en el año 2488 desde la Creación (1273 antes de la Era Común), Iehoshúa conducía al pueblo judío en una de las batallas para conquistar la Tierra de Israel.

La victoria era inminente, pero la oscuridad estaba por caer. Entonces Iehoshúa declaró: “Sol, detente en Guivón; luna, en el valle de Aialón”

Milagrosamente, el sol frenó su avance en el cielo hasta que los ejércitos de Israel llevaron la batalla a su conclusión exitosa

Nuestros Sabios dijeron que “Di-s no realiza un milagro en vano” ¿Por qué, entonces, los cambios astronómicos efectuados en favor de Iehoshua? ¿No habría bastado con realizar un milagro algo más limitado, como ser iluminar el campo de batalla en Guivón por algún otro medio sobrenatural?

Subir o alzar

Pero primero debemos examinar la función de los milagros en general.

¿Qué es, exactamente, un milagro?

La palabra hebrea para milagro, “nes” significa “elevado”.

La regularidad y previsibilidad de la naturaleza crean las así llamadas “leyes”: esta es la manera en que es, dice el orden natural, y no puedes menos que ajustarte a esta definida y limitada realidad. La verdad, sin embargo, es diferente: el hombre ha sido imbuido por su Creador con el potencial para elevar su existencia, para trascender aquello dictado por “la manera en que son las cosas”.

Un milagro, con su manifiesta exhibición de poder Divino, tiene un efecto elevador sobre quienes lo experimentan, permitiéndoles ver a través de la fachada de la naturaleza e inspirarlos a trascender las aceptadas normas de su sociedad y las limitaciones propias que el individuo percibe.

Hablando en términos generales, existen dos categorías de milagros:

1) Un milagro de confrontación, que supera y desplaza la norma natural.

2) Un milagro natural que, aunque podría no ser menos “imposible” por las normas que parecen regir nuestras vidas, y en nada menos obviamente una exhibición de la mano de Di-s que el “milagro de confrontación”, ocurre no obstante por medios “naturales”, empleando procesos y fenómenos naturales para lograr su cometido.

Un ejemplo de semejante “milagro natural” es relatado por la Torá en el decimoséptimo capítulo de Números. Koraj y su facción rebelde habían disputado el derecho de Aharón a la kehuná guedolá (sumo sacerdocio). A fin de reafirmar Su elección de Aharón para servirle en el Santuario como representante de la nación judía, Di-s dijo a Moshé: “Toma… una vara de cada uno de los líderes [de las tribus]… cada uno escribirá su nombre sobre su vara… Escribe el nombre de Aharón sobre la vara de Leví… y el hombre a quien Yo escogeré, su vara florecerá… Moshé colocó las varas ante Di-s en el Santuario… Al día siguiente… He aquí que la vara de Aharón había florecido; produjo brotes, germinó fruto y maduró almendras”.

La presencia de frutos en una vara seca ciertamente hubiera bastado como señal Divina. Pero Di-s no hizo simplemente que aparecieran almendras sobre la vara de Aharón. En cambio, estimuló en ella todo el proceso de brotar, florecer, y la emergencia y maduración del fruto, etapas éstas todas visibles en la vara de Aharón.

La vara de Aharón desafió las leyes y restricciones de la naturaleza, pero no obstante ello se ajustó a las fases progresivas naturales que normalmente experimenta la almendra. Trascendió la naturaleza, pero lo hizo en los propios términos de ésta.

A primera vista, podría parecer que la “necesidad” del milagro natural de recurrir a procesos naturales lo hace menos milagroso que un milagro que trasciende la naturaleza por entero. En verdad, sin embargo, un milagro que trabaja a través de la naturaleza es más elevado (o sea, más “milagroso”) que un milagro que la supera.

El súbito y destrozante cambio no ha transformado la naturaleza, sólo ha ido más allá de ella; una hazaña más milagrosa es aquella que no solamente libera a la persona del orden natural, sino que libera la sustancia misma del orden natural propiamente dicho.

Esto explica las “molestias” extremas a que recurrió Di-s, llevando a todo el sistema celeste a detenerse para iluminar un cierto valle durante una noche.

Una milagrosa ingeniería de luz “artificial” hubiera significado que las leyes de la naturaleza fueron meramente desplazadas, mas no transformadas. Para inspirar al pueblo de Israel no solamente a trascender sus propias personalidades naturales sino también para transformarlos y sublimarlos, Di-s insistió en que la luz milagrosa provista a ellos fuera luz solar natural, incluso cuando esto significara crear un nuevo orden natural en los cielos.

Nuevo orden Mundial

El precedente establecido aquel 3 de Tamuz con la detención del sol por parte de Iehoshúa se reiteró en la misma fecha 3.199 años después, esta vez en términos aún más naturales (y por lo tanto más milagrosos).

El 3 de Tamuz del año 5687 (1927) fue el día en el que el Anterior Lubavitcher Rebe, Rabí Iosef Itzjak Schneerson, fue liberado de la prisión Spalerna en Leningrado (hoy Petersburgo).

El Rebe había sido arrestado por agentes de la GPU y la Ievsekia (la “sección judía” del partido comunista) por sus esfuerzos por mantener y promocionar la vida judía bajo el régimen comunista, y fue sentenciado a muerte, Di-s libre.

Pero la presión internacional obligó al régimen soviético a conmutar esta pena, primero a una sentencia de diez años de trabajos forzados en Siberia, y luego a tres años de exilio en Kostromá, un pueblo en el interior de Rusia.

El 3 de Tamuz el Rebe fue liberado de la prisión y enviado a su exilio. Nueve días después, el 12 de Tamuz, tuvo lugar una fase adicional en la redención del Rebe, la orden de liberarlo y permitirle regresar a su hogar en Leningrado. Unos meses más tarde, se le permitió abandonar el país.

Desde fuera de las fronteras de Rusia, el Rebe continuó dirigiendo su red clandestina de emisarios, quienes proveyeron, y proveen hasta este mismo día (aunque ya no más clandestinamente), apoyo espiritual y material a judíos en cada rincón del Imperio Soviético.

En una carta pública escrita en ocasión del primer aniversario de su liberación, Rabí Iosef Itzjak declara: “No solamente a mí redimió Di-s en este día… sino también a cada uno que lleva el nombre de Israel”. El Rebe había enfrentado al todopoderoso Partido y había triunfado.

Aquellos que procuraron destruir todo vestigio de vida judía en la Unión Soviética fueron, ellos mismos, forzados a reconocer que no tenían derecho a impedir que un judío practicara su fe.

Ahora, después de más de seis décadas, se nos ha privilegiado con ser testigos de un logro adicional de la victoria del Rebe, y de la judería soviética. La milagrosa transformación en marcha ahora en ese país es el continuo despliegue del milagro del “3 de Tamuz”.

La historia del 3 de Tamuz es la historia de un milagro, un suceso que trascendió totalmente el orden natural. Sugerir, en los años más oscuros del stalinismo, que un único individuo podría desafiar el todopoderoso empeño del Partido por arrancar de cuajo el judaísmo en la Unión Soviética y triunfar; sugerir que la amenazadora garra del comunismo sobre centenares de millones de almas desaparecería; en otras palabras, haber precedido [los sucesos del año] 1991 en 1927 -hubiera sido equivalente a decir que el sol alteraría su curso.

Al mismo tiempo, sin embargo, éste fue un “milagro natural”, como lo enfatiza el hecho de que: (1) La salvación del Rebe involucró el consentimiento de aquellos que en primera instancia lo habían arrestado y sentenciado (un cambio desde adentro, como los sucesos recientes en ese país); y (2) que la victoria no fue inmediata sino que sobrevino en etapas, y continuó desplegándose en el curso de las décadas.

El 3 de Tamuz fue el día en que una nueva realidad suplantó la vieja. Sin embargo, esta nueva realidad surgió por medios totalmente convencionales”, en la manera progresiva y gradual que es la marca de un desarrollo natural.

La nada caminante

Esta, entonces, es la lección del 3 de Tamuz: No te veas intimidado por los límites de las normas naturales, pero tampoco debes descartarlos: trabaja en el marco de ellos para ensancharlos y expandirlos. 

En lugar de liberarte de las circunstancias de la naturaleza, busca liberar y elevar la naturaleza de la naturaleza misma.

Se cuenta la historia de un jasid que estaba caminando de regreso a casa tras una larga noche de farbrenguen muchas horas después del toque de queda impuesto sobre esa región de una Europa Oriental desgarrada por la guerra.

 

Un policía, notando al judío solitario, gritó: “¡Alto! ¿Quién anda allí?” El jasid, sumergido en sus pensamientos inspirados por el farbrenguen, contestó: “Bitul (anulación, nulidad) va!” Este jasid había internalizado tan plenamente la doctrina jasídica de ‘bitul’ (auto-negación), que su reacción instintiva ante la demanda de identificarse estaba permeada por su nulidad ante su Creador.

El instinto más básico del hombre es mejorar y satisfacer su propio Yo. De modo que Bitul, la negación del Yo ante una verdad superior, va contra la fibra misma de la naturaleza humana. El logro de bitul es un “milagro”, una transformación sobrenatural. No obstante, para este jasid, bitul no implicó la supresión de su identidad; más bien, fue la lenta y gradual remoción de las tendencias egocéntricas de su Yo y su reorientación hacia una identidad más alta, permeada de bitul.

 

El hombre nunca debe aceptar la invencibilidad de cualquier status quo. A la vez, sin embargo, su enfoque que trasciende las normas no debe resultar en logros que queden fuera de quién y qué es él: por el contrario, debe esforzarse por convertir en milagrosa la realidad de su vida.

Basado en Sefer Hasijot 5751,págs. 649-664
Extraído de “El Rebe Enseña” de Editorial Kehot

Confiá en tu socio

Cierta vez, un distribuidor internacional de telas de alta gama, visitó al Rebe de Lubavitch, Menajem Mendel Scheerson. Como miembro activo de la comunidad de Jabad en Inglaterra, el hombre ya conocía sobre cómo los asesoramientos y bendiciones del Rebe imapctaban en las vidas de muchas personas. En cierto punto de su discusión, el hombre de negocios le propuso al Rebe de que sea su socio para un negocio. El Rebe se puso serio y dijo: “Esta bien. Recuerde, sin embargo, que en una sociedad, ninguno de los dos llega a hacer un movimiento sin el consentimiento del otro. ¿Tenemos un trato?”

El hombre estaba entusiasmado con esta oportunidad de ser “socio” con el tzadik, y rápidamente aceptó el acuerdo. El Rebe le aconsejó hacer una compra grande de un material determinado que no conocía. El comerciante se fue a su casa e hizo un gran pedido de este tejido inusual. Cuando se reportó de nuevo a Nueva York, el Rebe le respondió de que la compra era demasiado conservadora. Debía haber comprado una cantidad mucho mayor. El hombre salió y compró cantidades astronómicas, hasta el punto de invertir toda su fortuna personal para pagar los envíos.

Para disgusto del hombre, poco tiempo después de las adquisiciones, el valor de este material comenzó a bajar. Tal vez, pensó, debería vender al menos una parte importante. Como había prometido, se comunicó con el Rebe para su consentimiento. Para su sorpresa, el Rebe no le otorgó su consentimiento y le recordó sobre el acuerdo respecto a los movimientos unilaterales.

A medida que el precio del material continuaba bajando, lo mismo ocurría con el espíritu del hombre. Cada día, veía que su fortuna se resbalaba cada vez más lejos. Todas las súplicas al Rebe concluían con la misma respuesta: “No vendas”.

Frente a la ruina financiera, el hombre comenzó a cuestionar toda su relación con el Rebe y Jabad. Tal vez fue un error. Con la devaluación de cada día, su distancia con la comunidad de Jabad crecía.

Ésto continuó durante varios meses. Un día, el precio subió un poco. Le consultó de nuevo al Rebe, pero nuevamente le dijo que aún no. Cuando el precio subió incluso más, el Rebe todavía seguía sin darle la luz verde a la venta masiva.

Poco después, un famoso diseñador de moda extendió una línea que requería una gran cantidad de un material inusual. Cuando el hombre le informó de esto a la Rebe, le dijo que había llegado el momento de vender. El inventario fue rápido. El hombre hizo muchos millones. Entusiasmado, se subió a un avión para entregarle al Rebe un cheque por su “parte”. El Rebe se negó, pidiéndole al hombre que le diera el dinero para caridad.

Luego el hombre le preguntó al Rebe si podían hacer otro negocio juntos. El Rebe sonriendo le dijo: “Lo siento…eres un Shvajer Shutaf, un socio débil”.

Al comienzo de la lectura de la Torá de esta semana, se nos enseña que en el Monte Sinai, Di-s le dice a Moisés que le instruya a los Hijos de Israel sobre la observancia de Shmitá, el año Sabático. Al entrar a la Tierra de Israel, deberían contar los años en ciclos de siete. Durante seis años trabajarían, y el séptimo sería un descanso”. Nada de siembra, recolección, atados. Un año entero para la búsqueda espiritual.

La Torá luego dice: “Y si vas a decir: ¿Qué comeremos en el séptimo año?….Yo daré mi bendición de que el sexto año crecerá lo suficiente para un período de tres años…”. En otras palabras, la bendición Divina de enriquecer el suelo como resultado por haber observado “Shmitá”, compensará tres veces más la pérdida por haber dejado a la tierra descansar.

Tanto si se trata de Santificar el Shabat, enviar a nuestros hijos a escuelas de Torá o hacer un esfuerzo extra para mantener una cocina kosher, Shmitá nos recuerda de que el Monte Sinai representa un puente entre la teoría y la práctica, la fe y la acción. En esa montaña, el Todopoderoso nos tomó como socios en el negocio de la creación. Desde entonces nos ha estado implorando: “No seas un Shvajer Shutaf”

Por: Moshe Bryski

Pirkei Avot III, XVI: Se cauteloso con un líder

Rabí Ishmael dijo: Sé cauteloso con un líder, y sé cortés con los jóvenes. Recibe a cada persona con alegría.

Este maestro enseña la importancia de saber cómo comportarse con los demás, de acuerdo con su respectiva posición.

Cuando te encuentres con una persona importante, tal como el director de una academia (rosh Ieshivá), debes tratar de no ser presuntuoso y de no retacearle honores. Antes bien debes minimizar tu status en su presencia y subordinarte a él. La regla es que el pequeño sirve al grande.

En otras ocasiones te encontrarás con gente que aún está en su juventud (tashjoret). Para referirse a la juventud se emplea el término tashjoret ya que es la época en que el cabello es aún negro (shajor). En esas ocasiones debes permanecer calmo y reservado, sin descender al nivel de ellos. En caso contrario te faltarán el respeto, y los jóvenes no te prestarán atención.

No obstante, deberás “saludar a todas las personas jovialmente.” Aunque a veces no te debes colocar en el mismo nivel que otro, riendo y gesticulando con otro, no debes ubicarte en el extremo contrario y tratar a los demás con arrogancia y desprecio. Por el contrario, siempre debes saludar a todos con jovialidad. Debes llevarte bien con la gente, y tratar a todos con respeto.

Sabemos que aunque David era rey de Israel, él hablaba al pueblo con respeto y se dirigía a sus subditos como a sus hermanos, como si ellos fueran sus iguales. Así, cuando se dirigía al pueblo, el rey David solía decir: “Escúchenme, mis hermanos y m¡ pueblo” (Crónicas I, 28:2).261

Conforme a otros comentarios esta Mishná significa: “Permanece alerta en el comienzo y tranquilo en la vejez.”

En el tiempo del comienzo (rosh), cuando eres joven, debes estar alerta para servir a tu Creador y cumplir Sus mandamientos. Y cuando estás en tashjoret, cuando eres viejo y tu rostro comienza a oscurecer (shajar) debes procurar estar asentado y tranquilo.

Otros interpretan “Permanece alerta con la Cabeza (Rosh)”. La palabra Cabeza (rosh) denota aquí Di-s, que es la Cabeza del Mundo, y su Comienzo. Debes estar muy dispuesto a servirle a El y cumplir Sus mandamientos.

La palabras “con la Cabeza”, en esta Mishná es lerosh en hebreo. Esto se puede considerar la abreviatura delaasot retzon Avija she-ba-shamaim: “hacer la voluntad de tu Padre que está en el cielo”. Esto significa que debes estar alerta y deseoso de satisfacer a tu Padre celestial.

El maestro continúa: “y ser placentero a los sabios”. La palabra tashjoret se considera que denota los sabios de la Tora y otros grandes cuyos rostros están oscurecidos (shajor) en razón de su gran dedicación al estudio de la Tora. Cuando te vinculas con esas personas, trata de causarles satisfacción (najat rúaj)

Extraído de “Legado Ancestral”