Cada día, varios miles de millones de horas de sueño humano se derraman en el universo. Si hay más de 6.000.000.000 de personas en el mundo, y cada una duerme un promedio de siete horas por noche… haga sus cuentas. El punto es que el tiempo de sueño es probablemente nuestro mayor malgastado recurso.
¿Por qué pasamos más del 25 o 30 % de nuestras vidas haciendo nada? ¿Para qué dormimos? Quizás parezca una pregunta sin sentido. ¿Para qué dormir?
Pues nuestro cuerpo lo demanda. Porque así estamos psicológicamente construidos; necesitamos cierta cantidad de horas de descanso por día para poder funcionar.
Pero el iehudí sabe que no es una pregunta sin sentido. Si Di-s nos creó de cierta forma, existe una razón. Si nuestras horas activas deben estar precedidas por el sueño, al que el Talmud llama “una muerte menor”, debe haber algo para aprender, una verdad que es fundamental para alcanzar lo mejor de la naturaleza humana.El Rebe de Lubavitch explica: Si no durmiésemos, no habría mañana. La vida sería un hoy interminable. Cada uno de nuestros pensamientos y acciones serían una acumulación de los pensamientos y acciones previas. No habría nuevos comienzos en nuestras vidas, pues el mero concepto de comienzo sería totalmente extraño para nosotros.Dormir significa que poseemos la capacidad de, no sólo mejorar sino de trascender. Abrir un nuevo capítulo en nuestra vida sin tener en cuenta lo que se hubiera predicho o sido posible por lo que hicimos hasta ahora. Ser capaces de liberarnos de las limitaciones de ayer y construir un nuevo y recreado ser.
Rabí Israel Baal Shem Tov enseñó que Di-s recrea constantemente cada detalle del mundo. Y eso es para que nosotros seamos capaces de hacerlo también… al menos una vez al día.
Levántese mañana y comience de nuevo.