Y Di-s le habló a Noaj y a sus hijos con él, diciendo: “…Este será el símbolo del pacto que estoy haciendo entre Yo y ustedes y con cada criatura viviente que está con ustedes, para todas las generaciones. Mi arco iris que He puesto en la nube…Cuando el arco iris se vea en la nube, Recordaré Mi pacto…Nunca más las aguas se convertirán en un diluvio que destruya a toda carne” Génesis 9:8-15
El arco iris, por supuesto, es un fenómeno natural. Rayos de sol que pasan por las gotas de agua suspendidas en la atmósfera; aquellas gotas cristalinas y claras refractan la luz, descubriendo el espectro de colores que contiene la luz y mostrándolos en forma de arco alrededor del cielo.
Pero, antes del Diluvio, esta ocurrencia natural no sucedía. Había algo sobre la interacción entre la humedad en la atmósfera de la tierra y la luz que sale del sol que fallaba en producir un arco iris. Fue sólo después del Diluvio que la dinámica que crea un arco iris fue puesta en su lugar por el Creador como símbolo de su nuevo pacto formado con Su creación.
Lo espiritual y lo físico son dos caras de la misma realidad. Este cambio en la naturaleza física de la interacción entre el agua y la luz refleja una diferencia espiritual más profunda entre los mundos pre diluvio y post diluvio, y la diferencia resultante en la manera que Di-s se relaciona con un mundo corrupto.
Diferencias Contrarias
Si examinamos el reporte de la Torá sobre las primeras veinte generaciones de la historia, podemos ver algunas diferencias primordiales entre el mundo pre diluvio y la era post diluvio.
Las generaciones de antes del diluvio vivían largos años; encontramos gente que llegaba a su 8vo, 9no o 10mo Siglo (El abuelo de Noaj, Matusalém, vivió 969 años; su padre Lemej 777 años, Noaj mismo, 950 años). El Zohar explica que esta era una era de benevolencia Divina, en la que la vida, salud y prosperidad crecían libremente e indiscriminadamente de Arriba.
Después del Diluvio, vemos una declinación en la duración de vida. Diez generaciones más adelante, Abraham es considerado “mayor” a la edad de 100.
La segunda diferencia es una que parece superior, o incluso contradictoria a la primera:
Luego del diluvio, el mundo ganó estabilidad y una permanencia que no tenía en la era pre Diluvio. Antes del Diluvio, la misma existencia del mundo dependía de su estado moral. Cuando la humanidad se desintegró en corrupción y violencia, Di-s le dijo a Noaj:
El fin de cada criatura está frente a Mí, ya que la tierra está llena de violencia entre ellos; he aquí, que los voy a destruir y a toda la tierra.
Luego del Diluvio, Di-s prometió:
Nunca más voy a maldecir a la tierra por causa del hombre…ni voy a castigar a cada ser viviente, como he hecho. Durante todos los días de la tierra, (las estaciones para cosechar y cultivar), frío y calor, invierno y verano, día y noche, no cesarán.
Nunca más los ciclos de la vida y de la naturaleza se tambalearán en el borde de la extinción cada vez que el hombre se aleje de Di-s. El mundo post Diluvio es un mundo cuya existencia está asegurada, un mundo que es deseado por su Creador sin importar su estado presente de conformidad a Su deseo.
Y el garante de dicha seguridad, el símbolo de esta nueva estabilidad, es el arco iris.
Un Mundo opaco
Antes del Diluvio, el rol del hombre en la creación tenía que ver primordialmente con reaccionar frente a la involucramiento de Di-s en este mundo. El flujo de vitalidad Divina en el mundo era completo y sin inhibiciones, permitiendo que el hombre alcanzara grandes alturas espirituales y materiales; pero estos logros eran conseguidos cuando el hombre aceptaba que lo que se otorgaba venía de Arriba, más que creer que eran frutos de su propia iniciativa.
Después del Diluvio, Di-s imbuyó al mundo con un nuevo potencial; el potencial de crear. Él le otorgó la habilidad de tomar lo que recibe de Arriba y de desarrollarlo, extenderlo, y expandirlo. El mundo era ahora como un discípulo que había sido entrenado por su dueño para pensar por sí mismo, para tomar ideas que había aprendido y aplicarlas en nuevas áreas. El hombre ahora podía no solo absorber la entrada Divina en su vida sino que también podía dar rienda suelta a su potencial de maneras nuevas e impredecibles.
Dicho mundo, es en cierta manera un mundo más “débil” que el que está sostenido por la gracia Divina. Es más independiente, y por ello, más sujeto a limitaciones y a la mortalidad del estado humano. Por esto es que se acortó la esperanza de vida de las generaciones post Diluvio. Pero en el análisis final, dicho mundo es más duradero: incluso cuando pierde de vista su origen y propósito, gana la habilidad de rehabilitarse y de restaurar la relación con su Creador. Ya que posee el potencial de independencia para su auto renovación, entonces puede siempre despertar este potencial, incluso después que ha permanecido dormido durante generaciones.
El aumento de la Niebla
El arco iris es el evento natural que ejemplifica el nuevo orden post Diluvio. La humedad se eleva desde la tierra para formar nubes y gotas de lluvia, que atrapan la luz del Sol. Una sustancia menos refinada apenas absorbería la luz; pero la pureza y la translucidez de estas gotas les permite enfocar y canalizar los rayos que capturan de tal manera, que revelan todos los colores implícitos dentro de cada haz de luz.
El mundo pre Diluvio carecía de arco iris. No había nada que pudiera elevarse desde abajo para interactuar con algo y para desarrollar lo que recibía desde Arriba. Así era la naturaleza espiritual; y como resultado, las condiciones que se requieren para formar un arco iris físico no existían, la humedad que se elevaba desde la tierra, podía solo absorberse, pero no refractar la luz del sol.
Siendo que faltaba dicho potencial, el mundo pre Diluvio no tenía razón ni derecho de existir en el momento en el que la Divina emanación de Arriba cesara. Luego, vino el Diluvio. La lluvia que destruyó el mundo corrupto también lo limpió y lo purificó, dejando a un nuevo mundo con una nueva naturaleza: un mundo que se eleva para encontrarse y transformar lo que se le ha otorgado; un mundo con la “translucidez” y refinamiento para desarrollar el regalo que recibe en nuevos paisajes de color y luz.
Cuando este mundo se desmorona, Di-s ve el arco iris, y esta imagen le causa descartar la idea de destruirlo. Ya que el arco iris atestigua la nueva madurez del mundo; la habilidad que tiene para elevar su lapso presente y reconstruir su relación con su Creador.
Basado en las charlas del Rebe, Shabat Noaj 5721 (1969), 5724 (1963)