“Cuando una mujer engendra y da a luz a un varón, se impurifica” (Levítico 12:2)
El Talmud nos dice que hay tres llaves celestiales: para la lluvia, para el nacimiento, y para la resurrección de los muertos, que no fueron dadas a ningún emisario (Taanit 2a).
Si Di-s controla el útero, ¿cómo puede ser que la impureza emane de allí?
La respuesta es que la impureza entra sólo después de que el embarazo concluye. El Rebe de Kotzk explica que en cada evento importante, cuando la Divinidad se fortalece, energías impuras también crecen. Gracias al poder del embarazo y el nacimiento, en los que Di-s controla la llave, las impurezas se mantienen fuera hasta que el bebé nace. Luego, la Divinidad se va, y las energías impuras entran. Esto es similar a la impureza que adquiere el cuerpo una vez que el alma se va. Análogamente, cuando sobresalimos en algún área, especialmente en algo judío, existe el peligro de abrumarse inconscientemente por energías negativas y subsecuentemente apóstatas. Mantente firme, y utiliza cada evento especial como un escalón para subir más alto.
“Y él lo ofreció frente a Di-s…y la fuente de su sangre fue purificada” (Lev. 12:7)
El judaísmo nos enseña que un esposo y una esposa están interconectados en una multitud de planos físicos y espirituales. En la Parshá de Tazria, se ve un ejemplo de esto, con respecto a los sacrificios que se ofrecen luego de dar a luz.
El Jozé de Lublin nota que el versículo también puede ser leído “Y él se acercó a Di-s…”, refiriéndose al arrepentimiento del esposo. Un esposo y una esposa están tan unidos que el arrepentimiento que surge del esposo puede afectar el status de la pureza de su esposa. Cuando examinamos nuestras relaciones interpersonales, debemos recordar que estamos conectados en niveles más allá de lo obvio.
El ex piloto de combate, el Profesor Shlomo Kalish explicó sobre un evento trágico reciente en el que un avión F16 se estrelló. El piloto se confundió debido al vértigo, y no pudo distinguir en qué dirección estaba volando. El Profesor Kalish explicó que en alturas elevadas y altas velocidades, incluso durante el día, el mar y el cielo se ven iguales.
Mientras que es natural volar de acuerdo al sentido de la percepción, mucho del entrenamiento de un piloto es forzarlo a confiar en los instrumentos de cabina. Una y otra vez se les dice, especialmente en caso de dudas, que deben fiarse de los instrumentos. Su conclusión fue que hoy en día nos encontramos en una situación similar: a veces es difícil decir qué está arriba y qué está abajo. Nuestro propio sentido de la percepción de la tierra y el cielo muchas veces nos engaña. Es imperativo que dirijamos nuestras vidas de acuerdo a los instrumentos de la Torá.
La llegada de la Redención incluye dos elementos: el mérito de nuestro servicio Divino y la promesa de Di-s de mandar el Mashíaj. De esto podemos entender las divididas opiniones de los Sabios acerca de en qué mes la Redención ocurrirá. Algunos dicen que será en el mes de Nisan, ya que en él ocurrió la primera redención de Egipto; otros dicen que ocurrirá en Tishrei, seis meses más tarde, el mes de las Festividades. El Jasidut explica que Nisan es cuando la afluencia de luz Divina desciende desde arriba, como ocurrió en Pesaj cuando Di-s obró milagros para salvarnos. Tishrei y las Altas Fiestas incluyen el arrepentimiento que nosotros hacemos, nuestros esfuerzos espirituales. Esto es un paralelo a las dos opiniones mencionadas: Nisan corresponde a la promesa de Di-s, y Tishrei a nuestros esfuerzos.
Pero, ¿Cuál, de hecho, fue la última respuesta de los Sabios? Que el Mashíaj vendrá durante Nisan.
El Rebe de Lubavitch explica que el principal aspecto de la Redención es la luz Divina revelada desde Arriba. La Redención debe ser en Nisan porque el puro poder de la revelación será más brillante que la luz producida por nuestros esfuerzos espirituales aquí abajo. Si prestamos atención desde nuestro punto de ventaja de la “casi Redención”, ya podemos ver lo sobrenatural comenzando a conquistar y a reemplazar el mundo natural.
Por Shaul Yosef Leiter