“…quienquiera se ocupa en el estudio de la Torá se eleva”. Pirkei Avot 6:2
Un verbo que nuestros Sabios utilizan en muchas oportunidades, para describir nuestra relación con la Torá, es el de “ocuparse” –osek. Este es un término que normalmente se aplica a lo relacionado con los negocios. El comerciante se llama “Baal Esek” en hebreo. La vida de un judío dedicado al estudio de la Torá y a la práctica de sus ideales, debe ser similar a la de un empresario consagrado a su compañía.
La Torá insiste en que nos dediquemos a nuestros temas espirituales como si se tratara de nuestro negocio. No guardemos los conocimientos de Torá, valores espirituales y talentos positivos en “las arcas de la empresa” (¿qué hombre de negocios esconde su mercadería?)o limitarse a ofrecerlos sólo a quienes los buscan, o que por lo menos los reconocen. Como cualquier buen hombre de negocios, debe hacerse lo imposible para convencer al prójimo de beneficiarse con la“mercadería” que tienes para brindarle en materia de Torá y judaísmo práctico.
UN HOMBRE EN MOVIMIENTO
Otro de los aspectos en los que el mundo de los negocios se asemeja a la vida del iehudí es, la importancia de “estar en movimiento”. Para tener éxito en los negocios la persona no puede quedarse quieta. Por eso, cuando Moshé Rabeinu bendijo al pueblo judío antes de fallecer, le entregó a la tribu de Zebulún, que se dedicaba al comercio, los puertos de la Tierra de Israel y el don de la movilidad- una propiedad tan vital para un comerciante de hace 3000 años atrás como para el empresario de hoy. El estancamiento es una anatema para el comercio. A pesar de los enormes avances de la comunicación en el siglo 20, el hombre de negocios aún viaja diariamente al lugar destinado para los negocios. De su oficina se aventura luego también, a otros territorios para conseguir oportunidades.
En filosofía y temperamento, el hombre de negocios también debe ser movedizo y mirar hacia adelante. Un triunfador en el comercio es aquel que aprendió a progresar continuamente y desarrollarse, encontrando constantemente innovadores caminos para poder aplicar óptimamente sus talentos y recursos.
A esto se debe que el comercio es un recurso únicamente humano. De todas la criaturas de Di-s, sólo el hombre ha sido bendecido con la capacidad de progresar. Sólo el ser humano se esfuerza por ascender, siempre buscando mejorar sus rasgos innatos, siempre tratando de perfeccionarse a si mismo y al mundo.
Aquel que “se ocupa”-es un “comerciante”– de la Torá, es quien aplica su movilidad constante a los temas morales y espirituales. Estar “ocupado”con la Torá es comprometerse con el verdadero “negocio” de la vida.
(De una alocución del Rebe a un grupo de empresarios, Tishrei 5751, Beyond the letter of the Law de Editorial Kehot)