¿Qué es una Hagadá?

Por Dovie Schochet

La Hagadá es el libro que se utiliza durante el Séder en la víspera de Pésaj (fuera de Israel , hacemos Séders en las dos primeras noches de Pésaj.

La palabra Hagadá significa “Narración”, ya que su propósito principal es facilitar la narración de la historia del Éxodo de Egipto. También guía a los participantes a través de la rica comida del Séder, indicando cuándo y cómo se realiza cada rito.

Se dice que la Hagadá es el libro judío más impreso. De hecho, al entrar en su tienda de judaica local, encontrará docenas de Hagadá, cada una con comentarios, ilustraciones y traducciones únicas.

Al elegir una Hagadá, es recomendable elegir una que incluya textos hebreos junto con una traducción precisa al idioma de su preferencia. Después de todo, su propósito es ayudarle a contar la historia del Éxodo.

Usted necesitará una Hagadá para cada participante en su Séder para que todos puedan seguirla.

La importancia de contar

La palabra “Hagada” viene de la palabra “ve higaadato ”, “Y contarás ” , del versículo: “Y contarás a tu hijo en ese día [la víspera de Pésaj]: “Es por lo que el Señor hizo por mí cuando salí libre de Egipto”. 

Cuando el pueblo judío fue redimido de la esclavitud, Moisés ordenó a la nación que recordara ese día, pues fue el día en que Di-s los liberó de la esclavitud y los convirtió en un pueblo libre. Luego, instruyó al pueblo judío que contara los acontecimientos de ese día a sus hijos, para que la historia se transmitiera de generación en generación.

En palabras del Talmud , “En cada generación, una persona está obligada a verse a sí misma como si hubiera salido personalmente de Egipto”.  En la Hagadá misma dice: “E incluso si todos fuéramos sabios, todos hombres de entendimiento, todos ancianos, todos conocedores de la Torá, nos correspondería hablar del Éxodo de Egipto”.

El texto central de la Hagadá se encuentra en el libro de Deuteronomio , en los versículos que los agricultores recitaban para agradecer a Dios por sacar a sus antepasados de Egipto y traerlos a la Tierra Prometida.

La Hagadá también contiene la oración del Hallel , que contiene selecciones de los Salmos del Rey David .

Muchos elementos de la Hagadá se encuentran en la Mishná , que se finalizó en el siglo I. El Talmud registra un importante desacuerdo entre los sabios Rav y Shmuel (aprox. 230-250 d. C.) sobre cómo debería estructurarse la Hagadá.  En la práctica, se ha vuelto común incluir los textos registrados por ambos rabinos en una fórmula que se consolidó a finales de la Edad Media.

La Hagadá es más que una guía para la cena de Pésaj. Nos sumerge en una experiencia dinámica, haciéndonos sentir que fuimos nosotros quienes salimos de Egipto. La Hagadá explora nuestra historia, desde el primer judío, Abraham , hasta el culminante Éxodo de Egipto. Nos educa y nos desafía, comenzando con las Cuatro Preguntas y continuando con Los Cuatro Hijos.

En un plano más profundo, también cuenta la historia del pueblo judío a lo largo de los siglos: cómo hemos sufrido.

Una y otra vez, sufriendo esclavitud y asesinatos en masa. Pero la chispa judía que llevamos dentro no se ha extinguido. Al igual que los judíos que derrotaron a los egipcios y fueron redimidos de su dominio, nosotros también hemos sido sometidos a persecución y matanza, pero en las famosas palabras de Mark Twain: «Todo es mortal menos el judío; todas las demás fuerzas pasan, pero él permanece».

La Hagadá es nuestro secreto para sobrevivir, recordándonos de dónde venimos y quiénes somos.

 

Contenido
La Hagadá sigue un procedimiento de 15 pasos. (El texto completo de la Hagadá puede consultarse aquí ).

Cades – Santificar el día santo con una copa de vino.

Urchatz – Lavarse las manos sin recitar la bendición.

Karpas – Sumerge un trozo pequeño de verdura en agua salada.

Yajatz – Toma la matzá del medio y divídela por la mitad, reservando la mitad más grande para usarla como afikoman .

Maguid – Recita la historia del Éxodo con gran detalle.

Rachtzah – Lavarse las manos para la matzá .

Motzi Matzá – Recita la bendición sobre la matzá y come la cantidad requerida de matzá.

Maror : Consuma las hierbas amargas después de mojarlas en jaroset , una pasta dulce y pegajosa de frutos secos y frutas. (Haga clic aquí para ver deliciosas recetas de jaroset ).

Korech – Comer un sándwich de matzá y maror (nuevamente sumergido en jaroset ).

Shulján Orech – Comienza la comida.

Tzafun – El afikoman ya está comido.

Ahora se recita Beirach – Birkat Hamazon , la bendición después de las comidas.

Hallel – Recitar canciones y alabanzas a Dios.

Nirtzah – El Séder ha concluido.

 

FUENTE

El plato del Seder

El Séder es la comida tradicional de Pascua que incluye lectura, beber 4 copas de vino, contar historias, comer alimentos especiales, cantar y otras tradiciones de Pascua .

Según el mandato bíblico, se celebra al anochecer la primera noche de Pésaj (y la segunda si vives fuera de Israel ), aniversario del milagroso éxodo de nuestra nación de la esclavitud egipcia hace más de 3000 años. 

En el Seder, cada persona debe verse a sí misma como si ella misma estuviera saliendo de Egipto. Comenzando por nuestros Patriarcas, Abraham, Isaac y Jacob, contamos el descenso del pueblo judío a Egipto y recordamos su sufrimiento y la persecución de que fue víctima. Estamos junto a ellos mientras Di-s envía las Diez Plagas para castigar al Faraón y a su nación, y los seguimos cuando ellos salen de Egipto y cruzan el Mar de Juncos. Presenciamos la milagrosa mano de Di-s cuando las aguas se dividen para dejar que pasen los israelitas y luego vuelven a cerrarse, inundando a las legiones egipcias.

Kadesh – la bendición

El Seder se inicia con la recitación del kidush, en el que se proclama la santidad de este día sagrado. Esto se hace con una copa de vino, que es la primera de las cuatro copas que hemos de beber (reclinándonos) en el Seder.

Las cuatro copas de vino

¿Por qué cuatro copas? La Torá emplea cuatro expresiones de libertad o liberación en conexión con nuestra liberación de Egipto (ver Éxodo 6:6-7). Además, los Hijos de Israel tuvieron cuatro grandes méritos incluso estando en el exilio:  No se cambiaron los nombres hebreos;  continuaron hablando su propio idioma, el hebreo;  conservaron un alto grado de moralidad;  mantuvieron su mutua lealtad.

Se usa el vino porque es símbolo de alegría y regocijo.

Por qué nos reclinamos: Al beber las cuatro copas de vino y comer la matzá, nos reclinamos hacia la izquierda para acentuar el hecho de que somos personas libres. En la antigüedad, solamente las personas libres se daban el lujo de reclinarse mientras comían.

Urjatz – La purificación

Nos lavamos las manos de la manera prescripta, como solemos hacer cada vez antes de comer, pero esta vez sin pronunciar la bendición acostumbrada.

El paso siguiente en el Seder, Karpas, requiere que mojemos alimentos en agua, lo cual, según la ley judía, a su vez requiere que ese alimento sea comido con un utensilio o bien que uno se purifique las manos lavándolas. En la noche del Seder optamos por la observancia menos común para despertar la curiosidad del niño.

Karpas – el “aperitivo”

Se moja un pedacito de cebolla o de papa hervida en agua salada y se lo come (después de recitar la bendición de las verduras).

El acto de mojar el karpas en agua salada es un acto de placer y libertad, que suscita aún más la curiosidad del niño.

La palabra hebrea karpas, si se lee de atrás para adelante, alude a las extenuantes labores que llevaron a cabo los 600.000 judíos en Egipto. [La samej tiene valor numérico equivalente a 60 (que representa 60 veces 10.000), mientras que las tres últimas letras hebreas forman la palabra perej, duras labores]. El agua salada simboliza las lágrimas que derramaron nuestros antepasados en Egipto.

Iajatz – Partir la Matzá

La matzá intermedia del plato del Seder se parte en dos. El pedazo más grande se guarda para usarlo más tarde como el afikomán. Esta acción tan inusual no sólo vuelve a atraer la atención del niño sino que además conmemora la división del Mar de Juncos que obró Di-s para que los Hijos de Israel cruzaran sobre tierra seca. El pedazo más pequeño de la matzá intermedia es devuelto al plato del Seder. Esta matzá intermedia quebrada simboliza la humildad, y más adelante será comida como el “pan de pobreza”.

Maguid – la Hagadá

Ahora se invita a los pobres a que se unan al Seder. La bandeja del Seder se coloca a un costado, se sirve una segunda copa de vino y el niño, que a esta altura ya no puede aguantar más de tanta curiosidad, formula la tradicional pregunta: “¿Ma nishtaná ha-laila haze mikol ha-leilot? ¿Por qué esta noche es diferente de todas las otras noches?”. ¿Por qué solamente matzá? ¿Por qué se moja la comida? ¿Por qué las hierbas amargas? ¿Por qué estamos tan relajados y reclinándonos sobre almohadones como si fuésemos reyes?

Las preguntas del niño desencadenan una de las mitzvot más significativas de Pésaj, que es el punto culminante de la ceremonia del Seder: la hagadá, o sea, el relato del Éxodo de Egipto. La respuesta incluye una breve reseña histórica, la descripción del sufrimiento que soportaron los israelitas, la lista de las plagas que acometieron a los egipcios y la enumeración de los milagros que obró el Todopoderoso para la redención de Su pueblo.

Rajtza – El lavado antes de la comida

Una vez concluida la primera parte de la Hagadá, al beber la segunda copa de vino (reclinándose), nuevamente nos lavamos las manos, pero esta vez pronunciando las bendiciones usuales, como solemos hacer antes de comer pan.

Motzi Matzá – Comemos la Matzá

Sosteniendo las tres matzot (con la matzá rota entre las dos enteras), se recita la bendición usual del pan. Luego, se deja caer al plato la matzá de abajo y se sostiene la matzá entera de arriba y la matzá rota del medio y entonces se pronuncia la bendición especial de “al ajilat matzá”. Luego se quiebran por lo menos 28 gramos de cada matzá y se comen los dos pedazos juntos, reclinándose.

Maror – las hierbas amargas

Se toman por lo menos 28 gramos de las hierbas amargas. Se las introduce en el jaroset y se sacude el jaroset y se pronuncia la bendición “al ajilat maror”. Se come sin reclinarse.

Korej – el sándwich

Cumpliendo con la costumbre instituida por el gran sabio talmúdico Hilel, se come un sándwich de matzá y maror. Se cortan dos pedazos de la matzá de abajo, que juntos deberían pesar por lo menos 28 gramos. Una vez más se toman por lo menos 28 gramos de hierbas amargas y se las introduce en el jaroset, tras lo cual se las colocan entre los dos pedazos de matzá y se dice “ken asá Hilel…” y se come el sándwich reclinándose.

Shuljan Orej – el banquete

Ahora se sirve la comida festiva. Empezamos la comida con un huevo duro mojado en agua salada.

Una vez le preguntaron a un rabino por qué los judíos comen huevos en Pésaj. “Porque los huevos simbolizan al judío”, respondió el rabino. “Cuanto más se los quema o se los hierve, más se endurecen”.

Tzafún – Salir del escondite

Después de la comida, se va a buscar la media matzá que había estado “oculta” y se había guardado para el afikomán (“postre”) y se la come. El afikomán simboliza el cordero pascual, que se comía al final del banquete.

Todos deberían comer por lo menos cuarenta y dos gramos de matzá, reclinándose, antes de la medianoche. Después de comer el afikomán, no se come ni se bebe nada excepto las dos copas restantes de vino.

Beraj – las bendiciones de después de la comida

Se sirve una tercera copa de vino y se recita la Bendición de después de las comidas. Luego se recita el pasaje en el que se invita al Profeta Elías, el heraldo de la llegada del Mashíaj, nuestro recto Mesías.

Halel – Canciones de alabanza

A esta altura, habiendo reconocido al Todopoderoso y Su singular modo de guiar al pueblo judío, vamos un paso más allá y entonamos Sus alabanzas por ser Él el Amo de todo el universo.

Tras recitar el Halel, nuevamente pronunciamos la bendición del vino y bebemos la cuarta copa, reclinándonos.

Nirtzá – aceptación

Habiéndolo llevado a cabo en la forma debida, estamos seguros de que el servicio del Seder fue bien recibido por el Todopoderoso. Entonces decimos “Le-shana ha-baá be-Ierushalaim- El año próximo en Jerusalem”.

KEARÁ

El plato del Seder (keará) incluye la mayor parte de los ingredientes que conforman el Seder.
 
Las tres matzot y los otros seis ingredientes se disponen en formación según su significación mística y la relación que hay entre uno y otro.
Así es como se disponen:

Encima de un plato grande, una bandeja o un pedazo de tela, coloca tres matzot enteras, una encima de la otra. Lo mejor es usar matzot redondas hechas a mano y shmurá.

Cubre las matzot con un pedazo de tela o una bandeja.

1) “Zroa”  hueso de pollo asado del que se quitó la mayor parte de la carne. Esto simboliza la ofrenda de Pésaj. No se come.

2) “Beitzá”  huevo duro, que simboliza la ofrenda de la festividad.

3) “Maror”  rábano picante rallado (solamente el rábano picante, no el “jrein” de color bordó que contiene también remolacha y vinagre) y/o lechuga romana, para usar como las “hierbas amargas” 

4) “Jaroset” pasta hecha de manzanas, peras, nueces y vino. Las hierbas amargas se sumergen en esta pasta.

5) “Karpas” un pedazo de verdura, como por ejemplo cebolla o papa.

6) “Jazeret” más hierbas amargas, para usar en el sándwich de matzá-maror.

También vamos a necesitar un vaso o una copa de vino para cada participante y gran cantidad de vino (cuatro vasos por persona).

Y un platito hondo con agua salada (para mojar el Karpas).


  

Estamos listos para empezar el Seder de 15 pasos. Mientras vayamos avanzando iremos explicando la función y la significatividad de estos ingredientes.

¿Que se considera jametz?

Todo comestible que cuente entre sus ingredientes uno de los 5 cereales (trigo-cebada-centeno-espelto-avena) fermentado es considerado Jametz.

Por ejemplo el Vodka, por provenir de la fermentación de cereales destilados; existen algunos edulcorantes cuyo ingrediente activo es el maltitol, éste se produce a base de almidón y proviene de cereales. Como estos, existen un sin fin de productos que cuentan entre sus colorantes, aditivos o conservantes y productos derivados de cereales.

 Por eso es muy importante cuidarnos de consumir solo productos que estén certificados con el sello de un Rabino ortodoxo competente que lo habilite para consumir también en Pésaj (Kasher le Pésaj).

 El arroz, maíz y las legumbres, de acuerdo a ley no entran dentro de la definición de cereal no obstante los Sabios de origen Ashkenazi prohibieron su consumo en Pésaj por ser que sus harinas se asemejan al de los cereales, especialmente en los países europeos en donde antiguamente escaseaba el trigo o cebada y el pan se hacia con una mezcla de harina de trigo y de legumbres. Entonces por ser que prohibieron las harinas derivadas de estas semillas, prohibieron también consumir los granos, por ello las comunidades de Ashkenazim no consumen arroz, maíz y legumbres en Pésaj. 

No obstante no es necesario que sean vendidos con el Jametz.

por el Rab. Iosef  Feigelstock

Preparativos para Pésaj

Los días previos a Pesaj debemos limpiar la casa de todo el Jametz. Especialmente debemos tener cuidado en la limpieza de la cocina, el comedor y las habitaciones de los niños, verificando que no queden vestigios de Jametz.

 

Jametz

El Jametz durante Pesaj, no sólo está prohibido comerlo, sino también poseerlo. Jametz significa: Productos que contengan cualquier clase de cereal (trigo, cebada, centeno, sémola, quaker, etc.), y no hayan sido supervisados por un rabino cuidando que no hayan fermentado.

En síntesis, pan, tortas, galletas, fideos, cerveza, whisky y otras bebidas alcohólicas, alimentos para bebés, conservas, etc., son productos Jametz y no se pueden tener ni utilizar en Pesaj.

Utensilios Los utensilios usados durante todo el año contienen Jametz y no deben ser utilizados en Pesaj. Es conveniente tener un juego de utensilios especialmente para su uso en Pesaj. De no ser esto posible, se deben “casherizar” los utensilios de uso diario.

Para “casherizar” sus utensilios consulte con su Beit Jabad más cercano, y gustosamente lo ayudaremos.

La Cocina
También la cocina y los electrodomésticos deben ser “casherizados”, no se pueden utilizar las mesadas, las piletas, la heladera y demás artefactos sin haberlos “casherizado”. Como el proceso de “casherización” de cada uno es distinto y es imposible detallar uno por uno, consulte con su Beit Jabad más cercano donde le informarán el modo de “casherizarlos”.

La Venta del Jametz
Los productos que contengan Jametz y se quieran guardar para después de Pesaj, así como los utensilios diarios, deben ser guardados en un placard especial que permanezca cerrado durante los ocho días de Pesaj. Este Jametz será vendido a un no judío, ya que de esta forma no lo “poseemos” legalmente.

 

 

La mentalidad de la Matzá

Si queremos maximizar nuestra experiencia de Pesaj, debemos conectarnos con el alma de la Matzá, el conocido Pan Ázimo.

Para eso, hay que conocer un poco la historia.

Los Judíos eran esclavos en Egipto. Di-s le dijo a Moisés que era la hora de liberar a los Judíos y luego le presentó el plan del Éxodo:

En la noche del día 15 del mes de Nisan, los Judíos tendrían una comida especial, la ofrenda de Pesaj, Matzá y hierbas amargas.

  1. Más tarde esa noche, Di-s enviaría la plaga final sobre los Egipcios.
  2. Los judíos luego abandonarían Egitpo a las primeras horas de la mañana

A medida que se fueron llevando las cosas, los judíos tuvieron que apurarse para irse, y el pan que estaban preparando para su viaje no tuvo tiempo de leudar, por lo que se transformó en Matzá.

Vemos que los judíos tuvieron dos veces Matzá, la planeada para el menú de la noche, y la segunda que surgió del apuro. El ego superficial representa la mayor amenaza a nuestra libertad interna. Este sentimiento es representado por el pan leudado. En cambio la Matzá, representa la humildad: el antídoto para el ego. La Matzá es simple, hecha sólo de harina y agua.

La Matzá también representa la fe, porque esto hace que reconozcamos que no tenemos el control de todo.

Entonces, Di-s le dice a los Judíos que encuentren el significado de la Matzá, para poder dejar su Egipto personal. No era fácil.

Pero lo hicieron, y tuvieron una exitosa comida de Pesaj espiritual.

Esto abrió un segundo nivel de Matzá, una dimensión más profunda. El primer nivel era la sumisión generada internamente a la Divino, el segundo, generado por lo Divino.

¿Qué harías si Di-s se te revelara? ¿Acaso te quedaría algún interés personal?

La intensidad te sacará todo el ego Eso es lo que pasó cuando los judíos dejaron Egipto.

Una vez que habían trabajado con ellos mismos para encontrar humildad y fe, Di-s les concedió Divinidad en su lucha contra ego.

En las palabras de la Hagadá: “La masa de nuestros ancestros no tuvo tiempo de leudar (mientras) el Rey del rey de los reyes, el Santo Bendito Sea, se reveló a ellos y los redimió”.

La segunda Matzá no estaba planeada, y no estaba en nuestras manos crearla.

Fue un regalo Divino.

Este año, en el Seder, podemos vivenciar ambos niveles de Matzá, y la preparación comienza de antemano.

Por:  MENDY HERSON

¿Por qué Moshé no es mencionado en la Hagadá?

La Hagadá, el texto que leemos en el curso del Seder de Pésaj, nos da una completa descripción de la esclavitud en Egipto y el éxodo.

Sin embargo, un tema principal no se menciona en la narrativa: Moshé. En la Torá, es Moshé el emisario y actor en cada milagro de Di-s en el éxodo.

¿Por qué no aparece en la Hagadá? ¿Acaso no estamos dejando afuera a la persona más importante de todo el éxodo?

Me parece que la respuesta se encuentra al final de “maguid”, que se lee antes de la comida del Seder. Generalmente estamos con un poco de hambre cuando llegamos a esa parte, por lo que debe ser esa la razón por la cual muchas veces no lo miramos con atención.

Comenzamos la parte final de Maguid diciendo: “…en cada generación la persona está obligada a verse a sí mismo cómo si él hubiera salido de Egipto”. Debemos entender de que Pésaj no se trata de una redención que ocurrió hace mucho tiempo, sino de una redención de trabajo continuo.

Pésaj no se trata de algo que pasó, sino de algo que está pasando ahora. Cada año, Pésaj nos da las fuerzas para poder escaparnos de nuestros límites personales, de hábitos e inclinaciones. Cada año Pésaj nos enseña de que Di-s nos puede ayudar a redimir a otros de sus prisiones, tanto físicas como espirituales y emocionales. Y más que todo, creemos en que Di-s redimirá el mundo, con nuestra participación, de la oscuridad y conflicto, y traerá un mundo en que no haya conflicto ni ignorancia.

Hablar de Moshé también muestra que todo el logro fue a través de un individuo extraordinario. “Moshé puede lograr tales cosas, yo no”. 

Quizás esa es la razón por la cual la Hagadá no habla de Moshé. 

Solo Di-s es el que redime al pueblo Judío y a toda la humanidad. Moshé era grande porque estaba entregado completamente a los planes de Di-s. Si cada uno de nosotros nos entregamos completamente, entonces cualquiera puede ser el conducto para la transformación de las barreras de la oscuridad a un mundo de luz.

No renunciamos a ningún hijo

“Uno es un sabio, uno es un malvado”…(Hagadá de Pesaj)

En la Hagadá de Pesaj leemos sobre “los cuatro hijos” que están sentados en el Seder: “Uno es sabio, uno es malvado, uno es simple y uno no sabe preguntar”

Se despierta inmediatamente la pregunta: ¡¿Por qué aparece el malvado, el más indigno de los hijos, al lado del sabio; aparentemente su lugar debería estar al final de la mesa?!

También la respuesta que se le da al hijo malvado- “si hubiera estado allí (en Egipto) no hubiera sido redimido”- es sorprendente: si no tiene relación con la salvación de Egipto, para que aparece en la Hagadá?

Más aún: En los escritos del Ari Z”L se explica que las cuatro copas son en correspondencia a los cuatro hijos

¡Y de acuerdo a esto se deduce que la segunda copa, sobre la que se recita toda la Hagadá, alude al hijo malvado!

ÉL ES UN IEHUDÍ

Entenderemos esto de acuerdo a lo que dice la Guemará: “Israel, aunque haya pecado, es un Israel” Todo judío, se encuentre en la situación que fuera, tiene dentro de sí “el punto judío”; alberga dentro de él un alma Divina (el Jasidut explica que ése es el sentido íntimo de “uno es malvado”: también dentro del malvado se encuentra el Uno, la chispa judía que tiene una conexión eterna con el Di-s único)

Es por eso que debemos traer al hijo malvado a la mesa del Seder de Pesaj, para acercarlo y descubrir su punto judío. La Torá no está dispuesta a renunciar a él- “en correspondencia a los cuatro hijos se refiere la Torá”, ya que “aunque haya pecado, es un Israel”. También un judío que peca, sigue siendo llamado con el nombre más excelso: Israel (que es el acróstico de Iesh Shishim Ribó Otiot LaTorá- la Torá posee 600000 letras. Así como el Cashrut de un Sefer Torá depende de una sola letra, de la misma manera, la perfección del pueblo judío depende de cada iehudí, independientemente de su conducta)

NO DEBEMOS EVADIRNOS

¿Pero quién es capaz de acercar al hijo malvado? No puede encargarse de ello “el simple” ni “el que no sabe preguntar” ya que ellos mismos necesitan ayuda. Justamente, “el hijo sabio”, el más ilustre, es el más apto y quién posee la fortaleza de despertar en el alma del malvado su chispa Divina.

Aquí la Torá no entrega una doble enseñanza. Al malvado le dice que no debe desalentarse por su situación, pues tiene esperanza. Di-s lo reúne con el sabio, para que pueda mejorar su conducta con su ayuda.

Y al sabio lo guía para que no cuestione: ¿Qué tengo que ver yo con el malvado? Para que no se concentre únicamente en su crecimiento personal, le ordena aproximarse al prójimo para procurar acercarlo a Di-s y Su Torá.

TODOS SERÁN REDIMIDOS

No se trata de un objetivo fácil. Se debe trabajar duramente para lograr encender la llama del alma en el corazón del hijo malvado. Por eso recitamos lo principal de la Hagadá sobre la segunda copa.

¿Y cómo se lo acerca? A través de la frase “si hubiera estado allí, no hubiese sido redimido”. No es la intención alejarlo con ella – Di-s no lo permita- sino por el contrario, en este pasaje acentuamos que sólo allí, en Egipto, antes de la entrega de la Torá, no hubiera sido redimido, pero luego de haber sido elegidos como pueblo y que Hashem hizo un pacto eterno con cada judío en el Monte Sinai, está presente la promesa: “No será apartado ningún desviado”, e incluso él será redimido junto a todo el pueblo de Israel con la redención completa. Por medio de este incentivo, se despertará también el malvado y deseará descubrir la verdad que hay en él y ser redimido.

Likutei Sijot tomo 1, pag 247

¿Por dónde entra Eliahu?

Hace 31 años, concurrí a un Farbrenguen (reunión jasídica) en Crown Heights, Brooklyn y vi los ojos del Rebe por primera vez. El año que le siguió fue realmente pleno de milagros, incluso con una visita de Elihau Hanaví (el profeta).

La primer noche de Pésaj, mi familia y yo disfrutamos lo maravilloso de nuestro novedoso descubrimiento: el Jasidut (filosofía jasídica) y con fervorosa inspiración, estuvimos sentados alrededor de la mesa del Seder. Nunca hasta ese momento había experimentado un gozo espiritual y una añoranza por la redención.

Cuando terminamos la cena, y la copa de Eliahu se llenó, envié a mi hijo de seis años, con una vela en su mano, a la puerta de calle. Nuestra puerta era de las pesadas y antiguas de madera, cerrada con un macizo cerrojo de bronce. Era posible ver la puerta desde mi asiento. Cuando mi hijo se aproximaba a la entrada, la puerta se abrió de un golpe. Nadie estaba allí (al menos de manera visible). Mi hijo tiró la vela y corrió al lado de su madre. Me asomé y noté que era una noche clara, casi sin viento.

En casa se hallaba el ama de llave de mis padres, una mujer simple y católica devota. Estaba ayudándonos unos días con los niños. Durante la ceremonia del Seder permaneció en su habitación, que se hallaba en el segundo piso. A la mañana siguiente nos contó que oyó que a la noche la puerta se abrió de un golpe e instantáneamente la invadió un inexplicable sentimiento de temor.

Mi segundo encuentro con Elihau tuvo lugar al año siguiente, en Pesaj. En el interín nos habíamos mudado a Montreal. Cuando se acercaba la festividad de Pésaj, basándonos en la experiencia vivida, esperábamos también esta vez, recibir la visita de Eliahu en persona.

La noche de Pésaj llegó y el Seder se llevó a cabo con alegría y expectación. Y cuando llenamos la copa de Eliahu, mi hijo de (ahora) 7 años, se dirigió a la puerta con su hermano de 4. Vivíamos en un duplex, por lo tanto la puerta estaba escaleras abajo. Oí que los niños abrían la puerta y luego gritos de espanto y el ruido de sus pasos corriendo por la escalera. Entraron aterrorizados, pálidos y era imposible entender lo que balbuceaban. Creí que ahora vería a Eliahu. El año pasado no era merecedor. Pero este año, después de haber estudiado Tania, y colocando además de los Tefilín de Rashi, los Tefilín de Rabeinu Tam (como es la costumbre jasídica), habiendo visitado al Rebe más de media docena de veces- quizás ya había adquirido la altura espiritual y perfección suficiente como para que Eliahu se me revele.

Bajé las escaleras para recibir al profeta. Sin embargo encontré otra cosa. Allí, en la puerta no se hallaba la figura angelical de Eliahu, sino dos enormes perros sentados en el frente. Entendí entonces el delirio de mis niños. Ellos eran capaces de cruzar de acera si avistaban a un pequeño perrito con su dueño a dos cuadras de distancia. Y estos dos perros eran realmente grandes. Estaban plácidamente ubicados y me observaban. Cerré la puerta, disgustado. ¿Cómo le explicaría a mi familia que luego de 6 viajes al Rebe, un año de estudio de Tania, etc, sólo era merecedor de la visita de dos perros? A la mañana siguiente en el Templo, el Rabino se me acercó y me preguntó si podía tener un invitado en casa para el almuerzo de Pésaj. Se trataba del hijo de uno de los donantes de la Ieshivá, que se sentía atraído por el estudio de la Torá, y estudiaba abogacía. Había venido a visitar a sus padres en Pesaj, y el Rabino creía que era una buena idea que charlara conmigo.

Nos presentaron, y luego de la Plegaria, mis hijos, mi invitado y yo emprendimos el regreso. Cuando llegamos a la puerta de casa, el invitado se emocionó y exclamó: “¡No puedo creerlo!¡No puede ser verdad!” Luego nos explicó que llegó a Montreal el día anterior a Pesaj junto a sus mascotas, dos perros enormes. Antes del comienzo del Seder en la casa de sus padres, los perros escaparon. Luego del Seder, al notar su ausencia, el muchacho comenzó a buscarlos por las calles de la ciudad. Horas después los halló en un vecindario lejano, sentados en el porch de una casa. Mi casa. La Divina Providencia había guiado a estos monstruos hacia mi hogar. Eliahu no vino en persona, pero me había enviado sus perros. Mi invitado se convirtió con el tiempo en un gran amigo, asumió la observancia absoluta de las mitzvot (preceptos) y ha formado una hermosa familia jasídica.

Mi tercer encuentro con Eliahu, que ocurrió al año siguiente y sucedió a lo largo de todos los años desde entonces es, de alguna forma, menos inquietante. Luego de llenar la copa de Eliahu, mis nietos se acercan a la puerta del frente, con velas en sus manos. La puerta se abre, se recitan los versículos apropiados y nada más. Digamos que es una visita de bajo perfil.

En realidad, la tercera visita es la más trascendente, sólo que debemos saber apreciarla. El último Pesaj, lo pasé junto a mi hijo mayor (el que antes tenía 6 y 7 años) y él me relató una historia.

“Un año, el Kotzker Rebe prometió a sus jasidim que serían testigos de la revelación de Eliahu . En la noche del Seder, el salón estaba colmado de discípulos. El aire estaba electrizado. Cuando llegó el momento de llenar la copa de Eliahu, la puerta fue abierta. Lo que sucedió luego, dejó a todos sin habla: Nada. Nadie entró. Los jasidim estaban destruidos. El Rebe había prometido revelación. El Kotzker, con su rostro radiante de sagrada felicidad, percibió lo que sentían y dijo: “¡Tontos! ¡¿Ustedes creen que Eliahu entra por la puerta?!¡Eliahu entra por el corazón!”

La verdadera luz de la redención viene de nuestro interior. Los milagros provocan inspiración y nos ayudan a prestar atención a verdades espirituales. Pero el auténtico milagro no es el de cambiar la naturaleza, sino el de transformar lo natural en Divinidad. Cada avance personal en lo espiritual, es un paso hacia la Redención. Estudiar Torá, las buenas acciones, y el refinamiento del carácter, abren la puerta de nuestros corazones a Eliahu Hanaví. Cuando este Pesaj se llene la copa de Eliahu y se abra la puerta, no te concentres en la puerta de entrada. Si miras tu corazón, será una buena oportunidad para ver que el santo profeta te sonríe.

Adaptado de un escrito del Profesor Iaakov Brawer.

Historia: el idioma de Pesaj

“¿Pero cómo vamos a hablar con ellos?”, preguntó mi hija Rivka cuando le dije a ella y a mis otros hijos que tendríamos de invitados para el Seder de Pesaj a una pareja mayor de Rusia con su hermana. “¡No hablamos Ruso, y ellos no saben ni Hebreo ni Inglés!”. 

En 1990, cuando la Unión Soviética colapsó, y Mikhail Gorbachev finalmente abrió las puertas de hierro, un millón de judíos de Rusia viajó a Israel. Muchos estaban interesados en descubrir más sobre la religión que el gobierno Socialista había prohibido, y casi todos querían ser parte de un Seder tradicional. Por lo tanto, se hicieron llamadas a la comunidad para recibir a familias Rusas para el Seder. 

Muchas familias judías de Rusia son multi generacionales, y por lo general padres solteros, así que el promedio de las familias consiste en un abuelo (generalmente abuela), una madre y un hijo. Los rusos son conocidos por confiar en que la educación es la llave del éxito y una vida con sentido. 

Me di cuenta cuán fuerte era esta creencia, cuando una mañana una amiga mía se apareció en mi puerta con una mujer de mediana edad, forzándome a que le diera la bienvenida. 

“Ann, ella es la Dra. Ilena Baronovky. Quería que te conociera. Se acaba de mudar a Israel desde Rusia, y durante su entrenamiento médico le enseñaron que tener más de dos hijos causa que la mujer colapse física y mentalmente”. 

Me reí. Quizás la víspera de Pesaj no era el momento ideal para convencer a alguien de que yo me encontraba sana y lejos de colapsar. Mi casa no presentaba una impresión “normal”, pero sin embargo las invité a que pasaran y le mostré fotos de mis siete hijos, de los cuales ninguno se encontraba en casa en ese momento. Ella había visto las plazas llenas de niños, pero estaba convencida de que cada niño le pertenecía a una familia diferente. 

Nuestros hijos hubieran estado contentos de tener niños como invitados, pero ofrecimos recibir a cualquier familia que necesitara un Seder de Pesaj. Después de todo, en nuestra área la mayoría de las familias tienen varios hijos pequeños, y aparentemente no todos podrían recibir una familia joven. 

Recordando mi encuentro con la Dra. Baronovky, fui más consciente de que nuestros invitados Rusos se sintieran abrumados ante la presencia de tantos niños. Pero Rivka también tenía un punto. La comunicación sería difícil. Luego recordé que mi cuñado, David, que estaría con nosotros junto con mi hermana, sabía un poco de Idish. Esperaba que eso rompiera el hielo. 

Los chicos ayudaron a preparar los elementos especiales del Seder de Pesaj. Pusieron el Jaroset y el Maror. El Karpás, el agua con sal y los huevos. Cuidadosamente abrieron la caja con las Matzot y prepararon el plato del Seder para cada hombre adulto que estaría con nosotros. 

Nuestros invitados llegaron, y se los veía claramente contentos. Con gestos de manos, sonrisas y nombres, se presentaron: Olga, su hermana Lena, y el esposo de Lena, Boris. Nosotros hicimos lo mismo. Le dimos a cada uno una Hagadá, con traducción al ruso, y los ubicamos al lado de David, quien inmediatamente comenzó a explicarles el significado de los elementos del Seder. 

Nos sentamos alrededor de la larga mesa vestida de blanco, llena de símbolos de Zman Jeruteinu, el tiempo de nuestra liberación. 

De pronto, me di cuenta que este año realmente habíamos sido privilegiados de tener a personas que experimentaban su primer Pesaj de Liberación, la liberación de celebrar como Judíos nuevamente. 

Habíamos decidido apresurar la primera parte de la Hagadá, ya que eran personas adultas y no estaban acostumbradas a largos Sedarim de Pesaj. Seguramente tendrían hambre e incluso sueño. 

Mi marido, hablando a través de David, les dijo que si querían preguntar algo que lo detuvieran para hacerlo. Luego, sosteniendo la copa de plata de Kidush, comenzó. Lo ojos de los invitados no dejaban de observarlo. 

Luego era el turno de los niños para que digan el “Ma Nishtaná”, las cuatro preguntas. Comenzaron con la conocida melodía, y pude notar que los ojos de Boris se llenaban de lágrimas. Comenzó a hablar rápido, y David, mientras escuchaba, tampoco pudo contener su emoción. “Hace setenta y cinco años, yo le dije esto a mi abuelo en la mesa de Pesaj. Pero desde aquel momento, no lo he vuelto a escuchar hasta ahora. Estoy tan contento. Muchas gracias”. 

Boris se unió al cántico de los niños y todos juntos cantamos el Ma Nishtaná varias veces. Incluso los chicos sintieron que este momento, este año, había algo especial. 

No me había dado cuenta lo correcto que había sido lo que le dije a mis hijos: Pesaj tiene su propio idioma.

La geometría de la libertad

Lograr la libertad se trata de una clara visión de un nuevo paradigma para un mundo mejor…

La historia nos cuenta acerca de muchas revoluciones que empezaron con ideales sublimes y visiones de libertad, para luego ser seguidas por una profunda desilusión, tiranía aún mayor y opresión.

La revolución francesa empezó con una llamarada magnífica de “Libertad, Igualdad y Fraternidad” y rápidamente evolucionó en el Reino de Terror y los horrores de las Guerras napoleónicas que devastaron Europa. El francés canjeó la esclavitud de abandono que sufría bajo los Monarcas Borbones por la esclavitud de abuso bajo la revolución. La verdadera libertad permanecía tan huidiza como siempre.

Los habitantes de Rusia habían sufrido bajo el dominio autocrático de los Zares Romanov durante siglos. Cuando se rebelaron en 1917, ellos y el mundo estaban llenos de esperanza por una vida de libertad y una nueva, justa y proporcionada sociedad. Esta esperanza fue asesinada en los sótanos y cámaras de tortura de la policía secreta soviética y congelada en los campamentos de esclavos del Gulag. La esclavitud al Romanov era un paraíso comparado a la esclavitud, la falta absoluta de libertad, y la matanza de millones de personas en el nuevo estado del soviet.

Lograr la libertad no es meramente dejar atrás el yugo de la esclavitud; se trata de una clara visión de un nuevo paradigma para un mundo mejor. Si no es así, la revolución no será una verdadera revolución, volteará 360 grados y los mismos modelos inculcados se reafirmarán, y a veces aún peor. Una verdadera revolución necesita ser de 180 grados, una completa y nueva dirección.

Vemos este tema articulado a lo largo de la historia de Pesaj. Di-s le dice a Moshé, al presentársele en la zarza ardiente, que le diga al Faraón: “Shalaj et amí veiaavduni” , “Permite a mi pueblo ir, para que puedan servirme”. Permitir simplemente que el pueblo salga en libertad no va a lograr algo a la larga, si no marchan a algo que es la alternativa, (de hecho la antítesis), a Egipto. Más aún, el encuentro de Moshé con la zarza ardiente tiene lugar frente al Monte Sinai, donde los judíos recibirían posteriormente la Torá, un documento verdaderamente revolucionario que, a través de la representación de los judíos, transformaría y fortalecería a toda la humanidad.

Durante el deambular de los Hijos de Israel a través del desierto, encontramos que cada vez que se alzaban aquellos que esquivaron su deber, coreaban el lamento “Permítenos regresar a Egipto”. ¿Acaso deseaban sufrir de nuevo como esclavos?

Ciertamente no. Pienso que lo que la Torá está diciéndonos es que abandonando la nueva visión y primacías de la misión, retornamos a Egipto. Quizás un nuevo Egipto, pero una misma esclavitud.

Todo lo que es verdad para las naciones e historia del mundo es verdad para lo que el Talmud llama el “pequeño mundo” de cada persona individual. Pesaj no es una conmemoración. Pesaj es volver a vivir y experimentar el poder liberador de la Divinidad en nuestras vidas.

La palabra hebrea para Egipto, Mitzraim, significa “coerción”. Sufrimos bajo la coerción de los hábitos que mantenemos sólo porque los teníamos ayer. Somos esclavos de las rutinas inculcadas en nuestras vidas y nuestro mundo, porque estamos demasiado ocupados como para desempolvar las tapas de nuestro Libro de Vida para leer sus páginas.

En Pesaj, y sobre todo en el Seder, apartamos todo el resto para concentrarnos en recibir el poder de libertad que fluye de Di-s a cada uno de nosotros. Pero para que esta experiencia tenga un efecto duradero, necesitamos recordar que no sólo tenemos que dejar los viejos hábitos (“permite salir a Mi pueblo”), sino que necesitamos una visión y programa de lo nuevo (“para que puedan servirme”). Si no, no terminaremos lejos de dónde empezamos.

El término veiaavduni en hebreo, “que puedan servirme” realmente significa “Que ellos puedan transformarse a través de Mí”. Cuando miramos a la Torá, cuya recepción fue el único propósito del Éxodo, descubrimos que la libertad es para comprender el potencial de cada aspecto de nuestro ser, reside dentro de las Mitzvot. 

Cada área de la vida está preparada para alcanzar un propósito, un significado y realización, si deseamos atrevernos a ser verdaderamente libres.

“Verdaderamente libres” no es la libertad de la esclavitud de cualquier Faraón, rey o zar que nos esté oprimiendo en ese momento, sino libertad de la esclavitud, de los límites auto impuestos a nuestra capacidad de comprender verdaderamente nuestro potencial Divino.